domingo, 22 de julio de 2018

Argentina: Ganamos 25 y gastamos 33, mientras acumulamos 117 de deuda

Dimensionando el tamaño del Estado



Nicolás Cachanosky Economista Suffolk University - Editor de Punto de Vista Económico julio 19, 




INFOBAE – La dimensión de las cuentas públicas, medida en miles de millones, hace que sea fácil perder perspectiva de la situación fiscal y la estructura del gasto público. Sabemos, por ejemplo, que se gastan muchos recursos en planes sociales, subsidios, etcétera, pero es difícil dimensionar exactamente el peso de cada una de estas partidas. Una manera de dimensionar el tamaño del Estado y su estructura es reducir el gobierno a una familia representativa en Argentina.

Supongamos que el ingreso del Estado es de 25 mil pesos, que corresponde aproximadamente con el ingreso medio en Argentina. Si los ingresos fiscales son de 25 mil pesos, entonces los gastos fiscales son de 33 mil pesos (incluyendo intereses). La diferencia es el déficit fiscal, que se financia con emisión o con deuda. En resumen, si usted fuese el Estado, con un ingreso de 25 mil pesos estaría gastando unos 33 mil. Claramente la situación no es sostenible. Si estas fuesen sus cuentas personales, seguramente no solucionará este desequilibrio de forma muy gradual. La situación, sin embargo, es más complicada cuando se observa en qué se van los 33 mil pesos.



Como jefe de familia y fuente del único ingreso de su hogar, usted gasta 12.800 pesos en mantener a los desempleados de su familia. Esto representa el 51% de sus ingresos; sí, más de la mitad. Pero este gasto no es solo en las jubilaciones de sus padres y sus suegros. También mantienen a su primo, al primo de su primo y al primo de su primo de su primo, que están desempleados. La idea de mantener a todos sus primos desempleados de manera indefinida la tuvo su hermano, Perón, quien convenientemente es el encargado de administrar estos fondos. Intente usted sugerir que no es posible seguir manteniendo tremendo gasto para que Perón y todo sus primos le hagan un piquete en la puerta de su casa, le rompan las ventanas y no le permitan llegar a su trabajo a horario. La policía se encargará de resguardar la seguridad de sus primos… y de su hermano Perón. Pero sus problemas no terminan allí. Dado que usted también subsidia el consumo de electricidad y las vacaciones de sus hermanos, tiene gastos por transferencias de 8.600 pesos, el 34% de sus ingresos.

Toda esta fiesta de gasto lo ha llevado a reventar su tarjeta de crédito. Al banco ya le debe 117 mil pesos en concepto de deuda interna y externa. El jefe de familia se hace el sorprendido y ofendido cuando algunos economistas y bancos ven con preocupación un camino a un potencial de default. Después de todo, usted tuvo que ir corriendo al FMI presentando un recorte de 2900 pesos (los 300 mil millones de pesos anunciados recientemente); un tercio de su déficit. ¿Lo va a cumplir? Después de todo, si hay algo que usted no tiene es credibilidad fiscal. Por este stock de deuda paga intereses por 2900 pesos. Sin embargo, usted no cuenta los intereses intra familia (intra sector público) como parte de sus cuentas fiscales. A sus ojos fiscales, lo que usted le debe a su otro hermano no es deuda.

Luego de todos estos gastos usted aún tiene que cumplir su rol de jefe de familia. Debe proveer seguridad, salud, mantener el orden, etcétera. Allí se van el resto de sus gastos, 8800 pesos. El jefe de familia no se anima a poner las cuentas en orden porque tiene miedo que el primo, el primo de primo y el primo del primo del primo le quemen la casa. Mientras espera que un milagro arregle las cuentas fiscales, no se da cuenta que las crisis económicas producidas por el excesivo gasto y la mala asignación de recursos están, de hecho, quemándole la casa a fuego lento. ¿O cómo cree que ha llegado a tener tantos primos desempleados y en la pobreza? Para intentar mantener la situación, mientras se sigue esperando el milagro fiscal, el jefe de familia les pide a los familiares que trabajan y pagan exorbitantes impuestos que tengan paciencia y hagan un esfuercito más. Tener vergüenza no es un activo de este jefe de familia.

