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jueves, 19 de julio de 2018

El Big Mac hace al peso subvaluado

Según el "Índice Big Mac", el dólar quedó muy alto en la Argentina luego de la devaluación

El indicador que compara el precio de la clásica hamburguesa en Estados Unidos respecto al costo que tiene en otros mercados muestra que el peso argentino pasó a estar claramente subvaluado. ¿Qué lugar ocupa el país en el ranking internacional?





Tras semanas de altísima volatilidad, el dólar terminó acumulando una devaluación superior al 50% en lo que va del año y de más del 70% en doce meses.

Y la lectura que hizo el Gobierno fue optimista. Uno de los funcionarios que defendió abiertamente el salto del billete verde fue el ministro de Producción, Dante Sica, quien afirmó que este nuevo tipo de cambio "es muy bueno", dado que significó un "espaldarazo" para salir a exportar.

"La preocupación más fuerte a futuro va a ser mantener este tipo de cambio, luego de este esfuerzo", agregó Sica.

Sin embargo, en un contexto en el crece el debate entre economistas, que advierten sobre nuevas presiones en el mercado de cara al corto plazo, surge una pregunta inevitable: ¿es este un nivel de equilibrio? ¿O acaso el escenario empuja a la divisa a seguir en camino ascendente?

Por lo pronto, días atrás se conoció el informe mensual de FocusEconomics en el que un grupo de economistas internacionales y locales traza proyecciones sobre las principales variables de la economía para fin de año.

Los analistas estiman que el billete verde finalizará el 2018 a un precio de $30,28. ¿Qué implicaría esto? De llegar a ese nivel, en todo el año la devaluación acumulada sería de más del 62%. Es decir, prácticamente el doble de la inflación proyectada.

Sin embargo, dichas estimaciones van a contramano del resultado que arrojó el último "Big Mac Index". Según este índice elaborado por la revista The Economist, y que cuenta con numerosos adeptos alrededor del mundo, el dólar estaría sobrevaluado en la ARgentina cerca de un 50 por ciento.

Cabe destacar que muchas de las veces en que la moneda de una nación apareció sobrevaluada en este ranking, luego terminó sufriendo una corrección.

¿Cómo funciona? Básicamente, la publicación inglesa compara el precio de la famosa hamburguesa de McDonald's en varias naciones a nivel global, siguiendo la teoría de las paridades internacionales de precios, que establece que productos similares tienden a tener el mismo valor en todos los países.

En otras palabras, el postulado es que, con la misma cantidad de dólares convertidos, se debería poder comprar un bien idéntico en todas las naciones, sea un alimento o un servicio estandarizado.

En consecuencia, si en algún territorio la hamburguesa tiene un valor muy alejado de la de referencia -la estadounidense, por estar cotizada en dólares- se considera que hay factores domésticos que están distorsionando el verdadero nivel de tipo de cambio.

En buen romance, puede decirse que si un sándwich en un país es más barato que en los EE.UU., entonces significaría que la moneda local está subvaluada frente al dólar. De lo contrario, si el sándwich es más caro que en los EE.UU., el signo monetario doméstico entonces se encontraría sobrevalorado.

¿Qué arroja el nuevo índice?

Se acaba de publicar la última actualización de este índice y el relevamiento arroja un resultado llamativo: el peso argentino está casi 51% subvaluado frente al dólar.



¿Cómo se calcula?

  • The Economist toma en consideración un precio para el Big Mac de $75. Al tipo de cambio actual, esto representa unos u$s2,67, frente a los u$s5,51 establecido para EE.UU.
  • Si se divide el costo en pesos en la Argentina ($75) por el valor en dólares vigente para los EE.UU. (u$s5,51), esto arroja un tipo de cambio implícito de 13,61.
  • Así las cosas, los analistas destacaron que la diferencia entre esta cifra (13,61) y el tipo de cambio actual de $27,7 (en el momento en que se publicó el informe), "sugiere que el peso argentino está un 50,9% subvaluado".

