Mostrando entradas con la etiqueta empleo estatal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta empleo estatal. Mostrar todas las entradas

martes, 8 de marzo de 2016

Empleo público: El eterno haragán argentino

El eterno karma del empleo público argentino

Relato del Presente

Increíble mamerto que llegó al MEcon
Ahora que estamos todos entretenidos en el debate de si tenemos que seguir cumpliendo con nuestro deber de argentinos mal informados y brindar soluciones al planeta para que arreglen problemas que no tenemos ni idea de cómo ocurrieron, o tan sólo quedarnos con la duda existencial de si es misógino o no desearle feliz día de la mujer a las mujeres, podemos volver a hablar de cosas realmente importantes, como el brutal ajuste del 1% del PBI, el reemplazo del nepotismo K por el acomodo necesario de los parientes de los nuevos funcionarios, la pasión de Axel Kicillof por el sexo masoquista en público, o que personas que aún pretenden dilapidar recursos públicos mangueando aviones para hacer la revolución, sean las defensoras de cosas que no entienden, como el empleo público.

El empleo público es uno de esos temas a los que le venía esquivando desde hace rato porque no hallaba la forma de dar una opinión al respecto sin terminar con un pedido de ejecución inmediata en el lugar del mundo en el que me encuentre. Sin embargo, luego de que terminara dando mi opinión ante una pregunta que me hicieron en un programa de radio, y que derivó en una bello y civilizado contrapunto con Gabriel Solano del Partido Obrero –que finalizó con un piquete en la esquina de Guido y Uruguay–, creo que no hay nada peor que la autocensura.

Pensé mucho en cómo abordar este tema sin herir susceptibilidades hasta que caí en la cuenta de que, desde que Lubertino reformuló el Inadi y la lengua castellana, y la comprensión de texto del argentino promedio lo lleva a suponer que una prueba Pisa es una cata de jamón y morrones, acá podemos encontrar un ofendido aunque hablemos del tejido crochet. Pero vamos a intentarlo de todos modos.

Antes que nada, soy un exempleado estatal que cumplió funciones en el Poder Judicial y en poderes ejecutivos no nacionales bajo administraciones de distintas banderas ideológicas y partidarias. En buena medida, algo entiendo de lo que hablo. La primera vez que me despidieron tenía 18 años. La segunda, 23 eneros. La tercera, 26 y un hijo recién nacido. Para la cuarta ya contaba con 28 años. A los 31 descubrí que podía meter quinta y sexta en una semana –tenía dos laburos, uno privado, otro estatal–,  más exactamente, en tres días. En ninguna de esas ocasiones tuve tiempo de hacer quilombo: en el mismo instante en que me rajaron, salí a buscar laburo. Algunas veces conseguí enseguida, otras pasé meses sin pegar una  y hubo un período nefasto de tres años con laburos esporádicos. De todos modos no me puedo quejar, ya que la única vez que conseguí la planta permanente, terminé renunciando, lo que debería haber derivado en un proyecto de ley para colocar una placa conmemorativa del increíble suceso.

Por una cuestión lógica –tengo 34 años– cinco de mis seis despidos se dieron en la década más mejor de la historia de la Via Láctea y galaxias cercanas. En algunas lloré, otras fueron un alivio similar a cuando te deja esa persona a quien te da cosa cortarle. Y tres de esos rajes fueron en el Estado.

Las reglas son claritas y todos lo sabemos desde el minuto cero: te vas a tu casa por la misma puerta que se va el funcionario que te firmó el nombramiento, y probablemente sea el mismo día. Y si te quedás, probablemente obedezca a una cuestión de suerte, falta de recursos humanos –en el Estado, la capacidad de los recursos humanos es inversamente proporcional a la cantidad de empleados– o a la lógica del esfuerzo: la famosa y siempre desconsiderada meritocracia.

