El blog reúne material de noticias de teoría y aplicaciones de conceptos básicos de economía en la vida diaria. Desde lo micro a lo macro pasando por todas las vertientes de los coyuntural a lo más abstracto de la teoría. La ciencia económica es imperial.
Mostrando entradas con la etiqueta déficit fiscal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta déficit fiscal. Mostrar todas las entradas
domingo, 3 de julio de 2022
lunes, 25 de febrero de 2019
La inviabilidad del estado argentino y su política asistencial
El Estado emite 18 millones de cheques al mes además de salarios del personal
Más del 60 por ciento del Presupuesto se destina a jubilaciones y planes sociales. Lo recibe el 40% de la población. La opinión de los especialistas y las reformas pendientesMariano Spezzapria | El Día
@mnspezzapria
¿Es viable un país cuyo Estado emite 18 millones de cheques al mes? ¿Esto es, que realiza transferencias directas de fondos al 40 por ciento de su población? La respuesta puede resultar inquietante, tanto como una pregunta derivada de la primera: ¿Qué sucedería si ese financiamiento público disminuyera sensiblemente, en un contexto de altos indicadores de pobreza y persistente inflación?
Los números son crudos: en la Argentina de 2019, más del 60 por ciento del Presupuesto nacional está destinado al pago de jubilaciones y al sostenimiento de los planes sociales. El sistema previsional cuenta con nueve millones de adultos mayores, mientras que la red de contención a los sectores más vulnerables incluye a otros ocho millones de beneficiaros. Además, el Estado financia un millón de pensiones, entre ellas las de invalidez y además deben contarse los fondos para el pago de salarios del personal que en el gobierno nacional son 350.000 personas pero sumados a los dependientes de provincia y municipios hacen un total de 3.500.000. Es decir que del sector público de la Argentina dependen más de 21.000.000 de hombres y mujeres. En el sector privado se desempeñan alrededor de ocho millones de argentinos y argentinas.
Asistencia alimentaria
A esto deben sumarse los programas de asistencia alimentaria que en nuestro país -y específicamente en la región del Conurbano de la Provincia- se complementan con aportes del Estado, las iglesias y organizaciones no gubernamentales. Expertos en el área social consultados por EL DIA estimaron que unas 8,5 millones de personas reciben al menos una vez por día una ración de comida que no pueden conseguir por medios propios.Los números no cierran, en un doble sentido: por un lado, las arcas estatales conviven con un déficit estructural que provoca crisis recurrentes; por el otro, los sistemas previsional y de protección social requieren tanto dinero que no logran destinar ingresos dignos a los sectores más desprotegidos de la población. Por estos motivos es que empieza a discutirse la necesidad de introducir reformas de fondo en ambos sectores.
“Modelo agotado”
Daniel Arroyo, diputado nacional por la Provincia y especialista en el área, advierte sin medias tintas que “el modelo argentino de asistencia social está agotado”. Esa conclusión la saca en base a datos históricos: cita desde las Cajas PAN del alfonsinismo, los Planes Trabajar del menemismo (unos 100.000, financiados por el Banco Mundial), la masificación de los Jefes y Jefas de Hogar del duhaldismo (2,2 millones de beneficiarios) y la Asignación Universal por Hijo (AUH) del kirchnerismo, que cubre ahora a 4,5 millones de niños.La curva ascendente de la ayuda social se mantiene en la actualidad, bajo la administración de Cambiemos. El ministro de Desarrollo bonaerense, Santiago López Medrano, justifica esa tendencia en diálogo con este diario: “No importa si el tren para en la estación, igual hay mucha gente que no puede subir”, grafica el funcionario. Aunque admite: “Hay restricciones de financiamiento; la plata tiene que salir de algún lado”.
Ahí viene el problema, que es como un círculo vicioso: el Estado otorga planes a sectores vulnerables; no le cierra la caja porque los recursos son finitos; provoca un déficit que “resuelve” con emisión o endeudamiento -cada gobierno con su librito económico- y finalmente los más perjudicados terminan siendo los sectores supuestamente protegidos, vía inflación o crisis del sector externo, que aumenta la “deuda interna”. Es la Argentina de las últimas décadas. El Estado parece un espectador ante el crecimiento de la evasión que se advierte a simple vista en las calles de las ciudades.
“Ponerse los pantalones largos”
Diego Bossio, diputado nacional por la Provincia y ex titular de ANSES en el Gobierno anterior, hace notar un punto clave para esta discusión: “Mientras cuatro de cada 10 trabajadores estén en negro, ningún sistema va a ser sustentable”, advierte en diálogo con este medio. Y agrega, para que no queden dudas: “Este problema es el Talón de Aquiles de la seguridad social”. Por eso, llama a “no ser hipócritas y ponerse los pantalones largos” para destrabar el debate.“Las sociedades están envejeciendo. Lo que se denomina bono demográfico, es decir la cantidad de chicos jóvenes con respecto al resto de la sociedad, viene disminuyendo de manera considerable”, sostiene Bossio y reclama: “Hay que discutir una reforma previsional de avanzada, que permita aumentar la cantidad de aportantes al sistema, dotarlo de nuevos recursos, y que a su vez permita pagar mejores jubilaciones”. Pero lo cierto es que hay miles de jubilaciones privilegiadas, que se crearon nuevas fórmulas como el sistema para las amas de casa -aunque jamás hayan aportado y las irregularidades en los casos de incapacidad parcial o total.
Un debate global
Los sistemas previsionales están en discusión en todo el mundo aunque no llegan a un déficit de la magnitud del que se registra en nuestro país. En la Argentina contiene una particularidad: el Gobierno nacional impulsó una “reparación histórica” que aumentó el déficit en un 1,5 por ciento del PBI y ahora comienza a manifestarse cada vez más la crisis del sistema. Se pone sobre la mesa la necesidad urgente de buscar salidas. De hecho, también el Fondo Monetario reclama una reforma previsional.Durante los tres gobiernos kirchneristas, en tanto, se sumaron tres millones de beneficiarios al sistema, cuya cobertura pasó del 60 al 90 por ciento de la población de adultos mayores de más de 65 años. El aporte promedio que habían realizado era de ocho años, pese a que la legislación requiere de al menos 30 años. Si bien se presentó esa política como un acto de “justicia social”, también es cierto que los beneficiarios del sistema son millones, lo que genera un gran poder electoral. Por eso los gobiernos de turno encaren una política de Estado. Lo mismo sucede con los planes sociales. A tal punto, que buena parte de la campaña presidencial de 2015 consistió en acusaciones del kirchnerismo al macrismo de que iba a dejar sin esa cobertura a millones de personas, la mayoría de ellas asentadas en el Conurbano. Al final eso no ocurrió; es más, la cantidad de planes sociales aumentó.
“reempadronamiento de planes”
“Vamos hacia la digitalización y el reempadronamiento de los planes, con una tarjeta única de transferencia. Está demostrado mundialmente que eso es mejor porque evita el clientelismo”, afirma López Medrano. Mientras que Arroyo acentúa su mirada crítica: “Al modelo macrista le sobran 20 millones de personas”, advierte. Con esa lógica, podría aventurarse que a los 18 millones de cheques que emite el Estado, se le agregarán otros 2 millones en los próximos años.Todo eso convive con una pobreza estructural estimada entre el 20 y el 25 por ciento de la población y una economía informal -en negro o popular, de acuerdo a quién la invoque- cuyo piso no baja del 35 por ciento. “La pobreza no se resuelve con los planes sociales”, dijo alguna vez el presidente Mauricio Macri. Pero hasta el momento, la única iniciativa de su gestión para reconvertirlos en materia productiva -el Plan Empalme- fracasó.
El primer país en tener planes sociales masivos fue Estados Unidos en los años 30 durante la presidencia de Franklin Roosevelt pero todos los beneficiarios debían trabajar aunque fuera cortando el césped de las plazas para mantener la “cultura del trabajo”.
En muchos países europeos la mayor preocupación en el plano estructural es el futuro del sistema previsional por el envejecimiento de la población que sigue en ascenso y que produce el aumento del número de jubilados y el estancamiento, cuando no la reducción, del número de aportantes.
En la Argentina ese no es aún el mayor problema, aunque el sistema está totalmente desequilibrado porque por cada retirado no hay ni siquiera dos aportantes. La angustiante situación no está planteada como un tema para debatir. Lo grave es que los que pagan impuestos no pueden ser sometidos a una mayor carga fiscal. Por supuesto que el déficit del sector público no se debe solamente al desbalance del sistema de previsión. También debe señalarse que hay 8 millones de trabajadores “en blanco” en el sector privado y 3.5 millones de empleados en el sector público.
