viernes, 18 de julio de 2014

¿Por qué hay tan pocos graduados en Argentina?

¿Por qué no tenemos graduados universitarios?
Hay universidades argentinas que presentan niveles de graduación muy escasos.



TN
ALIETO GUADAGNI Columnista
En los países industrializados, más de la tercera parte de la población juvenil está obteniendo un título universitario. Australia lidera todas las naciones con más de la mitad de la población juvenil con graduación universitaria.

En América Latina, Cuba, Puerto Rico, Panamá, Chile, México y Venezuela registran un nivel de graduación universitaria por encima del 20 por ciento de la población juvenil. Según UNESCO nuestra graduación universitaria es muy baja, ya que apenas llega al 12 por ciento de esta población.

Lo notable es que tenemos muy baja graduación a pesar de tener muchos estudiantes universitarios. En proporción a la población tenemos muchos más estudiantes que casi todos los países latinoamericanos. La explicación de esta paradoja (“muchos estudiantes y pocos graduados”) es que entre nosotros terminan sus estudios universitarios en las universidades estatales apenas uno de cada cuatro ingresantes, mientras que, por ejemplo en México, Brasil  y Chile se gradúa más de la mitad de los ingresantes.

¿Y por qué se gradúan pocos estudiantes en nuestras universidades? Las cifras del propio ministerio de Educación nos indican que son muchos los estudiantes que no aprueban materias al ritmo que corresponde. Es preocupante constatar que nada menos que el 44 por ciento de los estudiantes universitarios no aprobó más de una materia después de un año.

Hay universidades argentinas que presentan niveles de graduación muy escasos, por ejemplo, en las siguientes universidades no aprobaron más de una materia después de un año esta considerable cantidad de estudiantes: Jujuy 73%, Salta 61%, Misiones 58 %, Patagonia Austral 57%, Formosa 54%, Comahue  52%, General Sarmiento 51%.

La autonomía universitaria es un logro importante de la Reforma de 1918, pero las universidades estatales deben asumir su responsabilidad y realizar un esfuerzo para elevar la graduación. La población toda que financia la educación universitaria debe tener la certeza que sus aportes están bien administrados por las autoridades de las universidades.

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