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domingo, 14 de mayo de 2017

Como el populismo chavista destruyó Venezuela

Cómo Chávez y Maduro han empobrecido a Venezuela
En el último año el 74% de los venezolanos perdió un promedio de 8,7kg de peso

The Economist


Es difícil transmitir la gravedad de la crisis de Venezuela. Su alcance es asombroso: la economía se contrajo un 10% el año pasado y será un 23% menor que en 2013 a finales de este año, según las previsiones del FMI. La inflación puede superar el 1.600% este año. Los detalles humanos son más conmovedores: durante el último año alrededor de tres cuartas partes de los venezolanos han perdido peso, con un promedio de 8.7kg por persona, debido a la escasez de alimentos. Ninguna guerra, extranjera o civil, es la culpable de esta catástrofe. Venezuela lo hizo a sí mismo. Y sus aflicciones se profundizan, mientras el régimen del presidente Nicolás Maduro se adentra en la dictadura. Hace cincuenta años, Venezuela era un ejemplo para el resto de América Latina, una democracia relativamente estable y no mucho más pobre que Gran Bretaña. ¿Cómo ocurrió esta tragedia?

La economía venezolana se basa en el petróleo, cuyos líderes cuentan con las mayores reservas probadas del mundo, y es tentador culpar a los viciosos precios del crudo por sus problemas. El petróleo representa más del 90% de las exportaciones venezolanas. Ayuda a financiar el presupuesto del gobierno y proporciona la divisa extranjera que el país necesita para importar bienes de consumo. Casi todo lo importante en la economía, desde el papel higiénico hasta los pantalones, es importado del extranjero.

A medida que los precios del petróleo subieron en los años 2000, Venezuela se encontró inundada de efectivo. En 2014 terminó el auge. El volumen de dólares que fluye al país se desplomó, presentando al nuevo gobierno de Nicolás Maduro, que había tomado posesión después de la muerte de Hugo Chávez, con un menú de opciones poco apetecible. Podría haber permitido que la moneda, el bolívar, cayera en valor. Sin embargo, los precios de los productos importados se dispararon como resultado, la forma en que el mercado restringía la demanda venezolana de productos que ya no tenía dinero para pagar. El aumento de los precios habría violado el espíritu igualitario del gobierno bolivariano de Venezuela.

Más importante aún, habría hecho que el nuevo presidente fuera impopular. En cambio, el Sr. Maduro mantuvo el excesivamente sobrevalorado tipo de cambio oficial y racionó las importaciones al endurecer el control del gobierno sobre el acceso a divisas. Desde principios de la era Chávez, el gobierno controlaba el flujo de dólares ganados por la industria petrolera; Los importadores tuvieron que probar que estaban tratando de traer algo de valor antes de poder intercambiar bolívares por billetes verdes. El señor Maduro apretó los tornillos.

El efecto no fue como se pretendía. A medida que el flujo de importaciones se agotó, los precios subieron. Maduro intentó controlar los precios; La oferta se evaporó o se trasladó al mercado negro en respuesta. Los problemas fiscales del gobierno se sumaron al desorden. Con los ingresos del petróleo reducidos a la mitad y el déficit público en alza, Maduro podría haber optado por recortar el gasto y ampliar la base impositiva. Pero esas medidas deben haber parecido veneno político a un presidente recién ungido. En cambio, Venezuela se dirigió a la imprenta para cubrir sus cuentas. La devastadora inflación alta socava aún más el funcionamiento de la economía.

El petróleo es tan sólo un chivo expiatorio en la tragedia de Venezuela. La dependencia económica del petróleo es siempre pesada. La subida de los precios del petróleo ejerce presión al alza sobre el tipo de cambio, dejando a otras industrias no petroleras en desventaja competitiva. Esto profundiza la dependencia de la economía exportadora de crudo de crudo, empeorando el dolor cuando los precios finalmente caen. Los gobiernos de los países exportadores de petróleo lo saben y, a menudo, intentan mitigar el riesgo. Cuando los tiempos son buenos, algunos usan las entradas de divisas para aumentar las reservas de divisas, que luego se pueden retirar para cubrir las obligaciones en moneda extranjera y las facturas de importación; Arabia Saudita tiene reservas por valor de más de 500.000 millones de dólares, por ejemplo. Otros utilizan los beneficios del petróleo para llenar los fondos soberanos, que invierten en una cartera diversificada para reducir la exposición a largo plazo de la economía al petróleo. El fondo noruego, que pretende ayudar a pagar las pensiones del Estado, vale casi 900.000 millones de dólares.

Chávez tuvo la buena fortuna de asumir el cargo al final de un desplome de dos décadas en los precios del petróleo y presidir una subida de precios. El dinero que le pasó a Chávez. De 2000 a 2013, el gasto como proporción del PIB aumentó de 28% a 40%: un aumento mucho mayor que en otras grandes economías de América Latina. El gasto generó un crecimiento de las reservas de divisas. En 2000, Venezuela tenía suficientes reservas para cubrir más de siete meses de importaciones; Que se redujo a menos de tres meses en 2013 (en el mismo período las reservas de Rusia aumentó de cinco meses de cobertura de importación a diez, y Arabia Saudita de cuatro meses a 37).

Chávez tuvo la buena fortuna de asumir el cargo al final de un desplome de dos décadas en los precios del petróleo y presidir una subida de precios. El dinero que le pasó a Chávez. De 2000 a 2013, el gasto como proporción del PIB aumentó de 28% a 40%: un aumento mucho mayor que en otras grandes economías de América Latina. El gasto generó un crecimiento de las reservas de divisas. En 2000, Venezuela tenía suficientes reservas para cubrir más de siete meses de importaciones; Que se redujo a menos de tres meses en 2013 (en el mismo período las reservas de Rusia aumentó de cinco meses de cobertura de importación a diez, y Arabia Saudita de cuatro meses a 37).