Y ya que hablamos de lógica, sentido común y otros arcaísmos en desuso, también deberíamos recordar un detalle no menor, que son aquellos que están cobrando lo que no merecen –del español “hacer mérito para ser digno de algo”– y que son conscientes de eso. No, no me refiero a los ñoquis, si no a los que forman parte de planteles cuya relación entre cantidad y necesidad es insólita, y lo saben. Por ejemplo: en una mesa de entradas de una dirección de línea del gobierno nacional rajaron a 50 personas de un total de 120. Un numerazo se mire por donde se mire, salvo que algunos van a hacer hincapié en el medio centenar de despidos y otros pueden llegar a colapsar cardiovascularmente luego de caer en la cuenta de que una mesa de entradas tenía 120 empleados.

oficinaEl karma no es exclusivo de los poderes del Estado más politizados. Uno pasea por el edificio de Tribunales y se encuentra con un ascensorista. Sí, una persona que cobra un sueldo de casi 30 mil pesos –ahá– por tener el expertise y el know-how para poner en funcionamiento esa compleja maquinaria de ingeniería y que impide que el común de los mortales sepa cómo apretar un botón con un número que, casualmente, se corresponde con el piso al que queremos dirigirnos. Dios los bendiga por su tarea.

Y en los tres poderes se da una conducta habitual entre los empleados, que para lo que les conviene son capaces de convertirse en guerrilleros por la igualdad de los trabajadores, pero cuando es necesario aplican el derecho de castas con tal de que entre a laburar el hijo, un sobrino, un nieto, la amante o el que les consigue las drogas a buen precio.

Guillermo O’Donnell sostenía que “el gran desafío de la ciudadanía es recordar exigentemente a los poderes del Estado que ellos son nuestros y que, por lo tanto, son para nosotros”. El tema es que se nos mezclaron los tantos que el “para nosotros” lo tomamos como que podemos hacer con él lo que se nos cante. Como en Argentina tenemos el lóbulo frontal atrofiado de tanto onanismo biempensante, nos olvidamos que el Estado no es un ente corpóreo destinado a la beneficencia, si no que lo mantenemos entre todos desde que el contractualismo social sentó las bases para los países modernos. Por si es difícil de entender, vamos al ejemplo práctico: Si usted, estimado lector, un día se despierta y se encuentra que tiene cinco mayordomos, tres plomeros, tres gasistas, seis coordinadores y diez personas dedicadas a la limpieza para mantener funcionando su dos ambientes ¿lo aceptaría? Si en la reunión de consorcio de su edificio propusieran contratar doce encargados ¿votaría a favor? Y si por estar en desacuerdo sus vecinos del edificio de al lado –que no pagan los salarios de su harén de porteros– lo tildaran de descorazonado, asesino de bebés, fotógrafo de delfines on-shore en Santa Teresita, fundamentalista de la pizza con ananá, o cualquier aberración humana por el estilo ¿le caería en gracia?

Dando por sentado que conozco su respuesta, salgo del ejemplo y voy a lo concreto: su departamento, su vida sus gastos, se cubren con el 45% de sus ingresos anuales. Los gastos de sostenimiento del Estado, se lleva el 55% restante. Sí, más de la mitad del año laburamos para el Estado, pero por esas cuestiones del realismo mágico sudamericano, nunca hacemos la relación. O sea: es una locura que con mi 45% tenga que mantener a todas esas personas que no necesito, pero está perfecto que con mi 55% restante multiplicado por toda la masa de laburantes de la Argentina, se mantenga a todo empeado de más en el Estado.

ateSi bien nunca imagine que llegaría a ver a progres defendiendo la burocracia estatal que fomentó el crecimiento de los sindicatos verticalistas que tanto les jode a fuerza de cuota sindical a miles de trabajadores que no importan que no laburen, sino que aporten, hay otros elementos que me joden mucho más. No hay forma de que un tipo que está por debajo de la línea de pobreza laburando 70 horas a la semana pueda sentir que “el laburo dignifica”. Del mismo modo, no tiene nada de digno decir que se tiene trabajo cuando se sabe que se está cobrando un sueldo para no hacer otra cosa que bajar termos de mates y jugar competencias de cuantos paquetes de bizcochos de grasa se pueden deglutir en una mañana. No hay forma decorosa de conseguir apoyo popular para frenar la “ola de despidos en el Estado” cuando en Argentina no existe la persona que no tenga un pariente, amigo o vecino que labure en una dependencia estatal. Y mucho menos cuando cualquiera que haya pisado un banco ve que cinco personas atienden de 200 a 500 clientes en una mañana y una mesa de entradas necesita de 120 personas para poner sellos.