Lo cierto es que la inmensa mayoría de los jubilados no son responsables por la falta de aportes por los trabajadores en negro, ni por los privilegiados con grandes retiros, ni por las medidas demagógicas, ni por los fraudes y la pésima administración de los recursos. Tampoco por el saqueo a las cajas por parte de gobiernos que destinaron los fondos de los aportes a gastos sin relación ninguna con las jubilaciones o a cubrir el déficit del Estado.
La discusión sigue abierta. Y el problema irresuelto.
La curva ascendente de la ayuda social se mantiene bajo la administración de Cambiemos
El Estado parece un espectador ante el crecimiento de la evasión que se ve en las ciudades
viernes, 21 de septiembre de 2018
Los fondos de cobertura proveen la sangre del mercado financiero
Cómo los fondos de cobertura mantienen a los mercados en una crisis
Los datos muestran que proporcionan liquidez vital, mientras que la mayoría de las instituciones se sientan en sus manosGillian Tett |
Financial Times
Justo después del banco suizo, los shocks de Brexit y Trump, los volúmenes de operaciones diarias de los fondos de cobertura se han más que triplicado © Reuters
Los fondos de cobertura son bogey convenientes para los políticos cuando se produce una crisis en el mercado. Solo piense en cómo se culpó a George Soros por "romper la perrera" cuando la libra esterlina cayó en picado en 1992. O cómo los políticos en Japón y Alemania han criticado en contra de ellos. Los gobiernos de mercados emergentes, como el de Turquía, ahora también están echando la culpa.
Pero si desea obtener una nueva visión de lo que hacen los fondos de cobertura durante las crisis monetarias, piense en una sorprendente extracción de datos que el JPMorgan Chase Institute publicó este verano.
Este análisis confirma que, de hecho, los fondos de cobertura operan frenéticamente en una crisis. No es sorpresa allí. Pero también sugiere que su impacto en los movimientos de divisas no es tan simple como podría sugerir el discurso popular. Y hay otro hallazgo que importa para el debate regulatorio financiero: los fondos de cobertura pueden haberse convertido en más, no menos importantes, en la estructura general de los mercados durante la última década. Turquía - o Argentina y Sudáfrica - deberían tomar nota.
Los investigadores llegaron a esta conclusión centrándose en tres momentos en que las monedas se movieron bruscamente: la inesperada decisión de 2015 del banco central suizo de abandonar su piso por el franco suizo; el voto del Brexit en el Reino Unido en 2016; y la victoria electoral de Donald Trump en los Estados Unidos ese mismo año. Luego revisaron la base de datos del banco de inversión de 400 millones de transacciones de inversores institucionales para aislar 120.000 transacciones de divisas al contado y a plazo realizadas justo antes y después de estos eventos.
Los inversores ya saben lo que sucedió con los precios y los volúmenes generales de negociación durante estos shocks, ya que existe una excelente transparencia en tiempo real sobre los precios de las divisas. Además, los reguladores requieren que grupos como Reuters publiquen datos diarios sobre los volúmenes generales de negociación y el Bank for International Settlements ofrece datos completos sobre los flujos globales, después de un lapso de tiempo.
Pero lo intrigante de los datos de JPMorgan es que ofrecen una rara visión de lo que los inversores estaban intercambiando durante la turbulencia y cuándo. Esto es revelador En tiempos normales, JPMorgan recorta un promedio de $ 500 millones en operaciones diarias con fondos de cobertura que involucran el peso mexicano y el dólar, y unos $ 2.8bn de transacciones en libras esterlinas y $ 900 millones para el franco suizo y el euro. Las operaciones con otros bancos y las administraciones de activos son similares en tamaño.
Pero justo después del shock del banco suizo, Brexit y Trump, los volúmenes de operaciones diarias de los fondos de cobertura se han más que triplicado. Los volúmenes de negociación del banco también aumentaron drásticamente después de los eventos de Suiza y Brexit (pero no después de la victoria de Trump).
Esto podría implicar que fueron los fondos de cobertura los que empujaron las monedas. No del todo así. La mayoría de los fondos compraron francos después del anuncio del banco suizo. Pero compraron y vendieron libras esterlinas después de Brexit, comerciando en lados opuestos en una escala masiva. También después del shock de Trump, aunque hubo más ventas en dólares de hedge funds.
Esto es sorprendente. Pero lo más importante es que el volumen de operaciones cortadas por los fondos de pensiones, las compañías de seguros, los grupos de inversión pública y los departamentos de tesorería corporativos no aumentó en absoluto después de los shocks. Estos grupos solo comenzaron a cambiar el riesgo mucho más tarde, mucho después de que los precios se habían restablecido.
Esa inercia podría reflejar cautela juiciosa (como ha argumentado a menudo Andy Haldane del Banco de Inglaterra, la velocidad no siempre beneficia a los inversores). O podría provenir de restricciones burocráticas (los datos de JPMorgan sugieren que estas instituciones solo comercian durante el día hábil normal, o cuando los mercados locales están abiertos).
De cualquier manera, este patrón tiene implicaciones importantes. Tradicionalmente, los bancos eran los principales proveedores de liquidez en los mercados de divisas. Pero desde 2008, han reducido este papel debido a las reformas regulatorias posteriores a la crisis.
Los reguladores esperaban que otras tenencias de capital a largo plazo comenzarían a llenar esa brecha, suministrando la liquidez tan necesaria que podría estabilizar los mercados cuando se produzca una crisis. Pero los datos sugieren que esto no está sucediendo. La mayoría de las instituciones están en sus manos en una crisis en su lugar.
Es imposible saber si este patrón es cierto para todo el mercado, ya que ningún otro banco ha publicado dichos datos. Se espera que los reguladores los obliguen a hacer esto un día, no solo por divisas, sino también por otras clases de activos.
Pero mientras tanto, los gobiernos deberían tomar nota de los hallazgos. Las travesuras de los fondos de cobertura a veces pueden parecer indecorosas. Pero la verdad desagradable es que son ellos quienes a menudo mantienen a los mercados en crisis.
domingo, 22 de julio de 2018
Argentina: Ganamos 25 y gastamos 33, mientras acumulamos 117 de deuda
Dimensionando el tamaño del Estado
Nicolás Cachanosky Economista Suffolk University - Editor de Punto de Vista Económico julio 19,
INFOBAE – La dimensión de las cuentas públicas, medida en miles de millones, hace que sea fácil perder perspectiva de la situación fiscal y la estructura del gasto público. Sabemos, por ejemplo, que se gastan muchos recursos en planes sociales, subsidios, etcétera, pero es difícil dimensionar exactamente el peso de cada una de estas partidas. Una manera de dimensionar el tamaño del Estado y su estructura es reducir el gobierno a una familia representativa en Argentina.
Supongamos que el ingreso del Estado es de 25 mil pesos, que corresponde aproximadamente con el ingreso medio en Argentina. Si los ingresos fiscales son de 25 mil pesos, entonces los gastos fiscales son de 33 mil pesos (incluyendo intereses). La diferencia es el déficit fiscal, que se financia con emisión o con deuda. En resumen, si usted fuese el Estado, con un ingreso de 25 mil pesos estaría gastando unos 33 mil. Claramente la situación no es sostenible. Si estas fuesen sus cuentas personales, seguramente no solucionará este desequilibrio de forma muy gradual. La situación, sin embargo, es más complicada cuando se observa en qué se van los 33 mil pesos.
Como jefe de familia y fuente del único ingreso de su hogar, usted gasta 12.800 pesos en mantener a los desempleados de su familia. Esto representa el 51% de sus ingresos; sí, más de la mitad. Pero este gasto no es solo en las jubilaciones de sus padres y sus suegros. También mantienen a su primo, al primo de su primo y al primo de su primo de su primo, que están desempleados. La idea de mantener a todos sus primos desempleados de manera indefinida la tuvo su hermano, Perón, quien convenientemente es el encargado de administrar estos fondos. Intente usted sugerir que no es posible seguir manteniendo tremendo gasto para que Perón y todo sus primos le hagan un piquete en la puerta de su casa, le rompan las ventanas y no le permitan llegar a su trabajo a horario. La policía se encargará de resguardar la seguridad de sus primos… y de su hermano Perón. Pero sus problemas no terminan allí. Dado que usted también subsidia el consumo de electricidad y las vacaciones de sus hermanos, tiene gastos por transferencias de 8.600 pesos, el 34% de sus ingresos.
