El blog reúne material de noticias de teoría y aplicaciones de conceptos básicos de economía en la vida diaria. Desde lo micro a lo macro pasando por todas las vertientes de los coyuntural a lo más abstracto de la teoría. La ciencia económica es imperial.
Los argentinos consumen 100 litros de mate por año Como cada 30 de noviembre, hoy se festeja el día de una de las infusiones preferidas de la Argentina. En esta nota, un recorrido por su historia y los beneficios para la salud que conlleva su consumo Infobae
El mate no reconoce lugares ni clases sociales. Una infusión que se toma en todo el país
Una de las mayores tradiciones argentinas encontró finalmente su conmemoración nacional. Por eso, a partir de hoy y todos los 30 de noviembre se celebrará en el país el "Día Nacional del Mate". Se trata de un homenaje a una infusión que dejó una huella marcada en los vínculos de los argentinos y demostró aportar numerosos beneficios para la salud.
"Lo queremos tanto al mate... Se convirtió en un ritual tan incorporado a nuestras vidas que nos cuesta detenernos a observarlo, mirarlo, olerlo y tocarlo. Es fundamental investigar y profundizar sobre esta infusión para conocerla y disfrutarla mucho más", explicó Valeria Trapaga, primera sommelier del mundo especializada en la cata de yerba mate.
El mate era una bebida consumida hace siglos por los pueblos originarios guaraníes. Luego, su uso se trasladó a los colonizadores españoles en la región y así se convirtió en una pieza fundamental de países sudamericanos como Argentina, Uruguay o Paraguay.
LOS ARGENTINOS CONSUMEN UN PROMEDIO DE 100 LITROS DE MATE ANUALES PER CÁPITA
En el país, las cifras del consumo del mate son elocuentes: una investigación del Instituto Nacional de la Yerba Mate indicó que los consumidores de la infusión ingieren un promedio de 100 litros anuales de mate. Un número que deja en el camino a los 50 litros anuales promedio de las gaseosas, a los 30 litros del vino y a los 34 de la cerveza. En tanto, cada año se compran 240 mil toneladas de yerba mate, mientras que de café se compran 33.400 toneladas y 6 mil toneladas de té.
Como si fuera poco, uno de los grandes valores añadidos del consumo de esa infusión es la consolidación de un ritual de plena índole social. El mate es prácticamente sinónimo de una reunión de charla entre amigos, nexo conector para estudiantes en una noche de preparación para un examen o testigo de una charla histórica entre un padre y su hijo.
"Es un elemento que aparece en el medio de todas las diferencias, acercándonos y rompiendo el hielo. Cualquier distancia que exista, se irá diluyendo con cada cebada. Frente al mate somos todos iguales", aseguró Trapaga.
En Argentina, cada año se compran 240 mil toneladas de yerba mate
Aporte a la buena salud
El mate contiene nutrientes y aporta diversos beneficios a la salud de sus consumidores. En primer lugar, la mateína, su compuesto principal, tiene propiedades energizantes que estimulan al sistema nervioso central, brindan lucidez intelectual y aumentan la concentración.
Además, la yerba mate fue revelada como un antioxidante más potente que el ácido ascórbico, de la Vitamina C. Los llamados polifenoles que contiene, además, detienen el envejecimiento celular, ayudan a prevenir ciertos tipos de cáncer, y aumentan las defensas naturales del organismo.
Como si fuera poco, el mate aporta al organismo las vitaminas A, B1, B2, B3, B5, B6, C, E y hasta 15 aminoácidos. En cuanto a minerales, la yerba mate aporta calcio, hierro, magnesio, potasio, sodio y fósforo, mientras que sus saponinas resultan un factor clave para la reducción del colesterol.
La mateína estimula el sistema nervioso central y mejora la concentración
Cómo distinguir una yerba de calidad
Trapaga explicó la importancia de "aprender a percibir el mate con los cinco sentidos y compartió las herramientas necesarias para enriquecer la experiencia de consumo". Además destacó que "sólo de esta manera es posible detectar si la yerba mate es de buena calidad o no". Trapaga enumeró cinco puntos en donde cada sentido es el protagonista para reconocer la nobleza del mate: Vista: el color de la yerba tiene que ser verde claro con tonalidades amarillentas; las hojas deben exhibir un aspecto limpio y parejo en su color y formas, y los palos tienen que presentarse lo más enteros posibles. Tacto: el polvo debe desprenderse fácilmente de la palma de la mano. Olfato: debe sentirse un aroma a hierba seca con un leve dejo tostado. Puede apreciarse pleno, puro y hasta complejo según sea su procedencia; siempre deben encontrarse esas notas redondas que refieren a su correcta maduración. Oído: al tomar un puñado de yerba mate y presionarlo acercándolo al oído, debe percibirse un crujido. Esto es algo virtuoso porque indica que dicha yerba pasó por un buen proceso de secanza. Gusto: en esta instancia logran fidelizarse todas estas características y los aromas de boca deben enriquecerse con otros matices; es decir, que aparezca un leve toque amargo es una característica agradable. Según haya sido el tratamiento de dicha yerba, sus medios y finales de boca podrán ser cortos, aterciopelados, dulces y redondos o largos, persistentes, profundos y más salvajes.
