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domingo, 3 de abril de 2016

El costo marginal de una comida en la aerolínea

¿Cuánto les cuesta a las aerolíneas la comida que sirven en los aviones?
En 1987 el CEO de American Airlines decidió dejar de servir una aceituna en el menú de primera clase y la compañía comenzó a ahorrarse US$40.000 al año

La Nación


¿Prefieres comer o ahorrarte una modesta cantidad de dinero en el precio del boleto?. Foto:Thinkstock


Cuando en 1987 el CEO de American Airlines, Bob Crandall, decidió dejar de servir una aceituna en el menú de primera clase, la compañía comenzó a ahorrarse US$40.000 al año.

La historia ha sido contada tantas veces que ha alcanzado el estatus de mito. Algunos dicen que la cifra fue mucho mayor; otros, que el ahorro provino de una reducción en el costo del combustible por la eliminación del peso de las aceitunas en los vuelos.

Incluso hay quien discute si la aceituna fue sacada de la ensalada o de los martinis.

En todo caso, los cambios que ha experimentado la aviación civil desde la época en que viajar era una experiencia glamorosa a aquella en que las aerolíneas de bajo costo la transformaron en un simple traslado podrían contarse desde la mesita plegable frente a tu asiento.

Si en los años 50 aerolíneas como PanAm prometían en su publicidad "comida deliciosa que sumará al disfrute. preparada en cuatro cocinas que operan simultáneamente", el comienzo del siglo XXI vio a compañías como British Airways o American Airlines reducir su oferta a refrigerios por los que hay que pagar aparte.

Esto se explica por el impacto que tuvo en el negocio, entre otros factores, el incremento del precio del combustible.

Entre 2008 y 2011 no menos de ocho aerolíneas internacionales se declararon en quiebra.


Las aerolíneas optaron por recortar todo lo dispensable y cobrar por lo indispensable. Foto:Thinkstock

Muchas empresas de transporte aéreo echaron mano de dos recursos clásicos: recortar todo lo dispensable y cobrar por todo lo indispensable.

Ahora, con la disminución de costos por la caída del petróleo, la tendencia parece estar comenzando a revertirse.

En febrero pasado, United Airlines y American Airlines volvieron a ofrecer refrigerios "gratuitos" -incluidos en el precio del boleto-, en ciertos vuelos.

American anunció también que restablecería el servicio de comidas completas en determinadas rutas de distancia media.

Gasto promedio en comida en aviones en EE.UU.



Foto: Thinkstock

"(Antes) se trataba de sobrevivir. Lo que ha cambiado es que las aerolíneas lograron arreglar su negocio y ponerse en capacidad de reinvertir en nuestros clientes", dijo entonces Fernad Fernández, vicepresidente de mercadeo global de American.

Cuánto cuestan


No es un tema sobre el cual las compañías estén dispuestas a hablar fácilmente.

"No se nos permite discutir eso", le dijo a BBC Mundo una portavoz de SkyChefs, una de los principales proveedores mundiales.

"De hecho no comunicamos el costo de nuestras comidas o bebidas a bordo", escribió vía email Boris Ogursky, portavoz de Lufthansa, una de las únicas dos aerolíneas (de un total de 8) que respondieron a una petición de entrevista por parte de BBC Mundo.

La otra que sí lo hizo fue Avianca, la aerolínea bandera colombiana y una de las más grandes de América Latina.

"Para Avianca (el costo por pasajero de servir una comida en clase económica) está entre US$1 y US$13 dependiendo de la longitud del vuelo", escribió Claudia Arenas, directora internacional de comunicaciones y asuntos corporativos.


Foto: Thinkstock

Entretanto, los costos para clase ejecutiva o primera clase "están entre US$5 y US$30".

Estos números son consistentes con los datos facilitados a BBC Mundo por el Bureau of Transportation Statistics del Departamento de Transporte de EE.UU. (DOT, por sus siglas en inglés).

Según estos, el gasto promedio en 2014 de 10 compañías estudiadas en todas las clases y las distancias fue de US$3,61 por persona.

La que más invirtió fue American (US$6,43) y la que menos fue la aerolínea de bajo costo Spirit, con US$0,26.

Altas y bajas


De acuerdo con los datos del DOT, desde 2001 ha habido una caída del 25% en el dinero destinado a este aspecto del servicio.

Estas estadísticas no toman cuenta otros costos asociados con servir comida en los aviones, y que incluyen transportar, almacenar, servir y disponer de los desperdicios.