¿Por qué Chávez no salió de Venezuela mejor preparado para el accidente inevitable? En su versión de los acontecimientos, los venezolanos se salieron mal durante el largo busto petrolero desde 1979 hasta su ascenso en 1999 no porque el crudo fuera barato sino porque los capitalistas robaron a la gente de su debido. Durante su gobierno, Chávez aumentó el gasto público en programas sociales y amplió los subsidios para alimentos y energía. Los venezolanos sintieron los resultados, en mayores ingresos y mejores niveles de vida. Chávez entregó, por un tiempo.

Sin embargo, esta narración era siempre falsa. Los que están en el poder siempre tienen un mayor incentivo para comprar las amenazas políticas que invertir en proyectos que sólo fructificarán con el tiempo, posiblemente después de que hayan desaparecido. En las economías ricas en petróleo, también tienen los medios. Chávez expropió y redistribuyó la riqueza para debilitar a los enemigos y conquistar aliados. En su descuidada gestión económica, socavó la riqueza petrolera que financió el socialismo venezolano. Sus agresiones contra las empresas privadas dejaron al país sin la experiencia y el capital necesario para desarrollar sus recursos. En los últimos años ha producido menos petróleo que China y un cuarto de la producción de Arabia Saudita. Venezuela se comió sus semillas de maíz a pesar de las cosechas récord.

La oscuridad vuelve a caer

Venezuela fue una vez la envidia de América Latina, hasta que un largo estancamiento en los niveles de vida llevó a un poderoso populista al poder. Pero la popularidad es difícil de mantener. Cuanto mayor es la desesperación del populista, mayor es la disposición a aceptar riesgos a largo plazo a cambio de beneficios a corto plazo. Sea o no el populista sobrevive para verlo, llega el día de la cuenta. Y es siempre la gente que más sufre.

domingo, 1 de enero de 2017

Venezuela: Ineficiencia sociopática en 10 medidas

Las 10 medidas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro que hundieron a Venezuela
El primero sentó las bases de un modelo económico insostenible en el largo plazo, y su sucesor terminó de llevarlo al colapso total. Inflación, escasez y la imposibilidad de generar riqueza fueron un combo letal
Por Darío Mizrahi - Infobae




La Revolución Bolivariana mostró desde el comienzo sus dificultades para administrar la economía. Hugo Chávez cerró su primer año de gobierno en 1999 con una caída de 6% en el PIB. Tras un leve repunte en 2000 y 2001, el país entró en una profunda recesión en 2002 y 2003, con derrumbes de 8,9 y 7,8 por ciento.

Sin embargo, en 2004 la economía dio un salto extraordinario al expandirse 18,3 puntos. ¿Qué pasó? El precio del barril de petróleo, principal producto de exportación de Venezuela, se había más que duplicado respecto de los 20 dólares que valía en 1999, y seguiría su senda alcista hasta junio de 2008, cuando el Brent alcanzó un récord de 139 dólares. Eso le permitió al chavismo crecer a un promedio de 10% anual hasta ese año, manteniendo sin dificultades enormes niveles de gasto. Sin ese dato sería imposible entender el impacto que tuvo el gobierno de Chávez sobre la sociedad venezolana.

El PIB bolivariano seguiría los vaivenes del crudo en los años siguientes, con crecimiento negativo en 2009 y 2010, y positivo en 2011 y 2012. No obstante, desde mucho tiempo atrás ya se habían sentado las bases para la debacle económica, que se empezaría a notar con fuerza desde 2013. Esto ocurrió en consonancia con la crisis política que significó la muerte de Chávez y su reemplazo por Nicolás Maduro, en marzo de ese año.

En sus cuatro años como presidente, "el hijo de Chávez" puede jactarse de ser probablemente el mandatario con peores resultados económicos del planeta. Según estimaciones del FMI —hace rato que el Gobierno dejó de brindar datos confiables—, Venezuela culminará 2016 en una situación propia de un país en guerra: una caída de 10% en el PIB, una inflación del 475% —y una proyección de 1.600% para 2017—, una pobreza que según una encuesta de distintas universidades afecta al 75% de los hogares, y niveles de desabastecimiento en alimentos y medicamentos que hablan de una crisis humanitaria.

1. Depredación de los recursos petroleros


"La economía venezolana ha venido en un curso de desastre desde que Chávez tomó el poder en 1999. Su proyecto se hizo viable inicialmente por un inmenso apoyo popular y el crecimiento del ingreso petrolero, como jamás había ocurrido en la historia de los hidrocarburos en Venezuela. Con eso compró apoyo interno y solidaridades internacionales. Ambos ahora languidecen, sin liderazgo y sin recursos fiscales", dijo el economista Carlos Blanco, profesor de estudios internacionales de la Universidad de Boston, consultado por Infobae.

Es lógico que un país que tiene un recurso tan importante como Venezuela con el petróleo se vuelva dependiente de él, y sea vulnerable a los vaivenes de su cotización en el mercado internacional. Pero el gobierno de Chávez pudo disfrutarlo a valores tan exorbitantes que tenía todo para crear un fondo de reserva para cuando se terminara la bonanza e incluso usarlo para aportar al desarrollo del sistema productivo. Sin embargo, sus recursos se dilapidaron regalando el combustible en el mercado interno y financiando a los aliados, como Cuba. Por eso, cuando el crudo bajó de los niveles récord, el modelo empezó a crujir.