Millones detrás de los jugos en polvo
Por Diego Cabot | LA NACION
Saborizar el agua en casa se ha convertido en costumbre en la Argentina. En los últimos 10 años, quizá como consecuencia de la crisis que se inició a fines de 2001 y, por qué no, por la mejora en la oferta de los productos, los jugos en polvo se han convertido en un negocio millonario.
En el país se consumen 1700 millones de litros de jugo en polvo, lo que significa que el consumo per cápita de estas bebidas llega a 40,5 litros por año. Lo que era un segmento menor en el competitivo mundo de las bebidas frías sin alcohol se ha convertido en un negocio millonario. En la actualidad los polvitos, que se comercializan mayoritariamente en sobres de 25 gramos, ya representan dos de cada 10 litros de esta categoría en la que conviven con un peso pesado: las gaseosas. Hace 10 años, el peso de los jugos en polvo era de la mitad.
Este negocio, que ha sumado en los últimos años gran variedad de sabores, ya tiene un volumen de 4200 millones de pesos por año, según datos de Mondelez, la líder del mercado que comercializa Tang (40% de market share) y Clight (27%). En 2012, Arcor, otro peso pesado del sector, invirtió 20 millones de dólares para competir en este nicho. Hoy entre ambas empresas se reparten la mayoría de las ventas.
"El fuerte crecimiento se dio a partir de una estrategia que desde 2005 potenció el punto de diferenciación de las marcas: un excelente producto, con un muy buen sabor, a un precio accesible y con marcas de mucha confianza", dicen en Mondelez. El trabajo de las marcas consistió en diversificar el producto para captar también a los adultos, especialmente a mujeres y personas interesadas en cuidar su salud. De todos modos, y a pesar de este movimiento, 54% del total de la ingesta se da en familias con hijos de entre 6 y 17 años, según datos de Nielsen.
Las 15 economías más miserable del mundo Se espera que los consumidores en Venezuela a sufrir más en 2015
por Michelle Jamrisko
A Catarina Saraiva
Andre Fonseca Tartar Bloomberg
La inflación es una enfermedad que puede destruir una sociedad, Milton Friedman, el fallecido premio Nobel de economía, dijo una vez. Añadir el aumento del desempleo para el diagnóstico, y su profesión le atribuye un término más bien de carácter no técnico para el efecto debilitante en las personas: la miseria.
Esa aflicción de este año será más aguda en Venezuela, Argentina, Sudáfrica, Ucrania y Grecia - las cinco economías más dolorosas en el que viven y trabajan, según datos de Bloomberg encuesta que conforman el llamado índice de miseria para el año 2015. ( Es una ecuación simple:. tasa de desempleo + cambio en el precio al consumidor index = miseria)
En el caso de Ucrania, la guerra va a significar un mayor número de bajas económicas. La tensión con los rebeldes apoyados por Rusia prolongará el desempleo en la nación-este europeo, y la inflación no va a ofrecer mucho alivio, las encuestas mostraron. El doble golpe significa que los consumidores ucranianos se fijan para ser el cuarto más triste entre 51 economías (incluyendo la zona del euro) en base a las previsiones de la medida de la miseria.
Agregando a la agonía es el crecimiento de la renta relativamente abismal que dejará de amortiguar los hogares ucranianos contra los precios aún creciente. A $ 8.494 producto interno bruto per cápita de este año, Ucrania sólo bordes cabo las Filipinas entre los países estudiados y medidos con el representante del Fondo Monetario Internacional para la Renta de no Residentes.
El desempleo probablemente subirá a 9,5 por ciento en Ucrania este año a partir de su tasa de 8.9 por ciento a partir del tercer trimestre de 2014, los datos de la encuesta muestran. La inflación se prevé que aumente a un ritmo del 17,5 por ciento en 2015, comparado con el 24,9 por ciento de diciembre Tasa de año a año.
Las expectativas deprimentes para Ucrania todavía no son tan malo como lo que la nación asediada enfrentó en 2014, cuando terminó segundo en el índice de miseria. Los 2.015 proyecciones, triste como son, harían Ucrania suficientemente brillante para saltar más allá de Sudáfrica y Argentina a partir de las lecturas de la miseria en índices del año pasado.
Los tres países que probablemente verán la miseria más económica en el 2015 - México, Argentina y Venezuela - no se han movido mucho de sus 2,014 clasificaciones, cuando ocuparon tres de los cuatro primeros lugares, según los datos.
En el 78,5 por ciento, la tasa de inflación del IPC estimado en el regreso a la espalda, más miserables Venezuela más que cuadruplica la tasa de inflación de Ucrania. La grave escasez de productos básicos en Venezuela la semana pasada llevó a la vecina Trinidad y Tobago para ofrecer un pañuelo de papel de intercambio por petróleo.
Cinco años después de los inversores popularizó el término "PIIGS" para describir un puñado de países europeos con déficits presupuestarios hinchados, cuatro de esos cinco países se mantienen en una situación desesperada, según los índices de miseria proyectadas.
Grecia es quinta, España es sexto, Portugal es el 10 e Italia es 11º en el ranking de este año, aunque cada espectáculo en la media proyectada niveles de ingresos en relación con la encuesta compañeros. (Irlanda felizmente se sienta al final de la cadena en el puesto número 16 en el ranking de la miseria y con un PIB mucho mejor que el promedio per cápita de $ 48.787. Las 51 economías de nuestro PIB medio per cápita índice de miseria de $ 31.079.)