Sin embargo, tales costos no se pueden evitar cobrando aparte. Aunque no los venda, los aviones tienen que tener los productos a disposición a bordo.

Lo que quizás explique por qué los precios sean tan elevados: una investigación de 2013 de un sitio de comparación de precios en Reino Unido encontró que, en promedio, comprar comida y bebida en un avión era al menos 241% más caro que en el supermercado.


Hay otros costos asociados con servir comida en los aviones, incluido disponer de los desperdicios. Foto: Thinkstock

Así las cosas, ahorrarse poco más de US$3 por pasajero (y, en teoría, en el precio del boleto) no suena como realmente mucho.

¿Tiene sentido, financieramente, excluir la comida del precio del ticket?

También la competencia


"Lo tiene, y lo hace si reduce el precio que es punto de entrada y expande la demanda", le dice a BBC Mundo Bob Mann, consultor de servicios para la industria aérea de Washington, EE.UU.

"Habiendo dicho esto, factores competitivos frecuentemente dictan que las aerolíneas, principalmente en mercados internacionales, ofrezcan comidas y bebidas alcohólicas como un servicio gratuito".

¿Es posible que no servir comidas haya tenido un impacto más bien negativo, al percibirse como una disminución en la calidad del servicio?

"No", asegura Mann. "Es irónico, pero las comidas que eran universalmente despreciadas cuando se ofrecían gratis ahora tiene un valor para los clientes, y le dejan una ganancia a las aerolíneas".

"El único caso en que ha tenido un impacto en la venta de boletos fue cuando varias aerolíneas comenzaron a cobrar por el agua a bordo. La reacción inmediata y negativa, y la iniciativa fue abandonada".

"Yo pensaría que no hay una razón por la que las aerolíneas 'deberían' ofrecer comidas como parte del boleto; es un avión, no un restaurante", le dice a BBC Mundo Marco, del sitio ArlineMeals.net, que se dedica a documentar lo que se sirve en los aviones a través de fotografías de las comidas, menús y otros.

"Creo que obtienes aquello por lo que estás dispuesto a pagar. Algunas aerolíneas venden tickets en una tarifa 'regular', y la comida está incluida (.) Otras venden boletos baratos, para gente que quiere un vuelo barato. Si quieres comer, pagas aparte, y creo que eso está bien", añade.

Con todo, Marco piensa que las cosas están cambiando para bien.

"Ahora que la economía está creciendo otra vez, hay más opciones, nuevos conceptos con ingredientes frescos, mejores técnicas e infraestructura".

"El futuro pinta bien", opina.

sábado, 9 de mayo de 2015

Exceso de oferta en el mercado laboral de abogados

carreras en crisis
Profesiones liberales: cada vez se degrada más el ejercicio laboral
La caída del ingreso, la obligación de sumar trabajos y el deterioro de las condiciones laborales impacta sobre todo en los nuevos profesionales



Profesiones liberales: cada vez se degrada más el ejercicio laboral
Por OMAR GIMENEZ - El Día

Al frente de la comisión del Colegio de Abogados de La Plata que se dedica a acompañar y asesorar a los profesionales recién recibidos para insertarse laboralmente, Elisa Espinasola conoce bien las dificultades que supone ganarse un lugar en el mercado de trabajo en una ciudad donde en el curso de la última década el número de abogados prácticamente se duplicó: “los tiempos en los que un abogado ganaba experiencia trabajando para otro profesional algunos años y al poco tiempo ya vivía del ejercicio liberal de la profesión en su propio estudio quedaron lejos. Hoy lograr ese objetivo es muy difícil. Y son muchos los que combinan el trabajo en un estudio privado, donde puede gana un sueldo de 3.000 pesos, con algún puesto en el Estado o la docencia”, cuenta Espinasola.

Los datos que se manejan en el Colegio son ilustrativos de esta situación: “en los últimos años se registro un cambio de paradigma: si antes el 60% de los abogados vivían del ejercicio liberal de la profesión y el 40% se desempeñaba en la administración pública, hoy los primeros son alrededor del 30%, mientras el 70% tiene una actividad rentada en el Estado”, dice Fernando Levene, presidente de esa institución, quien atribuye la situación a la alta competitividad de un mercado de trabajo muy particular - el platense - donde el número de abogados es superior al de otros distritos.

No es muy diferente la situación de los médicos, para quienes el trabajo en el consultorio pasó a ser una ocupación más en el marco de una tendencia que crece y compromete tanto la forma en que se ejerce la profesión como los tiempos disponibles para la capacitación y la actualización: el “multiempleo”.