Hay dos verdades y una falsedad en torno al gasto público en Argentina. Las dos verdades son que es insostenible y que es difícil de bajar. La falsedad es que, porque es difícil de bajar, mágicamente los números se van a arreglar solos. Hasta el momento, solo hemos visto ajustes menores a las cuentas fiscales. De allí las turbulencias económicas de las últimas semanas. Reducir el gasto fiscal requiere de discusiones incómodas, pero lamentablemente necesarias.

jueves, 19 de julio de 2018

El Big Mac hace al peso subvaluado

Según el "Índice Big Mac", el dólar quedó muy alto en la Argentina luego de la devaluación

El indicador que compara el precio de la clásica hamburguesa en Estados Unidos respecto al costo que tiene en otros mercados muestra que el peso argentino pasó a estar claramente subvaluado. ¿Qué lugar ocupa el país en el ranking internacional?





Tras semanas de altísima volatilidad, el dólar terminó acumulando una devaluación superior al 50% en lo que va del año y de más del 70% en doce meses.

Y la lectura que hizo el Gobierno fue optimista. Uno de los funcionarios que defendió abiertamente el salto del billete verde fue el ministro de Producción, Dante Sica, quien afirmó que este nuevo tipo de cambio "es muy bueno", dado que significó un "espaldarazo" para salir a exportar.

"La preocupación más fuerte a futuro va a ser mantener este tipo de cambio, luego de este esfuerzo", agregó Sica.

Sin embargo, en un contexto en el crece el debate entre economistas, que advierten sobre nuevas presiones en el mercado de cara al corto plazo, surge una pregunta inevitable: ¿es este un nivel de equilibrio? ¿O acaso el escenario empuja a la divisa a seguir en camino ascendente?

Por lo pronto, días atrás se conoció el informe mensual de FocusEconomics en el que un grupo de economistas internacionales y locales traza proyecciones sobre las principales variables de la economía para fin de año.

Los analistas estiman que el billete verde finalizará el 2018 a un precio de $30,28. ¿Qué implicaría esto? De llegar a ese nivel, en todo el año la devaluación acumulada sería de más del 62%. Es decir, prácticamente el doble de la inflación proyectada.

Sin embargo, dichas estimaciones van a contramano del resultado que arrojó el último "Big Mac Index". Según este índice elaborado por la revista The Economist, y que cuenta con numerosos adeptos alrededor del mundo, el dólar estaría sobrevaluado en la ARgentina cerca de un 50 por ciento.

Cabe destacar que muchas de las veces en que la moneda de una nación apareció sobrevaluada en este ranking, luego terminó sufriendo una corrección.

¿Cómo funciona? Básicamente, la publicación inglesa compara el precio de la famosa hamburguesa de McDonald's en varias naciones a nivel global, siguiendo la teoría de las paridades internacionales de precios, que establece que productos similares tienden a tener el mismo valor en todos los países.

En otras palabras, el postulado es que, con la misma cantidad de dólares convertidos, se debería poder comprar un bien idéntico en todas las naciones, sea un alimento o un servicio estandarizado.

En consecuencia, si en algún territorio la hamburguesa tiene un valor muy alejado de la de referencia -la estadounidense, por estar cotizada en dólares- se considera que hay factores domésticos que están distorsionando el verdadero nivel de tipo de cambio.

En buen romance, puede decirse que si un sándwich en un país es más barato que en los EE.UU., entonces significaría que la moneda local está subvaluada frente al dólar. De lo contrario, si el sándwich es más caro que en los EE.UU., el signo monetario doméstico entonces se encontraría sobrevalorado.

¿Qué arroja el nuevo índice?