"La muerte de Chávez fue seguida de un descenso paulatino de los precios del petróleo y de un acelerado deterioro de la obra del gobierno. Le tocó a Maduro correr con estas consecuencias, pero una suerte semejante le pudo haber tocado al propio Chávez. La debilidad del liderazgo de Maduro no es solo porque sea menos inteligente —algo que es verdad—, o porque no tenga el carisma arrollador de Chávez —que también es cierto—, sino porque le tocó gobernar con sus torpezas a un país malacostumbrado a vivir del reparto de la renta y no de su esfuerzo productivo", explicó a Infobae el economista Víctor Álvarez R., investigador del Centro Internacional Miranda y Premio Nacional de Ciencias.

El uso irresponsable de los ingresos provenientes del petróleo no fue el único problema. La administración chavista de PDVSA fue tan desastrosa que cayó la producción. "El desastre de la industria petrolera nacional la ha llevado de producir más de 3.6 millones de barriles diarios, a una cifra que oscila entre 2.1 y 1.9 millones, siendo el país con las mayores reservas de petróleo del mundo", precisó Blanco.


2. Creación de un megaestado empresario


"El Estado se hizo cada vez más interventor en la actividad económica: propietario de los recursos naturales y del subsuelo, pasó a ser dueño de empresas en diversos sectores. Además aumentó la regulación de la actividad privada, estableció elevados impuestos, controles de precios y del tipo de cambio, barreras al libre comercio. Así se fue desarrollando un entorno menos propicio y estimulante de la actividad económica, privada en particular", dijo Rafael J. Avila, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en diálogo con Infobae.

Ese Estado se constituyó a partir de la expropiación de todo tipo de empresas, la mayoría quebradas. Y lo que se buscó a través de ellas fue satisfacer necesidades políticas antes que prestar mejores servicios.

"El proyecto chavista despreció al sector productivo porque lo asumió como la representación del enemigo que intentaría impedir su proyecto socialista —dijo Blanco—. Convirtió en parias a los empresarios y al movimiento sindical organizado, utilizó los inmensos recursos fiscales para comprar solidaridades que aún perduran, aunque débiles, y convirtió a una masa inmensa de ciudadanos en dependientes de los favores del Estado".



3. Fijación de controles en todas las áreas de la economía


"Con el argumento de combatir la especulación, se impusieron controles de precios. Primero a productos básicos, pero luego se engrosó la lista. Se crearon organismos para fiscalizar. La consecuencia lógica fue mayor escasez y burocracia. También se hicieron más frecuentes los controles de cambio, esperando que éstos pudieran frenar la fuga de capitales, cosa que lógicamente funciona por muy breve tiempo, pero no resuelve el problema de fondo", destacó Ávila.

Los controles y la pretensión de fijar todos los precios por debajo de los costos acabaron por hacer casi inviable la obtención de ganancias. Eso incentivó el auge del mercado negro y de las mafias en casi todos los ámbitos productivos.


4. Pulverización del tipo de cambio


"Con el argumento de detener la fuga de divisas y la depreciación de la moneda, y controlar la inflación, se impuso un control del tipo de cambio y se limitó la adquisición de dólares a las empresas y a las personas. Además se crearon tipos de cambio preferenciales, que con el tiempo se hicieron mucho más bajos en relación al mercado. Como resultado, ni se ha detenido la fuga de capitales ni la depreciación del bolívar, ni mucho menos la inflación", contó Ávila.

La escasez de divisas ha llegado al punto de que Venezuela no puede pagar todas las importaciones que necesita. Muchas aerolíneas internacionales dejaron de operar en el país a causa de este problema.


5. Proteccionismo y aislamiento del mundo


El proteccionismo fue otra manera de limitar la competencia y estimular el desabastecimiento y la inflación. La combinación de altos aranceles con el sistema de cuotas de importación terminó perjudicando incluso a los empresarios locales que se pretendía favorecer, ya que la producción de muchos bienes necesita insumos que no se encuentran en el país.


La escasez de comida se siente en el país hace largos meses (AFP)

6. Creación de impuestos distorsivos


"Se estableció una mayor y más compleja tributación. Las recientes modificaciones de las leyes impositivas tienen el objetivo de cargar más la actividad empresarial", dijo Avila.

Los impuestos a la producción son la otra cara de los controles excesivos sobre la economía. Corregir esas distorsiones es condición sine qua non para una reactivación. De acuerdo con Álvarez, habría que "eliminar los rígidos controles de precios que obligan a vender por debajo del costo y desestimulan la producción, sincerar las tarifas de servicios de gas, agua y luz, reactivar el cobro de los peajes, realizar ajustes en la tributación, y sustituir los ineficientes subsidios indirectos a los productos que los contrabandistas sacan del país por subsidios directos a los hogares pobres".


7. Pérdida de autonomía del Banco Central


Una de las modificaciones más importantes que impulsó el chavismo fue poner fin a la independencia del Banco Central de Venezuela (BCV), permitiéndole financiar al Tesoro y a las empresas públicas. Luego intervino sobre su sistema estadístico, que informaba con rigurosidad las cifras de inflación y escasez, entre otras variables económicas que empezaron a ser ocultadas y manipuladas.

"Vale recordar que hasta 2009 el financiamiento del BCV al Gobierno con emisiones de dinero sin respaldo fue prácticamente nulo. No hubo. A raíz de la reforma de la Ley del BCV se autorizó al instituto emisor a financiar a las empresas del Estado, lo cual repercute en una mayor demanda pública y privada. En una economía signada por una creciente escasez, la mezcla de una mayor demanda con una menor oferta es justamente lo que atiza la inflación y aumenta la presión sobre el tipo de cambio paralelo", señaló Álvarez.


