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miércoles, 27 de febrero de 2019

Excelente: UNLaM cobra a estudiantes extranjeros para que aprendan español

Polémica por un curso de ingreso para extranjeros de la Universidad de La Matanza que cuesta 60 mil pesos 

Se trata de un programa obligatorio de Lengua Castellana y Literatura Hispanoamericana para aspirantes que no dominan el español. Afecta principalmente a aspirantes brasileños. La respuesta de la casa de estudios


Por Walter Darío​ Vazquez | Infobae
wvazquez@infobae.com




La Universidad Nacional de La Matanza fue creada en octubre de 1989. Su primer año lectivo fue en 1991

Tras culminar el ciclo lectivo 2018, una resolución del Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) disparó la polémica al anunciar la implementación de un curso de Lengua Castellana y Literatura Hispanoamericana obligatorio para aspirantes que no dominen el idioma español cuyo valor es de 60 mil pesos.

La medida despertó la crítica de estudiantes extranjeros, principalmente ciudadanos brasileños, que alzaron la voz. "El problema no es el curso. El problema es el monto que nos quieren cobrar", comentó a Infobae Luiz Guilherme da Silva, quien cursa la carrera de medicina. "Es un precio absurdo por la duración de un curso que en ninguna otra universidad te cobran", agregó el joven de 22 años que se mudó al país en abril de 2017.

La resolución fue dispuesta a fines de diciembre pasado y está orientada a "aquellos interesados en cursar carreras de pregrado y grado cuyo país de egreso de estudios secundarios no sea hispanoparlante". El 18 de febrero se abrió la inscripción para el ciclo 2019, que se extenderá desde el 11 de marzo al 18 de mayo. La aprobación de este nuevo curso es requisito para la posterior inscripción al curso de ingreso de la UNLaM. A aquellos que lo superen se les expenderá un certificado cuya validez se extenderá a tres ciclos lectivos correlativos.

El curso es de carácter presencial y contempla una carga horaria de 80 horas, distribuidas en 8 horas semanales, durante 10 semanas. Son, en total, mil módulos que cuentan con un valor de $ 60 cada uno.

Al reclamo se sumó la organización "Estudiantes Autoconvocados UNLaM", que expresó su rechazo a la resolución aduciendo que se trata de "una violación de derechos" que "solo busca excluir a quienes no pueden pagar" el monto de inscripción. En ese sentido, la agrupación solicitó dar marcha atrás con esta medida "contraria a la Ley de Educación Superior".



"Lo entendemos como una privatización encubierta porque vos pensá que los brasileños vienen acá a vivir, a estudiar y un requisito como este directamente te desalienta a inscribirte porque pagar las 60 'lucas' ni siquiera te garantiza el ingreso", consideró Gala, de Estudiantes Autoconvocados, en diálogo con Infobae.

"La mayoría (de los afectados) son estudiantes brasileños que vienen a estudiar medicina porque allá los valores son imposibles", explicó la estudiante. "Veo comentarios en los que nos dicen que tenemos que volvernos para allá (Brasil), que no tenemos que venir a la Argentina a estudiar, que tenemos que pagar impuestos. A mí me encantaría estar en mi país, con mi familia, mis amigos, pero no tengo esta oportunidad de estudiar como la tengo acá", sostuvo por su parte Guilherme da Silva.

Por último, Gala, que además se quejó de la falta de difusión de la medida, dijo que "este jueves a las 19 habrá una nueva asamblea para tratar este argumento xenófobo, que es una estupidez que no tiene ningún tipo de sentido".

 

La respuesta de la UNLaM

La iniciativa surgió -explican en la UNLaM- luego de observar las dificultades de los estudiantes no hispanoparlantes a la hora de abordar el material de estudio, realizar sus presentaciones y exámenes escritos. De tal modo, "el curso tiene entre sus objetivos compensar las falencias en competencias de lecto-escritura, a fin de favorecer el desarrollo académico de sus alumnos", señala un comunicado de la casa de estudios.

Infobae se comunicó con el rector de la institución Daniel Martínez, que explicó los motivos que los llevaron a tomar la decisión de sumar el nuevo curso: "En la carrera de medicina se han anotado una cantidad importante de brasileños. Más de 500 solo considerando la última cursada. Empezamos a tener dificultades serias porque no hablan el castellano correctamente, hablan en 'portuñol'", comenzó.

Y continuó: "El programa de estudio se demora. Lo que se tiene que ver a lo largo del cuatrimestre, semestre o el año no se puede ver en su totalidad porque ellos no captan el idioma de manera completa. Y a eso se le suma otro agravante: la corrección. Los profesores demoran en corregir sus trabajos porque no solamente tienen problemas para escuchar, también escriben con muchos errores o falta de ortografía".

Ante esta situación, Martínez comentó que les sugirieron a los estudiantes profundizar la práctica por su cuenta, pero como no advirtieron respuestas positivas acudieron a un curso extracurricular para el que se deben "contratar profesores a los que hay que pagarles".

Allá la carrera de medicina se paga por mes 90 mil pesos durante seis años. Nosotros le cobramos 60 mil pesos por todo el curso completo. Si uno compara es prácticamente insignificante

"El curso tiene un valor totalmente insignificante. La gente que viene de Brasil viene a estudiar porque ahí solamente entra el 1% a la universidad. Vienen a lograr su propósito. Allá la carrera de medicina se paga por mes 90 mil pesos durante seis años. Nosotros les cobramos 60 mil pesos por todo el curso completo. Si uno compara es prácticamente insignificante. No es una medida de la que tienen que estar en contra", aseveró.

"Algunos dicen que discriminamos, que somos xenófobos. Para nosotros es simple lógica. Si vos vas a ser profesional con un título en argentino es incomprensible que no dominen bien el idioma de la carrera. En medicina tienen que tener una formación de excelencia. Los médicos no se pueden equivocar", reflexionó el rector.

Para cerrar, Martínez que dijo que el examen previo a estudiantes que no sepan el idioma del país se toma en cualquier universidad del mundo. Y subrayó que es pago: "En Brasil, en Uruguay, en Chile, en Paraguay, en Bolivia, en cualquier universidad cruzando la frontera, se cobra". En ese sentido consideró que las universidades del país deben replantearse una mejor manera de administrar el presupuesto y los recursos disponibles.

lunes, 25 de febrero de 2019

La inviabilidad del estado argentino y su política asistencial

El Estado emite 18 millones de cheques al mes además de salarios del personal

Más del 60 por ciento del Presupuesto se destina a jubilaciones y planes sociales. Lo recibe el 40% de la población. La opinión de los especialistas y las reformas pendientes







Mariano Spezzapria | El Día
@mnspezzapria

¿Es viable un país cuyo Estado emite 18 millones de cheques al mes? ¿Esto es, que realiza transferencias directas de fondos al 40 por ciento de su población? La respuesta puede resultar inquietante, tanto como una pregunta derivada de la primera: ¿Qué sucedería si ese financiamiento público disminuyera sensiblemente, en un contexto de altos indicadores de pobreza y persistente inflación?