Basta ya de la triste noticia. Para la toma vaso medio lleno, permanezca atento a nuestra toma en las economías más amigable para el consumidor en 2015.
El sorprendente vínculo entre el tamaño del corpiño y hábitos de gasto De acuerdo con datos recientes del gigante del comercio electrónico Alibaba, las mujeres con senos más grandes tienden a tener también más ...
Por Zoe Henry @ ZOELAHENRY - Inc.
IMAGEN: Getty Images
Olvídese de costo de vida, señoras: La verdadera razón por la que usted está perdiendo dinero en efectivo puede ser su talla de corpiño.
Este verano, el equipo de análisis en Alibaba reveló una tendencia interesante en el gasto del consumidor: Mediante el análisis de las ventas de la ropa interior, encontraron que las mujeres con pechos más grandes (es decir, aquellos que compraron tallas de corpiño más grandes) también tienden a gastar más, en promedio, que las menor dotadas (es decir, aquellos que compraron tallas de corpiño más pequeñas). En concreto, el 65 por ciento de las mujeres propietarias de una copa B o más pequeño cayó en la categoría de bajo gasto, mientras que las mujeres con una copa C o más alta tendían a encajar en un grupo intermedio o alto.
Sin duda, la validez de esta conclusión es sospechoso, y vale la pena señalar que los adolescentes - que tienden a tener significativamente menos poder adquisitivo - probablemente ser los que compran los sujetadores más pequeños.
Aún así, el estudio asiente con la cabeza a un enorme potencial del gigante del comercio electrónico para los datos de la cosecha, y en particular en los talones de sus solteros Día, en el que se trajo en un total de $ 9,3 mil millones en ventas con un máximo de 2,85 millones de transacciones por minuto. "Sólo hemos visto la punta del iceberg", el vicepresidente de Alibaba Joseph Tsai dijo Cuarzo. "Realmente no hemos hecho ni el 5 por ciento del aprovechamiento de esos datos para tomar realmente nuestras operaciones más eficientes, los consumidores más satisfechos."
Al parecer, el apalancamiento que se inicia con los pechos.
¿Qué van a crunchers datos de Alibaba acudir a la próxima? Deja que tu imaginación vuele.
17 trucos que las tiendas usan para hacerlo gastar más dinero
¿Accidentalmente ha comprado mucho más de lo previsto?
Pudo no haberlo planeado. Desde supermercados a las tiendas de ropa, los centros comerciales han sido cuidadosamente diseñados para llegar a gastar la mayor cantidad de dinero posible.
¿Quiere batir a los minoristas en su propio juego? Entonces será mejor que aprendas cómo piensan.
Un letrero grande, audaz "SALE " ayuda a hacer que la gente en la tienda , donde son propensos a comprar artículos no venta.
Una vez que entras , está el carrito de compras. Este invento fue diseñado a finales de 1930 para ayudar a los clientes a hacer compras más grandes con mayor facilidad.
En los supermercados , los departamentos de alto margen, como productos horneados florales y frescas se colocan cerca de la puerta principal , por lo que ellos encuentran cuando su carrito está vacío y sus espíritus son altos.
Flores y productos de panadería también se sientan cerca de la parte frontal de las tiendas porque su olor atrayente activa las glándulas salivales , lo que hace más probable que la compra por impulso.
A los supermercados les gusta esconder sus productos lácteos y otros productos esenciales en la pared del fondo, lo que obliga a ir a través de toda la tienda para llegar a ellos.
Una vez que los clientes empiezan a caminar a través del laberinto de una tienda de los pasillos, que están condicionados a caminar arriba y abajo de cada uno, sin desviarse.
La mayoría de las tiendas se mueven los clientes de derecha a izquierda. Esto, combinado con el hecho de que Estados Unidos conduce por la derecha, hace que las personas más propensas a comprar artículos en el lado derecho del pasillo.
Cualquier cosa de una tienda de verdad quiere que los clientes compren se coloca al nivel de los ojos. Ítemes particularmente favorecidos se destacan en los extremos de los pasillos.
También hay nivel de los ojos de niño. Aquí es donde las tiendas ponen juguetes, juegos, cereales azucarados, dulces y otros artículos de un niño se ve y rogar a sus padres para comprar.
Los puestos de prueba y los demás pantallas que ralentizan mientras que la exposición a los productos nuevos.
Las tiendas también quieren artículos que sean de fácil acceso. La investigación muestra que tocar elementos aumenta la posibilidad de una compra.
El color afecta a los compradores, también. La gente es atraída a las tiendas por los tonos cálidos como los rojos, naranjas y amarillos, pero una vez dentro los colores fríos como los azules y verdes animan a gastar más.
¿Escucha esa música? Los estudios demuestran que la música lenta hace que la gente compra sin prisa y gaste más. Propale música más motivadora y fuerte en la tienda y no afecta a las ventas. La música clásica estimula las compras más costosas.
El tamaño importa tienda, también. En lugares con mucha gente, la gente pasa menos tiempo de compras, hacen menos compras (previstas e impulsivas) , y se sienten menos cómodos .