No es una cuestión de concepción del Estado, es algo más peligroso: es la aceptación de que el Estado no está para administrar si no para dar cobijo a los que las políticas del Estado no puede solucionar. Y como todo lo que ocurrió en los últimos años, cuando se rompió la ventana, se la tapó con cartón corrugado. Si dibujar estadísticas del índice de precios al consumidor es sencillo, hacerlo con la masa laboral no lo es tanto. Pero como en todo gobierno hiperpersonalista los funcionarios creen que no están para administrar temporalmente los bienes de todos, sino que se encuentra ahí porque así lo quiso Dios, gastar plata no le importa. Total, no sale de sus bolsillos y tienen la maquinita de imprimir billetes. El Estado se convirtió a sí mismo en un seguro de desempleo saladito de mantener al absorber a una enorme masa de personas que, de pronto, se sintieron económicamente viables.

Conceptos como contrato de locación de servicios, planta de gabinete o planta transitoria, deberían ser analizados desde la lingüística más básica: locación es por tiempo determinado, planta de gabinete es el personal que llegó y se va con el gabinete, y planta transitoria no es el tránsito entre el contrato y la permanencia, ni el crucé de Moises por las aguas abiertas del Mar Rojo, ni una publicidad de yougur contra la constipación. Es tan sólo eso: transitoria.

Los sindicatos de los trabajadores del Estado deberían hacerse cargo, más allá de protestar, más cuando la planta transitoria ya paga cuota sindical y obra social. Nunca entendieron –o se hicieron los boludos– que la sobreabundancia de empleados deriva en la pauperización de otros derechos adquiridos hace añares. ¿Cuándo fue la última vez que un empleado público accedió a una vivienda construída o financiada por el Estado? Ni siquiera cuentan con créditos blandos de los bancos administrados por el propio Estado. No se calentaron por blanquearlos, o por pedir que se rehabilite la carrera administrativa, ni porque haya concursos para ingreso y para la ocupación de cada cargo administrativo. Mientras la masa de aportes creciera, el resto podía esperar. Y eso que no hay mayor empleador en negro que el propio Estado, donde las indemnizaciones las paga la Aseguradora Tu Vieja, y si se habilitaran, tampoco importa demasiado porque se garparían con la nuestra.

El mayor flagelo de todo este tema es que, durante años, creció como nunca la imaginación popular de los más pibes de que el ideal de vida es conseguir un trabajo en el Estado, porque “no te echan más”. Y ahí están, personas de veintipico, sentadas a esperar la jubilación a los 65 años, sin otra ambición que terminar rápido el turno para volver a casa.

Los veo conformistas, mansos, sin deseos de algo distinto y dispuestos a bancarse una eternidad haciendo lo mismo. No duran dos años con la misma pareja, pero la sola idea de cambiar el laburo los pone ciegos. Perdieron la libertad y la iniciativa privada, esa que hace que explotemos la creatividad para hacer algo distinto de cara a la sociedad. ¿O por qué piensan que empecé este blog? Les tiro una pista: tenía 26 años.

Martedi. El trabajo que dignifica es el que te hace feliz siendo útil. El resto, es relleno.

sábado, 13 de febrero de 2016

Penoso aumento del empleo provincial argentino

Puestos públicos provinciales
Orlando J. Ferreres


Es increíble que los empleados públicos provinciales hayan aumentado de 1.522.934 en 2002 a 2.733.179 en 2015. Esto es aún más increíble si tomamos en cuenta que los gobernadores se quejan con fuerza diciendo que el gobierno nacional los ahogó en los últimos 12 años, los dejó sin recursos, los asfixió financieramente.

Veamos las cifras estimadas para el conjunto de las jurisdicciones, que se han consolidado para poder observar el crecimiento del empleo provincial:

Empleo del sector público provincial
-en personas, no incluye municipalidades-

Año -----------------Nro. de personas
2002 ----------------1.522.934
2013--------------- 2.372.963
2014 ---------------2.484.708
2015e -------------2.733.179

Fuente: OJF&asoc. en base a Mecon, Anses,Bcra,Indec, Mo de Trabajo y Mo de Desarrollo Social

El incremento es de 79% desde el 1°de enero de 2003 hasta el 31 de diciembre de 2015, un número que no guarda relación con el incremento de la población del país entre esas fechas, que fue de 13 por ciento.

¿A qué puede atribuirse este increíble incremento del empleo público en las provincias? En muchas de ellas el factor explicativo es el clientelismo. Pero también puede considerarse que es una respuesta a la falta de dinamismo en la ocupación de las actividades productivas, que, dejadas a sus propias fuerzas, ahogadas con impuestos, hubieran arrojado un gran aumento del desempleo y que se prefirió encubrir con empleo público.