Se acaba de publicar la última actualización de este índice y el relevamiento arroja un resultado llamativo: el peso argentino está casi 51% subvaluado frente al dólar.



¿Cómo se calcula?

  • The Economist toma en consideración un precio para el Big Mac de $75. Al tipo de cambio actual, esto representa unos u$s2,67, frente a los u$s5,51 establecido para EE.UU.
  • Si se divide el costo en pesos en la Argentina ($75) por el valor en dólares vigente para los EE.UU. (u$s5,51), esto arroja un tipo de cambio implícito de 13,61.
  • Así las cosas, los analistas destacaron que la diferencia entre esta cifra (13,61) y el tipo de cambio actual de $27,7 (en el momento en que se publicó el informe), "sugiere que el peso argentino está un 50,9% subvaluado".

Así lo grafica The Economist:



La "letra chica"

Hay que hacer una pequeña salvedad, además de que el tipo de cambio varió en los últimos días para volver a acercarse a los $28, el precio de la clásica hamburguesa subió hasta cotizar a $80 en la mayoría de los locales de esta cadena de comida rápida.
En ese caso, el peso estaría subvaluado un 48%, una diferencia de tres puntos respecto del resultado planteado por The Economist.

Dicho de otro modo: considerando el precio de $80 y el billete verde a $28, esto arroja un precio en dólares de 2,96, claramente muy inferior a los u$s5,51 de EE.UU.

Así, para equiparar los valores en ambos países, entonces teóricamente la divisa debería cotizar en el país a $14,51.

En buen romance, según este comparativo el tipo de cambio se encuentra muy devaluado, que es lo mismo que decir que el dólar es caro y el peso está muy subvaluado.


El "índice Cuarto de Libra"

Pero no es la única salvedad que habría que marcar: para quienes no están tan familiarizados con el Big Mac Index, hay una cuestión metodológica no menor. El precio de esa hamburguesa en la Argentina es tomado con cautela por los economistas.

De hecho, a partir de 2011 decidieron readaptar el índice y considerar como válido el valor de otro producto de la cadena que es muy similar: el Cuarto de Libra.

Sucede que en épocas del kirchnerismo, cuando el tipo de cambio estaba "anclado", el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, había presionado a la compañía de comida rápida para que congelara el precio del Big Mac, mientras que el resto de los valores del menú escalaba al ritmo de la inflación del momento, que llegó a ser de 40% anual.

Con esa intervención, el funcionario se "garantizaba" que la Argentina quede entre las naciones más competitivas en términos cambiarios.

Por lo tanto, los expertos comenzaron a tomar como referencia al Cuarto de Libra, ya que es una hamburguesa que vale prácticamente lo mismo que el Big Mac en otras partes del mundo.

Así, al suprimir ese efecto, este "índice mejorado" mostraría la situación del tipo de cambio de manera más fidedigna. De hecho, el precio actual del Big Mac en el mercado interno sigue desfasado: cuesta $80, un 16% menos que el Cuarto de Libra ($95).

En otras palabras, se terminó la intervención del INDEC pero permanece el "resabio" de Guillermo Moreno en las pizarras de McDonald's, ya que esta hamburguesa con dos medallones de carne quedó con un valor muy bajo.

¿Qué implica esto?

  • Si se divide el costo en pesos en la Argentina del Cuarto de Libra ($95) por el valor en dólares vigente para los EE.UU. (u$s5,51), esto arroja un tdipo de cambio implícito de 17,24.
  • Siguiendo la misma ecuación, la diferencia entre esta cifra (17,24) y el tipo de cambio actual de $28, sugiere que el peso argentino entonces estaría sobrevaluado un 38,4%.

Considerando estas variables, entonces la competitividad cambiaria no sería de tal magnitud y la Argentina escalaría unos 14 puestos respecto del nivel que ocupa según The Economist.

Siguiendo el mismo razonamiento, los $95 del Cuarto de Libra arrojan un valor en dólares de u$s3,39.