Toda esta fiesta de gasto lo ha llevado a reventar su tarjeta de crédito. Al banco ya le debe 117 mil pesos en concepto de deuda interna y externa. El jefe de familia se hace el sorprendido y ofendido cuando algunos economistas y bancos ven con preocupación un camino a un potencial de default. Después de todo, usted tuvo que ir corriendo al FMI presentando un recorte de 2900 pesos (los 300 mil millones de pesos anunciados recientemente); un tercio de su déficit. ¿Lo va a cumplir? Después de todo, si hay algo que usted no tiene es credibilidad fiscal. Por este stock de deuda paga intereses por 2900 pesos. Sin embargo, usted no cuenta los intereses intra familia (intra sector público) como parte de sus cuentas fiscales. A sus ojos fiscales, lo que usted le debe a su otro hermano no es deuda.
Luego de todos estos gastos usted aún tiene que cumplir su rol de jefe de familia. Debe proveer seguridad, salud, mantener el orden, etcétera. Allí se van el resto de sus gastos, 8800 pesos. El jefe de familia no se anima a poner las cuentas en orden porque tiene miedo que el primo, el primo de primo y el primo del primo del primo le quemen la casa. Mientras espera que un milagro arregle las cuentas fiscales, no se da cuenta que las crisis económicas producidas por el excesivo gasto y la mala asignación de recursos están, de hecho, quemándole la casa a fuego lento. ¿O cómo cree que ha llegado a tener tantos primos desempleados y en la pobreza? Para intentar mantener la situación, mientras se sigue esperando el milagro fiscal, el jefe de familia les pide a los familiares que trabajan y pagan exorbitantes impuestos que tengan paciencia y hagan un esfuercito más. Tener vergüenza no es un activo de este jefe de familia.
Hay dos verdades y una falsedad en torno al gasto público en Argentina. Las dos verdades son que es insostenible y que es difícil de bajar. La falsedad es que, porque es difícil de bajar, mágicamente los números se van a arreglar solos. Hasta el momento, solo hemos visto ajustes menores a las cuentas fiscales. De allí las turbulencias económicas de las últimas semanas. Reducir el gasto fiscal requiere de discusiones incómodas, pero lamentablemente necesarias.
jueves, 18 de enero de 2018
La imbecilidad macroeconómica argentina: Orbitando la inflación para evitar ajustar el déficit
El "karma" de la inflación en Argentina: 10 puntos para explicar por qué no se la puede derrotar
El país vive con inflación desde 1945 y lo paradójico es que antes de ese año, que coincide con la llegada del peronismo al poder, nunca tuvo inflación. Los números indican que desde la Revolución de mayo en 1810 hasta 1944, la inflación promedio no superó el 3% anualPor Carlos Arbia || Infobae
carbia@infobae.com
La inflación anual del 24,8 % del 2017 -informada por el Indec el jueves pasado- denota el problema que tiene el Gobierno para poder reducir la tasa de inflación, que en diciembre registró un 3,1 % mensual y se ubicó en el valor mas alto del año. El Gobierno reconoció que que la inflación del 2017 fue alta: "Sería fácil bajarla con una receta de ajuste" manifestó el titular del Indec, Jorge Todesca, y admitió que el aumento de tarifas y las medidas para estabilizar la economía y el área fiscal tienen su costo.
Pero, más allá de las explicaciones que dio el Gobierno y del análisis que han realizado los principales expertos económicos, es importante destacar un reciente trabajo del economista Rodrigo Castiñeira de la consultora Econométrica para entender bien que pasó hasta ahora y lo que podría pasar en adelante en caso que el Gobierno repita las mismas recetas del pasado para bajar la inflación.
En ese estudio se pueden rescatar 10 aspectos que sirven para explicar por qué las recetas para bajar la inflación nunca sirvieron, con excepción al Plan de Convertibilidad entre 1991 y 1998 y el Plan Austral de 1985 a 1987 . El último ejemplo es la suba desde el 2007: cuando Guillermo Moreno intervino el Indec el indicador se mantuvo en un promedio anual del 25 %, llegando a un récord del 40% anual en el 2016.
1 – Lo primero que hay que destacar es que el origen de la inflación es siempre el mismo y consiste en la monetización del déficit fiscal. Dicho de otra forma emitir moneda sin respaldo para financiar ese déficit fiscal algo que sigue haciendo este Gobierno.
2 – En los últimos 74 años, con los cambios de moneda el peso perdió 13 ceros y eso se explica por la monetización del déficit; pero en las últimas 7 décadas se recurrió a todo tipo de artilugio económico para frenar la inflación, pero nunca atacar su origen. Eso provocó que planes antiinflacionarios como el Plan Austral del 85, el Plan Primavera del 87 y finalmente la Convertibilidad del 91 fracasaran.
3 – La Argentina vive con inflación desde 1945 y lo paradójico es que antes de ese año, que coincide con la llegada del peronismo al poder, nunca tuvo inflación. Los números indican que desde la Revolución de mayo en 1810 hasta 1944, la inflación promedio no superó el 3% anual pero desde el 45 en adelante la inflación es de dos o tres dígitos, excepto algunos episodios.
4 – El salto inflacionario se explica desde la creación del BCRA en 1935 ya que, luego de su creación, comenzó en la Argentina la tentación aumentar el gasto público y financiarlo emitiendo dinero y que se fue transformando en una especie de "enamoramiento" de varios gobiernos y trajo la inflación a la economía. En 1945, cuando el BCRA cumplía su primera década de existencia, el país comenzaba a vivir con una inflación de dos dígitos para nunca más volver a la estabilidad monetaria, salvo en la convertibilidad.
5 – En los procesos democráticos, los programas antiinflacionarios fueron de tres tipos: fijar el valor del dólar, las tarifas y los demás precios en la economía; pero sin frenar a la maquinita de la emisión monetaria que se destaca en su mayoría en los periodos donde gobernó el peronismo.
6 – Esta combinación de "pisar precios" sin frenar la creación de dinero provocó que la inflación aumentara y se crearan todo tipo de mercados en negro. Como la inflación finalmente no se reduce, el retraso del tipo de cambio o un dólar subvaluado termina "asfixiando" a la economía y luego se produce la devaluación tan temida. La distancia entre el "país real" y el "país virtual" culmina en una brusca devaluación para acortar o anular distancias y que operen nuevamente las señales de precios que permitan equilibrar los mercados.
7 – En esta nueva dinámica, el BCRA busca absorber los mismos pesos que crea al financiar el fisco con crecientes tasas de interés para contener la presión inflacionaria, hasta que llega el momento en que la entidad bancaria entra en el terreno del déficit cuasifiscal. Todo termina en devaluación para licuar gastos y pasivos del organismo y achicar la asfixiante tasa de interés que buscaba contener los precios.
8 – También se recurrió al endeudamiento externo para frenar la monetización del déficit fiscal sin reducirlo. Esta fue la estrategia que más éxito tuvo, al menos mientras duró el financiamiento externo. Por supuesto, cuando se agota el crédito la inflación vuelve, y usualmente con mayor virulencia dado que hay que bajar el consumo privado, no sólo para financiar el gasto público, sino también los intereses de su deuda. Esto es bastante parecido a lo que ocurre ahora con el actual modelo económico.
9 – Todos los programas antiinflacionarios fracasaron porque ninguno reconoce el origen del problema, que es la emisión de dinero para financiar el déficit fiscal que en el 2017 llegó al 4,2 % del PBI y se lo busca reducir al 3,2 % en este año.
10 – La aparición de teorías bien criollas para evitar el problema y explicar por qué hay que hacer un ajuste o tomar nuevas medidas. Inflación importada, inflación de costos, inflación de demanda, inflación estacional, inflación estructural y millares de explicaciones más, incluso el ciclo de stop and go y la restricción externa.
Como síntesis, el trabajo describe que desde 1944 la Argentina ha tenido inflación de dos dígitos -como la que ha vuelto a tener desde 2005- durante 44 años; de tres dígitos durante 15 años; y de un solo dígito sólo 13 años. Tuvo dos años -1989 y 1990- inflación de cuatro dígitos llegando en julio de 1989 a superar el 5000% anual. Además, detalla que el 80% de los últimos 74 años la Argentina ha tenido una inflación entre 6 y 10 veces la internacional. Pero Castiñeira señala que no es para nada casual sino causal que, en el mismo período, más del 90% del tiempo el Estado haya tenido déficit fiscal gastando más de lo que recauda. La inflación en Argentina es un fenómeno fiscal y en el 2017 la Nación quedó segunda en América Latina detrás de Venezuela, con un récord del 2600 por ciento. El ejemplo de la región este año fue Brasil con una tasa de inflación del 2,95% anual.