En efecto, el desempleo hubiera alcanzado al 15% si no hubiera sido por el aumento del empleo público provincial. Esta es una forma muy cara de seguro de desempleo, que inclusive es difícil de normalizar en la medida en que se recupera el crecimiento económico.

También hay que hacerse la pregunta que surge de estas cifras. Este aumento se produjo "sin fondos del gobierno nacional" pero ¿"qué hubiera pasado si este último les "hubiera brindado más recursos" como proponen los defensores del federalismo simple?

Es una pregunta que se quedará sin respuesta pero, al confirmarse estas cifras, esta evolución genera bastante falta de credibilidad en las administraciones provinciales. Por otro lado, es un toque de atención para los que proponen darles más recursos a las provincias, pues "éstas los van a administrar mejor". Se ve que no ha sido así.

Trabajamos para producir. Tener un puesto y no producir nada, no es trabajar, sino aparentar trabajar. En la mayoría de las provincias el horario es hasta las 13:00 y después ya no se debe volver al trabajo. Esto nos muestra que corresponde estudiar mejor el empleo provincial y la solución es generar empleo privado, productivo, formal en las provincias. Se puede hacer esta transformación, pero hay que acordarse que llevará tiempo.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Los ñoquis en el Estado sería entre 5/7% de la planta

Ñoquis en el Estado: hay 4 millones de empleados públicos, de los cuales entre el 5% y 7% serían "fantasma"
Distintos estudios de KPMG indican que cobran un promedio de 8000 pesos sin trabajar; según estimaciones, el gasto en sueldos ascendería a $20 mil millones anuales
Paula Urien - LA NACION


El Estado pagaría $20 mil millones anuales a unos 210.000 ñoquis

La definición en lunfardo de ñoqui, aquel que sólo cobra una vez por mes y que no trabaja, no tiene que ver con quienes se presentan al lugar de trabajo y hacen poco y nada sino con aquellos que directamente no trabajan pero tienen un sueldo estatal. "El Estado es la compañía número uno en contratación de personas con un escaso y deficiente control sobre ellas", dice Diego Bleger, socio a cargo de Forensic Services de KPMG.


Por qué y para qué existen estas contrataciones irregulares son preguntas que tienen múltiples respuestas. La más importante está relacionada con el financiamiento de la política. "Es un modo de obtener dinero público para hacer política. Por ejemplo, si se necesitan $ 5 millones por mes, se contrata a 500 personas con un sueldo de $ 10.000 por mes. Esas personas quizás ni se enteran", explica Bleger.

 "Según estimaciones hay 210 mil ñoquis en el Estado que le insumirían 20.160 millones anuales en concepto de salarios, sin contar aguinaldo y vacaciones"

Cuántos empleados hay en el Estado argentino es un número difícil de establecer porque no hay cifras oficiales y en los últimos meses se incorporaron de a miles a la planta permanente.

Según la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), ese número trepó de 3.583.000 en 2012 a 3.995.000 este año. Cuando asumió Néstor Kirchner, en 2003, había 2.210.000 empleados públicos. Desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), hacen referencia a que existen tres millones de empleados públicos.

Tomando una cifra intermedia, existen 3,5 millones de empleados públicos en la actualidad. En base a estudios anteriores de KPMG, entre el 5% y el 7% del total de una planta son "empleados fantasma" que cobran un promedio de $ 8000 mensuales. Para llegar a este porcentaje, la firma realizó la técnica de entrecruzamiento de datos y la puesta en marcha de un 0800-ñoquis, con muy buena repercusión, ya que los empleados que sí trabajan ven con muy malos ojos a aquellos que cobran un sueldo sin concurrir a la oficina.

El 6%, de los 3,5 millones de empleados públicos serían entonces 210.000 personas que le insumen al Estado $ 20.160 millones anuales en concepto de salarios, sin contar aguinaldo y vacaciones. A modo de comparación, por la Asignación Universal por Hijo (AUH) el Estado pagó $ 24.196 millones al tercer trimestre de este año, según la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP). El presupuesto inicial para 2015 fue de $ 24.818 millones, y luego se extendió a $ 30.818 millones.