Los números son crudos: en la Argentina de 2019, más del 60 por ciento del Presupuesto nacional está destinado al pago de jubilaciones y al sostenimiento de los planes sociales. El sistema previsional cuenta con nueve millones de adultos mayores, mientras que la red de contención a los sectores más vulnerables incluye a otros ocho millones de beneficiaros. Además, el Estado financia un millón de pensiones, entre ellas las de invalidez y además deben contarse los fondos para el pago de salarios del personal que en el gobierno nacional son 350.000 personas pero sumados a los dependientes de provincia y municipios hacen un total de 3.500.000. Es decir que del sector público de la Argentina dependen más de 21.000.000 de hombres y mujeres. En el sector privado se desempeñan alrededor de ocho millones de argentinos y argentinas.

Asistencia alimentaria

A esto deben sumarse los programas de asistencia alimentaria que en nuestro país -y específicamente en la región del Conurbano de la Provincia- se complementan con aportes del Estado, las iglesias y organizaciones no gubernamentales. Expertos en el área social consultados por EL DIA estimaron que unas 8,5 millones de personas reciben al menos una vez por día una ración de comida que no pueden conseguir por medios propios.

Los números no cierran, en un doble sentido: por un lado, las arcas estatales conviven con un déficit estructural que provoca crisis recurrentes; por el otro, los sistemas previsional y de protección social requieren tanto dinero que no logran destinar ingresos dignos a los sectores más desprotegidos de la población. Por estos motivos es que empieza a discutirse la necesidad de introducir reformas de fondo en ambos sectores.

“Modelo agotado”

Daniel Arroyo, diputado nacional por la Provincia y especialista en el área, advierte sin medias tintas que “el modelo argentino de asistencia social está agotado”. Esa conclusión la saca en base a datos históricos: cita desde las Cajas PAN del alfonsinismo, los Planes Trabajar del menemismo (unos 100.000, financiados por el Banco Mundial), la masificación de los Jefes y Jefas de Hogar del duhaldismo (2,2 millones de beneficiarios) y la Asignación Universal por Hijo (AUH) del kirchnerismo, que cubre ahora a 4,5 millones de niños.

La curva ascendente de la ayuda social se mantiene en la actualidad, bajo la administración de Cambiemos. El ministro de Desarrollo bonaerense, Santiago López Medrano, justifica esa tendencia en diálogo con este diario: “No importa si el tren para en la estación, igual hay mucha gente que no puede subir”, grafica el funcionario. Aunque admite: “Hay restricciones de financiamiento; la plata tiene que salir de algún lado”.

Ahí viene el problema, que es como un círculo vicioso: el Estado otorga planes a sectores vulnerables; no le cierra la caja porque los recursos son finitos; provoca un déficit que “resuelve” con emisión o endeudamiento -cada gobierno con su librito económico- y finalmente los más perjudicados terminan siendo los sectores supuestamente protegidos, vía inflación o crisis del sector externo, que aumenta la “deuda interna”. Es la Argentina de las últimas décadas. El Estado parece un espectador ante el crecimiento de la evasión que se advierte a simple vista en las calles de las ciudades.


“Ponerse los pantalones largos”

Diego Bossio, diputado nacional por la Provincia y ex titular de ANSES en el Gobierno anterior, hace notar un punto clave para esta discusión: “Mientras cuatro de cada 10 trabajadores estén en negro, ningún sistema va a ser sustentable”, advierte en diálogo con este medio. Y agrega, para que no queden dudas: “Este problema es el Talón de Aquiles de la seguridad social”. Por eso, llama a “no ser hipócritas y ponerse los pantalones largos” para destrabar el debate.

“Las sociedades están envejeciendo. Lo que se denomina bono demográfico, es decir la cantidad de chicos jóvenes con respecto al resto de la sociedad, viene disminuyendo de manera considerable”, sostiene Bossio y reclama: “Hay que discutir una reforma previsional de avanzada, que permita aumentar la cantidad de aportantes al sistema, dotarlo de nuevos recursos, y que a su vez permita pagar mejores jubilaciones”. Pero lo cierto es que hay miles de jubilaciones privilegiadas, que se crearon nuevas fórmulas como el sistema para las amas de casa -aunque jamás hayan aportado y las irregularidades en los casos de incapacidad parcial o total.

Un debate global

Los sistemas previsionales están en discusión en todo el mundo aunque no llegan a un déficit de la magnitud del que se registra en nuestro país. En la Argentina contiene una particularidad: el Gobierno nacional impulsó una “reparación histórica” que aumentó el déficit en un 1,5 por ciento del PBI y ahora comienza a manifestarse cada vez más la crisis del sistema. Se pone sobre la mesa la necesidad urgente de buscar salidas. De hecho, también el Fondo Monetario reclama una reforma previsional.

Durante los tres gobiernos kirchneristas, en tanto, se sumaron tres millones de beneficiarios al sistema, cuya cobertura pasó del 60 al 90 por ciento de la población de adultos mayores de más de 65 años. El aporte promedio que habían realizado era de ocho años, pese a que la legislación requiere de al menos 30 años. Si bien se presentó esa política como un acto de “justicia social”, también es cierto que los beneficiarios del sistema son millones, lo que genera un gran poder electoral. Por eso los gobiernos de turno encaren una política de Estado. Lo mismo sucede con los planes sociales. A tal punto, que buena parte de la campaña presidencial de 2015 consistió en acusaciones del kirchnerismo al macrismo de que iba a dejar sin esa cobertura a millones de personas, la mayoría de ellas asentadas en el Conurbano. Al final eso no ocurrió; es más, la cantidad de planes sociales aumentó.

“reempadronamiento de planes”

“Vamos hacia la digitalización y el reempadronamiento de los planes, con una tarjeta única de transferencia. Está demostrado mundialmente que eso es mejor porque evita el clientelismo”, afirma López Medrano. Mientras que Arroyo acentúa su mirada crítica: “Al modelo macrista le sobran 20 millones de personas”, advierte. Con esa lógica, podría aventurarse que a los 18 millones de cheques que emite el Estado, se le agregarán otros 2 millones en los próximos años.

Todo eso convive con una pobreza estructural estimada entre el 20 y el 25 por ciento de la población y una economía informal -en negro o popular, de acuerdo a quién la invoque- cuyo piso no baja del 35 por ciento. “La pobreza no se resuelve con los planes sociales”, dijo alguna vez el presidente Mauricio Macri. Pero hasta el momento, la única iniciativa de su gestión para reconvertirlos en materia productiva -el Plan Empalme- fracasó.

El primer país en tener planes sociales masivos fue Estados Unidos en los años 30 durante la presidencia de Franklin Roosevelt pero todos los beneficiarios debían trabajar aunque fuera cortando el césped de las plazas para mantener la “cultura del trabajo”.

En muchos países europeos la mayor preocupación en el plano estructural es el futuro del sistema previsional por el envejecimiento de la población que sigue en ascenso y que produce el aumento del número de jubilados y el estancamiento, cuando no la reducción, del número de aportantes.

En la Argentina ese no es aún el mayor problema, aunque el sistema está totalmente desequilibrado porque por cada retirado no hay ni siquiera dos aportantes. La angustiante situación no está planteada como un tema para debatir. Lo grave es que los que pagan impuestos no pueden ser sometidos a una mayor carga fiscal. Por supuesto que el déficit del sector público no se debe solamente al desbalance del sistema de previsión. También debe señalarse que hay 8 millones de trabajadores “en blanco” en el sector privado y 3.5 millones de empleados en el sector público.

Lo cierto es que la inmensa mayoría de los jubilados no son responsables por la falta de aportes por los trabajadores en negro, ni por los privilegiados con grandes retiros, ni por las medidas demagógicas, ni por los fraudes y la pésima administración de los recursos. Tampoco por el saqueo a las cajas por parte de gobiernos que destinaron los fondos de los aportes a gastos sin relación ninguna con las jubilaciones o a cubrir el déficit del Estado.