Las tiendas no sólo te quisieren engañar con las ventas, que también utilizan - por tiempo limitado para aumentar su sentido de urgencia en hacer una compra.
El área más rentable de la tienda es la cola de la caja. Las tiendas de operaciones bancarias en los clientes que sucumben a los bastidores de dulces y revistas mientras esperan.
Por último, existe la ubicua tarjeta de "comprador valorado". Esta tarjeta le da una trato ocasional a cambio de su lealtad de los clientes y los datos personales de valor.
Radiografía del consumidor "gasolero": 10 tips que definen a la clase media frente a las góndolas Antes se hablaba de compradores compulsivos y oportunistas. Ahora, se dice que los argentinos son "busca promos" pero también han modificado, en los últimos tiempos, algunas actitudes y preferencias a la hora de los gastos. Qué opinan los expertos. Hasta qué punto encuadra usted en este perfil. iProfesional
Los argentinos se han convertido prácticamente en expertos a la hora de las compras. Leen etiquetas, eligen los envases que más les convienen, evitan tentarse y se fijan con qué plástico les viene mejor pagar para obtener más beneficios.
Acostumbrados a ser víctimas de las fuertes subas de precios en el supermercado, los consumidores conocen muy bien cuál es la manera de adaptarse a un escenario en cual la cautela y la racionalidad son las claves para cuidar el bolsillo. Y más aún en un momento en que la inflación -de acuerdo con consultoras privadas y el índice del Congreso- ronda el 24 por ciento.
Es en este contexto en el que "los consumidores no esperan los aumentos de precios ni se quedan quietos. Van en busca de oportunidades", explica Juan Manuel Primbas, country manager de la consultora epecializada en consumo Kantar Wordpanel.
En este sentido, el experto puntualiza que los argentinos aprovechan:
• Las "básicas", que son las que se asocian con productos que implican un menor desembolsoy están estimuladas por el uso de las promociones y rebajas.
• Las "de valor", como son los viajes de placer al exterior o la compra de automóviles, que son percibidos como una inversión.
Así, la actitud "oportunista" se presenta como el resabio que quedó de dos años atrás cuando el consumo atravesaba un mejor momento que el actual, aclara el consultor Guillermo Oliveto, director de W consultora, y se lo caracterizaba como "oportunismo compulsivo" porque se adquirían productos que no siempre eran imprescindibles.
Pero los tiempos han cambiado y del viejo "binomio" sólo quedó vigente el término"oportunista", mientras que hoy la "compulsión" por las compras brilla por su ausencia.
"Estamos viendo que el argentino sigue siendo un aprovechador de beneficios, que busca sacar el máximo rédito de los descuentos que se le ofrecen", destaca en diálogo con iProfesionalEmiliano Schwartz de la consultora Tomadato.
En tanto, para Ignacio Amodei quien es director de trade de la firma CCR: "La gente trata como puede de defender su poder adquisitivo".
Y esta intención se hace evidente en el supermercado donde el cuidado del peso se traduce en un comportamiento concreto.
De esta manera, explica a iProfesional Adrián Kittner desde eConsultora, "la actitud en las góndolas se vuelve más racional". Y agrega que los argentinos "estudian los productos y se fijan cuánto contienen".
Diez señales
Esas son sólo algunas de las características que definen el perfil "gasolero" de los consumidores argentinos. Según los analistas, existen distintos "tips" que los "retratan" y ellos son:
en consumo detectan una serie de comportamientos que dan cuenta de que la "actitud gasolera" está presente a la hora de recorrer las góndolas.
Según los expertos, estos son algunos de los síntomas de en la actualidad, reina la cautela:
1. Prefieren los formatos de cercanía para no "tentarse"
Los almacenes de barrio y supermercados chinos son las opciones preferidas para no llevar nada de más en el carrito.
Sucede que estos formatos cuentan con la ventaja de que ayudan a ahorrar tiempo y dinero.
Estos espacios son ideales para realizar compras más restringidas y racionales ya que, como lo explica Amodei, "en los fomatos de cercanía los argentinos evitan algunas tentaciones".
Sin embargo, en la dura batalla por ganarle a la competencia, las grandes cadenas de supermercados no quisieron quedarse atrás y supieron adaptarse a este escenario.
De hecho, indica Amodei, en el último tiempo "crecieron mucho las bocas de cercanía impulsadas por los retailers". Es el caso de "Changomás" (la opción chica de Walmart), "Coto mini" (de la firma homónima) y "Carrefour Express" (uno de los formatos pequeños que ofrece la cadena).
2. Valoran y aprovechan las promociones
Ésta es una característica clásica de los "buscadores de oportunidades" que se vio acentuada en el último tiempo a partir de la intención de los argentinos de no abandonar sus gustos pero, a su vez, no gastar una fortuna.
"Los consumidores no quieren perder su hábito y, por eso, aprovechan todas las ofertas que pueden", apunta Schwartz.
En tanto, Adrián Kittner señala que "este comportamiento se profundizó en el último tiempo" para luego agregar que los beneficios más valorados por los consumidores son:
• Los descuentos que algunos supermercados brindan en la segunda unidad.
• Las promociones sobre los congelados que salen los fines de semana.
• Las rebajas que ciertos retailers ofrecen para la compra de lácteos.