Así lo grafica The Economist:



La "letra chica"

Hay que hacer una pequeña salvedad, además de que el tipo de cambio varió en los últimos días para volver a acercarse a los $28, el precio de la clásica hamburguesa subió hasta cotizar a $80 en la mayoría de los locales de esta cadena de comida rápida.
En ese caso, el peso estaría subvaluado un 48%, una diferencia de tres puntos respecto del resultado planteado por The Economist.

Dicho de otro modo: considerando el precio de $80 y el billete verde a $28, esto arroja un precio en dólares de 2,96, claramente muy inferior a los u$s5,51 de EE.UU.

Así, para equiparar los valores en ambos países, entonces teóricamente la divisa debería cotizar en el país a $14,51.

En buen romance, según este comparativo el tipo de cambio se encuentra muy devaluado, que es lo mismo que decir que el dólar es caro y el peso está muy subvaluado.


El "índice Cuarto de Libra"

Pero no es la única salvedad que habría que marcar: para quienes no están tan familiarizados con el Big Mac Index, hay una cuestión metodológica no menor. El precio de esa hamburguesa en la Argentina es tomado con cautela por los economistas.

De hecho, a partir de 2011 decidieron readaptar el índice y considerar como válido el valor de otro producto de la cadena que es muy similar: el Cuarto de Libra.

Sucede que en épocas del kirchnerismo, cuando el tipo de cambio estaba "anclado", el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, había presionado a la compañía de comida rápida para que congelara el precio del Big Mac, mientras que el resto de los valores del menú escalaba al ritmo de la inflación del momento, que llegó a ser de 40% anual.

Con esa intervención, el funcionario se "garantizaba" que la Argentina quede entre las naciones más competitivas en términos cambiarios.

Por lo tanto, los expertos comenzaron a tomar como referencia al Cuarto de Libra, ya que es una hamburguesa que vale prácticamente lo mismo que el Big Mac en otras partes del mundo.

Así, al suprimir ese efecto, este "índice mejorado" mostraría la situación del tipo de cambio de manera más fidedigna. De hecho, el precio actual del Big Mac en el mercado interno sigue desfasado: cuesta $80, un 16% menos que el Cuarto de Libra ($95).

En otras palabras, se terminó la intervención del INDEC pero permanece el "resabio" de Guillermo Moreno en las pizarras de McDonald's, ya que esta hamburguesa con dos medallones de carne quedó con un valor muy bajo.

¿Qué implica esto?

  • Si se divide el costo en pesos en la Argentina del Cuarto de Libra ($95) por el valor en dólares vigente para los EE.UU. (u$s5,51), esto arroja un tdipo de cambio implícito de 17,24.
  • Siguiendo la misma ecuación, la diferencia entre esta cifra (17,24) y el tipo de cambio actual de $28, sugiere que el peso argentino entonces estaría sobrevaluado un 38,4%.

Considerando estas variables, entonces la competitividad cambiaria no sería de tal magnitud y la Argentina escalaría unos 14 puestos respecto del nivel que ocupa según The Economist.

Siguiendo el mismo razonamiento, los $95 del Cuarto de Libra arrojan un valor en dólares de u$s3,39.

Así, para equiparar el nivel entre ambos países, entonces teóricamente la divisa debería cotizar en el país a $17,24, un valor que ya es un lejano recuerdo en la mente de los argentinos.

miércoles, 5 de agosto de 2015

La "cadena de precios" de una automóvil en Argentina

Un auto, seis precios
El mismo vehículo tiene media docena de valores diferentes en el mercado, desde que sale de fábrica, pasa por el concesionario, se vende financiado o no, llega a un comprador y luego vuelve al mercado
Por Luján Scarpinelli  | LA NACION


Foto: LA NACION
La desaceleración de los últimos tiempos fue como pasar de una Ferrari a un auto a gas. Aunque sin pique, el sector automotor sigue su marcha en una ruta de varios carriles: según el canal y el tiempo en que se hagan las operaciones de compraventa, un vehículo tiene, al menos, seis precios distintos. El de fábrica, el de lista del concesionario y el financiado. Convertido en usado, tiene su valor de clasificado, el de permuta y el propuesto por los que ofrecen "efectivo ya".