Sin los ñoquis, entonces, podría aumentarse como mínimo un 50% el monto de la AUH, que hoy es de $ 837 por cada hijo para grupos familiares con ingresos de hasta $ 7500 mensuales y $ 2730 por hijo con discapacidad (la AUH disminuye montos a medida que los ingresos son superiores).

Andrés Ibarra, a cargo del ministerio de Gestión y Modernización, en diálogo con LA NACION dijo: "Encaramos un relevamiento área por área para corroborar la cantidad de empleados, su tipo de vinculación, de planta o contratos. Dentro de lo que es sólo la administración pública nacional, nos llama la atención que los contratos que se iniciaron en los últimos tres años son más de 20.000 sobre un total de contratados de 64.000. Vamos a revisar esos contratos para ver que correspondan a gente que efectivamente está trabajando en esa administración. Es un número que nos sorprende por su magnitud".

El funcionario aclara que hay 370.000 empleados en la administración pública nacional; más de 20.000 en los distintos organismos y 50.000 más de empresas públicas. Si se agregan los otros poderes se llega a unos 900.000 empleados, "pero queremos corroborar esta cifra", dice. No incluye empleados provinciales y municipales, aunque concuerda con FIEL en la cifra total.


Categorías de ñoquis

Existen favores políticos por los que se incorporan personas al Estado; los ñoquis militantes, quienes figuran en un determinado puesto pero se dedican sólo a la militancia; quienes contratan personas o parientes que en realidad trabajan en otros lugares, y se quedan, o no, con un porcentaje de su sueldo; fallecidos que siguen con recibo de sueldo mensual y que cobra otra persona; quienes tienen parte de enfermedad de manera permanente; y ñoquis por error, aquellos que ya no trabajan para el Estado o se jubilaron hace tiempo, pero que siguen con su sueldo porque nunca se los dio de baja, como prueba del inmenso desorden que existe a la hora de llevar las cuentas y registros públicos.

"Sucede, en algunos casos, que los empleados cambian de repartición pero cobran sueldo de ambas, la anterior y la actual", dice Raúl Saccani, Socio a cargo de Forensic & Dispute Services de Deloitte.

Durante los últimos días del gobierno saliente se pasaron a muchas personas a la planta permanente. Según un estudio de KPMG mundial, ante un cambio de gobierno hay que detectar a quienes nunca trabajaron y cobran un sueldo de manera rápida. De otra manera se esconden en el gran océano de empleados públicos. En este sentido, Bleger recomienda hacer auditorías en todos los niveles de la administración pública.

"Todos sabemos que existen los ñoquis, se trata de una de las formas de abuso de poder", agrega Carlos Rozen presidente de la Asociación Argentina de Ética y Compliance y socio de BDO. "Económicamente es rentable para el que da el trabajo y se queda con una parte, y para el beneficiario si es que llega a cobrar algo de ese sueldo. El que pierde es el Estado, que somos todos", añade.

Contratados

La preocupación de Hugo Godoy, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), es que no se confundan los ñoquis con los trabajadores del estado que están precarizados, unos 600.000 en total. "El 31 de diciembre vencen los contratos de 95.000 trabajadores contratados en el estado nacional y de 600.000 contando provincias y municipios. No se puede dejar a estos trabajadores en la calle. No queremos que se salga a la caza de ñoquis como una manera de justificar el despido de trabajadores. La conversación que debemos tener es cómo terminamos con la precariedad laboral en el Estado", dijo.

El representante de los trabajadores del estado afirma que "hay una costumbre ante los cambios de gobierno de despedir a los precarios para nombrar gente de sus propias filas".

El miércoles pasado, unos 3000 trabajadores legislativos realizaron una protesta fuera y dentro de la Cámara de Diputados en contra de la decisión de no reconocer recategorizaciones y el pase de personal a planta permanente dispuesta en los últimos seis meses, que cesó cuando las nuevas autoridades prometieron "rever" la medida. El anterior titular del cuerpo, Julián Domínguez, había pasado a planta permanente 600 trabajadores transitorios de distintas áreas.

"No se avizora un panorama sencillo para la flamante administración si tuviera la voluntad política de purgar ejemplos extremos como estos", dice Saccani. "Quizás pueda remover algunos, pero una acción más generalizada probablemente generará inquietud entre todos los trabajadores -incluso aquellos que genuina y honestamente se desenvuelven día a día- y en particular planteará algún nivel de conflictividad que deberá gestionarse de manera adecuada.