Con respecto al actual modelo económico varios economistas como José luis Espert, Javier Milei, Diego Giacomini, Roberto Cachanosky, Rodolfo Santángelo, Daniel Artana y Fausto Spotorno, entre otros, hacen hincapié que el principal problema es el que apunta Castiñeira en su estudio; la emisión de moneda sin respaldo para financiar un déficit fiscal muy grande producto de un gasto público impagable.
En referencia a la emisión monetaria de este Gobierno los números muestran que en los primeros dos años el BCRA emitió para financiar al Tesoro y acumular reservas unos 775 mil millones de pesos. Para financiar el gasto público se emitieron unos 300 mil millones y para duplicar las reservas, de 25 a 55 mil millones de dólares, se emitieron unos 475 mil millones de pesos.
Esos $775 mil millones de pesos, se esterilizaron con una emisión de unos $ 400 mil millones de Lebacs por $400 mil millones, por lo que la base se expandió en $377 mil millones en dos años. Ello implicó que la base monetaria creciera 27% en 2016 y 25% en 2017.
"Lo grave es que estos ritmos de emisión resultan incompatibles con las exigentes metas de inflación que la institución se impone. Más aún, la creación de dinero no la pudo contener aún elevando la tasa al 30% a 30 días, poniendo en riesgo la actividad económica e incluso el propio balance del BCRA, dejándolo a la puerta de la reaparición del déficit cuasifiscal. En efecto, imponer crecientes tasas de interés por arriba de la inflación, muestra que el BCRA estaba cayendo en la trampa de emitir para financiar al Estado, e intentar contener su impacto inflacionario con crecientes tasas de interés, que para peor, solo puede pagar devaluando para no caer en el déficit cuasifical. Una pelea perdida" advierte el estudio de Castiñeira.
Y, en ese sentido, describe además que "las tasas altas frenan la inflación sólo si también se frena la creación de dinero. Cosa que no sucedió en 2016 ni en 2017. Es como poner la heladera al máximo, pero dejar la puerta abierta. No puede sorprender que la inflación no enfría". Con respecto a la evolución de la inflación en 2018 el estudio describe que "si el BCRA quiere financiar al Estado y continuar elevando las saqueadas reservas, la nueva meta del 15% se torna exigente para ambos objetivos. Pero permite tasas más bajas que no atrasen aún más el dólar, ni posterguen iniciativas de inversión"
El trabajo se refiere también a la reciente modificación de las metas de inflación del BCRA. "El anuncio de nuevas metas implica reconocer que se emite para financiar al Estado y también para recomponer las saqueadas reservas. Ambos objetivos imponen un ritmo de creación de dinero, y en consecuencia de inflación, que no se logrará frenar elevando constantemente las tasas. Menos cuando elevadas tasas obligan a devaluar para que no reaparezca el déficit cuasifiscal. Por ello tasas y metas tienen que converger a un sólo número" dice el estudio.
jueves, 11 de febrero de 2016
Recetas para combatir la inflación en Argentina
Cuáles son las recetas exitosas para ganarle la guerra a la inflación
Jorgelina do Rosario - Infobae
La inflación se transformó, con el tiempo, en la madre de las conversaciones sobre economía en las mesas de los argentinos. El foco ahora es la carne y las tarifas de la luz, en otro momento, los medicamentos, la obra social o la cuota del colegio. En una década marcada por suba de precios de dos dígitos anual, la discusión se recalienta en los primeros meses de cada año, cuando las paritarias entran en la escena política con la ecuación que enfrenta a los gremios con los empresarios y el Gobierno: precios nuevos y salarios viejos.
Los gremios miran hacia atrás resaltando la pérdida del salario real del último año. El Gobierno mira hacia adelante, en la búsqueda de poner un tope de entre 20 y 25% en los reclamos. Y la tensión se reaviva.
Los últimos dos meses, el período desde que Mauricio Macri asumió la presidencia, son la antesala de estas discusiones. Aún sin datos oficiales del Indec (el IPC recién se publicaría en septiembre), las consultoras privadas estimaron un índice de inflación de un 4% en diciembre del año pasado, y del 3% para enero. Una proyección más o menos conservadora no da menos de 30% en el año.
En 2015, la Argentina se ubicó en el top 3 de los países con más inflación del mundo. El aumento de precios del 26,9% en 2015 sólo fue superado por Ucrania (43,3%) y Venezuela (273,7%), de acuerdo a un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que utilizó el índice de precios de la ciudad de Buenos Aires para hacer la comparación mundial.
Macri reconoció que la lucha es de largo plazo. "Nos llevará dos o tres años llegar a una inflación como los demás países de Latinoamérica y del mundo", aseguró esta semana al lado del empresario Alfredo Coto, el mismo que recibió un reto del ex mandatario Néstor Kirchner en 2005 por hablar de inflación, con el famoso latiguillo "yo te conozco". Las metas que presentó el ministro de Finanzas, Alfonso Prat Gay, siguen esa línea. El Gobierno pretende terminar el año con una inflación entre 20 y 25%, para bajarla a un nivel de 12 a 17% en 2017.
El programa de metas del Gobierno ubica la inflación entre un 8 y 12% en 2018, para finalmente llegar en el último año de gestión a un dígito, en torno al 5 por ciento anual. ParaFausto Spotorno, economista jefe de Ferreres & Asociados, la meta para el primer año es "muy optimista", y desde la consultora proyectan una inflación del 33% para 2015. "Terminaría en 29% si son muy duros con la política monetaria", anticipó, en diálogo con Infobae.
Entre el control y la emisión monetaria
La fórmula efectiva para bajar la inflación no sólo es la más buscada, sino que también divide a los economistas. El kirchnerismo aplicó el control de precios. En 2011, el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, aseguró que el kilo de pan debía salir $2,5, y ese control se replicó a otros sectores. Esa política que también aplicó Diocelsiano hace más de 4.000 años en la antigua Roma con un edicto de precios máximos no solucionó el problema, y sólo exacerbó la crítica a los productores y comerciantes por los aumentosEsas críticas hoy continúan. El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, llamó a la población a no comer carne bovina por los aumentos de precios, y el Gobierno anticipó que tomará medidas con los empresarios que especulen con subas. La Comisión Nacional de Defensa para la Competencia (CNDC) será el nuevo caballito de batalla, con multas por aumentos "injustificados". En búsqueda del término medio, Prat-Gay ya lo había anticipado cuando anunció el fin de cepo: "No somos Moreno, pero esto tampoco es la ley de la selva".
Más allá del control o seguimiento de los precios, según quien lo mire, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, se refiere a la inflación como un fenómeno monetario, citando sin citar al economista Milton Friedman. "¿Inflación? Es un tema de (Federico) Sturzenegger", responde en reuniones privadas en referencia a la política monetaria del Banco Central (BCRA), a quien le pregunta sobre la suba sostenida y generalizada de precios.
"Los anuncios son ibuprofenos microeconómicos para sincronizar expectativas, pero el problema de fondo es la política monetaria y la pata fiscal", resumió Spotorno.
Los excesos de emisión monetaria para cubrir déficit fiscal fue un rasgo común de los años con alta inflación que, en el fondo, se utilizó para darle plata a un consumidor enorme: el Estado. La emisión se generó para pagar gastos altos sin poseer los recursos para hacerlo. La reducción del déficit fiscal desde un 6,1% del PBI en 2016 a un 0,3% en 2019 también está en las metas del Gobierno.
En porcentaje.
Meta
|
Inflación
| |
---|---|---|
1992 | 22 | 25,1 |
1993 | 22 | 22,6 |
1994 | 19 | 22,6 |
1995 | 18 | 19,5 |
1996 | 17 | 21,6 |
1997 | 18 | 17,7 |
1998 | 16 | 16,7 |
1999 | 15 | 9,2 |
2000 | 10 | 8,8 |
2001 | 8 | 7,6 |
2002 | 6 | 6,99 |
2003 | 5-6 | 6,49 |
2004 | 5.55 | 5,5 |
Fuente: Banco de la República de Colombia y Dane.
"No hay gran magia para bajar la inflación", aseguró el economista Aldo Abram en InfobaeTV.
