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miércoles, 5 de agosto de 2015

El salame no lo logra entender el "dólar hamburguesa"

El "dólar hamburguesa": cuál es el tipo de cambio que debería regir en la Argentina, según el Índice Big Mac
La polémica sobre el verdadero grado de atraso cambiario está a la orden del día. El indicador compara el valor que tiene ese producto en distintos países respecto a lo que cuesta en Estados Unidos. En el plano local, el precio está bastante corrido de su nivel de equilibrio. Ranking
iProfesional


La escalada del blue en los últimos días a más de 15 pesos reinstaló un tema clásico del debate económico argentino: si existe o no un retraso cambiario y cuál es su magnitud.
El Gobierno está determinado a negar que deba hacer cualquier corrección. Tanto que el ministro Axel Kicillof le respondió a industriales diciendo que "no hablen de atraso porque joden a la gente".
Los empresarios habían cometido la imprudencia de cuantificar en 35% el nivel de ajuste que debería hacerse en la cotización del billete verde oficial.
En medio de esta discusión, llega un aporte al debate: acaba de darse a conocer el ranking internacional del célebre índice Big Mac, publicado por The Economist.
La tabla, ya tomada como referencia en todo el mundo para determinar qué monedas están sobrevaluadas y cuáles subvaluadas, compara el precio, en dólares, de la famosa hamburguesa en cada país.
La Argentina tiene el triste e insólito récord de que The Economist la haya dejado fuera de ese ranking, porque en tiempos de Guillermo Moreno el Gobierno estableció una especie de "Indec de la hamburguesa" para abaratar al Big Mac y que, de esa forma, no se reflejara el real nivel del atraso cambiario.
Sin embargo, los economistas argentinos encontraron la forma de esquivar esta distorsión: se percataron de que ese afán intervencionista no alcanzaba a la hamburguesa Cuarto de Libra, cuyo precio coincide prácticamente con el del Big Mac.
Así, un cálculo del Ieral de la Fundación Mediterránea, que toma el precio de ese producto para el mercado local y lo compara con el ranking de The Economist llega a una inquietante conclusión: el tipo de cambio de equilibrio en este país debería ser de $13,78.
Este dato surge de comparar el valor que tiene el producto en la Argentina ($66) respecto al del mismo sándwich en Estados Unidos (u$s4,79). Dicho en otras palabras, a cuánto debería cotizar el billete verde localmente para que esos $66 de la hamburguesa se equipararan con el de los McDonald's neoyorquinos.

Si se expresa el precio del producto en Buenos Aires, al tipo de cambio oficial de $9,14 (según fija el Banco Central), arroja que se está pagando por este sandwich u$s7,22.
Es decir, comprar un Big Mac (o parecido) en Argentina cuesta 50% más -medido en dólares- que lo que vale en Estados Unidos.

Según el informe del Ieral, esto permite concluir que la sobrevaluación de la moneda local es de un 50%, lo que implica un empeoramiento de la competitividad de 23 puntos porcentuales respecto de un año atrás (cuando el grado de apreciación era del 27,6%).
"Esta tendencia es opuesta al fenómeno que se observa en el resto de los países de la región, que tienden a subvaluar sus monedas", afirma el relevamiento.



El empeoramiento de ese índice es, en definitiva, producto de cómo la inflación corrió a una velocidad mucho mayor que la tasa de devaluación del peso.
El sándwich, utilizado por Ieral para efectuar esta comparación, "refleja nítidamente la diferencia entre la evolución de los precios locales y el tipo de cambio: en los últimos 12 meses, el Cuarto de Libra se encareció un 32%, contra una variación del dólar de apenas 12%".
De hecho, esta hamburguesa valía $50 en julio de 2014 y en el mismo mes del 2015 pasó a $66.
Claro que el análisis cambia si -a la hora de hacer la comparación- se utiliza el dólar blue en vez del tipo de cambio oficial. En ese caso, el precio de la hamburguesa local ya no sería u$s7,22 sino que bajaría a u$s4,42.
En conclusíón, tomando este indicador como parámetro, el tipo de cambio de "equilibrio" es de $13,78 para Argentina.