3. Cuantas más cuotas, mejor
El esquema de cuotas es un beneficio que, indudablemente, seduce a los argentinos. Y esto es así, aun cuando el costo de abonar en varios pagos sea igual a cero.
En este sentido, Kittner remarca que actualmente "los supermercados suelen ofrecer hasta 3 cuotas sin interés y un promedio de 6 cobrando por ello".
4. Eligen envases que les permiten ahorrar
A pesar del impulso con el que se venían imponiendo los envases de tamaño "XS", muchos consumidores advierten que volvieron a las góndolas los olvidados paquetes de formato "familiar".
La razón: los argentinos se cuidan más y, en algunas ocasiones, edeciden desembolsar más dinero y llevarse un packaging más grande, en tanto represente un precio menor por unidad. De esta manera, sienten que "hacen negocio".
En este punto, Kittner afirma que los consumidores "se llevan los que rinden más porque, en promedio, les sale más barato".
5. Se preguntan si lo que compran es indispensable y calculan gastos
Después de años de acostumbrarse a darse los gustos en el supermercado, las familias se han vuelto más racionales a la hora de tomar un producto y meterlo en el changuito.
"Hoy son más selectivas en cuanto a la cantidad de mercadería que se llevan porque miden más los gastos del súper", destaca el ejecutivo de eConsultora.
Inclusive, agrega, cada vez son más los que tratan de "ajustar" sus compras a una planificación previa: "La gente hace un estimativo de lo que va a gastar e intenta no alejarse mucho de ese número".
6. Ya no descartan las segundas marcas
Si bien todavía no se puede hablar de un paso generalizado a las segundas marcas, el rechazo a los productos que no son de firmas líderes va cediendo espacio frente al cuidado del bolsillo.
Y esto se advierte particularmente en algunas categorías puntuales. Principalmente, "en productos enlatados, lácteos y artículos de perfumería", enumera Kittner.
7. Son menos fieles a una cadena en especial
Mientras que años atrás era habitual la fidelidad de los consumidores hacia una determinada cadena, en la actualidad, los argentinos alternan distintas opciones en sus compras según cuál sea la que les ofrezca un mayor beneficio cierto día de la semana.
Al respecto, Amodei destaca que "la gente suele combinar entre distintos puntos de venta".
8. "Inspeccionan" las etiquetas
Los especialistas consultados por iProfesional aseguran que, en los últimos tiempos, los consumidores se volvieron "expertos" en analizar las etiquetas de los artículos.
A pesar de que muchos advierten que las mismas están cada vez menos a la vista y, en ocasiones, sus datos son confusos, una vez que las encuentran, los compradores empiezan a "inspeccionar" puntillosamente la información que contienen para saber si realmente "les conviene" ese producto.
"Ahora analizan en detalle la etiqueta antes de decidirse a comprar", señala Schwartz.
9. Miran más los precios "por kilo"
Una clara señal de la cautela es que los argentinos están más alerta frente a las posibles "trampitas" que las marcas puedan "tenderles" para tentarlos con productos más costosos.
Por este motivo, apunta el ejecutivo de Tomadato, los consumidores "intentan evitar confundirse con el packaging".
Y una de las mejores maneras de hacerlo es prestando atención no sólo al valor de cada artículo, sino también al precio por kilo, lo que les permite realizar una mejor comparaciónentre las opciones disponibles en las góndolas.
Así lo confirma Kittner: "La gente se fija cada vez más cuál es el contenido de la mercadería y su valor por kilo".
10. Ya no adelantan consumo
Atrás quedaron aquellas épocas en las que, para ganarle a la inflación, los argentinos compraban de antemano todo aquello que podían.
Hoy, en cambio, cuidan más el bolsillo y ya no es tan habitual ver los changuitos cargados de mercadería pensada para ser consumida durante varios meses.
Así lo explica Schwartz: "Ya no se compra tanto por anticipado por más de que la inflación siga siendo alta".
En la misma línea, el consultor apunta que el "stockeo" deja de ser un hábito corriente, producto de que hoy los compradores prefieren llevarse lo justo y necesario.
Vivir pegado a una autopista, sentir el temblor de la casa por el paso del tren, escuchar los llantos de la sala velatoria de al lado, convivir con un taller de motos. La lista de lugares incómodos para vivir podría seguir en una parrafada interminable.
Gloria, Camila y Mariana traen como ejemplos sus pequeños infiernos cotidianos. A Gloria le instalaron frente a su casa un cartel luminoso que funciona como un televisor gigante que no se apaga nunca. Camila vive entre una estación de bomberos y una central de policía; las sirenas, que se encienden hasta cinco veces por día, la obligan a pausar su vida mientras el terror lo ocupa todo. Mariana, que compró su casa en una zona tranquila de Palermo a fines de los 90, hoy padece la música de multitud de bares, las parvas de basura de restaurantes, los desechos de borrachos y la imprudencia de automovilistas que estacionan frente a su garaje y la dejan presa en su casa durante horas.