8. Gasto público y emisión monetaria en niveles insostenibles


Al poder controlar el BCV, el Gobierno tuvo vía libre para acelerar la emisión monetaria para financiar un gasto público que está muy por encima de la riqueza que efectivamente genera el país. Según Blanco, sólo durante 2016 la "base monetaria se incrementó 147 por ciento".

"Lamentablemente el Gobierno ha pospuesto el saneamiento fiscal y se aferra al financiamiento monetario e inflacionario —dijo Álvarez—. Si el BCV continúa financiando el déficit fiscal del gobierno con la expansión de los agregados monetarios, la inflación seguirá desbocada".


Una de las trifulcas desatadas por la crisis de los billetes (Reuters)

9. Militarización de la economía


"Debido a su procedencia, Chávez puso en práctica el nombramiento de efectivos militares, activos o retirados, en roles de gobierno: ministros, altos funcionarios, embajadores, presidentes de institutos", dijo Avila.

Muchos de ellos pasaron a manejar áreas clave de la política económica. Esto revela el sesgo con el que la administración chavista entiende la economía. El Gobierno cree que puede bajar la inflación por la fuerza, obligando a los comerciantes a vender por debajo de sus costos, con la amenaza de hacerlos arrestar.


10. Retiro de circulación de los billetes de 100 bolívares


El 7 de diciembre el presidente del BCV, Nelson Merentes, anunció que a partir del 15 de diciembre comenzarían a circular billetes de 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000 bolívares, ya que el máximo de 100 obligaba a la gente a salir a la calle con bolsas llenas de dinero para hacer compras cotidianas. Sin embargo, en una decisión incomprensible, Maduro ordenó sacar de circulación el billete de 100 bolívares en un plazo de 72 horas, cuando todavía no habían llegado los nuevos.

"Millares de ciudadanos de a pie se amontonaron durante largas horas a las puertas de los bancos públicos para depositar los billetes —contó Álvarez—, antes de que se venciera el plazo de 72 horas y ya no valieran nada. El rechazo al billete de 100 bolívares para las operaciones de compraventa desbordó el nerviosismo de los venezolanos. Muchos comercios debieron cerrar ante las amenazas de bandas motorizadas de saquearlos si no recibían el dinero en efectivo. Se desató una ola de disturbios que dejaron un trágico saldo de muertos, heridos, bancos quemados, cientos de locales saqueados y ciudades militarizadas".

La administración central se vio obligada a retroceder con la medida y prorrogar la vigencia del billete de 100 bolívares. Como si fuera poco, los nuevos de alta denominación aún no entran en circulación.

Para la economista María de la Fe López Domínguez, profesora de la Universidad Simón Bolívar, lo ocurrido es muy difícil de entender. "En época navideña, de máximo uso del dinero en efectivo, en medio de un enorme crecimiento de la liquidez luego de aumentos salariales muy significativos, es incomprensible desde el punto de vista técnico —dijo a Infobae—. Lo inoportuno de la medida la hizo contraproducente, como de inmediato se vio con el desorden social y económico que se produjo. Entonces, no puede haber justificación técnica para que se tomara como se hizo, quedando así la sospecha de motivaciones puramente políticas".





domingo, 24 de julio de 2016

La miserable odisea de comprar comida en un regimen socialista

Mi Pesadilla Venezolana: Un Mes Buscando Comida en Una Nación Desolada

El diario de los avatares de una madre para comprar alimentos.
Por Fabiola Zerpa | Julio 18, 2016
Fotografía por Bloomberg


Imagen de apertura: Fabiola Zerpa inspecciona estantes en un supermercado y compra un paquete de tortilla.


Nota del Editor: Los saqueos, los cortes de electricidad, los linchamientos, los hospitales sin medicinas. El desplome de Venezuela hacia el caos no tiene parangón en el continente en décadas recientes. En un esfuerzo por ilustrar el día a día en el país, nuestra periodista Fabiola Zerpa documentó sus esfuerzos para abastecer de alimentos a su familia de clase media. Esta es una selección de su crónica de un mes.


Luego de haber visitado supermercados y kioskos en búsqueda de productos escasos, Zerpa pasa frente a un pequeño barrio en su camino a otra tienda.

Junio 9

Jueves. Mi única oportunidad para comprar productos básicos—aceite para cocinar, jabón para lavar—a precios regulados por el gobierno. Todos los venezolanos mayores de edad tenemos asignados días de la semana para adquirir estas mercancías basados en el número de nuestro documento de identidad. Domingos y jueves son los míos. Los domingos son un desperdicio. Los jueves son ligeramente más provechosos. En los últimos meses, las colas en los dos supermercados cerca de mi casa en el este de Caracas se han hecho tan largas, de casi dos cuadras, que me tomaría horas comprar algo. Y una vez dentro del local no hay garantía de que encontraré lo que busco, cualquier cosa.

De todas formas, en la mañana salgo en mi carro a ver cómo están esos supermercados. No tengo suerte. Están tan abarrotados que ni siquiera puedo estacionar el coche. Continúo. Mi pauta periodística del día me obligará a pasar por varias zonas de la ciudad, así que, obviamente, estaré a la caza de productos, cualquiera que pueda llevar a casa para mis hijos–un niño de ocho años y una niña de diez años-y mi esposo Isaac.