Es decir, esa es la cotización que permite adquirir el mismo producto aquí y en los Estados Unidos. Por lo pronto:

- Esa cifra ($13,78) es casi 8% más baja que la del billete paralelo ($14,91).

- Es un 9,5% inferior que el llamado "dólar de convertibilidad" ($15,24).

Este último es el que surge de comparar los pesos que circulan en la economía con las reservas en poder del Banco Central.

Los más caros del vecindario

El atraso cambiario argentino queda más en evidencia si se analiza el valor del Big Mac en comparación a otros países de la región, ya que los vecinos tienen ahora precios en dólares inferiores al que se cobra en Nueva York y, obviamente, a los de Buenos Aires.
Así, en Uruguay este sándwich cuesta un equivalente a u$s4,13, en Chile vale u$s3,27 y en México u$s3,11, para citar algunos ejemplos (ver cuadro).

"Utilizando este indicador para medir también la situación del tipo de cambio en el resto de los países de la región, se tiene que la Argentina es, en 2015, el único con moneda sobrevaluada y que la brecha es muy significativa, ya que el grado de subvaluación del resto de las divisas varía entre el 10% y el 40%, aproximadamente", finaliza el informe del Ieral.

La teoría detrás del índice Big Mac

Para la teoría económica, una forma de establecer la paridad cambiaria argentina puede ser el precio en el que la cantidad de dólares que ingresan al país iguala a la que sale, lo que en la jerga se llama "equilibrio en la balanza de pagos".

Pero no es un criterio que tenga aceptación unánime.
Otro mecanismo muy difundido es el que surge de la comparación entre el peso y las monedas de otros países, una forma de determinar si los costos argentinos están demasiado altos en términos internacionales, al punto de dificultar su capacidad exportadora.
Y junto con estos indicadores aparece el Big Mac Index, uno de los índices más populares del mundo para determinar cuáles son las divisas que están lejos de su nivel de equilibrio.
Creado por la revista The Economist en 1986, a partir de relevar lo que se cobra por la hamburguesa de la cadena McDonald's en diversas ciudades del mundo, fue tomada al comienzo como una curiosidad, pero con el correr de los años empezó a ser más considerado por los economistas.
El fundamento teórico del Big Mac Index es que, al tomar como referente un artículo estandarizado -tanto en sus componentes como en su metodología de producción- y por estar presente en una gran cantidad de países, el valor de la hamburguesa resulta un precio confiable para comparar tipos de cambio y poner de manifiesto las diferencias entre territorios.
La teoría de la "paridad de poder de compra" indica que, salvo que haya distorsiones, en todos los países los artículos deberían tender a un mismo precio.
Y que todas las Big Mac deberían cotizar a valores muy similares que en Estados Unidos, dada la condición del dólar como parámetro de moneda en el mundo.

Sin embargo, esto casi nunca ocurre. Y justamente estas diferencias relativas de precios son las que le permiten a The Economist dar pistas sobre qué tan subvaluadas o sobrevaluadas están las diferentes divisas.

• Hay casos de países en los que el costo del Big Mac (medido en dólares) es más alto que en Estados Unidos. Esto da indicios de una moneda apreciada y de una nación con riesgos de devaluación.

• Por el contrario, si la hamburguesa está más barata, esto estaría marcando la presencia de un territorio con su moneda debilitada y que está consumiendo por debajo de sus posibilidades.
En Argentina, el ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, presionó a partir de 2011 sobre la cadena McDonald's para que ésta mantuviera un precio artificialmente bajo, de manera de evitar que -en la difusión de la estadística a nivel mundial- el país apareciera demasiado "caro en moneda dura". Por lo que "congeló" su valor de venta al público.
Lo cierto es que surgieron dudas respecto de los criterios del precio de esta hamburguesa, lo cual llevó a The Economist a suspender la información sobre la Argentina en su ranking.

De todas formas, varios economistas "descubrieron" que el cálculo puede hacerse con valores casi iguales a los del "Big Mac libre" si se sustituye la hamburguesa, que aún presenta un precio "atrasado" a pesar de la salida de Moreno.