Así, para equiparar el nivel entre ambos países, entonces teóricamente la divisa debería cotizar en el país a $17,24, un valor que ya es un lejano recuerdo en la mente de los argentinos.

sábado, 14 de julio de 2018

La pérdida de libertad del estado del bienestar sueco

El costo humano del estado de bienestar de Suecia

Un grupo de mujeres reprendió a mi amiga en un parque público porque su hijo de 2 años no estaba en guardería.
Por Erica Komisar | The Wall Street Journal




Los liberales estadounidenses a veces sostienen a Suecia como un modelo de orden social, igualdad de sexos y respeto por las responsabilidades parentales. Su estado de bienestar ofrece una excelente atención prenatal gratuita o subsidiada, 480 días de licencia pagada para los padres naturales y adoptivos, y un permiso adicional para las madres que trabajan en trabajos físicamente extenuantes. Los padres suecos tienen la opción de reducir sus horas normales (y pagar) hasta un 25% hasta que el niño cumpla 8 años.

Pero toda esta asistencia tiene un alto costo. Con un 61.85%, Suecia tiene la tasa de impuesto a la renta personal más alta del mundo. Ese dinero paga por el tipo de apoyo que muchas mujeres estadounidenses darían la bienvenida, pero viene con la presión sobre las mujeres para que vuelvan a la fuerza laboral en el horario del gobierno, no en el suyo. El gobierno sueco también apoya y subsidia la guardería institucionalizada (lo llaman preescolar), promoviendo la creencia de que los cuidadores profesionales son mejores para los niños que sus propias madres.

Si una madre decide que quiere quedarse en casa con su hijo más allá de la licencia de maternidad autorizada por el estado, no recibe ningún subsidio adicional. Eso crea una carga financiera extrema para esas familias, y la presión también es social. Una amiga de 32 años me contó que estaba en el parque con su hijo de 2 años, cuando la rodeó un grupo de mujeres que la reprendió por no tener al niño en la guardería.

El gobierno sueco intenta ofrecer oportunidades de trabajo iguales para ambos sexos, lo cual es loable. Pero con ese fin, promueve la falsa idea de que las madres no son especialmente importantes para los bebés. Las mujeres que prefieren quedarse en casa con niños muy pequeños son estigmatizadas como regresivas y antifeministas. La Iniciativa Feminista, un partido político radical, promociona la guardería como una forma de "liberar a las mujeres de sus instintos maternales".
Delante de H & M en Malmö, Suecia, el 25 de junio de 2010.
Frente a H & M en Malmö, Suecia, el 25 de junio de 2010. Foto: Getty Images

Las políticas de maternidad de Suecia pueden ser buenas para el crecimiento económico y los ideales igualitarios, pero no para la salud social o emocional de los niños pequeños. Una amplia investigación científica muestra que la guardería institucionalizada es mala para los niños muy pequeños. La relación entre el personal y los niños es muy baja, y el entorno es confuso, demasiado estimulante y potencialmente dañino para el cerebro en desarrollo de un niño.

El noventa por ciento de los niños suecos menores de 5 años están en guarderías. Esto probablemente contribuye a problemas de salud mental. En 2012, aproximadamente el 20% de los adolescentes suecos informaron al menos cinco casos de conductas autodestructivas, y la tasa de suicidios entre adolescentes alcanzó un máximo de 25 años en 2013.

A pesar de su preocupación por la igualdad, Suecia tiene uno de los mercados laborales más segregados por sexo en el mundo. Casi el 80% de las madres suecas trabajan, en comparación con alrededor del 70% en los Estados Unidos. Las mujeres suecas están desproporcionadamente empleadas en campos estereotípicamente femeninos, como la enfermería y la guardería, y muy poco representadas en campos "masculinos" como las finanzas y la ingeniería.