En diálogo con Infobae, Spotorno aseguró que el BCRA está reduciendo la emisión monetaria, pero el Gobierno debería llegar a un acuerdo con los holdouts a más tardar en el segundo trimestre, ya que en algún momento se deberá reemplazar la emisión monetaria con entrada de capital para financiar al gasto público por otra vía. "Si el Central logra dejar de emitir, se podrán contener las presiones inflacionarias".
El economista Javier Milei coincidió en que una inflación en torno al 22,5% es una tarea "difícil de cumplir", porque la política monetaria posee un rezago de 18 meses entre que se emite y genera inflación. "Un tercio de la inflación de 2016 estará determinada por lo que hizo Alejandro Vanoli", dijo a Infobae. Entre 2007 y 2015, estimó una emisión del 498%, y una inflación del 483% en el mismo período, por lo que en su opinión, la relación entre emisión monetaria e inflación es directa.
La experiencia en el mundo
"La inflación es un fantasma en América Latina, que va y se viene, va y se viene". La frase pertenece a Alejandro Foxley, ex ministro de Finanzas de Chile, que en la década del 90 logró bajar la tasa de inflación del 30% al 12,2% en cuatro años, en la transición democrática tras la dictadura de Augusto Pinochet. Pero, ¿cómo lo hizo?Foxley aseguró que el equilibrio fiscal es uno de los puntos más importantes, y se debe obtener "a cualquier costo". Pero también es importante tener un Banco Central autónomo, con una meta de control de la inflación, y con un ministerio de Economía que ayude con ese objetivo.
Colombia es otro de los países de la región que a principios de los 90 comenzó con las metas de inflación, aunque de una manera menos explícita que en el caso chileno. En 1992, el país tenía una inflación del 25,1% anual, y en una década logró bajarla hasta un 5,5% anual en 2014, con un impacto positivo sobre el Producto Bruto Interno (PBI).
"No hay gran magia para bajar la inflación", sintetizó el economista Aldo Abram, de la Fundación Libertad y Progreso. En diálogo con InfobaeTV, explicó que los países que lograron salir de largos períodos de inflación lo hicieron "devolviéndole la independencia al Banco Central para que pueda defender la moneda de su país", luego de que emitiera para financiar el impuesto inflacionario.
Aunque no todos los economistas creen que es importante, un acuerdo entre el Gobierno, los sindicatos y los empresarios no se quedó atrás en Chile. Se organizaba una mesa tripartita dos veces por año (en abril y noviembre), y el Gobierno consiguió que los aumentos salariales se pacten con la inflación futura y no la pasada. Para lograr ese objetivo, ante todo, se necesita confianza.
domingo, 21 de septiembre de 2014
Nunca más
En otros medios: Aerolíneas Argentinas perdió $ 18.100 millones en seis años
Por Luis Ceriotto para el diario Clarín.
TN
MEDIOS SU GESTIÓN. Recalde es el presidente y uno de los dirigentes de La Cámpora.
"Aerolíneas Argentinas y Austral registraron en los seis años que están en manos del Estado una pérdida de $ 18.100 millones, según se desprende de los balances publicados por las propias compañías. Si se compara el quebranto de cada año con el tipo de cambio oficial correspondiente, se concluye que la aerolínea de bandera perdió casi 2 millones de dólares por cada día de la gestión Recalde.
Los mismos balances registran que durante el mismo período, el Estado giró a ambas empresas subsidios por $ 17.786, prácticamente la misma cantidad de dinero que las pérdidas acumuladas.
Las dos líneas aéreas fueron estatizadas en julio de 2008 y, un año más tarde, pasaron a ser comandadas por Mariano Recalde, dirigente de La Cámpora e hijo del diputado Héctor Recalde. Fue bajo su gestión que Aerolíneas y Austral recibieron la mayor cantidad de fondos del Estado para sostener su operación sin ir a la quiebra.
Durante casi todo ese período, las dos líneas aéreas no hicieron públicos sus balances, hasta el año pasado. Primero publicaron en su página Web los denominados “informes de gestión” y finalmente los balances, la mayoría de los cuales ya cuentan con la aprobación de la Auditoría General de la Nación".
Por Luis Ceriotto para el diario Clarín.
TN
MEDIOS SU GESTIÓN. Recalde es el presidente y uno de los dirigentes de La Cámpora.
"Aerolíneas Argentinas y Austral registraron en los seis años que están en manos del Estado una pérdida de $ 18.100 millones, según se desprende de los balances publicados por las propias compañías. Si se compara el quebranto de cada año con el tipo de cambio oficial correspondiente, se concluye que la aerolínea de bandera perdió casi 2 millones de dólares por cada día de la gestión Recalde.
Los mismos balances registran que durante el mismo período, el Estado giró a ambas empresas subsidios por $ 17.786, prácticamente la misma cantidad de dinero que las pérdidas acumuladas.
Las dos líneas aéreas fueron estatizadas en julio de 2008 y, un año más tarde, pasaron a ser comandadas por Mariano Recalde, dirigente de La Cámpora e hijo del diputado Héctor Recalde. Fue bajo su gestión que Aerolíneas y Austral recibieron la mayor cantidad de fondos del Estado para sostener su operación sin ir a la quiebra.
Durante casi todo ese período, las dos líneas aéreas no hicieron públicos sus balances, hasta el año pasado. Primero publicaron en su página Web los denominados “informes de gestión” y finalmente los balances, la mayoría de los cuales ya cuentan con la aprobación de la Auditoría General de la Nación".
martes, 29 de julio de 2014
Krugman: Un rompecabezas fiscal
El Rompecabezas Fiscal
Un Presupuesto Imaginario y Crisis de la deuda
New York Times
Durante gran parte de los últimos cinco años los lectores de las noticias políticas y económicas fueron dejados en pocas dudas de que el déficit presupuestario y la deuda creciente eran el tema más importante que enfrenta Estados Unidos. La gente seria emiten constantemente advertencias que Estados Unidos corría el riesgo de convertirse en otra Grecia en cualquier momento. El presidente Obama nombró a, comisión bipartidista especial para proponer soluciones a la crisis fiscal presunto, y pasó gran parte de su primer mandato tratando de negociar un gran acuerdo sobre el presupuesto con los republicanos.
Esa negociación nunca sucedió, porque los republicanos se negaron a considerar cualquier acuerdo que elevó los impuestos. No obstante, la deuda y los déficits han desaparecido de las noticias. Y hay una buena razón para ello acto de desaparición: Todo el asunto resulta haber sido una falsa alarma.
No estoy seguro de si la mayoría de los lectores se dan cuenta de cuán a fondo el gran pánico fiscal ha fracasado - y las reprimendas de déficit son, por supuesto, todavía regañando. Es más, están tratando de hacer que giren las últimas proyecciones a largo plazo de la Oficina de Presupuesto del Congreso - que son claramente no alarmante - de alguna manera como una confirmación de sus tácticas de miedo antes. Así que esto parece un buen momento para ofrecer una actualización sobre el desastre de la deuda que no era.
Sobre esas proyecciones:. La oficina de presupuesto prevé que el déficit federal de este año será sólo del 2,8 por ciento del PIB, frente al 9,8 por ciento en 2009 Es cierto que el hecho de que todavía estamos en déficit, la deuda federal en dólares sigue creciendo - pero la economía está creciendo demasiado, por lo que la oficina de presupuesto prevé que el ratio crucial de la deuda y el PIB permanecer más o menos plana para la próxima década.
Se espera que las cosas a deteriorarse después de que, sobre todo por el impacto de una población que envejece en Medicare y el Seguro Social. Pero ha habido una drástica desaceleración en el crecimiento de los costos de atención de salud, los cuales jugaron un papel importante en escenarios presupuestarios aterradoras. Como resultado, a pesar de la edad, de la deuda en 2039 - un cuarto de siglo a partir de ahora! - Se prevé que no será superior, en porcentaje del PIB, que la deuda Estados Unidos tenía al final de la Segunda Guerra Mundial, o que Gran Bretaña tuvo durante gran parte del siglo 20. Ah, y la oficina de presupuesto ahora espera que las tasas de interés se mantengan bastante bajo, no mucho mayor que la tasa de crecimiento de la economía. Esto a su vez se debilita, de hecho casi elimina, el riesgo de una espiral de deuda, en la que el costo del servicio de la deuda la deuda unidades aún mayores.