EL CARTEL LUMINOSO DE GLORIA
Gloria Slemenson compró la casa donde vive, en la avenida Federico Lacroze 3472, en el barrio de Colegiales, en 2006. Estilo antiguo, tres ventanales alargados, altísimos en el frente. El sol de primera hora de la tarde, justo sobre el sofá donde dormiría su siesta. Así lo hizo durante seis años. Su vida cambió cuando el teatro que había frente a su casa se convirtió en la radio Vorterix y se instaló un cartel luminoso que ocupa todo su frente y se refleja con sus luces de colores hasta en el último rincón de su hogar, hasta entonces, apacible.
"Nos pusieron esta especie de televisor que no se apaga nunca y que pasa las mismas publicidades continuamente y no nos permite decidir cuánta luz queremos tener, si queremos estar a oscuras. Es un constante movimiento, un estímulo que no para de molestarte los ojos", dice Gloria, y su voz es una mezcla de queja y bronca. Ella lo llama impotencia. También dice que es un odio el que le genera a veces. "Quilmes, Pepsi, Movistar, Samsung y Sion. Hace poco agregaron una de Halls", recita de memoria el listado de publicidades. "Después las caras de ellos, los de la radio; tengo ganas de tirarles con dardos", se sincera.
"Para no tener el parpadeo del cartel tendríamos que vivir con las persianas cerradas, herméticas y además colgar frazadas negras para que no se filtre. Y la realidad es que a mí me gusta vivir con las persianas abiertas"
La rutina de la familia, que también integran sus dos hijas adolescentes, cambió con este artefacto inmenso que parpadea incansable. "Si querés ver televisión en el living tenés que cerrar las persianas, si querés leer tranquila o usar la computadora, también. Es todo un preparativo cada vez", dice Milena, una de las hijas, instalada en la sala de estar, el lugar donde "ya no se puede estar". Irrita, estresa estar en ese pseudo boliche bailable.
Es de noche, el momento en que el cartel no tiene nada que envidiarle al que aparece en elcapítulo del negocio de pollos en la serie Seinfeld. Mientras madre e hija hablan de espaldas a los ventanales sus caras se vuelven rojas, blancas, rojas otra vez. En los cuadros también rebota la luz del armatoste. Cuentan que el espacio central de la casa ahora se usa menos. A veces, prefieren comer en la cocina para no recibir de lleno el impacto del "nuevo integrante de la familia", como le dicen. En la cocina no se escapan por completo, sólo se reduce el efecto. En la ventana que da al patio, ya no se ve el jardín: también se dibuja el cartel. Publicidades, recitales, las caras de los locutores tamaño gigante.
"Cuando hice una reunión por mi cumpleaños, las primeras dos horas toda la gente estaba hablando del cartel, porque es el nuevo protagonista de la casa. Es una invasión total", se lamenta Gloria, que es arquitecta y cuenta lo mucho que le costó conseguir una casa que le gustara. Su casa le encanta, a no ser, claro, por el detalle del cartel. "Cuando mi otra hija festejó su cumpleaños los amigos le decían: 'Qué linda tu casa, lástima el cartel', lo dice con pena. Se toma la cabeza. Estar un rato en su casa produce dolor de cabeza.
Video: Vivir frente a un cartel que invade toda la casa
Recuerda que cuando eligió vivir en esta casona dedicó tiempo a la iluminación. Dicroicas en ambos extremos de la biblioteca; lámparas focalizadas sobre los cuadros, la luz principal más potente, una más tenue en la zona del sillón. Todo quedó anulado. Aún cuando todas las luces de la casa de Gloria estén apagadas, parece que el televisor no cesara nunca.
"Para no tener el parpadeo tendríamos que vivir con las persianas cerradas, herméticas y además colgar frazadas negras para que no se filtre. Y la realidad es que a mí me gusta vivir con las persianas abiertas y me gusta ver la calle y me gusta el barrio y el edificio donde está el cartel, que es un edificio antiguo que tenía un frente que estaba bien. Y me molesta esta situación: que de golpe y porrazo estemos destinados a soportar esto porque alguien decidió hacer un negocio y no hace otra cosa que pasar publicidades que genera ingresos a su empresa y no genera nada que valga la pena", protesta, se enoja cada vez más. Hace un año y el enojo no pasa.
Agotó varias instancias de diálogo: intentó que la atendieran en el edificio de enfrente, trató de conversar con vecinos -como no les da de lleno el cartel, dijeron que en sus departamentos viven como si todas las noches hubiera relámpagos-, hizo al menos siete denuncias en el CGP de su barrio, en el gobierno porteño, una presentación en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, participó de una mediación, pero no tuvo suerte. "Ahí está", dice, señala hacia la luz roja, blanca, roja otra vez.
Gloria pensó en mudarse, pero no le parece justo. "Me gusta mucho mi casa. Me da bronca que me la arruinen", dice. "¡Esa propaganda es la peor!", interrumpe Milena. El cartel es la atención de las miradas. "Cartel luminoso, es una trampa, es una publicidad de Sion", lee en voz alta. "Parece una cargada".
Cuando Camila alquiló un departamento en un noveno piso de la calle Camargo 673, en el barrio de Villa Crespo, no prestó atención a sus vecinos. De un lado, un cuartel de bomberos, del otro, una sede de la policía federal, en el contrafrente un colegio, con jardín de infantes incluido. Las tres veces que fue a verlo no vio autobombas, ni patrulleros, ni chicos. Ningún sonido extraño que la alertara.