“Hoy asistimos a un deterioro global del ejercicio de la profesión médica. Los ingresos que percibe un médico en la actualidad no son acordes a las responsabilidades que conlleva su trabajo. Y la obligación de los profesionales de sumar horas de empleo tiene múltiples consecuencias negativas”, dice Jorge Mazzone, presidente del Colegio de Médicos de La Plata.

“Antes un abogado con la edad y los requisitos para jubilarse, seguía en actividad. Hoy no hay abogados de 70 años ejerciendo. Todos se jubilan en cuanto tienen la oportunidad”

Después aporta algunos datos que ilustran la caída del ingreso de los médicos con relación a otras profesiones y oficios: “un indicador de ese deterioro con relación a otros sectores, es que mientras otros gremios protestaban por el impacto en los salarios del Impuesto a las Ganancias, a la mayoría de los médicos ese gravamen ni siquiera los afectó: es que actualmente un jefe de sala de un hospital público con 20 años de antigüedad gana 13.800 pesos. Otro indicador es que lo que cobra un médico por un bono de consulta básico de una obra social supera apenas los 70 pesos. Vale decir que no alcanza a comprar con eso ni un kilo de queso”, dice Mazzone.

OTROS INDICADORES

Con todo, la caída de los ingresos es es apenas una faceta de un fenómeno más complejo, en el que también se ven degradadas las condiciones de trabajo. Se habla de la necesidad de afrontar la discontinuidad en la provisión de insumos médicos y de condiciones edilicias deficitarias en los centros asistenciales.

Y no es todo: otra de las cuestiones que más preocupa es la obligación de convivir con situaciones de violencia. Esto, que se hizo notorio en los últimos años sobre todo tratándose de los galenos -y, de entre ellos, los afectados a las guardias- se extendió a otros sectores y hoy también los sufren otros profesionales, como los abogados (ver El otro desafío...).

Para algunos especialistas, la raíz de la degradación del ejercicio de las profesiones liberales hay que buscarla en un exceso de oferta profesional derivada de “la falta de planificación educativa, tanto en niveles secundarios como terciarios”. Así opina, por caso, el antropólogo platense Héctor Lahitte, quien se especializó en patrones educativos en el Departamento de Educación de la Universidad de Salamanca (España).

Otos creen que no es el problema la cantidad de profesionales que se reciben, sino la falta de orientaciones específicas necesarias en un momento determinado. O como dice el presidente del Colegio de Abogados de La Plata, Fernando Levene: “la mayoría de los abogados platenses se dedican a Sucesiones, Divorcios y Daños y Perjuicios, cuando se necesitan especialistas en nuevas incumbencias, como abogados del niño, mediadores o especialistas en aduana con la reciente reactivación del puerto de La Plata”.

Mientras tanto, las mismas carreras siguen figurando entre las más solicitadas por los alumnos que se inscriben en la Universidad. Así, en el año 2012, 1.436 nuevos alumnos se inscribieron en Medicina y 3.269 en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.

Para Fernando Levene, “este deterioro está afectando a todas las profesiones liberales. En el caso de los abogados, lo que tenemos es una sobreproducción que se nota especialmente en La Plata, más que en otros puntos del país. Si en 2004 teníamos en el distrito 6.000 abogados matriculados, hoy son 11.000, cuando paralelamente no se duplicó ni la población ni el poder adquisitivo de la gente. La consecuencia es una restricción de las posibilidades que hacen muy compleja la inserción de los profesionales jóvenes”.

Con el incremento del número de profesionales llegó el cambio de paradigma: hoy apenas el 30% vive del ejercicio liberal de la profesión y el 70% trabaja en el Estado en relación de dependencia. según apunta Elisa Espinasola, desde la Comisión de Jóvenes Profesionales del Colegio. A veces se desempeñan como abogados, pero muchas otras como administrativos. Y es alto el número de los que trabajan como docentes dictando materias relacionadas con Derechos Humanos o Instrucción Civica.

“Se ha pauperizado la profesión, se ha hecho muy competitivo el mercado y la mayoría de los abogados no pueden dedicarse exclusivamente a su estudio. Esto repercute en que inevitablemente, la dedicación a los casos y la capacitación, que debería ser permanente, se van a resentir. Y hay un indicador notorio del deterioro del ejercicio de la profesión. Antes un abogado con la edad y los requisitos para jubilarse, seguía en actividad. Hoy no hay abogados de 70 años ejerciendo. Todos se jubilan en cuanto tienen la oportunidad”.