Solo alrededor del 36% de los puestos directivos en Suecia están ocupados por mujeres, menos que en los EE. UU., Canadá, Francia, Rusia o Australia. El salario medio para las mujeres suecas es un 13,4% menor que para los hombres suecos. Y a partir de 2013, el 72% de los empleados públicos eran mujeres. Muchas de las guarderías destinadas a "liberar a las mujeres de sus instintos maternos" están atendidas por madres separadas de sus propios bebés por la necesidad de trabajar.

Si bien Suecia ha trabajado arduamente para eliminar la pobreza material, está creando una sociedad cuyos hijos sufren de pobreza emocional. Los niños necesitan a sus padres, y los niños muy pequeños necesitan especialmente a sus madres. Me preocupa que los EE. UU. Se dirijan en la misma dirección. Las mujeres valoran cada vez más, o se las presiona para que valoren, los logros profesionales y profesionales por sobre la familia. Al igual que Suecia, los estadounidenses han devaluado la crianza de los hijos, y específicamente la maternidad, y están creando jóvenes emocionalmente empobrecidos que tienen dificultades para mantener relaciones íntimas y funcionar como adultos independientes.

Me considero una feminista, pero ¿qué es pro-mujer al negar que el trabajo duro de criar niños sanos, estables y amorosos es importante? En lugar de obligar a las mujeres a tomar decisiones para el beneficio económico del país, la sociedad debería empoderarlas para tomar decisiones en el mejor interés de ellos y sus familias.

domingo, 1 de julio de 2018

Imperdible: Tirole opina sobre regulación de empresas tecnológicas

Una guía del economista ganador de un Nobel para dominar los monopolios tecnológicos


Jean Tirole, economista ganador del premio Nobel
"La regulación de estilo antiguo tiene dificultades para encontrar su equilibrio", dice Jean Tirole. (Reuters / Fred Lancelot)

Escrito por Allison Schrager | Quartz


Jean Tirole es un gigante intelectual en el mundo de la economía. El francés es el principal pensador en el poder y la regulación del mercado, y ganó el premio Nobel en 2014 por su trabajo en esta área.

Sus ideas son particularmente relevantes hoy en día, a medida que las grandes empresas tecnológicas crecen cada vez más y más. Los avances en la tecnología han mejorado nuestras vidas, pero a medida que aumentan las preocupaciones sobre la privacidad y se difunden las noticias falsas, estamos empezando a ver la desventaja de dar a las compañías tecnológicas un poder mayormente sin control. En el pasado, los reguladores podían enfrentar esto al dividir firmas o convertirlas en servicios públicos. Eso no ha sucedido con los gigantes tecnológicos, a pesar de que muchas personas y políticos piensan que se debe hacer algo, ¿pero qué?

El reciente libro de Tirole, Economics for the Common Good, ofrece algunas respuestas. El último tercio es un manual sobre cómo pensar acerca de cómo la tecnología está cambiando la economía y qué podemos hacer al respecto. Quartz le hizo algunas de las preguntas más apremiantes del día.

Quartz: Los primeros días de la tecnología prometían un mercado despiadadamente competitivo en el que incluso los jugadores pequeños podían alcanzar los miles de millones a bajo costo. En cambio, parece que terminamos con menos competencia. ¿Que pasó?

Tirole: Hay un sentido en el que la tecnología se ha entregado. Las pequeñas empresas se han empoderado de muchas maneras. Pueden hacer uso de servicios de back-office y en la nube baratos; pueden conectarse fácilmente con los consumidores; pueden ajustar su publicidad en lugar de participar en publicidad masiva ciega; su acceso al endeudamiento es facilitado por los prestamistas impulsados ​​por AI, como es el caso de las más de 7 millones de pequeñas y medianas empresas chinas financiadas por Ant Financial. Y, lo que es más importante, pueden construir más fácilmente su propia reputación. Un taxista confiaba en la reputación de la compañía de taxis; hoy en día, a través de las calificaciones, el conductor puede tener su propia reputación en una plataforma de gran velocidad.