Sin embargo, el aumento de la deuda no es bueno. Entonces, ¿qué haría falta para evitar un posible aumento de la ratio de la deuda? Sorprendentemente poco. La oficina de presupuesto estima que la estabilización de la ratio de deuda sobre el PIB en su nivel actual requeriría recortes de gastos y / o aumentos de impuestos de 1,2 por ciento del PIB si empezamos ahora, o 1.5 por ciento de G.D.P. si esperamos hasta el año 2020. Políticamente, que se les daría fuerza total de la oposición republicana a cualquier cosa que un presidente demócrata podría proponer, pero en términos económicos sería nada del otro mundo, y no requeriría ningún cambio fundamental en nuestros principales programas sociales.
En resumen, el apocalipsis de la deuda ha sido cancelada.
Espera - ¿qué pasa con el riesgo de una crisis de confianza? Ha habido muchas advertencias de que una crisis era inminente, algunos de ellos, junto con los ingresos sorprendentemente francas de decepción que no había sucedido todavía. Por ejemplo, Alan Greenspan advirtió de la "Grecia analogía", y declaró que era "lamentable" que las tasas de interés en Estados Unidos y la inflación aún no se habían disparado.
Pero eso fue hace más de cuatro años, y la inflación y las tasas de interés siguen siendo bajos. Tal vez los Estados Unidos, que entre otras cosas pide prestado en su propia moneda y por lo tanto no puede quedarse sin dinero en efectivo, no se parece mucho a Grecia después de todo.
De hecho, incluso dentro de Europa, la gravedad de la crisis de la deuda disminuyó rápidamente una vez que el Banco Central Europeo comenzó a hacer su trabajo, por lo que es claro que se iba a hacer "lo que sea necesario" para evitar las crisis de efectivo en los países que han renunciado a sus propias monedas y adoptado el euro. ¿Sabía usted que Italia, que permanece lleno de deudas y sufre mucho más de la carga del envejecimiento de la población que nosotros, ahora puede pedir prestado a largo plazo a una tasa de interés de sólo el 2,78 por ciento? ¿Sabía usted que Francia, que es objeto de informes negativos constante, paga sólo 1,57 por ciento?
Así que no tenemos una crisis de deuda, y nunca lo hicieron. ¿Por qué todo el mundo parece importante pensar de otra manera?
Para ser justos, ha habido una cierta verdadera buena noticia acerca de la perspectiva fiscal de largo plazo, principalmente de la atención sanitaria. Pero es difícil escapar a la sensación de que el pánico de la deuda fue ascendido porque servía a un propósito político - que muchas personas estaban empujando la idea de una crisis de la deuda como una forma de atacar a la Seguridad Social y Medicare. Y lo hicieron un daño inmenso a lo largo del camino, desviando la atención de la nación de sus problemas reales - paralizar el desempleo, el deterioro de la infraestructura y más - durante años y años.
Un Presupuesto Imaginario y Crisis de la deuda
New York Times
Durante gran parte de los últimos cinco años los lectores de las noticias políticas y económicas fueron dejados en pocas dudas de que el déficit presupuestario y la deuda creciente eran el tema más importante que enfrenta Estados Unidos. La gente seria emiten constantemente advertencias que Estados Unidos corría el riesgo de convertirse en otra Grecia en cualquier momento. El presidente Obama nombró a, comisión bipartidista especial para proponer soluciones a la crisis fiscal presunto, y pasó gran parte de su primer mandato tratando de negociar un gran acuerdo sobre el presupuesto con los republicanos.
Esa negociación nunca sucedió, porque los republicanos se negaron a considerar cualquier acuerdo que elevó los impuestos. No obstante, la deuda y los déficits han desaparecido de las noticias. Y hay una buena razón para ello acto de desaparición: Todo el asunto resulta haber sido una falsa alarma.
No estoy seguro de si la mayoría de los lectores se dan cuenta de cuán a fondo el gran pánico fiscal ha fracasado - y las reprimendas de déficit son, por supuesto, todavía regañando. Es más, están tratando de hacer que giren las últimas proyecciones a largo plazo de la Oficina de Presupuesto del Congreso - que son claramente no alarmante - de alguna manera como una confirmación de sus tácticas de miedo antes. Así que esto parece un buen momento para ofrecer una actualización sobre el desastre de la deuda que no era.
Sobre esas proyecciones:. La oficina de presupuesto prevé que el déficit federal de este año será sólo del 2,8 por ciento del PIB, frente al 9,8 por ciento en 2009 Es cierto que el hecho de que todavía estamos en déficit, la deuda federal en dólares sigue creciendo - pero la economía está creciendo demasiado, por lo que la oficina de presupuesto prevé que el ratio crucial de la deuda y el PIB permanecer más o menos plana para la próxima década.
Se espera que las cosas a deteriorarse después de que, sobre todo por el impacto de una población que envejece en Medicare y el Seguro Social. Pero ha habido una drástica desaceleración en el crecimiento de los costos de atención de salud, los cuales jugaron un papel importante en escenarios presupuestarios aterradoras. Como resultado, a pesar de la edad, de la deuda en 2039 - un cuarto de siglo a partir de ahora! - Se prevé que no será superior, en porcentaje del PIB, que la deuda Estados Unidos tenía al final de la Segunda Guerra Mundial, o que Gran Bretaña tuvo durante gran parte del siglo 20. Ah, y la oficina de presupuesto ahora espera que las tasas de interés se mantengan bastante bajo, no mucho mayor que la tasa de crecimiento de la economía. Esto a su vez se debilita, de hecho casi elimina, el riesgo de una espiral de deuda, en la que el costo del servicio de la deuda la deuda unidades aún mayores.
Sin embargo, el aumento de la deuda no es bueno. Entonces, ¿qué haría falta para evitar un posible aumento de la ratio de la deuda? Sorprendentemente poco. La oficina de presupuesto estima que la estabilización de la ratio de deuda sobre el PIB en su nivel actual requeriría recortes de gastos y / o aumentos de impuestos de 1,2 por ciento del PIB si empezamos ahora, o 1.5 por ciento de G.D.P. si esperamos hasta el año 2020. Políticamente, que se les daría fuerza total de la oposición republicana a cualquier cosa que un presidente demócrata podría proponer, pero en términos económicos sería nada del otro mundo, y no requeriría ningún cambio fundamental en nuestros principales programas sociales.
En resumen, el apocalipsis de la deuda ha sido cancelada.
Espera - ¿qué pasa con el riesgo de una crisis de confianza? Ha habido muchas advertencias de que una crisis era inminente, algunos de ellos, junto con los ingresos sorprendentemente francas de decepción que no había sucedido todavía. Por ejemplo, Alan Greenspan advirtió de la "Grecia analogía", y declaró que era "lamentable" que las tasas de interés en Estados Unidos y la inflación aún no se habían disparado.
Pero eso fue hace más de cuatro años, y la inflación y las tasas de interés siguen siendo bajos. Tal vez los Estados Unidos, que entre otras cosas pide prestado en su propia moneda y por lo tanto no puede quedarse sin dinero en efectivo, no se parece mucho a Grecia después de todo.
De hecho, incluso dentro de Europa, la gravedad de la crisis de la deuda disminuyó rápidamente una vez que el Banco Central Europeo comenzó a hacer su trabajo, por lo que es claro que se iba a hacer "lo que sea necesario" para evitar las crisis de efectivo en los países que han renunciado a sus propias monedas y adoptado el euro. ¿Sabía usted que Italia, que permanece lleno de deudas y sufre mucho más de la carga del envejecimiento de la población que nosotros, ahora puede pedir prestado a largo plazo a una tasa de interés de sólo el 2,78 por ciento? ¿Sabía usted que Francia, que es objeto de informes negativos constante, paga sólo 1,57 por ciento?
Así que no tenemos una crisis de deuda, y nunca lo hicieron. ¿Por qué todo el mundo parece importante pensar de otra manera?
Para ser justos, ha habido una cierta verdadera buena noticia acerca de la perspectiva fiscal de largo plazo, principalmente de la atención sanitaria. Pero es difícil escapar a la sensación de que el pánico de la deuda fue ascendido porque servía a un propósito político - que muchas personas estaban empujando la idea de una crisis de la deuda como una forma de atacar a la Seguridad Social y Medicare. Y lo hicieron un daño inmenso a lo largo del camino, desviando la atención de la nación de sus problemas reales - paralizar el desempleo, el deterioro de la infraestructura y más - durante años y años.
jueves, 10 de abril de 2014
Desastre fiscal argentino, dice Broda
miércoles, 9 de abril de 2014
miércoles, 9 de octubre de 2013
El cierre del gobierno americano en un solo gráfico
The Whole Government Shutdown In One Simple, Beautiful Chart
WALTER HICKEY
The outstanding folks at Enigma.io are out with an excellent visualization of who's really hurting during the government shutdown.