Esta diversidad se volvió más compleja desde 2013 con las distorsiones que causaron los nuevos impuestos a la salida de fábrica. La disposición oficial elevó en hasta 100% el valor de algunos vehículos nuevos, y eso repercutió en los usados. La reciente suba del piso imponible volvió a mover los precios. Por ejemplo, algunos que habían quedado al límite, como el Citroën C4 Lounge en una versión equipada, mostraron bajas significativas. Pero la lista oficial también mostró ajustes hacia arriba.

Allí, en la lista de valores sugeridos por las terminales y publicada por la Asociación de Concesionarios de la República Argentina (Acara), es donde comienza la cadena de números. Esa nómina, cuentan en el sector, exhibe precios "pisados" para no superar la línea del impuesto, ya que hacerlo elevaría tanto el valor de algunos modelos que la demanda actual difícilmente lo soportaría. De allí la desaparición de algunas versiones full, que convirtieron en pérdida los márgenes de rentabilidad.

En la lista oficial, el Volkswagen Gol Trend, motor 1.6, base, se ubica en $ 134.700. El mismo auto se ofrece en concesionarios a un valor de unos $ 136.164. Pero quien busque financiación verá otro número final. Por ejemplo, un préstamo prendario en un banco a un plazo máximo de 60 meses, para financiar entre 70 y 85% del valor de la unidad, tiene una tasa de interés en torno del 35% anual. La otra opción, en general más beneficiosa, es un plan de ahorro por 84 meses. En el caso del Gol, el costo mensual de la "cuota pura" de un plan que financia el 70% es de $ 1326,62. Ahora bien, el monto a desembolsar varía entre $ 1263 y $ 2100 según la etapa, y prevé un pago adicional, por el 30% restante, de $ 47.758 para la adjudicación. Al cabo del recorrido, el costo final del vehículo llega a $ 189.079. Eso, sin contemplar la variación en el precio del vehículo (por impuestos, dólar, disponibilidad u otro factor) que eleva las cuotas. Claro que el desembolso se compensa con un mayor patrimonio.

Luego, el comprador debe saber que sacar el auto del concesionario no es como pasar por la caja del supermercado. Requiere afrontar costos adicionales que pueden llegar al 5% del precio del vehículo.

Un año más tarde, el dueño que ganó en comodidad habrá perdido valor: "Los vehículos pierden entre 18% y 19% al año de uso, y otro 5% a 6% a los dos años", estima Gonzalo Dalmasso, coordinador del sector en la consultora abeceb.com.

Los usados también tienen valores diversos. No sólo porque no hay dos usados iguales en kilómetros o cuidados, sino porque la carga tributaria sobre los 0Km estiró la brecha: "En muchos casos, el impacto del impuesto hizo que se agrandara la diferencia tradicional del 10 al 20% entre los cero y los usados jóvenes, a un 30%, y los compradores supieron aprovecharlo", describe Alberto Príncipe, presidente de la Cámara del Comercio Automotor (CCA).

Esto perjudicó sobre todo a los vendedores del segmento superior. No fueron pocos los que, superados por los altos costos de mantenimiento -por ejemplo, el seguro-, se vieron obligaros a volcarse al mercado. Según Dalmasso, "los autos de alta gama por lo general perdieron valor de reventa, dado que la carga del impuesto interno no se ha trasladado totalmente al precio de los usados". Por todo esto, hoy los precios de los usados tienen infinitas acepciones.

Los clasificados online exhiben precios que son referencia de valor y fiel reflejo del mercado. Jonathan Szwarcman, gerente de clasificados de MercadoLibre, que cuenta con 175.000 vehículos publicados (más de la mitad de usados), precisa que el Gol está segundo entre los más buscados y uno de los más ofertados. En cuanto a precios, la convivencia entre concesionarios e individuos acerca los valores a los de la plaza, ya que la demanda marca el equilibrio. Lo demostró la incidencia de la actualización impositiva del mes pasado: de una semana a la otra, los autos de alta gama tuvieron un descuento del 7% en adelante.