Pero a nivel de plataforma, la competencia confronta la existencia de grandes retornos a escala y / o externalidades de red, lo que lleva a situaciones de monopolio natural y un escenario de ganador se lo lleva todo. Las externalidades de red pueden ser directas: estoy en Facebook o Twitter porque tú también lo eres; Utilizaré Uber o Lyft si muchos conductores lo hacen. Las externalidades de red también pueden ser indirectas: puede que no nos importe directamente la presencia de otros usuarios en la plataforma, pero esa presencia conduce a servicios mejorados, como en el caso de muchas aplicaciones o servicios de entrega. Por ejemplo, quiero usar el motor de búsqueda de Google o Waze si también los usa, ya que la calidad de las predicciones mejora con la cantidad de usuarios.

Las situaciones de monopolio natural conducen a un poder de mercado generalizado, y una disposición concomitante a perder dinero durante mucho tiempo para "comprar" la perspectiva de una futura posición de monopolio, piense en Amazon o Uber.

¿Son las empresas de tecnología como Google, Amazon y de Facebook realmente monopolios?

Aquí tenemos que distinguir entre estática y dinámica, o entre un monopolio transitorio y uno permanente. Las grandes economías de escala y las importantes externalidades de red implican que a menudo tenemos monopolios u oligopolios estrictos en la nueva economía. La cuestión clave es la "impugnabilidad". Los monopolios no son ideales, pero brindan valor a los consumidores siempre que la competencia potencial los mantenga en alerta. Luego se verán obligados a innovar y, posiblemente, incluso a cobrar precios bajos a fin de preservar una gran base instalada e intentar dificultar que los participantes los desalojen.

Pero para que esa competencia funcione, se necesitan dos condiciones: los rivales eficientes deben, primero, ser capaces de ingresar y, segundo, ingresar cuando puedan. En la práctica, pueden tener dificultades para ingresar a un mercado. Y si ingresan con éxito, pueden considerar que es más rentable ser absorbido por el titular en lugar de competir con él. En el lenguaje de la economía, tales "entradas para compra" crean muy poco valor social, ya que son principalmente un mecanismo para que el participante se apropie de una parte de la renta de la empresa dominante.

Hace diez años, parecía que Walmart tenía poder de monopolio en lo que respecta al comercio minorista, pero el mercado nos trajo a Amazon. ¿Es posible que los monopolios tecnológicos de hoy también enfrenten una dura competencia algún día?

Sí, y no olvidemos que Google reemplazó a Altavista en el mercado de los motores de búsqueda y Facebook desalojó MySpace en el segmento de redes sociales.

Walmart y Amazon explotan eficientemente los retornos a escala asociados con las compras, la logística y la entrega. No significa que sean monopolios necesarios, pero no es sorprendente que las grandes empresas surjan en esta industria. Walmart se hizo cargo gracias a la intensa reducción de costos; Amazon ha sido disruptivo porque su modelo de Internet proporcionó mayor comodidad al cliente. Esta es una buena ilustración de que las industrias deben analizarse desde una perspectiva dinámica, y no solo estática. Una vez más, la clave es la facilidad de entrada de un participante que crea valor para el consumidor.

Entonces, ¿cuáles son las barreras potenciales para la entrada?

La entrada generalmente se refiere a un segmento de nicho. Recordemos que Amazon comenzó como una librería en línea y Google como un mero motor de búsqueda. Más tarde, las plataformas pueden construir una línea de productos completa y gastar para competir cara a cara con las plataformas dominantes. Pero la entrada inicial al nicho puede verse obstaculizada por el titular mediante el uso de vínculos tecnológicos o de marketing, como por ejemplo, exhibir una preferencia por sus propios servicios, o descuentos de lealtad, o bien atacando al participante. La entrada también se hace más difícil por la imposibilidad del usuario "multi-homing". Cambiar a una nueva red social es más fácil si el usuario puede fácilmente transferir su contenido de una red a otra. La entrada a los servicios de transporte es más fácil si la plataforma actual no requiere exclusividad.

