UN NICHO QUE GENERA RENTAS EXTRAORDINARIAS PARA POCOS
Cristina Fernández de Kirchner acaba de formular la siguiente afirmación: “Algunos poquitos pagados no se sabe por quién, o si se sabe por quién, critican nuestras políticas de protección al trabajo y a la producción nacional y se callan la boca cuando nos cierran los mercados a los productos como los cítricos, los limones, la carne y subsidian en los países desarrollados a los productores”. Debemos reconocer que en materia de negocios poco claros el kirchnerismo es especialista. Como dice el refrán: el ladrón mide a todos de su condición.
En rigor la frase se podría dar vuelta y afirmar que unos poquitos pagados no se sabe por quién, o si se sabe por quién, defienden el proteccionismo que genera rentas extraordinarias a favor de los sectores protegidos de la competencia. Puesto en otras palabras, el proteccionismo genera utilidades a los protegidos que no podrían obtener en condiciones de libre competencia, y disfrutar de privilegios tiene un costo que alguien cobra y otro paga.
¿Por qué? Porque a pesar que quieran negar la ley de la oferta y la demanda, cuando uno cierra la economía automáticamente disminuye la oferta de bienes. Si baja la oferta y la demanda es constante, el precio sube. Esto es de manual de economía.
El sector protegido, que vaya a saber a quién le paga, logra tener cautivo al consumidor que ya no dispone de la libertad de elegir cómo gastar el fruto de su trabajo. Si quiere comprar un producto nacional o uno importado debería ser decisión del dueño del salario, no del burócrata de turno que, vaya a saber por quién es pagado o sí sabemos por quién es pagado, bajo el falso argumento de la defensa del trabajo nacional le otorga en bandeja un negocio al sector protegido con rentas extraordinaria.
Esta renta le permite al sector protegido pagarle al protector una coima para que le mantengan el privilegio de no tener que competir.
El debate sobre proteccionismo sí o proteccionismo no puede formularse en la siguiente pregunta: ¿qué se busca con la política de comercio exterior, que la gente pueda acceder a una mayor cantidad de bienes y servicios con su salario o a una menor cantidad de bienes y servicios y de pésima calidad? ¿Cómo está mejor el consumidor? ¿Con libertad de elección o cautivo del productor local?
Y va la aclaración al argumento estúpido de siempre: si no protegemos nos quedamos sin productores locales y sin trabajo. Falso, salvo que el productor local sea muy ineficiente. Pero suponiendo que es ineficiente, y por eso es protegido, los recursos que utiliza el ineficiente los pasarán a utilizar los eficientes produciendo aquello en lo que son competitivos.
Posiblemente CFK no piense en términos de bienestar de la población cuando argumenta a favor de proteccionismo. Un ejemplo sencillo. Supongamos que una persona tiene 1.000 pesos disponibles y con ese dinero puede comprar un par de zapatos y dos camisas. Digamos que los zapatos cuestan 500 pesos y las dos camisas otros 500 pesos. Si el gobierno cierra la importación de camisas, la oferta disminuye, porque el productor local no tiene que esforzarse por hacer mejores camisas y, por lo tanto, puede venderlas a digamos 400 pesos cada una. Así el consumidor, con sus 1000 pesos podrá comprar un par de zapatos y solo una camisa en vez de dos.
Pregunta elemental: ¿cómo está mejor el consumidor, comprando dos camisas y un par de zapatos o comprando una par de zapatos y solo una camisa? Obviamente que el consumidor estará peor en la segunda opción, pero el productor de camisas estará mejor porque puede vender más caro sus productos y con una calidad menor. Así que podríamos decir que unos poquitos pagados son los que defienden el proteccionismo, porque detrás del proteccionismo hay rentas extraordinarias y negociados monumentales de los que justamente no se beneficia el consumidor.