"Para que las revisiones puedan llevarse a cabo, se debe abordar el tema desde el punto de vista del Derecho Laboral y Penal, con un adecuado aseguramiento de las pruebas y respetando la dignidad de los trabajadores de buena fe."

Cómo trabajan los investigadores

"A la hora de detectar las potenciales irregularidades, primero se auditan las bases de datos en busca de indicios tales como aquellos empleados con datos coincidentes (domicilios, teléfonos, nombre, repartición), vinculaciones directas con empleados de otras dependencias, con sueldos registrados en múltiples reparticiones o cobrando horas extras de forma indebida, con empleo registrado tanto en el sector público como en el privado, o que no se toman vacaciones ni licencias, entre otros", dice Saccani.

La acumulación de indicios llevará a seleccionar los casos que deban ser analizados con más detenimiento, lo que usualmente incluye una revisión in situ, con entrevistas al empleado "y preservación de la evidencia que podría requerirse frente al eventual proceso de desvinculación".

domingo, 22 de noviembre de 2015

Exceso de empleo público en Argentina

El Poder Ejecutivo tiene un exceso de empleo de más de 90.000 personas
Daniel Sticco
Por: Daniel Sticco - Infobae
El último dato desagregado entre dotación con dedicación permanente y contratada corresponde al primer trimestre 2015 con 417.003 puestos


El sobre empleo estatal explica una parte importante del déficit fiscalEl sobre empleo estatal explica una parte importante del déficit fiscal - Crédito: Nicolas Stulberg

El ciclo de la presidente Cristina Kirchner, que se inició en al fin del último trimestre de 2007, comenzó con una población ocupada en el Poder Ejecutivo Nacional, otros entes del sector público no financiero y empresas y sociedades del Estado, de 312.040 personas, poco menos del 1,9% del total que estaba empleado en el agregado de la economía, con posiciones en blanco y negro, en la producción de bienes y de servicios, públicos y privados.

Al fin del primer mandato, en diciembre de 2011, el PEN había acumulado un crecimiento global de la nómina del 18,3%, mientras que de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC surgió que en el total país los puestos netos se elevaron casi en la tercera parte, 6,3%. En cantidad, esos movimientos significaron un salto de 57.000 personas en el primer caso y de poco más de un 1,04 millones de personas en el segundo.

CRISTINA KIRCHNER COMENZÓ CON 312.040 PUESTOS EN EL PEN Y SE VA CON MÁS DE 417.000 EMPLEOS

La sobre expansión de la planta de personal a cargo del Poder Ejecutivo Nacional se centró, por un lado en las tareas a contrato por tiempo determinado con 19.300 casos, en muchos de los cuales se buscaron efectivizar en las últimas semanas, para disimular la precariedad laboral, aunque muchos de ellos en tareas con mínima carga horaria; y por el otro, en las empresas públicas generadas ad hoc para administrar el comercio internacional de energía, y las nuevas sociedades estatizadas, unas plenamente y otras mixtas con el sector privado, que virtualmente se duplicaron en el cuatrienio, a casi 22.000 personas.

Contraste con el sector privado en el segundo período

Las buenas noticias para una pequeña parte de la amplia población realmente desocupada, esto es la que venía participando del mercado de trabajo más los que se habían retirado por falta de oportunidades en el ámbito privado, porque en esa franja los puestos cayeron 0,95%, es que el PEN decidió convertirse en una activa bolsa de empleos con un acrecentamiento de la planta en 13%, nuevamente impulsada por las empresas públicas.

La producción automotriz se reactivó 7,3% en agosto

La crisis automotriz afectó la dinámica de los nuevos empleos privados

Muchas de las compañías dependientes de las decisiones del Poder Ejecutivo pudieron usar y abusar del financiamiento ilimitado del Tesoro Nacional, con los recursos que percibió a través de la creciente presión tributaria sobre las empresas y asalariados; más el impuesto inflacionario al no autorizar el ajuste de los balances por la variación del Índice General de Precios y seguir un régimen desigual en el tratamiento de Ganancias, según el alcance que tenía el tributo sobre cada trabajador antes de agosto de 2013.