Entro a una farmacia. A Isaac se le está acabando su medicina diaria, unas pastillas anticolesterol. Su médico le prescribió Vytorin o Hiperlipen. No las tienen en existencia. “Espere,” me dice el farmaceuta: un laboratorio de la India acaba de firmar un acuerdo con el gobierno por un medicamento similar. La idea no me gusta para nada—¿quién sabe si está probado médicamente?—pero es mejor, concluyo, que arriesgarnos a que Isaac se quede sin medicina. Compro cuatro cajitas.

Al mediodía, me acerco a una panadería para comprar pan. Me saluda una joven mujer y ásperamente me dice: “Sólo vendemos a las 5 de la tarde, señora”. Una vez fuera me percato que en la puerta hay un letrero, que por alguna razón no vi al entrar: “NO HAY PAN”. De regreso al carro, me doy cuenta que no tengo dinero. Me dirijo a un cajero automático. No tiene billetes.

Más tarde, cuando mi jornada casi termina, encuentro un pequeño tesoro. En un kiosko vecino a casa consigo un producto lactosado, genérico. No es exactamente leche–algo casi imposible de obtener—pero quizás valga la pena. Es posible que les guste a los niños. Dejo el local con dos botellas en mano y una gran sonrisa.


Zerpa habla con otra compradora sobre dos cartones de leche que encuentran en un estante. Son los únicos y parecen estar caducados. La otra compradora se lleva uno, sólo en caso que estén equivocadas.

Junio 14

Busco pan de nuevo. Dado que es cada vez más difícil conseguir pan fresco–como tradicionalmente nos gusta a los venezolanos—decido comprar el industrial, empacado. Al mediodía, me acerco a un supermercado. No hay cola afuera. Mmm... Una vez dentro, entiendo por qué. Hay muy pocos productos en los estantes y el pan brilla por su ausencia. “El pan llegó temprano, señora”, me dice un empleado. “Ya se acabó”.

Un poco más tarde voy a un centro comercial a pagar el servicio eléctrico. (Hago los pagos vía Internet desde mi casa, pero el servicio que recibo, al igual que para todos los caraqueños, tiene fallas). Los trabajadores de la eléctrica estatal están en huelga. No hay nadie que reciba mi pago. “Sólo es por hoy, señora”, me comenta una mujer joven. “Puede regresar mañana para pagar”.

Paso por un supermercado cercano. Mi prioridad son vegetales y carne. Encuentro lo primero–plátanos, cebolla y papa—pero de la carne no hay ni las huellas. Para colmo pago casi el doble de lo que pagué sólo cinco meses atrás. De camino a la salida algo me llama la atención. Cerca de la entrada del local hay un mostrador separado de todos los demás. Contiene productos que escasean en Caracas, como atún enlatado, azúcar e insecticida. La gerencia ha tomado sus precauciones: se les pide a los clientes que paguen primero antes de siquiera tocar esta mercancía.


Repisas en esta panadería en el vecindario de Zerpa están surtidas de productos no básicos a precios estratosféricos.

Junio 15

Camino al trabajo, conduzco hasta el supermercado para ver si la cola es manejable y mirar qué hay. Imposible. Contrario a la norma desde hace una semana la policía municipal no cuida el local. En su lugar unos oficiales fuertemente armados de la unidad antisecuestro de la Guardia Nacional previenen cualquier alteración del orden público. Insólito. Continúo mi camino y voy a pagar la luz. De nuevo, sin éxito. La huelga terminó, pero los empleados comienzan a trabajar al mediodía.


En la cocina de Zerpa, un kilo de Harina P.A.N., la harina de maíz usada por los venezolanos para hacer arepas.

Junio 17

Sorpresa. Isaac, con la ayuda de un amigo de un amigo de su trabajo en una compañía de producción de comerciales para TV, compró 5 kilos de harina precocida de maíz. Es vital. Con esta harina se hacen las arepas, el plato básico de la dieta venezolana. Isaac pagó 1.500 bolívares por cada kilo, es decir ocho veces más el precio regulado por el gobierno. A pesar de eso, vale la pena. Nuestra reserva de “Harina Pan” estaba mermando. Ya reabastecidos podremos cambiar con familiares y amigos algo de harina por otro tipo de productos. (Por ejemplo, le daremos dos kilos a mi cuñada Raquel para compensarla por la leche que nos solía dar).


La fila del supermercado de su vecindario está tan larga, que Zerpa ni se molesta en tomar un puesto.

Junio 25

Voy al mercado de libre de verduras cerca de casa. Antes del amanecer del cada sábado los agricultores traen sus productos desde los alrededores de Caracas. Todo se vende a precio de mercado. Esto es técnicamente ilegal, pero se negocia sin ser sancionados. Comprar aquí es un lujo que muchos venezolanos no pueden darse. Soy afortunada. Un beneficio adicional es que los productores aceptan tarjetas de débito como forma de pago. Con una inflación fuera de control–estimaciones privadas indican que para 2016 se situará entre 200% y 1,500%–pagar con efectivo implica cargar fajos de billetes. No sólo es complicado sino extremadamente peligroso para un país donde el crimen está desatado (ocupa el tercer lugar mundial en tasa de homicidio).

Luego de escoger frutas, vegetales y carne, hago la cola para pagar. Empieza a lloviznar y luego llueve a cántaros. Y trae un problema. El sistema de Internet que conecta las terminales de cobro de las tarjetas de débito se cae. Años de desinversión han menoscabado la confiabilidad del sistema. Pasa media hora. Hay al menos 30 personas en cola. Algunos se quejan: de la chica que procesa la tarjeta (es muy lenta), de los bancos (son pésimos), y del país en general (la vida aquí es una cola infinita). Varias personas mayores se dan por vencidas. Dejan sus bolsas y se van. Unos minutos después, emulo sus pasos.