Es por esto que se realiza el mismo estudio pero sobre el costo de otra hamburguesa de la cadena americana, por ejemplo, el "Cuarto de Libra", cuyo precio no se encuentra controlado.
Según Fast Food Menu Prices, que efectúa el seguimiento de los precios de los restaurantes de comida rápida en Estados Unidos, en dicho país el Cuarto de Libra es apenas 5,3% más barato que un Big Mac.

Por lo que es una buena referencia para conocer el valor del dólar en Argentina.

sábado, 20 de julio de 2013

Argentina: Resumen de las crisis argentinas



Por Nicolás Litvinoff
    
Pánico financiero de 1907, burbuja inmobiliaria de Florida en 1920, la crisis del 30, el crash del 87, el efecto Tequila de 1995, la crisis de los Tigres Asiáticos en 1997, la burbuja financiera del Nasadaq y la burbuja financiera de las hipotecas.

Las crisis económicas existieron siempre en la historia de la humanidad, aunque hay determinados países (como el nuestro) que suelen tenerlas más seguido.

Como crisis económica se entiende a la fase más depresiva de la evolución de un proceso económico recesivo. Por recesión se entiende el movimiento cíclico descendente de la economía, que comprende, al menos, dos trimestres de continua disminución del PBI real.

Como crisis económica se entiende a la fase más depresiva de la evolución de un proceso económico recesivo
La Argentina ha tenido, a lo largo de su historia, varios ciclos recesivos y quizá los más importantes se han concentrado en las últimas cuatro décadas.

Nadie duda que nuestro país cuenta con grandes posibilidades: tierras fértiles, costas, agua y otros recursos naturales clave para el mundo. Podría autoabastecerse y ser exportador líder en alimentos y energía. También tiene poca población en un extenso territorio y mano de obra bien calificada. Si nos basamos en los recursos naturales, la Argentina tiene el potencial necesario para posicionarse en un lugar clave a nivel mundial.

No obstante, el Rodrigazo, la hiperinflación y el corralito se clavan como un cuchillo filoso en nuestra memoria reciente y producen que, ante cada cimbronazo de origen externo o interno, se cree una sensación de vivir en una economía frágil y vulnerable que en cualquier momento podría entrar en un caos como los que ya conocemos, con la gente agolpada en las puertas de los bancos reclamando por su dinero.

Repasemos brevemente los aspectos más importantes de las últimas crisis económicas argentinas para llegar luego a las conclusiones de la situación actual y lo que nos espera.

EL RODRIGAZO EN 1975

Fuertemente afectada por la crisis mundial de 1973, después de once años de constante crecimiento, la Argentina experimenta en 1975 el famoso Rodrigazo, producto del paquete de medidas económicas propuesto por el entonces ministro de Economía, Celestino Rodrigo.

El contexto internacional estaba cada vez más complicado. La crisis del petróleo se había desatado y castigaba a todo el mundo, haciendo que los principales países europeos asuman un giro proteccionista, lo que redujo (tanto en precios como en cantidad) gran parte de las exportaciones argentinas. A su vez, el tipo de cambio artificialmente bajo y un altísimo déficit fiscal (14% del PBI) hicieron que a fines de 1974, el país haya perdido casi 2/3 de sus reservas internacionales.

Ante esta situación, el 4 de Junio de 1975 se dispuso una medida de ajuste que duplicó los precios de la economía bajo la presidencia de Isabel Perón: el desdoblamiento cambiario sumado a la una fuerte devaluación (160% para el cambio comercial y 100% para el cambio financiero) dispararon la tasa de inflación anual a los 3 dígitos.

Esta situación produjo desabastecimiento de alimentos, combustibles y otros insumos de primera necesidad.

Las medidas buscaban "corregir" los desequilibrios macroeconómicos provocados los años anteriores y eliminar las fuertes distorsiones de precios relativos, y al mismo tiempo reducir el enorme déficit público existente y aumentar la productividad de las empresas vía devaluación del peso.

Pero las subas mencionadas no se replicaron de manera igual en el salario de los trabajadores: el aumento fue de "tan solo" 45%.

¿Consecuencias? El poder de compra de los trabajadores cayó significativamente y las movilizaciones sociales se exacerbaron.

Esta situación dio lugar al primer paro contra un gobierno peronista y finalmente se acordó un posterior aumento del 180% en los salarios, que fue licuado en gran parte por la inflación.