La discusión sigue abierta. Y el problema irresuelto.

La curva ascendente de la ayuda social se mantiene bajo la administración de Cambiemos

El Estado parece un espectador ante el crecimiento de la evasión que se ve en las ciudades

domingo, 20 de enero de 2019

Inmigración venezolana a Neuquén

Mano de obra calificada en Neuquén: Llegan 6 venezolanos por día

El mercado laboral neuquino se ve revolucionado por estos meses dada la masiva llegada de venezolanos universitarios. Según fuentes locales, "llegan muchas personas con títulos de grado y posgrado o ex presidentes de empresas que prefirieron optar por una nueva vida tras recibir amenazas de expropiación de sus compañías".


Por Urgente 24



Vaca Muerta.


Un relevamiento de la Dirección Nacional de Migraciones en Neuquén revela que están llegando entre 5 y 6 venezolanos por día a la provincia que actualmente vive un boom económico impulsado por Vaca Muerta.

"Casi en un 50% la cantidad de inmigrantes venezolanos que se radican en la ciudad de Neuquén. llegan entre cinco y seis por día y, según estiman, un 75% del total son personas de alta formación académica y de clase media o alta.

En Argentina ya existe una comunidad de unas 320 mil personas provenientes de ese país y, aunque la mayoría se radica en Buenos Aires, la provincia de Neuquén es el cuarto destino más popular entre estos migrantes", destacó una investigación periodística de LMNeuquén basada en cifras oficiales

Ricardo Leszczynski, delegado de la Dirección Nacional de Migraciones en Neuquén, confirmó esto y profundizó: "cinco o seis presentan sus documentos cada jornada. Venezuela se mantiene en la punta entre los países de procedencia de los migrantes que llegan a Neuquén”. Según aclaró, un 36% de los migrantes son venezolanos, un 19% proviene de Bolivia y un 17% son paraguayos.

Lo interesante del caso es que se trata de mano de obra altamente calificada. Leszczynski destacó que la mayoría de los venezolanos que se radican en Neuquén tienen un alto nivel de formación y solían gozar de una buena posición económica en su país de origen. Así, llegan muchas personas con títulos de grado y posgrado o ex presidentes de empresas que prefirieron optar por una nueva vida tras recibir amenazas de expropiación de sus compañías.

Las estadísticas de la Dirección de Migraciones dan cuenta de que un 40% de los que llegan tienen un título profesional, mientras que el 20% son técnicos superiores y un 15% cuentan con una maestría o posgrado. “Recibimos contadores, ingenieros aeronáuticos y bioquímicos”, explicó Leszczynski y aclaró que la mayoría llega a Neuquén atraída por los altos salarios, pero sin una oferta concreta de trabajo, por lo que inician su búsqueda laboral una vez que arriban a la zona.

A la región llegan más hombres que mujeres y, en mayor parte, son personas de entre 22 y 35 años, que vienen a probar suerte con la idea de traer al resto de su familia una vez que están instalados.

“Por los lugares que eligen para residir en Neuquén, generalmente en departamentos céntricos, se nota que son personas de clase media o alta”, detalló el delegado del organismo nacional.

lunes, 24 de septiembre de 2018

La pobreza es el negocio del populismo

“La pobreza es un negocio para el populismo”



El historiador económico Roberto Cortés Conde y el economista Gerardo della Paolera presentaron Nueva historia económica de la Argentina, repasaron la pendular economía nacional de los últimos 70 años y expusieron la presencia de un profundo gen anticapitalista enquistado en la sociedad argentina.

Pensándolo bien


“Es una recopilación de distintos trabajos. Hay 16 autores en diez capítulos. Quisimos hacer un balance de lo que se había estudiado en los últimos 50 años y cómo esos estudios contribuían a un cambio de la visión que los argentinos teníamos sobre el pasado”, explicó Cortés Conde.






Según el historiador económico, las conclusiones del ensayo develan que “la Argentina realiza políticas económicas en base a apreciaciones equivocadas sobre lo que había sucedido en el pasado” y tiene una evolución circular ya que “hay una especie de proceso recurrente, un fenómeno extraordinario de persistir en una visión distorsionada de la realidad”.

Para della Paolera, el país atravesó sufrió tres quiebres que marcaron a fuego su destino. El primero fue durante la Primera Guerra Mundial, que fue un golpe para Argentina debido a que su principal socio comercial -Gran Bretaña- entró en decadencia.

El segundo tiene que ver con el shock de la Gran Depresión. “A partir de allí, entramos en una tendencia de crecimiento más baja de la que tuvo con el famoso modelo agroexportador”, señaló. Sin embargo, el economista remarcó que, a pesar de ser un período complejo, “no resultó tan desesperante desde el punto de vista de la performance económica”.

El tercer quiebre se produce después de la Segunda Guerra Mundial. “Desde mediados de 1940 hasta finales de los 80, Argentina tuvo una economía cerrada mientras que el comercio internacional creció como nunca en aquel momento”.

“Paradojicamente, la Argentina se fue cerrando por ese entonces. El gran mazazo para el país fue el Rodrigazo en 1975. Desde ese año hasta 1991 se produce la gran depresión argentina”, coincidieron los autores.

Más tarde, durante el kirchnerismo, “hubo una expansión de la demanda agregada muy importante” pero tomando los números de las exportaciones de esa etapa, “el boom se produjo en cuanto a los bienes primarios y manufacturas de origen agropecuario y no en manufacturas de origen industrial”.

A modo de conclusión, della Paolera afirmó que “la Argentina no sabe qué sistema quiere para ser el país que pretende ser”. Y agregó que el argentino lleva impregnado en su ADN un gen anticapitalista. “La sociedad argentina es claramente corporativista. El capitalismo brega porque la clase media sea el motor de la economía. La pobreza es un negocio para el populismo y el punterismo”, cerró el experto.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Grido muestra un modelo de negocios mejor que Freddo

En la guerra de los helados, el modelo Grido ganó frente al exclusivo Freddo






Por Javier Ledesna | Apertura


Con el reciente anuncio de Freddo del cierre de su fábrica y la reconversión de su negocio hacia un modelo full franquicias se puso sobre la mesa el debate de si la crisis de la cadena de helados artesanal, hoy en manos de Pegasus, era una crisis estructural del sector o solamente de un modelo de negocios.

Así, en la industria mencionan que los elevados costos fijos y los aumentos en el precio de las materias primas redujeron en gran medida la rentabilidad de un negocio que recién está por entrar en su temporada alta. Sin embargo, otros jugadores como Grido, que hace foco en el volumen, suma más de 100 sucursales nuevas en el último año y continúa en alza.

“Las heladerías tenemos insumos muy influenciados por el dólar. Veníamos piloteándola porque crecía el consumo, pero esto fue un golpe muy fuerte”, afirma Gabriel Famá, presidente de la Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (AFAHYA). Algunos heladeros aseguran que, de trasladar realmente estos incrementos a los precios, el kilo de helado debería valer más de $ 600.

Para Daniel Paradiso, dueño de la red que lleva su nombre de pila, una de las principales trabas del sector es su excesiva oferta. “Se atomizó lo que antes estaba concentrado en algunos jugadores”, puntualizó. Y, subraya que el dinamismo del sector obliga a las cadenas a renovarse para no quedarse atrás.