La eventual ventaja en el precio de clasificados es que en el conjunto puede haber oportunidades de algún particular apurado. La no financiación es la parte negativa.

Si usted es propietario, probablemente haya encontrado un volante en su ventanilla: "Compro su auto. Pago al contado. Todos los modelos y marcas; chocados, inhibidos, prendados, embargados, con o sin deuda. Resuelvo en el acto", un teléfono celular y un código de Nextel. He ahí otro precio para los vehículos. El "valor folleto", según distintas conversaciones de LA NACION con compradores, depende de la situación del vehículo. En buen estado, sin deuda, choques ni problemas judiciales, el valor del "efectivo ya" (que prometen en mano, al final del día) parte de un 20% por debajo del precio de clasificado del mercado. Es el punto de partida para empezar a descontar.

En los concesionarios, dice Príncipe, es posible la toma de vehículos, pero con pagos bancarizados y sólo en los casos que estén en condiciones de venta inmediata. En esos locales existe otro precio: el de permuta, que pondera distintos costos que "devalúan" los autos. "Desde que ingresa a la agencia tenemos un 7 u 8% de impuestos, gastos operativos y utilidades", comenta. La valuación es artesanal.

18%

De nuevo a usado

La calle resta

Comodidad al margen, un vehículo pierde más valor en su primer año de vida que en los siguientes..

domingo, 1 de junio de 2014

El Big Mac subvalúa el dólar en Argentina

Por el índice Big Mac, el combo de la hamburguesa cuesta 56% menos que otros menús
Jorgelina do Rosario
Por: Jorgelina do Rosario infobae.com
El precio es de $32 en nuestro país y el combo más caro de la cadena sale casi el doble. Un relevamiento de Infobae muestra los valores en Caracas, Barcelona, Santiago de Chile, Tokio, Nueva York y Miami

La lista de precios de Venezuela muestra los valores en bolívares fuertes con y sin impuesto al valor agregado. Crédito: Laura Solorzano

 La lista de precios de Venezuela muestra los valores en bolívares fuertes con y sin impuesto al valor agregado.
El combo Big Mac se exhibe en las marquesinas del mostrador en un local del municipio de Chacao, en Caracas. Crédito: Laura Solorzano1 de 6El combo Big Mac se exhibe en las marquesinas del mostrador en un local del municipio de Chacao, en Caracas.
En la ciudad japonesa de Tokio, el menú emblemático de McDonalds está más destacado que el resto. Crédito: Rosario Valenzuela2 de 6En la ciudad japonesa de Tokio, el menú emblemático de McDonald's está más destacado que el resto.
El Big Mac con papas y gaseosa es el Mc Menú 1 en un local de La Rambla en Barcelona, donde se vende a 6,8 euros. Crédito: Matias Lasgoity3 de 6El Big Mac con papas y gaseosa es el "Mc Menú 1" en un local de La Rambla en Barcelona, donde se vende a 6,8 euros.
La marquesina de un local de Nueva York exhibe todas las ofertas de la marca en la línea de cajas. Crédito: Teodelina Basavilbaso4 de 6La marquesina de un local de Nueva York exhibe todas las ofertas de la marca en la línea de cajas.



El 1995, el CBO y el McWrap son los combos más caros en el local de comida rápida de Barcelona.  Crédito: Matias Lasgoity5 de 6El "1995", el CBO y el McWrap son los combos más caros en el local de comida rápida de Barcelona.
La lista de precios de Venezuela muestra los valores en bolívares fuertes con y sin impuesto al valor agregado. Crédito: Laura Solorzano6 de 6La lista de precios de Venezuela muestra los valores en bolívares fuertes con y sin impuesto al valor agregado.
El combo Big Mac se exhibe en las marquesinas del mostrador en un local del municipio de Chacao, en Caracas. Crédito: Laura Solorzano1 de 6El combo Big Mac se exhibe en las marquesinas del mostrador en un local del municipio de Chacao, en Caracas.
La hamburguesa más emblemática de McDonald's se convirtió en referencia para medir la inflación y el poder de compra de una moneda desde que la revista The Economist publica cuánto cuesta en dólares este sandwich en distintos países. Y es sabido que, en la Argentina, el precio de la Big Mac se ubica entre los más económicos del mundo.