El efecto más importante fue una enorme regresividad en el ingreso de la población, que nunca volvió a ser lo que fue.

HIPERINFLACIÓN DEL 89

Afortunadamente, la hiperinflación del 89 fue la única vivida por el país. Diversos factores influyeron: estancamiento económico, fuerte endeudamiento, falta de inversión o desinversión en infraestructura y bienes de capital y desequilibrios fiscales y comerciales.

En los 15 meses de gestión del ministro de Economía Bernardo Grinspun la inflación fue del 626 %.

En este contexto, los precios actuaron en consecuencia. En un intento de política de shock al aumento de precios, se implementó el Plan Austral como medida de estabilización monetaria que sustituía el peso argentino.

De una inflación del 30% mensual se pasó a un tercio: durante los primeros 25 meses del Plan Austral la inflación fue del 215 % y el dólar se incrementó un 163 %.

Pero el "cambio de figuritas" solo tuvo un efecto paliativo y, en 1988, ante un rebrote inflacionario, se creó un nuevo programa, conocido como Plan Primavera, que no lograría evitar la hiperinflación del 89 y el aumento de precios desmedido en los productos que devoraba los salarios.

El 6 de febrero de 1989 se anunció que no había reservas disponibles para satisfacer la demanda de dólares, al mismo tiempo que se aceleraba la depreciación del Austral.

Carlos Menem asumió, de manera anticipada, el 8 de julio de 1989. Ese mes, los precios subieron 197% y las tarifas de servicios públicos 700%.

La inflación total de 1989 fue del 1923 % y el dólar, que había comenzado el año a 24,3 australes, terminó el año a 1950.

La hiperinflación llevó la pobreza de 25% a comienzos de 1989, al récord histórico de 47,3 % en octubre del mismo año

LA CONVERTIBILIDAD

Luego de 10 años de convertibilidad que lograron frenar un proceso inflacionario de casi 20 años de continuidad en la Argentina, en 2001 se desató en el país una grave crisis financiera que desembocó en el famoso "corralito" y la posterior renuncia a la presidencia de Fernando de la Rúa.

Tal cual lo había prometido en su campaña electoral para llegar a la presidencia, De la Rúa dispuso continuar con la ley de convertibilidad fijada 10 años atrás, que implicaba la paridad de la moneda argentina al dólar estadounidense en 1 a 1, pese a que era notable la necesidad de discontinuarla debido a su insostenibilidad financiera.

El marco económico financiero argentino se tornó insostenible, pues no se podía sostener esa paridad, teniendo que tomarse medidas como el blindaje o el megacanje que implicaban constante endeudamiento exterior, y su correlato en materia política con los constantes cambios de ministro de Economía.

Cerrando el año 2001, el sistema bancario colapsó cuando inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos provocando una fuerte fuga de capitales.

El contexto internacional terminó de complicar las cosas: luego del ataque a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, el mundo entró en recesión y se cerró la "canilla" de capitales para los países emergentes, entre los cuales estaba la Argentina.

El FMI se negó a refinanciar la deuda y conceder un rescate, y el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo dispuso el famoso corralito, que trajo aparejado protestas sociales, saqueos a supermercados y una crisis política grave.

Conclusión

Del repaso de lo expuesto, podemos ver cómo la inflación fue un denominador común en 2 de las 3 crisis estudiadas.

En el siguiente cuadro se puede apreciar la inflación histórica de los últimos 33 años, sabiendo que la inflación real se "divorcia" de la cifras del Indec en los últimos años.




El presente nos trae una inflación del 25% (mayor al promedio histórico), pero un nivel de reservas aceptable (a pesar de una aceleración en la baja de las mismas durante el primer semestre de este año) y una tasa de desempleo baja.

¿Qué factores deberíamos seguir con atención? La crisis de la eurozona y un potencial freno de la economía brasileña (principal socio comercial de la Argentina) podrían complicar el panorama, al restringirse las exportaciones y mermar con ello la entrada de reservas.