El factor climático también influyó. “Tuvimos un invierno más largo y crudo que el año pasado”, observa Ariel Davalli, presidente de Chungo, que descree que haya una “crisis genérica del sector”. Según el ejecutivo, los ingresos generados por Yolas, su marca de paletas, y los acuerdos comerciales para exportar productos compensaron la caída del consumo local, aunque advirtió que “todavía no está hecho el ajuste final”.

Los players de la industria cruzan opiniones con respecto al modelo de franquicias. “Te da orden y te ayuda a tener un negocio prolijo, esto repercute en la rentabilidad”, elogia Diego Achilli, director de Los Amores que maneja más de 100 locales en cinco provincias. Del otro lado, Gustavo Sclavo, socio de la cadena Iceland, manifiesta que su firma compró todas sus franquicias. “La artesanalidad del producto no llega al cliente de la misma forma que en los lugares que administramos nosotros”, aclara.

La cordobesa Grido es la principal franquiciante del sector con más de 1400 locales en el país, todos ellos franquicias. “Es una buena forma de lograr un desarrollo importante, además tiene una chance mayor de éxito por el respaldo que le da la marca”, remarca Ricardo Cortés, gerente de Marketing de Helacor. Sin embargo, admite que la suba en los costos impactó directamente en este negocio. “Hay una retracción del consumo, pero somos optimistas. Apuntamos a mantener la rentabilidad a partir de un crecimiento del volumen y una mejora en la eficiencia”, especifica. En 2014, la empresa diversificó su porfolio de productos con la creación Frizzio, su marca de alimentos congelados.

Entre las cadenas más económicas el kilo de helado ronda los $ 330, mientras que en las principales firmas supera los $ 400. “Tenemos miedo de trasladar los aumentos a los precios y que decaiga el consumo, pero no nos va a quedar alternativa”, analizó Maximiliano Maccarrone, director de El Podio.

Los ejecutivos confirman que la rentabilidad de sus empresas se verá sensiblemente afectada, aunque no se animan a arriesgar de cuánto podría ser la caída. Esperan que la época de calor les traiga aire fresco a sus negocios. “Cuando arranque la temporada alta vamos a ver cuánto impactará esto en los números”, expresan.

lunes, 27 de agosto de 2018

Los antecedentes de las actuales crisis internacionales en 1825

La crisis financiera mundial de 1825 prefiguró los problemas de los mercados emergentes de hoy


Por Gwynn Guilford | Quartz





Todo se remonta a este tipo.


Primera Argentina. Ahora Turquía. El próximo país en enfrentar una crisis financiera podría ser cualquiera de una serie de economías de mercados emergentes que se han vuelto peligrosamente dependientes de los préstamos en dólares y otras monedas extranjeras.

A fines de 2017, las corporaciones en mercados emergentes debían $ 3.7 billones en deuda en dólares, casi el doble de lo que debían en 2008, según el Banco de Pagos Internacionales. Las analogías con la crisis financiera asiática de 1997 y la crisis mexicana de "tequila" de 1994 abundan. Pero las raíces de las crisis de los mercados emergentes yacen más atrás en los libros de historia. En The Volatility Machine: Economía emergente y la amenaza del colapso financiero, el profesor de finanzas Michael Pettis nos insta a mirar a Europa a principios del siglo XIX, justo después del final de las guerras napoleónicas. Las condiciones financieras y las innovaciones que dieron lugar a la primera crisis verdaderamente global, en 1825, son en muchos aspectos similares a las condiciones que han llevado a Turquía y Argentina a sus actuales estados precarios.

Para Francia, el año 1815 comenzó bastante tranquilo. Napoleón Bonaparte estaba en la lejana Elba frente a la costa toscana, después de haber sido exiliado a la isla por una coalición de potencias europeas. Pero en febrero, Napoleón escapó, y no perdió tiempo en volver a atacar a las fuerzas de la coalición en lo que se conoce como la Guerra de los Cien Días.

En la noche del 18 de junio, los ejércitos ingleses y prusianos sorprendieron a Napoleón con una derrota decisiva en Waterloo. Cuando la tinta se secó en los tratados de París a fines de noviembre, Francia de repente le debía al resto de Europa mucho dinero. Como reparaciones para la Guerra de los Cien Días, los vencedores dieron una palmada a Francia con una factura de 700 millones de francos, que se pagará en los próximos cinco años, equivalente a alrededor del 20% del PBI anual de Francia. (Puede ver qué tan fuerte fue ese aumento en el cuadro a continuación).
"Waterloo: ¿un regalo del cielo para las finanzas públicas francesas?" Oosterlinck y col.



Esa fue una pregunta difícil para Francia. Su tesoro saqueado por la guerra estaba prácticamente vacío. Su credibilidad era igualmente nula, habiendo incumplido las anteriores deudas soberanas, lo que sugiere que tendría que pagar tasas de morosidad para atraer a los compradores a asumir el riesgo. De hecho, en 1816, se vio obligado a emitir bonos del tesoro a corto plazo a una tasa del 12%, según una investigación (pdf, p.13) del economista Eugene N. White.

De alguna manera, sin embargo, Francia prevaleció, una hazaña que no solo restauró sus finanzas públicas, sino que también tuvo implicaciones globales mucho más grandes. El inesperado entusiasmo extranjero por los bonos franceses vendidos para pagar las deudas de guerra creó una oleada de liquidez sin fronteras, un componente inicial crucial de lo que pronto se convertiría en el primer boom crediticio global.

El gran mercado alcista de las rentes

El regreso fiscal de Francia comenzó con la ayuda de uno de los financistas más estimados del mundo, el banquero británico Alexander Baring, uno de los directores de Baring Brothers & Co, así como de la sucursal londinense del banco holandés, Hope & Co.. 1817, Baring emitió una serie de préstamos a Francia. Después de suscribir el préstamo, Baring luego vendió las rentes, como se conocía a los bonos del gobierno, a los inversores a través del mercado secundario.



Al principio, los rendimientos de los bonos de guerra de Francia fueron del 8-9%. Pero a medida que más problemas expandieron el tamaño del mercado público, y con el impulso de confianza de la marca Baring, el público europeo creció ansioso por invertir. El valor de rentes apreciado. Como Charles Kindleberger relata en A History of Western Europe, el último de estos préstamos liderado por Baring Brothers, en 1818, fue por el 67% del precio nominal. En 1821, ese problema se comercializaba al 87%; dentro de dos años alcanzó el 90% (lo que implica un rendimiento del 5,6%). Eso hizo que cada vez fuera más barato para Francia emitir deuda.
"Hacer que los franceses paguen: los costos y las consecuencias de las reparaciones napoleónicas", Eugene N. White



Un boom en el suministro de dinero de Europa

La composición de los inversores también cambió. Para el primer tramo, alrededor de tres quintos fueron comprados en Francia; el resto en Londres y Ámsterdam, según un documento (paywall) en coautoría de Kim Oosterlinck, profesor de finanzas en la Escuela de Economía y Gestión de Bruselas Solvay. Eventualmente, alrededor de un tercio de los 300 millones de francos en préstamos emitidos en 1817 terminaron en comercio en Londres. (De hecho, cuando David Ricardo murió en 1823, el eminente economista e inventor de las inversiones tenía 11.7 millones de francos en rentes, señala White.)




Alexander Baring, el banquero cuyo préstamo a Francia inició el boom de la liquidez.