En los más de 200 locales de la marca en el país cuesta $21 –u$s 3,67 al tipo de cambio oficial y u$s2,26 al paralelo-, y evidencia una moneda subvaluada respecto al dólar. Pero más allá de las comparaciones internacionales que refleja la publicación británica dos veces al año, para comprar una hamburguesa Cuarto de Libra con queso hay que llegar al mostrador con 15 pesos más. Un Angus Premium Deluxe, Tasty o Bacon, los sándwiches más caros, se consiguen por 47 pesos.

En el sector se reconoce que la hamburguesa sería mucho más económica que otras en el menú por decisión del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para que las distorsiones no se vean reflejadas en el famoso índice. Si bien no está "freezado", el precio de la hamburguesa doble con pepinos y queso estaría controlado.

Con todo, el menor precio del sandwich incide en el costo final del combo. Mientras que el Big Mac con papas y gaseosas medianas se ofrece a $32 –u$s5,60 dólares-, el combo Cuarto de Libra con queso se paga un 56,2% más: se vende a $50 pesos, unos 8,75 dólares al tipo de cambio oficial. El combo Angus Bacon -el más caro de la cadena en los locales argentinos- sale $60, casi el doble que el menú del Big Mac.



Los precios hablan

Un relevamiento realizado por Infobae muestra que en otras ciudades de América Latina y el mundo no existe tanta diferencia de precio entre el combo Big Mac y el Cuarto de Libra con Queso, que se tomó como referencia por su valor promedio dentro de las opciones del menú. Por el contrario, el importe es similar o idéntico.

En Santiago de Chile, el McDonald's de la Alameda ubicado cerca de la estación de subte Baquedano ofrece el combo Big Mac a u$s5,97, mientras que el Cuarto de Libra con Queso con papas y gaseosa medianas cuesta 6,06 dólares, un 1,5 por ciento más. Como en Buenos Aires, el Angus Bacon es el combo más caro, y se vende a 7,63 dólares.



La ciudad de Caracas también posee precios análogos entre el combo Big Mac (u$ 19,84) y el Cuarto de Libra (u$s20,63) en el municipio de Chacao, una diferencia de casi 4% entre ambos menús. En este caso, el último índice de The Economist –que se publica hace más de una década- había reflejado que el bolívar venezolano está sobrevalorada en un 57 por ciento.  Con un dólar paralelo en Venezuela en torno a los 39,06 bolívares, el  combo Big Mac se calcula en 3,20 dólares.

Los precios de estos menús son idénticos en el centro de Barcelona, en España. Los vendedores de un local de comida rápida en La Rambla los ofrecen a 6,8 euros, unos 8,97 dólares al tipo de cambio oficial. El menú más caro es el "1995", y su costo es un 8,5% mayor al combo Big Mac mediano.

Los paralelos llegan hasta Tokio. El McDonald's de la salida Norte de la estación de subte Kita-Senju tiene el combo Big Mac a u$s6,54 y el Cuarto de Libra cuesta un 4,58% ó 30 centavos más. Al menú del emblemático sandwich hay que sumarle 1,41 dólares para el Doble Cuarto de Libra, el combo más costoso en el local japonés.

En Estados Unidos, el Big Mac y el Cuarto de Libra salen lo mismo en Miami –7,05 dólares con impuestos incluidos-, mientras que al 700 de la calle Grand, en Brooklyn, el primero sale u$s 7,49 y el segundo 7,38 dólares. A diferencia de otras ciudades, el combo Big Mac sale 11 centavos más que el menú utilizado en el relevamiento para comprar.

