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miércoles, 6 de abril de 2016

Economistas inventivos argentinos

Ideas en la planilla de Excel: el club de los economistas creativos
Ejemplos donde la "ciencia sombría" de los números se lleva bien con los ámbitos más abstractos y hace grandes aportes
Sebastián Campanario LA NACION


Nicolás Gadano es jefe del Departamento de Economía de la Udesa y un eximio guitarrista. Foto:Patricio Pidal / AFV

Hay economistas que se preo-cupan por el déficit fiscal, el rojo de la cuenta corriente o el cierre de la negociación con los bonistas. A María Jaunarena, en cambio, le inquieta otro tipo de ahorro: que en la puesta en escena de una ópera o de una obra de teatro no haya elementos que "sobren" en el escenario, y que todo lo allí dispuesto resulte imprescindible para la acción dramática. "Si hay un elemento que está porque sí, que no cumple ningún papel en la obra, me pongo nerviosa. No es una mirada «barroca» sobre el tema, sino más bien tendiente a la economía de recursos en el lenguaje estético. Es un pensamiento antiderroche presente en muchas escuelas artísticas, como la Bauhaus alemana, que acuñó la frase «menos es más»", cuenta a LA NACION.


Jaunarena estudió Economía en la UBA, pero también danza, música, mimo, pintura, teatro y dirección de teatro. En los últimos años hizo el diseño de vestuario de más de 15 óperas, en 2014 dirigió la multipremiada Medea y en 2015, Las bodas de Fígaro. No es, admite, una "economista full life", pero usa conocimientos de su carrera todo el tiempo, por ejemplo como directora de la ONG Juventus Lyrica, donde tiene que lidiar a diario con restricciones de presupuesto y asignaciones óptimas de recursos.

El año pasado Nesta, la agencia de innovación británica, realizó una encuesta para ver con qué habilidad se relaciona a los economistas y surgieron los conceptos de "buenos en los números", "conservadores" y, en el caso más cruel, "aburridos". En un relevamiento realizado por Juan Carlos De Pablo, profesor de Udesa, sobre la vida de más de 1000 economistas, se encontró que sólo 22 de ellos se destacaron en alguna actividad artística. El mundo de la creatividad siempre tuvo poco roce con la "ciencia sombría". Por distintos motivos, eso parece estar cambiando.


"Cuando era chico pensaba que lo mejor para mi carrera profesional era ser la persona que más conocía de algún tema. Ser economista; ser el economista que más sabe de energía; ser el economista que más sabe de hidrocarburos en la Argentina, y así", cuenta ahora Nicolás Gadano, que ha trabajado como economista en el gobierno, en el Banco Ciudad y en YPF, entre otros ámbitos, pero que también es músico y escritor. "Con el paso del tiempo empecé a resistirme a este camino de la superespecialización profesional. Más allá de sus eventuales ventajas en términos de competitividad, comencé a vivirlo como un embudo que se iba cerrando en torno a mi trabajo, que reducía cada vez más el espacio en el que desarrollaba mis actividades diarias, que limitaba mi capacidad de tomar oportunidades diferentes, aprender y descubrir cosas nuevas", dice.

Gadano editó dos años atrás un hermoso disco, Amorcito Corazón, de canciones románticas mexicanas, junto a su mujer, Gabriela Portantiero. Ambos se conocieron en el Distrito Federal mexicano, durante el exilio de sus respectivas familias. Gadano compuso la mayor parte de los temas y tocó la guitarra, en tanto que Portantiero puso la voz. Los jueves a la noche, el economista no se pierde por nada del mundo su taller literario con Santiago Llach: allí se dio cuenta de que el formato de escritura que tenía como economista le jugaba en contra, y tuvo que "desaprender" a escribir. "En mi experiencia, encerrarse en el mismo ámbito hablando siempre de los mismos temas e interactuando siempre con las mismas personas no parece ser un buen estímulo para las buenas ideas, ni para pensar los problemas desde una perspectiva diferente", dice Gadano. "Dividir y compartimentar esferas de nuestra personalidad -el trabajo por un lado, el estudio por otro, los hobbies en otro momento- tampoco parece razonable, en especial con actividades que claramente pueden potenciarse unas con otras."