Business Insider
WALTER HICKEY
The outstanding folks at Enigma.io are out with an excellent visualization of who's really hurting during the government shutdown.
Most importantly, it shows you the scale of certain departments when it comes to employment.
This rectangle represents all the employees of the federal government. It's divided into smaller boxes that correspond to individual departments. Those boxes are sized proportionally to the number of people who work in them. The red portion are furloughed employees. The blue portion are people exempt from furlough and still on the job. The different shades of blue refer to why they're still on the job.
So, for instance, NASA — a smaller box on the lower right — has 97% of its employees furloughed.
Finally, the government shutdown in one chart:
As the Washington Post's Brad Plumer noted on Twitter, the Department of Defense indicated over the weekend they'd be recalling many of their workers, so this chart is subject to get a bit bluer the left side.
Business Insider
miércoles, 18 de septiembre de 2013
El déficit público estadounidense se dispara y a nadie le importa
The Deficit Is Plunging! And Nobody Cares!
America's debt burden is falling faster than CBO projected, and, of course, this has changed nobody's minds
The annual long-term budget outlook from the Congressional Budget Office is an incredible document and, at least ostensibly, a moment to reflect on U.S. government spending and taxing. Instead, every year, it acts more like a magic mirror, somehow perfectly reflecting the previous biases of each reader.
Consider the CBO's opening chart this year, which appears at the top of this article. Stare deeply into its green and darker green hues. Squint and meticulously trace the federal spending and revenues lines. What do you see?
Fiscal conservative Jim Pethokoukis sees the case for fiscal conservatism. Don't-worry-about-the-debt economist Brad DeLong finds cause to not worry about the debt. I think Brad is right for now and Jim less right, but who cares what I think? After writing about this stuff for a few years, it occurs to me that I will never change readers' mind about the debt. Ever. If you locked a hundred budget wonks in a room with one simple debt graph and told them they couldn't leave until they agreed on what it meant, cannibalism would come before consensus.
But you know who has changed its mind? The CBO. Director Doug Elmendorf admitted as much in a presentation last week.
In 2007, the CBO thought our debt burden was going to fall to hysterically low levels (see: YELLOW line). Then the Great Recession happened, and the CBO revised its projections (see: GREY). But even a year ago, it was still wrong by billions of dollars of annual deficits ...
... Without warning, health care costs slowed down and Congress repeatedly flayed the discretionary budget for dubious reasons, and CBO's debt projections fell, by many trillions of dollars, once again (see: BLUE).
Of particular note, projected spending on Medicare -- perhaps the most important driver of our long-long term debt -- fell sharply since the recession, but not because of the recession. "Evidence does not support a finding that demand for health care by Medicare beneficiaries was measurably diminished by the financial turmoil," Michael Levine and Melinda Buntin wrote in a CBO working paper this spring, and "much of the slowdown in spending growth appears to have been caused by other factors."
Debt hawks are still asking Washington to direct its valuable focus to long-term debt rather than short-term crises like long-term unemployment and wage stagnation. House Republicans are still threatening a showdown over the debt ceiling and a continuing resolution to fund government operations.
The hawkish arguments are unyielding, even as the underlying evidence is changing rapidly.
Since you made it this far, here's my unyielding argument: In the middle of a crisis we knew we were having, we've sacrificed growth and jobs to insure ourselves against a crisis we thought we'd have in the future -- whose imminent threat is fading by the year. The tired cliche says, Washington is miserable at thinking about the future. One sequestration, a thousand cuts, and many trillions of dollars of deficit reduction later, perhaps that cliche could lose its last three words.
domingo, 9 de junio de 2013
5 Mitos sobre la economía estadounidense
5 Scary Myths You Probably Believe About the Economy
Cracked
Pundits love to tell us that the American economy is circling the drain due to the recession and politicians throwing money out the window like it's made of bees. To hear them say it, America is always just on the cusp of a Mad Max-style blasted hellscape.
But in the midst of all that doom and gloom, there are a whole bunch of very smart people saying that things aren't nearly as bad as the inflammatory headlines make it look. We aren't saying they're right (spoiler alert: nobody can actually predict the economy), but there's no reason why we should always assume the pessimists are right, either. So if nothing else, it will improve your mood a bit to hear ...
#5. No, China Isn't on the Verge of Owning America
Stockbyte/Stockbyte/Getty Images
What You've Heard:
As hysterical ads like this tell us, American spending is so off the charts that President Obama has to fly to China every year and beg on his hands and knees for the Chinese president to lend America money. With the Chinese owning most of America's debt, it's only a matter of time before China asks for their money back and we all become slaves to the dastardly communists, because that's totally how it works.
BananaStock/BananaStock/Getty Images
"So how much more of this until we're considered even?"
"So how much more of this until we're considered even?"
But Actually ...
First of all, China only owns 8 percent of the total U.S. debt. That's probably not enough to repossess Rhode Island, let alone the whole United States. And Washington isn't begging China for money, either. The debt that we owe to China comes from treasury bonds, which are kind of like IOUs, which they buy because it helps to keep China's currency low, which is better for trade. And because they sell so much shit to America, China basically has to buy our debt as a way to unload the trillions of American dollars we're giving them.
Jupiterimages/Goodshoot/Getty Images
"That'll be $4 trillion."
"That'll be $4 trillion."
Also, for those worried about China swinging their economic dick around, China can't just recall their debt. First of all, you can't do that with treasury bonds, and even in a fictitious world where you could, it would be economic suicide for China. What, you thought the "debt" was money they lent because they felt sorry for the U.S. and wanted to bail them out, like lending your buddy 30 bucks until payday? No, they buy debt because it's a good deal for them.
And while it's easy to panic about the amount of debt that America owes to other countries, people forget that the U.S. buys other countries' debt too, so much that it almost cancels out the issue. For every dollar the U.S. owes a foreign country, it is owed 89 cents in foreign debt. America actually makes more money off of buying other people's debt than other people make buying theirs. And rest assured, those countries are probably also running terrifying ads about cackling American students making fun of their economy.
Visage/Stockbyte/Getty Images
"One ... two ... three ... fuck Quebec!"
"One ... two ... three ... fuck Quebec!"
#4. American Manufacturing Isn't Dead
Felipe Dupouy/Lifesize/Getty Images
What You've Heard:
Of all the stuff on your desk right now, how much of it was made in America? How about the clothes on your back? Between Japanese electronics and fabrics made in Asian sweatshops, it seems like we import everything. Mom and Dad will remind you that there once was a time when America ruled the world of manufacturing, but then the cold dark eternal winter came in the form of developing economies stealing all of those jobs.
Nowadays, every factory in America is an abandoned graveyard with a permanent ominous black cloud hanging overhead, and the only thing the Midwest produces is clinical depression.
Jupiterimages/Polka Dot/Getty Images
"Wow, incredible work, Chad! You keep producing like that, and you'll wind up in the big gray office!"
"Wow, incredible work, Chad! You keep producing like that, and you'll wind up in the big gray office!"
But Actually ...
Although China managed to edge the U.S. off of the top seat in manufacturing in 2012, American manufacturing is still a powerhouse. In fact, America's manufacturing output is stronger than ever -- it has actually doubled since 1970, and is continuing to climb. In fact, U.S. manufacturing broke record profits in 2011, and manufacturing output is currently 35 percent above pre-recession levels. It just takes fewer people to make all of that stuff because of robots. If you want to get mad at somebody, get mad at them.
Digital Vision./Digital Vision/Getty Images
Seriously, get mad at them ... while you still have the chance.
Seriously, get mad at them ... while you still have the chance.
So why can't you find anything in your house that's made in America? Because America makes supercomputers and jumbo jets, while countries like China produce all of your cheap consumer stuff. Cheap-labor countries base their manufacturing on having a ton of people who can sit in factories for 18 hours a day assembling iPods. America's manufacturing is centered on its high intellectual capital, which produces more skilled workers able to make far more advanced things with far fewer people. It's estimated that American workers are almost six times more productive than Chinese workers. That's why, in 2009, American manufacturing produced more than China with less than half the workers.
And while the recession may have wreaked havoc on Detroit, the auto industry is also coming back with a vengeance. As of now, the auto industry is on track to reach its record-breaking 2007 sales, and the two companies that received government bailouts have paid them back. It won't result in as many high-paying union manufacturing jobs as the "good old days" because, well, we've gotten way more efficient at making things. There could be worse problems to have, right?