Las comparaciones suelen ser odiosas, aunque necesarias. Y existe otra diferencia que diferencia a los locales de McDonald's de la: el menú de la famosa hamburguesa no está exhibido en las marquesinas del mostrador.  En cambio, el menú Triple Big Mac –que no está en las otras ciudades- sí se muestra en el menú board situado arriba de las cajas. Sale $52, un precio similar al combo Cuarto de Libra con queso.

La empresa aseguró que "existen políticas comerciales que llevan a promocionar en forma estacional algunos productos con más visibilidad que otros". Ante la consulta de Infobae, Arcos Dorados Argentina destacó que "todos los productos que comercializa se encuentran claramente visibles al público en las listas de precios publicadas en los locales, cumpliendo con la normativa vigentes en la materia".

A contramano, el Big Mac sí está exhibido en todas las marquesinas de las otras ciudades del relevamiento, e incluso se ofrece como el combo número uno en Nueva York y Tokio. Y cómo no hacerlo si es una de las hamburguesas más vendidas de la marca.

viernes, 10 de mayo de 2013

Japón deprecia y crece



Pro-Inflation Policies Show Signs of Helping Japanese Economy

Yoshikazu Tsuno/Agence France-Presse — Getty Images
Containers are unloaded at a cargo terminal in Tokyo last month. The Bank of Japan has moved aggressively to reinvigorate the economy and fight deflation.


TOKYO — For almost two decades, Japan’s economic fortunes have deteriorated, and little seemed to be done about it.


But in the last few months, the nation’s new prime minister, Shinzo Abe, has pushed policy makers and other officials to take bold steps to revive Japan, one of the world’s largest economies. Their handiwork was evident Friday when the yen hit 100 to the dollar for the first time in four years.
Normally a weakening exchange rate might be taken as a sign of decline. The yen has fallen nearly 14 percent against the dollar this year, and no currency has fallen more except the Venezuelan bolívar.
In Japan’s case, it is a sign that the policies put in place by Mr. Abe and Haruhiko Kuroda, chairman of the Bank of Japan, are starting to work. A weaker yen makes Japanese exports more competitive around the world.
“Abenomics is about coming out on top in global competition,” Mr. Abe said during a live interview on the Fuji Television Network. “We’re finally seeing a correction of the excessively strong yen.”
The most immediate effect of the weaker yen has been the increase in profits of major exporters. This past week, Toyota Motor reported that net income in the last 12 months had jumped threefold, and Sony produced an annual profit for the first time in five years. Both forecast further profit increases largely because of the weaker yen.
Perhaps more important, particularly for the citizens of Japan, who have suffered from a long period of falling wages and prices, the yen’s move is expected to kindle inflation in the once moribund economy.
The Bank of Japan, the central bank, has moved aggressively to reinvigorate the economy and fight deflation. Last month, it announced a decisive break with its earlier policies. Instead of focusing on keeping overnight interest rates close to zero — which seemed to be having little effect in reviving growth — the central bank aimed to double the amount of money in circulation, seeking to produce annual inflation of about 2 percent.
“This is new territory for the Bank of Japan, and the market is responding to that,” said Aroop Chatterjee, foreign exchange strategist at Barclays Capital in New York. “The Bank of Japan announced very strong monetary policy easing at the start of April.”
However, he said the more immediate catalyst for the rate’s crossing of the threshold was signs of strength in the U.S. economy.
Amari Akira, the Japanese economic revitalization minister, quickly drew attention away from Japan’s role in weakening its own currency, in a bid to stave off accusations that Japan was manipulating the yen to bolster its exports. Rather, he said, the strength of the dollar reflected investors’ hopes for an economic comeback in the United States.
“It’s the dollar that’s in demand because economic recovery in America is gathering steam,” Mr. Amari said at a morning news conference.
The efforts by the Bank of Japan to continue to flood the economy with liquidity are likely to keep downward pressure on the yen in the coming months. The central bank is following an asset purchase program to inflate the economy by aggressively buying longer-term bonds and doubling its government bond holdings in two years.
By Friday night in Tokyo, the dollar was trading at ¥101.42.
Galvanized by the yen’s renewed weakness, the Nikkei 225-stock index jumped more than 400 points, or 2.9 percent, to close in Tokyo at 14,607.54, led by exporters’ stocks.
Japanese officials say the policy does not overtly pursue a lower yen rate, which could raise tensions with other exporting nations, like the United States. But a weaker yen is a welcome development in some ways.
The depreciation of the yen may be a step in the right direction as the authorities try to stimulate some growth. However, Japan still faces many stiff challenges until it breaks out of its period of deflation. It has an aging and shrinking population and cumbersome regulations that make the economy inefficient.