Pero esa primera noche en su nueva casa, cuando todavía tenía la mayoría de sus cosas en cajas, empezó a sonar una sirena que la paralizó. "Estaba cenando tranquila después de un día de ir y venir con cosas cuando arrancó una alarma muy fuerte, muy chillona. Me cuesta describirla", dice. "Me asusté, no sabía qué pasaba. Parecía que sonaba adentro de mi casa", cuenta a LA NACION ahora, casi un año después del episodio imborrable.
Se asomó al balcón de su pequeño departamento y los vio. "Los bomberos se movían rápido, con gracia; cada uno parecía saber qué hacer. Algunos se iban poniendo sus trajes por el camino. Deben haber sido pocos minutos pero para mí, fueron eternos", dice. Ella los miraba. No podía hacer otra cosa más que quedarse ahí esperando que el autobomba se llevara ese agudo total. Esa noche no ocurrió, pero a veces se unen los patrulleros de la comisaría. Camila ahora ya sabe eso y sabe también que la sirena de los bomberos puede sonar hasta cinco veces por día.
"Mientras suena la sirena es una invasión total, olvidate de hacer nada"
"Mientras suena es una invasión total, olvidate de hacer nada", dice. La vida se pone en pausa. Si Camila estaba cocinando, tiene que dejar de hacerlo. Si escuchaba música, debe apagarla. Si hablaba por teléfono, se ve obligada a cortar. Si miraba una película, pone stop. Si dormía, se desvela. Incluso en la pileta de la terraza se paralizan todos.
"A la gente que me conoce no le digo de este problema. A veces tengo visitas y si se lo encuentran, se lo encuentran. ¿Qué pasa?, me dicen. Todos se quedan paralizados, no entienden nada", cuenta. En sus caras revive sus primeras veces. "Se nota que el sonido los altera".
Con la policía es menos grave, admite. Los escucha menos porque están en el contrafrente. "La sirena de la policía se suma cuando hay algo muy importante y entonces sí salen varios patrulleros juntos. Ahí se escuchan". Nada comparable con la sirena de los ágiles hombres de mamelucos y cascos.
"El recreo, quiera o no, es mi despertador"
Su primera mañana en el nuevo hogar también fue memorable. Se despertó cerca de las nueve cuando sonó el primer timbre del recreo. Desde la ventana de su cuarto subían los gritos de los chicos que corrían por el patio, cantaban, jugaban. "A la mañana me despiertan ellos sí o sí; quiera o no son mi despertador", dice. Camila cuenta que hay días en que le resulta alegre mirarlos divertirse y se los queda mirando, aún somnolienta. "Otras veces me dan ganas de que se callen y dejen de gritar. Porque tienen cantitos grupales, también a veces se cargan entre sí a los gritos", explica.
Un universo nuevo de voces agudas. Nada comparable con la sirena de los ágiles hombres de mamelucos y cascos.
MARIANA Y EL CAOS DE VIVIR EN PALERMO HOLLYWOOD
Esa noche a mitad de semana, cerca de las once, Mariana se pasó un buen rato estacionada frente a la casa de Honduras, en el barrio de Palermo, que luego se decidió a comprar. No se veía un alma por la calle, tanto que pensó que la tranquilidad le daba un poco de miedo. Hace quince años de esto. Ahora el barrio que ella describe está en las antípodas: se convirtió en Palermo Hollywood, una zona de Buenos Aires donde bares, restaurantes y boliches ocuparon los lugares de las casas de familia, los vecinos históricos que, de a poco, se fueron yendo.
Mariana también quiere irse y esa es la razón por la que no quiere dar su apellido, ni permitir fotos en el frente de su casa. "Tengo que vender. Hace años que quiero vender", dice, varias veces en la entrevista con LA NACION. Son las seis de la tarde, el living de su casa aún no recibe la música tipo marcha del bar contiguo, que se transforma en boliche con DJ en vivo.
Cuenta que en estos años ya padecieron los más variados problemas con los nuevos inquilinos: ruidos molestos, humedad, extractores que no funcionan, bolsas de basura frente a su casa, tránsito imposible. "Era un barrio de familias. Durante el día había más o menos movimiento porque estaba el canal América; pero en los últimos años explotó de día y de noche. Abrieron muchas productoras y no tenés nunca lugar para estacionar; además están los restaurantes que funcionan al medio día y a la noche. Después, tenés los bares/boliche que empezaron a brotar", relata Mariana.
El cambio de entorno empezó a complicar su vida. Con el primer restaurante que se instaló al lado de su casa el grave problema fue un extractor que funcionaba en la terraza vecina, pegada a la suya, y que desparramaba grasa al punto que la familia la clausuró. "No se usó más ni para tender ropa, ni para estar. Porque subía la grasa y en la terraza salía algo que giraba, como un dispersor de grasa, entonces ensuciaba el piso, la ropa, todo", recuerda. Habla de una "pelea a muerte" con los vecinos. Dos años vivieron así hasta que los inquilinos se terminaron yendo porque al parecer no les iba bien.