¿Crees que los monopolios tecnológicos causan más daño que bien? ¿Quién paga el precio por cualquier daño que causen? Parece que, a diferencia de los monopolios en el pasado, los consumidores tecnológicos enfrentan precios bajos o nulos. ¿Eso cambia la forma en que pensamos o definimos el poder de monopolio?

Sí, en general los consumidores tienden a obtener un buen trato, porque utilizamos servicios maravillosos, como el motor de búsqueda de Google, Gmail, YouTube y Waze, de forma gratuita. Para estar seguros, no nos pagan los datos valiosos que brindamos a las plataformas, como por ejemplo Eric Posner y Glen Weyl nos recuerdan en su reciente libro Radical Markets. Pero, en general, nuestros niveles de vida han mejorado sustancialmente gracias a la revolución digital. Sin embargo, debemos recordar que estos son mercados bilaterales. Por ejemplo, por otro lado, anunciantes que pagan cantidades muy grandes por la capacidad de orientar sus ofertas a los clientes. Entonces solo mirar el lado del consumidor es un análisis incompleto.

¿El poder del mercado justifica la regulación? De ser así, ¿puede un enfoque tradicional de regulación ofrecer una solución?

La regulación de estilo antiguo tiene dificultades para encontrar su equilibrio. Considere la primera regulación de servicios públicos, que durante un siglo dominó la regulación de las compañías de electricidad, telecomunicaciones y ferrocarriles. Dicha regulación intenta regular los beneficios en industrias caracterizadas por condiciones de monopolio natural.

Por ejemplo, la regulación del costo del servicio considera el costo realizado y establece los precios para que la empresa pueda recuperar su costo. Es muy difícil de implementar en las industrias tecnológicas, a pesar del hecho de que son industrias de alto costo fijo como los servicios públicos (de hecho, con una venganza, ya que el costo marginal de suministrar servicios al usuario final es a menudo nulo). Para permitir la recuperación de costos, uno debe estimar y tener en cuenta la probabilidad de éxito baja estimada y, lo que es más importante, no observada. Debido a que la mayoría de las plataformas fallan, se necesita una ganancia no despreciable para recuperar costos, pero una tiene poca información sobre cuánto se necesita. Una buena analogía es proporcionada aquí por el caso de las drogas: también un alto costo fijo, baja probabilidad de éxito, baja actividad de costo marginal.

Esta dificultad se ve agravada por problemas de medición. Por un lado, hay muchas posibles empresas dominantes en el futuro, y los reguladores no pueden controlar sus gastos en la etapa de puesta en marcha. El segundo problema de medición está en el lado de los ingresos, asociado con la naturaleza internacional de la actividad de las plataformas. Las plataformas ya eligen la ubicación de sus intangibles (patentes, datos, etc.) para minimizar los impuestos. Podrían hacerlo para descarrilar la regulación de estilo de utilidad también. En general, la regulación de servicios públicos no parece una opción.

¿Qué hay de simplemente partir a los gigantes tecnológicos?

No hay nada de malo en separarse de ellos. Pero dividir las empresas solo por el bien de reducir su poder puede no lograr nuestros objetivos. Por ejemplo, dividir Facebook en cinco Facebook haría poco para abordar las cuestiones de privacidad.

En el pasado, hemos dividido los sistemas Standard Oil, AT & T, ferroviario y eléctrico. En cuanto a las plataformas de internet, debemos pensarlo más. En primer lugar, lleva tiempo implementar desinversiones. Los ferrocarriles y la electricidad, y en gran medida las telecomunicaciones en 1984, eran tecnologías simples y estables. Por el contrario, las plataformas actuales están evolucionando rápidamente. Debemos asegurarnos de que la intervención no esté obsoleta en el momento en que se implemente.