La repentina aparición de una enorme oferta de bonos altamente líquidos efectivamente "recicló" los pagos de bonos de reparación en la economía real, señala Kindleberger. Con la creación de un mercado de rentes altamente líquido en el hogar, las rentes funcionaban cada vez más como dinero, en el sentido de que podían intercambiarse y utilizarse como garantía. Así que incluso cuando Francia transfirió los fondos recaudados de las emisiones de rentes a Gran Bretaña, Prusia y otros países para pagar sus deudas de guerra, su oferta monetaria no se redujo en gran medida. Los rentes Baring, en cierto sentido, se financiaron a sí mismos. Mientras tanto, los pagos de guerra de Francia aumentaron la liquidez en los países receptores (compensados ​​por las suscripciones de bonos de esos países). El efecto neto fue un aumento en la oferta monetaria europea en general.

Este instrumento fue una rama evolutiva temprana en el desarrollo de las finanzas globales. El préstamo Baring pagó intereses en francos, exponiendo a los inversores extranjeros al riesgo de pérdida si el franco perdía valor frente a su moneda local. Como una cuestión práctica, su denominación en francos también hizo las inversiones más difíciles de obtener que los activos domésticos.

La próxima gran innovación en finanzas globales eliminó tanto el riesgo como la inconveniencia.

Avance financiero de Nathan Rothschild

Prusia sabía que los pagos de indemnización franceses estaban en camino. Pero con su economía aún devastada por la guerra, quería el dinero lo antes posible. Para prepararse, Prussia contrató al famoso banco Rothschild, con sede en Frankfurt, para suscribir una emisión de bonos por un valor de 20 millones de táleros prusianos, como cuenta Niall Ferguson en su libro The House of Rothschild.

La estructura de la emisión de bonos que diseñó Nathan Rothschild cambiaría para siempre las finanzas globales. Por un lado, se denominó no en la moneda prusiana de los táleros, sino en libras esterlinas, la moneda dominante de la época. Eso eliminó el riesgo de tipo de cambio para los inversores británicos. El vínculo se emitió, naturalmente, en Londres, pero también en los otros centros financieros principales de Frankfurt, Berlín, Hamburgo, Amsterdam y Viena. Rothschild también persuadió al gobierno prusiano para que realice pagos a los inversores en cualquier sucursal de Rothschild, en otras palabras, no solo en Londres, sino en toda Europa. Eso redujo el costo y la inconveniencia para los inversores extranjeros.



Una caricatura del banquero londinense Nathan Rothschild, el pionero de los problemas de deuda soberana en moneda extranjera.


"Esta anglicización deliberada de un préstamo externo fue una nueva salida para el mercado internacional de capital", dice Ferguson, y agregó que "representó un gran paso hacia la creación de un mercado de bonos completamente internacional". En unos pocos años, estas innovaciones se habían convertido estándar, fusionando los fragmentos de los mercados financieros dispares de Europa en un sistema cada vez más globalizado.
El dinero fácil se vuelve global

Del mismo modo que estas innovaciones financieras estaban profundizando las conexiones de capital en toda Europa, la reforma financiera británica y sus crecientes reservas de oro continuaron bombeando aún más dinero nuevo. Primero vino una refinanciación de bonos por parte del gobierno británico, que funcionaba como una inyección de efectivo en un banco central moderno a través de la compra en el mercado abierto. Eso liberó fondos para inversiones más riesgosas. Al mismo tiempo, el final de la guerra redujo drásticamente el gasto militar y revivió el comercio, lo que provocó que las reservas de oro del Banco de Inglaterra se expandieran, expandiendo la base de dinero de Gran Bretaña.

Además, el Parlamento británico en 1822 autorizó a los bancos provinciales a emitir moneda. El aumento resultante del crédito bancario a los inversores británicos generó más especulaciones, particularmente en tierras y otros activos. Y dado que estos se usaron como garantía para obtener aún más crédito, el proceso absorbió aún más dinero nuevo en el sistema.

Con las inversiones en Europa bastante recogidas, todo este capital extra tenía que ir a algún lado. Los inversores no necesitaban mucho aliento. Como en todos los períodos de intensificación de la globalización, el optimismo fue alto, impulsado por avances radicales en las tecnologías de comunicación, industria y transporte; por ejemplo, los primeros ferrocarriles de pasajeros, el auge de la fabricación textil y el frenesí de la construcción de canales tras el éxito del Erie Canal en los Estados Unidos. Además, estos avances abrieron nuevos rincones del mundo al comercio y al capital mundiales.

Con mucho, los preferidos más grandes de los europeos, en particular los inversores británicos, fueron los países de América Latina, que ofrecieron rendimientos mucho más altos que el triste 4% de los rendimientos de la deuda británica. Los factores geopolíticos también estaban convirtiendo a los británicos en toros de mercados emergentes. La independencia de América Latina recientemente ganada de España prometió una gobernanza liberal y la profundización de los patrones comerciales que preservarían el dominio de Inglaterra sobre una economía mundial cada vez más integrada.
La bonanza de la deuda latinoamericana comenzó en 1822 con un préstamo masivo a Colombia, que periodistas y asesores de inversiones elogiaron como el próximo estadounidense. Luego vinieron las grandes emisiones de bonos de Chile, Perú, México, Brasil, Guatemala, la ciudad de Guadalajara y Buenos Aires. Tan emocionante era la fiebre de la deuda latinoamericana, los inversionistas europeos compraron unos £ 200,000 en bonos ofrecidos por el Reino de Poyais, la única colonia escocesa. Los bonos de Poyais se intercambiaron enérgicamente por un tiempo, hasta que los inversores notaron que el reino en realidad no existía (al menos no más allá de la imaginación de un aventurero escocés-con-estafador).

La borrachera de la inversión mundial no se limitó a América Latina (real o imaginaria). Al otro lado del Atlántico, como Dinamarca, Grecia, Portugal, Nápoles, Austria y Rusia, también se produjeron enormes problemas de deuda soberana. "Lo sorprendente de este episodio y de todos los que siguieron", escribe Pettis, "es la rapidez con que se desvaneció la aversión al riesgo durante un período de dinero fácil". Pero cuando el dinero comenzó a endurecerse, el temor volvió con la misma rapidez.

El auge da paso a la depresión

A medida que el capital fluía de Gran Bretaña hacia los mercados emergentes, las reservas de oro del Banco de Inglaterra se redujeron drásticamente, cayendo de £ 14 millones en 1824 a solo £ 2 millones a fines de 1825. Para detener la marea saliente y reconstruir las reservas, el banco subió las tasas.

El repentino aumento en los costos de endeudamiento golpeó primero al sistema bancario británico. El colapso de dos bancos londinenses en diciembre de 1825 desencadenó el pánico, causando que incluso más bancos se retiraran a medida que los depositantes retiraban su dinero y los beneficiarios del préstamo dejaban de pagar. Según Pettis, 76 de los 806 bancos en Inglaterra y Escocia colapsaron. A lo largo de la economía británica más amplia, la demanda implosionó. En unos meses, la crisis se había extendido por toda Europa. A medida que el sistema bancario en todo el continente se aferró al dinero, la liquidez se derrumbó. Gracias a las nuevas conexiones financieras transatlánticas, el dinero ajustado de Europa también golpeó a América Latina. En 1829, todos los soberanos latinoamericanos, excepto Brasil, habían incumplido.