De ahí que en los ocho años de Gobierno, y aún cuando restan computar las singulares ampliaciones de la nómina permanente y contratada que informó diariamente el Boletín Oficial desde abril de 2015, y en particular en los últimos cinco meses, con claros fines electorales, mientras que la economía en su conjunto registró una expansión neta del empleo en actividades remuneradas en poco más de 5%, equivalente a unas 876.000 personas, el PEN elevó las incorporaciones netas en 33,6%, esto es en 105.000 personas.

Con esos guarismos, la participación del empleo en la administración nacional, sin considerar Poderes Legislativos y Judicial, ni los de los gobiernos provinciales y municipales, se acrecentó en más demedio punto porcentual, a 2,4% del total.

EN LOS ÚLTIMOS MESES EL BOLETIN OFICIAL CONSUMIÓ RÍOS DE TINTA CON LOS NUEVOS NOMBRAMIENTOS

Cálculo de sobre expansión de la nómina en el Estado

Una forma simple de ponderar el exceso de la creación de empleos en el sector público, aunque amparado en la vocación de los gobiernos populistas de aplicar políticas activas para suplir la destrucción de empleos en el ámbito privado con políticas claramente abocadas a ese fin, para justificar su estrategia de intentar perpetuarse en el poder, es estimar cuál hubiese la evolución de la nómina si hubiese corrido pareja con el promedio nacional.

El ejercicio para el período de ocho años de Gobierno de Cristina Kirchner determinó un crecimiento de la nómina en el PEN del 33,6%, frente a 5,3% del conjunto de la economía. Semejante brecha determinó un salto de más de 28 puntos porcentuales adicionales, equivalente a 88.500 puestos. Pero que con las incorporaciones de los últimos meses se estima que ya supera los 100.000 casos, esto es un cuarto de la nómina, en su mayor parte con remuneraciones "pactadas" que más que triplican el promedio en esa jurisdicción de la administración que es del orden de los 20.000 pesos brutos por mes.

EN OCHO AÑOS EL EMPLEO EN EL PEN SUBIÓ 33,6% Y EN EL TOTAL DEL PAÍS SÓLO 5,3%

En los casos particulares de los gobiernos provinciales y municipales, sólo en el último cuatrienio la sobre habilitación de puestos, en muchos casos con bajos o nulos niveles de productividad fue de unos 113.000 en el primer caso, a más de 836.000 posiciones en la mitad de las jurisdicciones que forman parte del Sistema Integrado Provisional Argentino y de 8.000 en el segundo, a un total de 120.000, excluido CABA, y en el caso de la Ciudad de Buenos Aires otros 10.000, a poco más de 150.000 ocupados.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Productividad: La revolución uruguaya


Uruguay: estatales 

cobrarán por rendimiento





Mujica propone un sistema basado en la productividad y no la antigüedad. "Si queremos construir un país, debemos premiar al mérito y al esfuerzo", declaró el mandatario
Crédito foto: AP

Este proyecto, al que la Oficina Nacional de Servicio Civil (ONSC) del país vecino se encuentra dándole los toques finales, implantaría un nuevo criterio para remuneraciones y ascensos entre los trabajadores del Estado, según informa en su edición de hoy el diario uruguayo El País.

"Lo que se llama la escala del burro (que dictamina el ascenso de quienes más tiempo llevan en sus cargos), el gobierno quiere terminarla y tener compromisos de gestión. Un sistema de retribución variable basado en el rendimiento", dijo al matutino el director de la ONSC, Homero Guerrero.

Esta reforma, que ya había sido adelantada por el presidente Mujica a comienzo de año, esteblecerá que los ascensos de grado se darán a través de méritos y concursos.

"Tenemos que pensar que si queremos construir un país debemos premiar al mérito, al esfuerzo. Y creemos que el sistema de ascensos debe ser por concurso, por méritos constatables. El envejecer no establece un mérito", dijo el pasado enero Mujica al cuestionar el sistema de ascensos en el Estado.

"Soy partidario de que los trabajadores se superen pero la mejora debe ser expresión del propio esfuerzo", agregó el mandatario en aquel momento.

Según explicó Guerrero, el funcionario que aspire a conseguir un ascenso u ocupar cargos de conducción deberá presentar además un proyecto de gestión. "Si no cumple con esos compromisos de gestión, vuelve a su cargo original", comentaron desde la ONSC a El País.

De acuerdo a lo señalado desde el ente público, el proyecto estaría listo la próxima semana, para luego ser presentado a la bancada del gobernante Frente Amplio e ingresar al Parlamento.


Infobae