Luego vino otro restaurante. "Cambió el extractor", aclara, como si fuera un hito en su vida. Mariana pensó que todo iría mejor esta vez. Pero habilitaron la terraza en verano y la alquilaban para fiestas de quince. "Ponían karaoke. Era como tener el karaoke acá adentro", se toma la cabeza de sólo pensar en esas épocas. Hizo tantas denuncias que logró que suspendieran el servicio de fiestas. En esa época, frente a ese restaurante abrió otro, tipo parrilla. Fue un caos de gente. "Se puso de moda, servían bien, barato, no sé. Para nosotros eran un infierno esos dos locales juntos", dice.
Ahora no la pasan mucho mejor. El bar que se instaló hace casi un año varias veces por semana contrata a un DJ y pone música en un local que no tiene aislamiento acústico. "Sigue siendo la misma casa del 1800 con puertas de vidrio, pero lo usan como un boliche. No sólo eso sino que habilitaron la terraza y ponen parlantes, con lo cual es como tener un boliche ahí pegado, al aire libre", relata. Las terrazas están separadas por una medianera. Incluso Mariana construyó su habitación allí para escapar a los ruidos de la calle. Pese a estar preparada con vidrios dobles la música le resulta "enloquecedora".
"He tenido que bajar en pijama a las tres de la mañana un miércoles, pararme en el medio del boliche y, hecha una loca a los gritos pelados, pedir que bajen la música"
A sus hijos adolescentes también les molesta. A veces, en solidaridad con su madre, van a mitad de la noche a pedir si pueden bajar la música. "Por el ruido del boliche de al lado he tenido episodios de bajar en pijama a las tres de la mañana de un miércoles, pararme en el medio del boliche con toda esa gente tomando tragos de no sé qué cuernos y yo, hecha una loca a los gritos pelados, pedir que bajen la música. En el medio, sacada, no era yo. Y salía y revoleaba sillas", dice, la misma mujer que conversa amable desde hace una hora en su living. "Como una cosa de bronca. Porque no podés creer que nadie pueda hacer nada con esto. Yo quiero dormir no estoy pidiendo nada de otro mundo". La respuesta que recibe de los dueños de la noche es que ni sueñe con que bajen la música: la música aumenta el consumo de alcohol y ese es el negocio.
Al ruido lo sufren todos en la casa. "Como la habitación de mi hija Vicky da a la calle ella además padece a los que toman en la vereda. Cuando se levanta su frase es: 'No sabés lo que fue anoche'. Lo que pasa es que salen borrachos a cualquier hora de los boliches de por acá. Estacionaron los autos, ni se acuerdan dónde y gritan, andan de acá para allá, prenden los autos con música y no se van. Se quedan, se quedan, se quedan", repite Mariana. Suena cansada.
No son sólo gritos. Encuentran botellas, también orinan en el frente de la casa. "A veces, hemos encontrado a alguno muy borracho tirado acá. En ese caso no podemos hacer más que llamar a la policía, pero si no hizo ningún destrozo no lo pueden venir a buscar", comenta. Además de personas, también se encuentra con autos frente a su garaje. No respetan ni el cartel de no estacionar, ni la línea amarilla; ni los trapitos los intimidan. "Tenemos trapitos, que todo el mundo los odia pero yo los amo porque evitan que me estacionen en el garaje", dice. Aunque admite que no siempre da resultado. A veces ellos se distraen o directamente no les hacen caso y estacionan frente al garaje.
"Tenemos trapitos, que todo el mundo los odia pero yo los amo porque evitan que me estacionen en el garaje"
Ya sabe que si llama a la policía le hacen la multa pero no llevan el auto. Recuerda, no sin pudor, las miles de veces que se metió al restaurante del lado a buscar al dueño del vehículo. "Entraba, me paraba en la mitad del lugar y empezaba a gritar: ¿Quién estacionó en mi garaje? Entonces por ahí se levantaba uno y decía: ¡Ay, perdón! Otras veces no aparecía nadie, pese a que iba mesa por mesa", cuenta. Ella se paraba indignada frente a su casa esperando al infractor. La mayoría de las veces se cansaba antes y se iba. Cuando volvía, la entrada ya estaba libre.
Casi en la despedida, cuando empieza a cansarse de repasar los temas por los que quiere vender a toda costa, se acuerda: "¡La basura! Es un tema porque hay muchos restaurantes. Ninguno quiere tener su basura en la entrada. Los del frente me ponen el carrito en la puerta del garaje, imposible de mover lleno de basura. Entonces salgo con el auto y lo tiro a la mitad de la calle. Ahí lo dejo", dice. Como no alcanzan los contenedores empiezan a dejar cosas en la calle. "Más de una vez me encontré con bolsas negras llenas de carcasas de pollos puestas debajo de mi árbol", dice.
Todo esto está registrado en una veintena de denuncias. "Estamos con presentaciones judiciales y mediaciones a pleno. Pero cuando te hacen ver que eso se vuelve el centro de tu vida te das cuenta de que no vale la pena. Por eso me quiero ir de acá", dice. Hace el esfuerzo de minimizar su fastidio cotidiano, pero no le resulta fácil. Muestra, como evidencia de su karma, el cuaderno que tiene con denuncias -más de catorce- y sus respectivos días y horarios -miércoles, jueves, viernes; 2, 3, 4 de la madrugada- y el estado en que están -la mayoría no prospera. "Si no las seguís de cerca, te archivan las causas. Mañana tengo que llamar por una a ver qué pasó que nunca vino el inspector a constatar", dice, como para sí.