En otro supermercado, Zerpa inspecciona una repisa especial con productos escasos vendidos a precios altos, como atún enlatado.

Julio 1

Son las 7 de la noche. Necesito recoger a los niños en mi carro y pasar por la panadería. Para ser honesta, estoy atemorizada. Las calles de mi urbanización son particularmente peligrosas tras el ocaso y tan sólo anoche tuve un penoso recordatorio cuando una mujer fue secuestrada a pocos metros de la panadería. Una patrulla de policía estaba cerca y de inmediato ocurrió un tiroteo. Un vecino, Franco, y su hijo de 13 años, quedaron atrapados dentro del local. Tuvieron que gatear hasta la cocina de la panadería para evadir los balas. Al final, la víctima fue liberada, uno de los secuestradores murió y sus tres cómplices se escaparon. Me enteré de ello la misma noche por el chat en Whatsapp que tenemos en el vecindario dedicado a la seguridad. (Mis amigos y yo estamos adictos a Whatsapp, nuestro principal medio para compartir recomendaciones en tiempo real sobre dónde encontrar productos escasos en la ciudad).

Así que cuando entro a la misma panadería, mis palpitaciones aumentan. Dentro, todo parece normal. La vida continúa. Hay una larga cola de gente esperando por el pan y otra para pagar. Algunos clientes disfrutan un café o una pizza. Y para mi sorpresa las colas avanzan rápido. Agarro mis dos “baguettes” o “canillas” (lo máximo permitido), un poco de jamón, queso, algunos dulces para mis hijos y salgo con prisa a casa. Pequeña victoria.


Zerpa sale del supermercado con sus compras.

Julio 7

Jueves. Es mi día para comprar productos regulados. Voy al supermercado a las 10 a.m. Unas 60 personas aguardan afuera en fila. Vienen de todas partes de la ciudad, principalmente de las zonas más humildes donde la comida es aún más escasa, para esperar en la cola. Nadie sabe nada, ni a qué hora comenzarán a vender los productos, ni cuáles serán ofrecidos si hay suerte. Nada. Sólo esperan, estoicamente, bajo el candente sol caribeño.

“Esta es la cola de la esperanza”, me dice una mujer. “Ojalá tengan algo para vendernos.” Un poco de humor negro. Me río. Luego de un par de horas sin que la fila avance, me rindo. Abandono mi puesto y me voy.


Zerpa revisa la alacena de su casa donde guarda los productos para su familia, como atún, meriendas y leche en polvo.

Editor: David Papadopoulos
Editor de Imágenes: Eugene Reznik

domingo, 2 de noviembre de 2014

Etiopía: Seguridad, alimentación y democracia hacia el desarrollo

Etiopía, 30 años después de la hambruna 
Tres décadas después de las imágenes que conmocionaron al mundo, país se ha convertido en favorito de la comunidad de desarrollo mundial - y el azote del lobby de los derechos humanos 


Un hombre pasa junto a una parte del tren ligero Addis Abeba en construcción en Addis Abeba. Fotografía: Carl de Souza / AFP / Getty Images
David Smith en Addis Abeba (The Guardian)


Con una toque de pelo y la barba estilo Einstein de un hombre sabio, Mulugeta Tesfakiros, recién descendido de un vuelo desde Washington, se instaló en una oficina de paredes de cristal y obras de arte vibrantes en Addis Abeba. El magnate millonario, que ha entrado en el negocio del vino local con Bob Geldof, reflexionó sobre la nueva Etiopía: "La mayoría de las personas necesitan primero la seguridad, segundo la comida ... y la democracia después de eso."

A una hora de distancia se destacan las torres de vigilancia de hierro corrugado de una prisión. Los internos incluyen nueve blogueros y periodistas acusados ​​de terrorismo. De pie en un patio sombrío en un día de visita a la familia, se habló de la forma en que habían sido torturados.

"Siento que no conozco Etiopía", dijo uno. "Es un país totalmente diferente para mí."

Esta es la sociedad enfrenta-Janus que es el segundo país más poblado de África. Una generación después de la hambruna que atravesó la conciencia del mundo, Etiopía es a la vez uno de los favoritos de la comunidad de desarrollo internacional y un flagelo del lobby de los derechos humanos. A pesar de que las conferencias de inversión lo alaban como un pionero de todo el continente debería emular, organizaciones como Human Rights Watch (HRW) lo describen como "uno de los entornos de medios más represivos del mundo".


Niños etíopes en un campamento de refugiados durante la hambruna

Estar en Etiopía es para presenciar un milagro económico. El país ha disfrutado de cerca de un crecimiento de dos dígitos durante una década. Un estudio encontró que estaba creando millonarios más rápido que cualquier otro lugar del continente. Las calles de Addis Ababa reverberan con el martilleo de trabajadores de la construcción como los esqueletos de hormigón de nuevas torres y un aumento proyecto de monorriel en el cielo de la grúa-salpicado. El gobierno de Etiopía dice que está en camino de cumplir la mayoría de los objetivos de desarrollo del milenio y, en 2025, a ser un país de ingresos medios.

Sin embargo, la expansión urbana frenética ha desarraigado a miles de agricultores, mientras que, dicen los críticos, los que hablan en contra de ella son detenidos y encarcelados. De 547 diputados, sólo uno pertenece a un partido de oposición. Los activistas y los periodistas describen un estado de vigilancia orwelliana, impresionante en escala y alcance, en el que se registran las conversaciones telefónicas y correos electrónicos controlados por miles de burócratas que recuerdan a la Stasi en Berlín Oriental. Los pocos que se atreven a salir a las calles en protesta son aplastados con una fuerza mortal. Amnistía Internacional lo considera un "ataque contra la disidencia" en el período previo a las elecciones del próximo año.