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Este discurso no es fácil de asimilar para una profesión que, desde Adam Smith para acá, hace un culto de la "especialización" con una variable clave para generar riqueza. Pero la nueva agenda de la innovación puso en valor, justamente, los "océanos de un metro de profundidad".

Walter Sosa Escudero es jefe del Departamento de Economía de la Udesa y también un eximio guitarrista, que tocó en los Estados Unidos con Jeff Racine, autor de una biblia de la econometría, y con Bill Horrace, líder de The Bill Horrace Trio y director del departamento de Economía de la Universidad de Syracuse. Esta semana, Sosa Escudero tuiteó: "Receta para la carrera del futuro: economía, tecnología, algoritmos, diseño (gráfico), análisis de datos, equilibrio general, people skills (habilidades de relacionamiento)".

Fue después de comentar una nota de Quora.com que analiza por qué en este último año las empresas más exitosas de Silicon Valley comenzaron a contratar economistas por decenas. Google fue pionera con la contratación de su economista jefe, Hal Varian, una estrella de la microeconomía; pero luego AirBnb, Netflix, Facebook, Pandora y Uber, entre otras firmas, siguieron sus pasos. Las compañías, dice Quora, no sólo contratan a los economistas por su expertise específico (en temas de regulación, diseño de subastas y de mercados, etcétera), sino también por su amplitud de criterio, capacidad de adaptación, y para "pivotear" entre distintas áreas. Los economistas resultaron contar con herramientas muy útiles para sobrevivir en un mundo de sistema complejos, con análisis de equilibrio y la capacidad de diseñar experimentos a diario, algo que la filosofía del lean start up (equivócate rápido y barato) valora especialmente.

La mayoría de los economistas de las tecnológicas no son famosos, como Varian, y mucho menos como otras estrellas del espectáculo que a la hora de seguir una carrera de grado eligieron esta disciplina: Arnold Schwarzenegger, Paul Newman, Gene Kelly, Danny Glover, Lionel Richie, Peter Gallagher, William Shatner (el Capitán Kirk de Star Trek) y Cate Blanchet, la actriz que ganó el Oscar por su participación en Blue Jasmine, de Woody Allen, y que se graduó de economista en la Universidad de Melbourne, en Australia. "Creativos somos todos. Lo que pasa es que la creatividad siempre linda con el disparate y la ridiculez, algo que tendemos a guardar y no comunicar", dice Jaunarena. "Recuerdo que siempre salía trastornada de las clases de teatro. Y aún hoy el trabajo de dirección teatral siempre en algún lugar me trastorna. Poner las emociones e ideas absurdas sobre la mesa es muy inhibidor. Te conecta con todas las vulnerabilidades propias, no es un mundo rosa. Pero, como dirían los alquimistas, todo trabajo parte del caos. En un punto hay que transitar esa zona sórdida. En cualquier caso, ese «material intangible» propio de cada uno es la materia prima de los que nos dedicamos al arte", agrega la especialista en economía creativa que desde abril presentará en el Konex su primera obra para chicos: Panic Attack.

El fin de semana pasado, Gadano leyó una nota que contaba que una empresa local de recuperación capilar ("Sí, lo reconozco; ¡siempre leo ese tipo de notas para ver si algún día me animo!") incorporó un robot que se llama Artas, que se ocupa de extraer todos los cabellos de la zona de la nuca que luego serán injertados en la parte más despoblada de la cabeza. ¿Y los cirujanos especializados que hacían esa tarea antes de Artas? "Estarán dedicándose a otra cosa", responde el economista, músico y escritor. Gadano odia la palabra "hobby", porque remite a que la vida laboral y las inquietudes artísticas y creativas corran por caminos paralelos, sin tocarse. "Por eso -concluye-, dejemos la superespecialización a los robots, integremos nuestras inquietudes y ampliemos el alcance de nuestra experiencia de trabajo. Probar con cosas nuevas y creativas nos va a permitir enriquecer la forma en la que abordamos los desafíos de nuestra vida laboral. Y si tenemos suerte, quizá nos lleve a reinventarnos por completo".