"Cada préstamo ... pero asienta a una nación o derroca un trono"

El impacto global del boom crediticio después de Napoleón fue la razón por la cual el filósofo alemán Friedrich Engels, escribiendo a fines de la década de 1870, calificó el incidente como la "primera crisis general" de proporciones económicas internacionales, señalando que, a partir de entonces, cada década o dos, pánicos similares arruinarían naciones alrededor del planeta.

Sin embargo, incluso sin el beneficio de la retrospectiva, era evidente que algo acerca de cómo el dinero conectaba a las personas había cambiado drásticamente. Tomemos, por ejemplo, la improbable fuente del "Don Juan" de Lord Byron, la épica satírica tremendamente popular del poeta. En una sección escrita en 1822, opinó: "¡Oh, oro! Todavía prefiero el papel / que hace que el crédito bancario sea como un banco de vapor ". El poema, que incluye un lenguaje inquietantemente antisemita, también dice que cada préstamo hecho por Rothschild y Baring" asienta una nación o altera un trono ".

Déjà vu todo de nuevo

De hecho, casi dos siglos después, no mucho ha cambiado. En su revisión del desastre de 1825 y las docenas más que siguieron, Pettis establece una importante distinción entre dos tipos de crisis financieras globales.

Por un lado, están los que se encuentran en medio de un ciclo de globalización, cuando los centros financieros internacionales todavía están en el proceso de aumentar la liquidez. Este tipo de crisis financieras ciertamente pueden ser disruptivas y dramáticas, como la crisis del Tequila mexicano de 1994 y la crisis financiera asiática de 1997. Pero rara vez son catastróficas. Gracias a la constante demanda global de grandes emisiones de deuda, las tensiones de financiamiento tienden a ser temporales y los mercados se recuperan rápidamente.

Luego están los que surgen al final de un ciclo de globalización, ejemplificados a pequeña escala por los acontecimientos de la década de 1820. Impulsados ​​por una repentina escasez de capital, estas contracciones de liquidez a largo plazo son las que terminan devastando las economías locales en los próximos años, paralizando el crecimiento global en el proceso.

El momento actual se parece más a este último: el ocaso de una era de dinero fácil y una globalización financiera frenética. Argentina ya está en problemas financieros, con Turquía pisándole los talones. ¿La crisis se extenderá desde allí? Tal vez no: la amenaza de construcción lenta del ajuste en los EE. UU. Les ha dado a los líderes de los mercados emergentes mucho tiempo para construir reservas, limitar la dependencia de la deuda soberana denominada en dólares y controlar los déficits presupuestarios. Pero si las lecciones de la historia son de alguna manera, cuanto más profundos sean sus vínculos con los centros financieros mundiales, menos control tendrán los países más pequeños sobre sus propios sistemas monetarios, lo que significa que puede haber más sacudidas en el futuro.

domingo, 22 de julio de 2018

Argentina: Ganamos 25 y gastamos 33, mientras acumulamos 117 de deuda

Dimensionando el tamaño del Estado



Nicolás Cachanosky Economista Suffolk University - Editor de Punto de Vista Económico julio 19, 




INFOBAE – La dimensión de las cuentas públicas, medida en miles de millones, hace que sea fácil perder perspectiva de la situación fiscal y la estructura del gasto público. Sabemos, por ejemplo, que se gastan muchos recursos en planes sociales, subsidios, etcétera, pero es difícil dimensionar exactamente el peso de cada una de estas partidas. Una manera de dimensionar el tamaño del Estado y su estructura es reducir el gobierno a una familia representativa en Argentina.

Supongamos que el ingreso del Estado es de 25 mil pesos, que corresponde aproximadamente con el ingreso medio en Argentina. Si los ingresos fiscales son de 25 mil pesos, entonces los gastos fiscales son de 33 mil pesos (incluyendo intereses). La diferencia es el déficit fiscal, que se financia con emisión o con deuda. En resumen, si usted fuese el Estado, con un ingreso de 25 mil pesos estaría gastando unos 33 mil. Claramente la situación no es sostenible. Si estas fuesen sus cuentas personales, seguramente no solucionará este desequilibrio de forma muy gradual. La situación, sin embargo, es más complicada cuando se observa en qué se van los 33 mil pesos.



Como jefe de familia y fuente del único ingreso de su hogar, usted gasta 12.800 pesos en mantener a los desempleados de su familia. Esto representa el 51% de sus ingresos; sí, más de la mitad. Pero este gasto no es solo en las jubilaciones de sus padres y sus suegros. También mantienen a su primo, al primo de su primo y al primo de su primo de su primo, que están desempleados. La idea de mantener a todos sus primos desempleados de manera indefinida la tuvo su hermano, Perón, quien convenientemente es el encargado de administrar estos fondos. Intente usted sugerir que no es posible seguir manteniendo tremendo gasto para que Perón y todo sus primos le hagan un piquete en la puerta de su casa, le rompan las ventanas y no le permitan llegar a su trabajo a horario. La policía se encargará de resguardar la seguridad de sus primos… y de su hermano Perón. Pero sus problemas no terminan allí. Dado que usted también subsidia el consumo de electricidad y las vacaciones de sus hermanos, tiene gastos por transferencias de 8.600 pesos, el 34% de sus ingresos.

Toda esta fiesta de gasto lo ha llevado a reventar su tarjeta de crédito. Al banco ya le debe 117 mil pesos en concepto de deuda interna y externa. El jefe de familia se hace el sorprendido y ofendido cuando algunos economistas y bancos ven con preocupación un camino a un potencial de default. Después de todo, usted tuvo que ir corriendo al FMI presentando un recorte de 2900 pesos (los 300 mil millones de pesos anunciados recientemente); un tercio de su déficit. ¿Lo va a cumplir? Después de todo, si hay algo que usted no tiene es credibilidad fiscal. Por este stock de deuda paga intereses por 2900 pesos. Sin embargo, usted no cuenta los intereses intra familia (intra sector público) como parte de sus cuentas fiscales. A sus ojos fiscales, lo que usted le debe a su otro hermano no es deuda.

Luego de todos estos gastos usted aún tiene que cumplir su rol de jefe de familia. Debe proveer seguridad, salud, mantener el orden, etcétera. Allí se van el resto de sus gastos, 8800 pesos. El jefe de familia no se anima a poner las cuentas en orden porque tiene miedo que el primo, el primo de primo y el primo del primo del primo le quemen la casa. Mientras espera que un milagro arregle las cuentas fiscales, no se da cuenta que las crisis económicas producidas por el excesivo gasto y la mala asignación de recursos están, de hecho, quemándole la casa a fuego lento. ¿O cómo cree que ha llegado a tener tantos primos desempleados y en la pobreza? Para intentar mantener la situación, mientras se sigue esperando el milagro fiscal, el jefe de familia les pide a los familiares que trabajan y pagan exorbitantes impuestos que tengan paciencia y hagan un esfuercito más. Tener vergüenza no es un activo de este jefe de familia.

Hay dos verdades y una falsedad en torno al gasto público en Argentina. Las dos verdades son que es insostenible y que es difícil de bajar. La falsedad es que, porque es difícil de bajar, mágicamente los números se van a arreglar solos. Hasta el momento, solo hemos visto ajustes menores a las cuentas fiscales. De allí las turbulencias económicas de las últimas semanas. Reducir el gasto fiscal requiere de discusiones incómodas, pero lamentablemente necesarias.

jueves, 19 de julio de 2018

El Big Mac hace al peso subvaluado

Según el "Índice Big Mac", el dólar quedó muy alto en la Argentina luego de la devaluación

El indicador que compara el precio de la clásica hamburguesa en Estados Unidos respecto al costo que tiene en otros mercados muestra que el peso argentino pasó a estar claramente subvaluado. ¿Qué lugar ocupa el país en el ranking internacional?