El arquitecto de este modelo ostensiblemente chino de desarrollo - o "desarrollismo autoritario" - en el este de África fue el difunto primer ministro Meles Zenawi, quien apareció para definir el plan con su comentario: "No hay ninguna conexión entre la democracia y el desarrollo." Cuando Meles murió en 2012 después de 21 años en el poder, el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, lo describió como un portavoz de inspiración para África, mientras que el ex primer ministro Tony Blair, cuya foto autografiada adorna el hotel de cinco estrellas Sheraton Addis, habló de su "gran tristeza ".

Entre los ganadores del legado Meles es Tesfakiros, el jefe de la empresa Muller Inmobiliaria con un imperio de negocios que incluye la logística, el transporte, la fabricación de alimentos y la empresa vino con Geldof, que el año pasado obtuvo un beneficio de US $ 5 millones (£ 3m) . "Estamos tratando de poner a Etiopía como un país vinícola como California o Sudáfrica", dijo.

Etiopía también importa alrededor de 10 millones de litros de vino al año para servir a una creciente clase media, un concepto que habría sido impensable para los espectadores de las imágenes de desamparo y el hambre que estimularon Band Aid en 1984.

"La gente se sorprendería. Es muy difícil para ellos creer, "Tesfakiros refleja. "Ha habido un crecimiento increíble en los últimos 15 años. La gente tiene la ética del trabajo y están invirtiendo. El mercado de bienes raíces está en auge y estará en auge durante un tiempo ".

Elogió al gobierno del primer ministro Hailemariam Desalegn para garantizar la paz, alentar a los empresarios nacionales y atraer la inversión de China, la India y el oeste. Cuando le preguntaron si todo esto fue a costa de la democracia, Tesfakiros respondió: "¿Qué es la democracia? La oposición necesita el apoyo de la clase media. Cuando tenemos una clase media, tendremos una democracia más fuerte. Hasta entonces, tenemos una niñera para la democracia. La democracia es una cuestión de educación y civilización - 85% de nuestra población es los agricultores; no sabemos cómo leer y escribir. Cuando usted tiene una clase media, que presionar por sus derechos ".


Los hombres caminan por una carretera cerca de las turbinas

Si el progreso significa entregar las libertades civiles, incluyendo a sus llamadas telefónicas están aprovechando, que es un precio Tesfakiros está dispuesto a pagar. "Si ellos escuchan y hacen que el país sea más seguro, no me importa. En Estados Unidos lo hacen, en Europa lo hacen ".

Los periodistas independientes han descrito las conversaciones telefónicas que tenían hace años se están reproduciendo a ellos durante los interrogatorios. Este año una investigación realizada por Human Rights Watch señaló que el gobierno tenía el control completo sobre el sistema de telecomunicaciones y el acceso prácticamente ilimitado a los registros de llamadas de todos los usuarios de teléfonos. La mayor parte de las tecnologías fueron proporcionados por la empresa de telecomunicaciones china ZTE, dijo, mientras que Etiopía también parece haber utilizado herramientas hechas por Reino Unido, Alemania y las empresas italianas en el, Alemania e Italia Reino Unido.



Algunos creen que el programa de espionaje es tan sofisticado que debe contar con el apoyo occidental a nivel gubernamental. Etiopía es visto como un agente de policía confiable en la región, albergando una base militar de Estados Unidos y el envío de tropas para luchar contra el grupo militante islamista al-Shabaab en la vecina Somalia. Los defensores de su enfoque de seguridad de línea dura - patronos de la cadena líder cafetería se cacheo en la entrada - señala que no ha sufrido atrocidades como Kenia, que también se dedica a Somalia.

Los tres periodistas y seis bloggers arrestados en abril y acusados ​​de terrorismo en julio están acusados ​​de planear ataques en Etiopía y trabajando en connivencia con Ginbot 7, el grupo de oposición con sede en EE.UU. marcado por las autoridades como una organización terrorista. Ellos niegan la acusación y dicen que han sido torturados. Durante la visita por el Guardián de la prisión en las afueras de Addis Abeba, uno de ellos dijo que había estado encerrado en una habitación de 20 metros cuadrados con 100 reclusos.

"No es sólo el que bofetadas o golpes en los pies, es la forma en que te despiertas en medio de la noche en esa habitación de mierda que usted ha intentado tan duro para dormir", dijo el prisionero por encima del ruido de otros reclusos y sus familiares. "Es una tortura mental como física. Para una persona que siguió al mundo y estaba en Internet las 24 horas, me siento como que estoy encerrado aquí abajo. La única libertad que tengo aquí es pensar. No pueden dejar de pensar en mí, pero incluso eso es distorsionada ".



La esperanza se está desvaneciendo para el grupo, ya que quedan atrapados en los engranajes del sistema judicial. "Creemos que esta es nuestra nueva vida. Sabemos por la experiencia pasada de otros que hemos iniciado una vida en la cárcel ya. No va a haber ningún rescate; que va a estar esperando día tras día. A pesar de que sabemos que somos inocentes, sabemos que tenemos que aceptarlo. La única opción que tenemos es sonreír o llorar - y queremos llorar por eso ".

Ellos no son los únicos periodistas y activistas tras las rejas. En junio, Andargachew Tsige, un británico de origen etíope y el secretario general de Ginbot 7, fue capturado en un aeropuerto de Yemen y extraditado ilegalmente a Etiopía, donde podría enfrentar la pena de muerte. Los partidos de oposición, que boicotearon el parlamento después de la última elección, dicen que sus miembros han sido encarcelados, o algo peor.