Segundo, necesitamos aplicar el razonamiento económico. Para separar una empresa, debemos identificar la instalación esencial (caracterizada por características de monopolio natural) que la separa de los segmentos potencialmente competitivos, y asegurarnos de que la instalación esencial no logre monopolizar estos segmentos potencialmente competitivos. Esto puede suceder a través de una restricción de la línea de negocio o la supervisión del acceso justo a la instalación esencial. Una compañía de electricidad puede dividirse en segmentos relativamente claros, como generación, transmisión y distribución, y la red de transmisión es claramente la instalación esencial. Del mismo modo, las vías del tren y las estaciones son obviamente instalaciones que no pueden ser fácilmente duplicadas por los rivales.
Supongamos que identificamos el motor de búsqueda de Google como la instalación esencial y lo separamos de YouTube, Waze y Gmail. Una cuestión es si el motor de búsqueda sería tan eficiente para responder a nuestras solicitudes si se ve privado de los datos obtenidos de otros servicios. En general, si los remedios estructurales no deben simplemente dejarse de lado, se debe pensar mucho más antes de usarlos.

Entonces, ¿cómo debería evolucionar antimonopolio?

  1. Primero, debemos reconsiderar nuestra carga de la prueba en decisiones antimonopolio. Este es un asunto delicado.
    Considere la adquisición de WhatsApp e Instagram por Facebook. Eran redes sociales, al igual que Facebook. Podrían haberse convertido en competidores de Facebook. ¿Pero hay alguna evidencia para eso? En realidad no, ya que esto es solo una conjetura sobre lo que el futuro habría visto en ausencia de adquisición. La supresión de la competencia en ausencia de datos es difícil de probar. Mi suposición es que deberíamos errar del lado de la competencia, al tiempo que reconocemos que cometeremos errores en el proceso.
  2. Segundo, los economistas deben ayudar a las autoridades antimonopolio a identificar conductas dañinas y diseñar remedios simples. Por ejemplo, las garantías de mejor precio, también llamadas cláusulas de nación más favorecida o de paridad de precios, garantizan que el consumidor se beneficiará del precio más bajo de un bien o servicio al usar la plataforma. Como explico en Economía para el bien común, los economistas han demostrado que este comportamiento aparentemente benigno puede permitir que las plataformas cobren importantes tarifas comerciales a los vendedores que las necesitan para llegar a sus consumidores únicos. Y hay una serie de temas que debemos estudiar con más detalle, como la propiedad de los datos y las barreras de datos para la entrada.
  3. En tercer lugar, los problemas jurisdiccionales se han agudizado con la economía digital. Debemos insistir en la igualdad de condiciones y no imponer diferentes regulaciones a los diferentes competidores sobre la base de una clasificación industrial arbitraria y regulaciones específicas de la industria. Por ejemplo, los medios tradicionales están más restringidos en responsabilidad editorial y publicidad que las redes sociales. Para crear igualdad de condiciones y para aumentar la eficiencia, también debemos insistir en la armonización internacional de los derechos de propiedad intelectual y los impuestos, y asegurarnos de que las empresas globales no estén expuestas a un gran número de regulaciones regionales heterogéneas e incoherentes.
  4. Finalmente, debemos hacer un mayor uso de procesos más reactivos. Los inconvenientes de los enfoques clásicos son bien conocidos: la autorregulación tiende a ser egoísta; la política de competencia es a menudo demasiado lenta; la regulación de servicios públicos, como discutimos, es prácticamente inviable (y a veces se captura). Debemos desarrollar lo que yo llamaría "antimonopolio participativo", en el cual la industria u otras partes proponen posibles regulaciones y las autoridades antimonopolio emiten una opinión, creando cierta seguridad jurídica sin imponer las reglas en piedra.
    La posibilidad de error debe ser aceptada, por lo que las innovaciones regulatorias deben evolucionar a medida que las autoridades aprenden al hacerlo e incorporarlas lentamente en las directrices. Dichas políticas de adaptación han permitido el regreso de las agrupaciones de patentes (a través de cartas de revisión comercial) e incluyen espacios de prueba regulatorios, que son el terreno de prueba para nuevos modelos de negocios que no están protegidos por la regulación actual o supervisados ​​por instituciones reguladoras.