Tras semanas de altísima volatilidad, el dólar terminó acumulando una devaluación superior al 50% en lo que va del año y de más del 70% en doce meses.

Y la lectura que hizo el Gobierno fue optimista. Uno de los funcionarios que defendió abiertamente el salto del billete verde fue el ministro de Producción, Dante Sica, quien afirmó que este nuevo tipo de cambio "es muy bueno", dado que significó un "espaldarazo" para salir a exportar.

"La preocupación más fuerte a futuro va a ser mantener este tipo de cambio, luego de este esfuerzo", agregó Sica.

Sin embargo, en un contexto en el crece el debate entre economistas, que advierten sobre nuevas presiones en el mercado de cara al corto plazo, surge una pregunta inevitable: ¿es este un nivel de equilibrio? ¿O acaso el escenario empuja a la divisa a seguir en camino ascendente?

Por lo pronto, días atrás se conoció el informe mensual de FocusEconomics en el que un grupo de economistas internacionales y locales traza proyecciones sobre las principales variables de la economía para fin de año.

Los analistas estiman que el billete verde finalizará el 2018 a un precio de $30,28. ¿Qué implicaría esto? De llegar a ese nivel, en todo el año la devaluación acumulada sería de más del 62%. Es decir, prácticamente el doble de la inflación proyectada.

Sin embargo, dichas estimaciones van a contramano del resultado que arrojó el último "Big Mac Index". Según este índice elaborado por la revista The Economist, y que cuenta con numerosos adeptos alrededor del mundo, el dólar estaría sobrevaluado en la ARgentina cerca de un 50 por ciento.

Cabe destacar que muchas de las veces en que la moneda de una nación apareció sobrevaluada en este ranking, luego terminó sufriendo una corrección.

¿Cómo funciona? Básicamente, la publicación inglesa compara el precio de la famosa hamburguesa de McDonald's en varias naciones a nivel global, siguiendo la teoría de las paridades internacionales de precios, que establece que productos similares tienden a tener el mismo valor en todos los países.

En otras palabras, el postulado es que, con la misma cantidad de dólares convertidos, se debería poder comprar un bien idéntico en todas las naciones, sea un alimento o un servicio estandarizado.

En consecuencia, si en algún territorio la hamburguesa tiene un valor muy alejado de la de referencia -la estadounidense, por estar cotizada en dólares- se considera que hay factores domésticos que están distorsionando el verdadero nivel de tipo de cambio.

En buen romance, puede decirse que si un sándwich en un país es más barato que en los EE.UU., entonces significaría que la moneda local está subvaluada frente al dólar. De lo contrario, si el sándwich es más caro que en los EE.UU., el signo monetario doméstico entonces se encontraría sobrevalorado.

¿Qué arroja el nuevo índice?

Se acaba de publicar la última actualización de este índice y el relevamiento arroja un resultado llamativo: el peso argentino está casi 51% subvaluado frente al dólar.



¿Cómo se calcula?

  • The Economist toma en consideración un precio para el Big Mac de $75. Al tipo de cambio actual, esto representa unos u$s2,67, frente a los u$s5,51 establecido para EE.UU.
  • Si se divide el costo en pesos en la Argentina ($75) por el valor en dólares vigente para los EE.UU. (u$s5,51), esto arroja un tipo de cambio implícito de 13,61.
  • Así las cosas, los analistas destacaron que la diferencia entre esta cifra (13,61) y el tipo de cambio actual de $27,7 (en el momento en que se publicó el informe), "sugiere que el peso argentino está un 50,9% subvaluado".

Así lo grafica The Economist:



La "letra chica"

Hay que hacer una pequeña salvedad, además de que el tipo de cambio varió en los últimos días para volver a acercarse a los $28, el precio de la clásica hamburguesa subió hasta cotizar a $80 en la mayoría de los locales de esta cadena de comida rápida.
En ese caso, el peso estaría subvaluado un 48%, una diferencia de tres puntos respecto del resultado planteado por The Economist.

Dicho de otro modo: considerando el precio de $80 y el billete verde a $28, esto arroja un precio en dólares de 2,96, claramente muy inferior a los u$s5,51 de EE.UU.

Así, para equiparar los valores en ambos países, entonces teóricamente la divisa debería cotizar en el país a $14,51.

En buen romance, según este comparativo el tipo de cambio se encuentra muy devaluado, que es lo mismo que decir que el dólar es caro y el peso está muy subvaluado.


El "índice Cuarto de Libra"

Pero no es la única salvedad que habría que marcar: para quienes no están tan familiarizados con el Big Mac Index, hay una cuestión metodológica no menor. El precio de esa hamburguesa en la Argentina es tomado con cautela por los economistas.

De hecho, a partir de 2011 decidieron readaptar el índice y considerar como válido el valor de otro producto de la cadena que es muy similar: el Cuarto de Libra.

Sucede que en épocas del kirchnerismo, cuando el tipo de cambio estaba "anclado", el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, había presionado a la compañía de comida rápida para que congelara el precio del Big Mac, mientras que el resto de los valores del menú escalaba al ritmo de la inflación del momento, que llegó a ser de 40% anual.

Con esa intervención, el funcionario se "garantizaba" que la Argentina quede entre las naciones más competitivas en términos cambiarios.

Por lo tanto, los expertos comenzaron a tomar como referencia al Cuarto de Libra, ya que es una hamburguesa que vale prácticamente lo mismo que el Big Mac en otras partes del mundo.

Así, al suprimir ese efecto, este "índice mejorado" mostraría la situación del tipo de cambio de manera más fidedigna. De hecho, el precio actual del Big Mac en el mercado interno sigue desfasado: cuesta $80, un 16% menos que el Cuarto de Libra ($95).

En otras palabras, se terminó la intervención del INDEC pero permanece el "resabio" de Guillermo Moreno en las pizarras de McDonald's, ya que esta hamburguesa con dos medallones de carne quedó con un valor muy bajo.

¿Qué implica esto?

  • Si se divide el costo en pesos en la Argentina del Cuarto de Libra ($95) por el valor en dólares vigente para los EE.UU. (u$s5,51), esto arroja un tdipo de cambio implícito de 17,24.
  • Siguiendo la misma ecuación, la diferencia entre esta cifra (17,24) y el tipo de cambio actual de $28, sugiere que el peso argentino entonces estaría sobrevaluado un 38,4%.

Considerando estas variables, entonces la competitividad cambiaria no sería de tal magnitud y la Argentina escalaría unos 14 puestos respecto del nivel que ocupa según The Economist.

Siguiendo el mismo razonamiento, los $95 del Cuarto de Libra arrojan un valor en dólares de u$s3,39.

Así, para equiparar el nivel entre ambos países, entonces teóricamente la divisa debería cotizar en el país a $17,24, un valor que ya es un lejano recuerdo en la mente de los argentinos.

domingo, 15 de abril de 2018

¿Cómo afectó la crisis del 30 a Bahía Blanca?

¿Cómo afectó la crisis del 30 a la ciudad?


La debacle importada de Nueva York castigó a la mayoría de los bahienses. Ollas populares y consumo de carne de caballo.