Pero al menos hasta las elecciones de octubre no se esperan cambios importantes. Luego veremos lo que sucede en el día a día: el respeto a nuestra (desgraciada) inercia histórica de crisis financieras de las últimas décadas así lo exige.

lanacion.com

viernes, 24 de agosto de 2012

Tipo de cambio: El dólar turista sigue escaso

El cepo cambiario / Más arbitrariedades del sistema

El dólar turista, difícil de conseguir

Hay quejas de contribuyentes que, pese a haber recibido el visto bueno de la AFIP, después no pueden comprar



La compra de dólares a nivel minorista quedó reducida exclusivamente para los turistas. Sin embargo, incluso los viajeros que son validados por la página web de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) están encontrando en estos días que, cuando llegan al banco con el comprobante que sacaron por Internet, no pueden concretar la compra de divisas prometida.
"Lo que pasa muchas veces es que el comprobante que la AFIP le da al cliente, el banco lo carga y no está validado", confió el responsable de cambios de un banco con gran cantidad de sucursales. "Después, la gente dice que el banco no quiere vender; tenemos muchas quejas de los clientes", se lamentó. Consultados al respecto por LA NACION, no obstante, desde la AFIP aseguraron que "el sistema funciona perfectamente".
Pero en varios bancos consultados admitieron que están teniendo inconvenientes crecientes. Después de todo, muchas de las máximas que hoy rigen para la compra de dólares para el turismo no surgen de normas escritas, sino que forman parte de reglas tácitas que poco a poco se fueron instalando en el mercado.


No se conocen, por ejemplo, los parámetros que usa la AFIP para determinar si un contribuyente puede o no comprar dólares, o para definir qué monto le corresponde en cada caso, mientras que la norma del Banco Central (la "A" 5339) sólo dice que los individuos podrán comprar "por los montos que sean razonables en función de los lugares de destino". En la City, directamente se habla de que la AFIP aprueba compras de más o menos US$ 70 por cada día de viaje (hasta hace algunos días, el estimado de los operadores era de US$ 100).
Tampoco hay una norma que establezca cuántos días antes de hacer el viaje uno puede comprar las divisas, pese a que desde el Gobierno dejaron trascender en varias ocasiones que estaban pensando en hacerlo; en la práctica, en los bancos hablan de entre 7 días y 48 horas antes.
Del mismo modo, no queda claro qué cupo anual tiene cada contribuyente y si puede o no acceder al mercado único y libre de cambios cada vez que haga un viaje. Algunos señalan que el sistema de la AFIP sólo valida una compra cada seis meses. Lo que es cierto, coinciden en el mercado, es que la mayoría de los que intentaron volver a comprar para un segundo viaje tienen inconvenientes.
Ayer, el billete minorista se cotizaba a $ 4,63 para la venta en el mercado oficial y hasta $ 6,40 en el circuito paralelo o blue. En los bancos señalan que, en el oficial, ya prácticamente el mercado se mueve en un sólo sentido, dado que casi no existen individuos dispuestos a vender sus dólares billete, aunque por otro lado las compras de los turistas son bien acotadas.
Para comprar dólares, la AFIP les exige a los turistas que llenen previamente en su página web un formulario en el que deben consignar el CUIT, el país de destino, si van a realizar o no escalas, si viajan o no con menores de edad, el número de CUIT del operador de viaje, el plan de pagos, la cantidad de días de la estadía en el extranjero y el monto en pesos que desea comprar en moneda extranjera. Según la normativa vigente, quienes viajen a países limítrofes recibirán las monedas de cada país, y no dólares, al igual que aquellos que viajen a la zona del euro.

MORENO, MÁS FLEXIBLE

En el circuito mayorista, donde operan las grandes empresas y las entidades financieras, los operadores dicen que la situación viene mejorando levemente. Al menos, en los últimos dos meses, confiaron en el sector bancario la Secretaría de Comercio Interior, estaría aumentando la cantidad de permisos para las compras de dólares para el pago de importaciones. No así para el giro de regalías o de utilidades, aclararon.
"Lo que es importaciones está funcionando. También es cierto que por la caída en el nivel de actividad son menos las operaciones", dijo un cambista, que pidió no ser identificado. El volumen de negocios en el MAE, donde operan los bancos, se mantiene bajo, con un promedio de US$ 150 millones diarios, apenas una fracción de lo que se operaba antes de los controles.