Stockbyte/Stockbyte/Getty Images
"For instance, the position of 'sparks shooter' used to take six men. Now, our sparks-shooting technology just requires one."
"For instance, the position of 'sparks shooter' used to take six men. Now, our sparks-shooting technology just requires one."
#3. Illegal Immigrants Appear to Be Helping the Economy
Ablestock.com/AbleStock.com/Getty Images
What You've Heard:
You've heard the argument from political demagogues and your racist uncle alike -- every year, thousands of illegal immigrants pole vault over the southern border and run free in these United States, feeding off the government teat. Once here, not only do they take jobs from honest, hard-working Americans, but they also suck all the money out of social services and don't pay taxes. It's obvious that, if we ever want to get out of this economic slump, we have to round each and every immigrant up, ship 'em all back to Mexico (even the ones that didn't come from Mexico), and fortify the American border with lasers and electric eels.
David McNew / Staff / Getty
Also snake cannons. Halliburton's heavily invested in rattlesnakes.
Also snake cannons. Halliburton's heavily invested in rattlesnakes.
But Actually ...
The idea is that these impoverished people cross over, live off the grid, and soak up America's precious tax dollars. But actually it's estimated that illegal immigrants pay $15 billion a year into social services and only take $1 billion out of it. Social services actually relies on illegals' taxes to help the system remain solvent.
How the hell is that possible? Well, for one thing, you can't exist in America without paying taxes -- just by living here and buying things, you're paying sales and property taxes. It's true that some immigrants aren't paying income taxes (in America, if your income is low enough, you aren't paying taxes anyway), but somewhere between 50 percent and 75 percent are. On the other hand, very few illegals are able to benefit from Social Security because it's really hard to get it without a legitimate Social Security number.
Comstock/Comstock/Getty Images
"I'm sorry, sir, but 'four' is not an acceptable Social Security number."
"I'm sorry, sir, but 'four' is not an acceptable Social Security number."
And then you have the "they're taking our jobs" narrative, but for the most part, illegal immigrants are taking jobs that Americans just won't do -- farmers who want to hire Americans are often unable to find people willing to do the work. In Alabama, after they enacted tough new laws to drive out the illegal immigrants, the poultry industry went into crisis because legal Americans would rather be unemployed than spend their days carving up chicken parts.
Then there's the argument that illegals drive down wages, because they're basically willing to work for peanuts, right? Well, it's true that illegal immigrants lower wages somewhere between 0.4 percent and 7.4 percent for low-skilled workers, but for the rest of America, there is virtually no impact on wages. In fact, immigrants actually increase the income of American families a small amount. By taking on the grunt work that Americans don't want to do, immigrants free up skilled workers to do more of the work that they're paid higher wages for.
Digital Vision./Photodisc/Getty Images
Like "gold coin shirt screamer."
Like "gold coin shirt screamer."
Boil it down, and the majority of economists agree that illegal immigrants have a net positive effect on the economy. Which seems hard to argue against -- if they're "taking our jobs," it means they're working, and getting paid, and spending that money. That isn't bad for the economy -- that is the economy.
But while we're stepping into hot-button issues ...
#2. Deficits Aren't Always Bad
Jupiterimages/Photos.com/Getty Images
What You've Heard:
It's a simple principle -- if you make $2 and spend $5, then you are $3 in debt and need to tighten your purse strings, Spendy McSpenderson. But Obama and Congress must have been four hours into a rampant coke binge when this very simple concept was explained to the rest of us and they can't seem to get it through their heads. We're in a recession, and yet they still choose to run deficits, because they're big-spending nanny state socialist wackjobs.
Jupiterimages/Goodshoot/Getty Images
"Bring me two espressos, and on your way back, make it illegal to dance in Montana."
"Bring me two espressos, and on your way back, make it illegal to dance in Montana."
But Actually ...
The big problem when trying to understand deficit and budget stuff is that everyone wants to compare it to their own household budget (a favorite tactic of pundits). It's understandable that people want to try to simplify the issue, but this is one of those times when simplifying makes it wrong.
While it seems absurd to think that a country, a business, or anyone else can "spend their way out of hard times" (because it sounds like a drunk spending more money on gin in order to forget the problems caused by yesterday's gin), for every government, running a deficit is just something they have to do when the economy is bad in order to keep it from getting worse.
Ryan McVay/Photodisc/Getty Images
"Hey, buy your ol' lady somethin' nice, eh? It's on us."
"Hey, buy your ol' lady somethin' nice, eh? It's on us."
It works like this: When the economy goes into recession, people obviously have less money. That means the government has to cut taxes to give people a break. That means less revenue, and on top of that, the government has to spend more on unemployment benefits, food stamps, and such because a lot more people need them now. So basically the government has less money and higher bills. And you want the government to keep spending that money, not because we're all communists who want to be enslaved by Big Brother, but because that spending helps the government to stabilize the downfall.
The biggest problem with an economic downturn is the potential for a death spiral -- you lose your job, so you don't have money to spend at McDonald's, then McDonald's closes and all those people lose their jobs, then they don't have the money to spend at the grocery store, then it closes, etc. The government, however, can use its borrowing power to break that chain reaction -- you lose your job, but you have food stamps, which you spend at the grocery store, so it doesn't have to close and its employees can keep drawing paychecks. That way you don't get into a situation where everyone is out of work at once -- you keep things afloat until people can find work again.
Then once things have turned around -- and this is key -- you start paying those deficits back. Oh, look at this -- the U.S. deficit has been slashed by a third just over the last few months. How about that.
Mandel Nagan / AFP / Getty
"Nothin' but net. And sound fiscal policy."
"Nothin' but net. And sound fiscal policy."
But the point is, this is why the political arguments about the deficit tend to be somewhat full of shit -- it's not a war between the hard-working private sector and the evil oppressive big government. It's about how much money the government should pump into the private sector to keep it afloat, and how much debt it can take on.
Which finally brings us to ...
#1. America Doesn't Have a Debt Crisis (Not Yet, Anyway)
Stockbyte/Stockbyte/Getty Images
What You've Heard:
If there's one thing politicians and pundits like to preach doom and gloom about, it's the oncoming debt Armageddon. The United States is spending money like a lottery winner with terminal cancer and racking up debt much faster than it can repay it. The U.S. now owes $16 trillion, a number so high, we don't even know how many zeroes it has. Politicians frequently use a bunch of fancy graphs to highlight the fact that America is running headlong into financial ruin. Washington, they say, is going to have to curb its spending fast or else we're going to wind up like Greece -- utter collapse, followed by rioting in the streets (as a common talking point goes).
Jupiterimages/Photos.com/Getty Images
Although it does look a little like certain parts of St. Louis.
Although it does look a little like certain parts of St. Louis.
But Actually ...
The raw number is mind-boggling, but that number only matters when compared to the size of the economy. For instance, if you personally wound up $20 million in debt, your only option would be faking your own death and starting a new life in some foreign land. Donald Trump, on the other hand, takes on $20 million in debt on impulse purchases he barely notices. It all comes down to how rich you are, and the U.S. economy is the Donald Trump in that scenario (the total assets of the USA are around $200 trillion).
So for instance, one way to measure how screwed a country is involves measuring public debt against gross domestic product (to compare their debt to their economy). For the U.S., that ratio is 73 percent, which seems high, but it means we're in better shape than Germany, the United Kingdom, Canada, and other countries you don't think of as being on the verge of getting their land repossessed (Japan, for example, is at 214 percent).
flashfilm/Digital Vision/Getty Images
We have no idea why.
We have no idea why.
The other important thing isn't the amount of money that the government owes, but rather the interest on that amount, which is what it actually pays back. That isn't very much, considering that interest rates are at historic lows -- it's very cheap for the U.S. to borrow right now. Also remember that a growing economy can turn the situation around fast -- the government took on a lot of debt during World War II, but the growth of the economy afterward made the debt irrelevant.
Now, again, this isn't a "free government jet skis for everybody!" situation. For instance, there is a real problem with the population getting older and the fact that old people are expensive to take care of. But the U.S. is not like Greece -- the danger is less "Road Warrior apocalypse" and more "higher taxes, later retirement, and possible inflation."
Sean Murphy/Lifesize/Getty Images
"I still sometimes kill people for gasoline, though."
"I still sometimes kill people for gasoline, though."
None of those are good things, but let's not abuse the word "crisis" here. It's OK to step back, take a deep breath, and appreciate that things could be much, much worse.
Marcus O'Reilly hasn't done anything he can brag about, but feel free to email him at oreillyisnotafactor@yahoo.com.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)