El Federalista Oromo Congreso, lo que representa el mayor grupo étnico de Etiopía, está resistiendo "plan maestro" del gobierno para la expansión de Addis Abeba, alegando que ha obligado a 150.000 agricultores Oromo de sus tierras sin compensación. Los testigos dicen que la policía mató al menos a 17 manifestantes, incluidos niños y estudiantes, durante las manifestaciones de este año y cientos más están detenidas sin cargos.

Mientras los magnates como Tesfakiros llueven en dinero del boom inmobiliario, Bekele Nega, secretario general del congreso, que cuenta con más de 10.000 miembros, tiene una perspectiva diferente. "Esto no consideramos el" desarrollo ",", dijo. "Esto lo consideramos el desarraigo de los pueblos indígenas, que perderán su cultura e identidad. El gobierno dice que se están expandiendo Addis Abeba, pero la realidad es que se están deshaciendo de las personas que no apoyan el EPRDF [el gobernante etíope Frente Democrático Revolucionario del Pueblo] ".



El tráfico pasa una calle con edificios en construcción en Addis Abeba

El tráfico pasa por una calle con edificios en construcción en Addis Abeba. Foto: Reuters
Desafió a las percepciones del oeste de cambio positivo en el país. "Los extranjeros que ven estos edificios altos dirán Etiopía está desarrollando. La realidad es que no estamos desarrollando. No vamos a tener tres comidas al día. La gente como Bob Geldof y otros consideran que han ayudado a nuestro pueblo y por supuesto que tienen. Pero ellos no vinieron al núcleo de la cuestión. El EPRDF utilizó el dinero de ese tiempo para construir el imperio que están en control de. Alguien secuestró el dinero de que el hambre. Está escrito en blanco y negro ".

Etiopía sigue siendo uno de los mayores receptores de ayuda al desarrollo del Reino Unido, consiguiendo alrededor de £ 300m al año. El dinero también vierte desde los EE.UU.. Nega cree que es malgastada: "El oeste nos ha dejado, dejado al pueblo. Los EE.UU. está ayudando a los dictadores y haciendo la vista gorda a nosotros. ¿Por qué? Lo mismo con Gran Bretaña, que tiene los valores democráticos. Dan a los contribuyentes dinero para comprar armas o para la estación de policía para esposar a la gente ".

Ayuda de los donantes también está ayudando al gobierno a espiar a sus ciudadanos e incluso convertir miembros de la familia contra la otra, alegó. "Para cualquier cinco miembros de la familia, se le denuncia a la policía. Su hermano o su hermana o su madre.



Etiopía ha dado la espalda en el concepto de la democracia liberal occidental, dijo Nega. "Nos guste o no, estamos en el estado de desarrollo de China. El oeste quiere que seamos demócratas y construir una democracia. Esta pregunta no es cómodo para nuestros líderes. Según ellos, sólo necesitamos comida. Ellos no entienden que los pobres necesitan la democracia. Ellos hecho de que somos pobres, no significa que no somos seres humanos. No podemos ser desarraigados y atormentados.

"Como seres humanos nos merecemos la democracia, derechos humanos, estado de derecho. Hasta que lo hagamos, vamos a ir a exigir que, aun a costa de nuestras propias vidas. Estamos exigiendo que por el bien de nuestros hijos. Tal vez mañana, tal vez hoy en día, cualquier día puedo estar en la cárcel. Pero yo tengo mi lengua y mi pluma y no me puedo conducir de vuelta de decirle lo que sé y creo. Espero que el mundo sabrá cuál es la realidad ".

Críticas similares de la disyunción entre el progreso económico y la libertad política se han hecho de Ruanda, Paul Kagame, bajo. Pero Etiopía es mucho más grande. Su gobierno es impenitente y convencido de su misión. Cualquier atisbo de duda se parecería como debilidad. Un funcionario de alto rango dijo: "El derecho humano más fundamental es la comida en la mesa. Si estamos haciendo eso, ¿por qué habríamos violar otros derechos humanos? Este es un lugar seguro y queremos que siga siendo así. Haremos lo que sea para que siga siendo así. Tenemos 90 millones de personas - se intenta controlarlos ".

viernes, 24 de mayo de 2013

Tecnología para acabar el hambre en el mundo


Un proyecto increíble: la impresora 3D que fabrica comida

La NASA invirtió 125 millones de dólares. VIDEO.





INCREÍBLE. Así se imprime el chocolate.
INCREÍBLE. Así se imprime el chocolate.
¿Se vienen los puestitos que imprimen choripanes o hamburguesas? Por el momento, no. Anjan Contractor, de la empresa Systems and Materials Research Corporation, lidera un proyecto innovador e increíble: construyó una impresora 3D que "fabrica" comida. Por ahora, este sistema se está desarrollando para proveer de alimentos a los astronautas. La NASA financió estas pruebas.
El proceso de impresión, según Contractor, es "sencillo". Los ingredientes son polvos que se insertan en forma de cartuchos, y que a su vez se combinan con aceites y líquidos que facilitarán la confección de los platos. Lo más llamativo: estos cartuchos tienen una vigencia de más de 30 años. Increíble pero real.
La NASA destinó US$ 125 millones para que Contractor arme el dispositivo exclusivamente para proyectos espaciales. Sin embargo, el ingeniero cree que en el futuro será vital para combatir el hambre en un mundo que tiene 12 billones de habitantes. Su sueño es que en todos los hogares haya una impresora 3D de comida.
Chocolate "a la impresora"

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