As Mr. Abe has tried to put a new focus on reviving the economy, he has also fought with the central bank’s former leaders over setting the 2 percent inflation goal. Mr. Abe’s pressure in the end led to the resignation of the bank’s previous governor, Masaaki Shirakawa, a moderate, two weeks before his term was up, making way for Mr. Kuroda, who shares Mr. Abe’s economic philosophy.
Marc Chandler, global head of currency strategy at Brown Brothers Harriman in New York, said some in the market were speculating that the yen had been driven lower by non-Japanese investors. Those investors were anticipating that cash-rich Japanese investors were finally going to start selling their yen holdings to buy bonds from the United States and other foreign countries in a hunt for higher yields outside Japan.
While the weaker yen is good for Japanese exporters, it makes imported products more expensive. That in turn can make selling foreign goods there harder.
In a statement, the American Automotive Policy Council reacted strongly to the currency milestone. “The depth of Japanese currency manipulation has reached a new low,” said Matt Blunt, the council’s president. He said the yen’s weakening would cost the United States exports and jobs.
For Japan, what exporters do with their extra profits will be crucial in determining whether the wider economy gets a similar boost.
Recent data suggest that Japanese exporters are keeping the prices of their goods unchanged, preferring simply to expand profits instead of slashing prices to increase export volumes. (Even if they do nothing, exporters’ overseas earnings are worth more as the yen weakens).
And for now, it remains unlikely that exporters will race to bring investment, production and jobs back to an aging and shrinking Japanese population, despite the lower local costs associated with a weakening yen.
If “companies are unwilling to spend or invest in the domestic economy, then there is likely to be no positive contribution to” gross domestic product, Paul Donovan, global economist at UBS, warned in a report early Friday.
Meanwhile, there are already concerns that too weak a currency could bring pain to a nation dependent on imports for energy and food. The Fukushima nuclear crisis, which has all but shut down Japan’s nuclear power program, has already led to surging oil and natural gas imports and rising energy prices.
News shows have breathlessly covered recent price increases in items like tissue paper and canned tuna, perhaps a sign of the shock that prices should rise at all after more than a decade of deflation, rather than any immediate risk to household finances.
The key, economists say, lies in how much exporters will pass on their bigger profits to consumers, by raising wages or hiring new workers. Higher incomes would drive a much-needed recovery in consumption, bringing about a virtuous cycle of rising prices, profits, investment and even higher incomes.
Mr. Abe himself has been publicly pressuring corporate executives to raise pay, declaring on television last month that companies needed to “return favorable corporate earnings to their workers,” prompting a string of companies to declare wage increases or extra bonuses in recent months.
“If wages can rise, then the return to inflation is good news,” Nicholas Smith, Japan strategist at CLSA Asia-Pacific Markets, said in a recent research note. “If wages are going to be flat or down, all we are going to see is stagflation.”
But Mr. Abe reassured the public Friday, telling Fuji Television that the trickle-down to consumers from the weaker yen was already starting.
Tourism from overseas was already picking up, for example, as foreign visitors took advantage of the weaker yen, he said.
“It might take a year or two for everyone’s incomes to grow, but we’ve already seen things start to improve this year,” he said.
Graham Bowley reported from New York.

New York Times