Adrián Luciani | La Nueva
aluciani@lanueva.com

   A comienzos de 1930, cuando aún sonaban los ecos triunfalistas del centenario, Bahía Blanca debió prepararse para sufrir una de sus peores crisis.
El golpe fue muy grande. En pocos meses muchos de los habitantes que gozaban de las mieles del progreso, que se asombraban por el avance constante de la ciudad, debieron alimentarse con carne de caballo o recurrir a las ollas populares.

   Pero el germen de la crisis no fue autóctono, sino que vino de muy lejos, de Wal Street, en pleno corazón de Nueva York.

   Si bien el derrumbe bursátil que hizo crujir al capitalismo en todo el mundo se había desatado a fines de octubre de 1929, sus efectos se hicieron sentir en Bahía Blanca recién al año siguiente.

   En pleno pánico, los países centrales como Estados Unidos e Inglaterra –que manejaban el precio de nuestros productos-- habían decidido bajar unilateralmente el valor de las cosechas en el resto del mundo.

   Esto hizo que gran parte de los productores no pudieran hacer frente a las deudas contraídas y sus campos terminaron en manos de los bancos que no habían quebrado, con miles de peones y chacareros que armaron las valijas y marcharon con sus familias a las ciudades en busca de comida.

   No hubo un día fijado para el inicio de la tragedia económica y social: los bahienses comenzaron a quedarse sin trabajo de a poco, sin prisa pero sin pausa, mientras que quienes conservaban sus empleos eran sometidos a rebajas salariales que hoy serían inaceptables.

   El derrumbe devoró industrias y comercios en todo el país, terminó con el gobierno democrático de Hipólito Irigoyen e impulsó medidas de ajuste que terminaron expulsando a decenas de miles de empleados públicos.

   La gran crisis de 1929-1932 tuvo profundas repercusiones en Bahía Blanca y llevó a la desaparición de dos de las sucursales de bancos internacionales: el Alemán Transatlántico y el Anglo Sud Americano.

Aunque de manera diferente, la crisis alcanzaba a buena parte de los 100 mil habitantes que por entonces tenía la ciudad.

   El tango Pan, con música de Eduardo Pereyra y letra de Celedonio Flores, interpretado en 1932 por Carlos Gardel, describió la situación que vivió buena parte de los 100 mil bahienses, aunque no todos, por supuesto.

   "Sus hijos no lloran por llorar/ ni piden masitas/ ni chiches, ni dulces... ¡Señor!/ Sus hijos se mueren de frío/ y lloran hambrientos de pan.../ La abuela se queja de dolor/ doliente reproche que ofende a su hombría/ También su mujer/ escuálida y flaca/ con una mirada/ toda la tragedia le ha dado a entender..."

   Las ollas populares se multiplicaron, por ejemplo la habilitada por el Rotary Club el 10 de agosto de 1931 en el hoy Hotel de Inmigrantes de calle Saavedra, por entonces sede del primer batallón del Regimiento de Infantería 5.

   En sólo 10 días las tareas de socorro dirigidas por Ramón Olaciregui, Rafael Huergo, Primo Marchesi y Guillermo Martín ya habían distribuido 2.000 raciones de puchero con sopa y galleta.

   Incluso en Ingeniero White, donde los muelles supieron evidenciar febril actividad, la desocupación hacía estragos en la clase obrera.

   Organizada por la Sociedad Protectora del Trabajo, a cargo de don Arturo Coleman, se había instalado otra olla popular que ofrecía raciones de sopa con fideos, verdura, carne de puchero y pan.

   Similar panorama evidenció el local del Ejército de Salvación ubicado en Moreno al 700, que en la segunda quincena de julio de 1931 había repartido 1.000 raciones.

   Los ferrocarriles suprimieron servicios y efectuaron una reducción de sueldos, al tiempo que la recesión imperante en el país iba a dar lugar a profundos cambios en la composición social de Bahía Blanca.

   Mientras que en 1914 vivían en la ciudad 36.000 argentinos y 34.500 extranjeros, hacia 1930 el tradicional flujo de inmigrantes europeos se vería fuertemente afectado por la crisis, pero esto no significó un parate en el crecimiento poblacional ya que comenzaron a arribar argentinos provenientes de otras provincias y de la misma provincia de Buenos Aires, así como de países limítrofes.

   El doctor en Historia Hernán Asdrúbal Silva, sostuvo que llegaron a la ciudad individuos y grupos familiares de zonas más afectadas por la desocupación y desalojos rurales, entre otras causas.

   Ante ese panorama desolador, el municipio decidió crear una Bolsa de Trabajo mientras que en La Pampa grupos de colonos hambrientos intentaron saquear comercios en la localidad de Jardón y sólo fueron detenidos cuando una colecta hecha entre todos los vecinos permitió comprarles comida.

   Sin embargo, más allá de este doloroso escenario poblado de desempleo y miseria, un rápido repaso de los diarios de la época permite advertir que la crisis no castigó a todos los sectores por igual.

   A principios de la década del 30, la gente seguía concurriendo al cine y al teatro, en White continuaba la construcción de la monumental usina San Martín y los galpones del Muelle Nacional, mientras que en el centro seguían las obras en la Iglesia Catedral y se habilitaba el nuevo edificio de la Biblioteca Rivadavia.

   Incluso, como en tantas otras crisis propias del país, siempre hubo gente dispuesta a extenderle una mano a quien más lo necesitaba.

   Aunque sea motivo de otra historia, resulta imprescindible señalar en este marco que el proceso de sustitución de importaciones iniciado de manera casi forzada luego derivó en una nueva etapa de crecimiento económico para la ciudad.

domingo, 18 de marzo de 2018

Dólar y pass-thru en Argentina

Dólar e inflación: ¿El cuento de la buena pipa?



BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

Por MARTIN TETAZ (*) | El Día
Twitter: @martintetaz

La semana pasada, después que el dólar coqueteara con cumplir los 21, el Banco Central empezó a intervenir tibiamente en el mercado; primero vendió 30 millones, después 120, más adelante tanteó colocando 215 y el último viernes le tiró con 413 millones por la cabeza, para que el billete cerrara a $20,21 en el mayorista y $20,45 en el home banking del Nacion.

En nuestro país el componente salarial y de alquiler es muy significativo dentro de los costos

El jueves, por su parte, salió publicado el índice de precios mayoristas del INDEC, reflejando una suba en febrero del 4,8% en sintonía con la escalada de la divisa en ese mes. Como es sabido, el índice de precios de los productores está mucho más influido que el que sufren los consumidores, por los saltos en el tipo de cambio. En un extremo, los bienes importados muestran una traducción literal de su precio en dólares, mientras que los que se fabrican en territorio nacional, tienen un mayor o menos traslado dependiendo de la composición del precio; esto es: de cuanto costo en pesos les agregan a los insumos transables, que pueden ser potencialmente subidos a un barco. De la fábrica a la góndola, en cambio, la mayoría de los costos de intermediación, logística y comercialización no están atados necesariamente al dólar, de modo que, aunque esperamos un salto más importante de los precios mayoristas cuando se mueve la moneda norteamericana, el impacto en góndola no debería ser tan lineal.

¿DE QUE DEPENDE EL TRASLADO A LOS PRECIOS?

Como ya expliqué en otras oportunidades, la literatura científica reconoce básicamente tres factores que contribuyen a amortiguar el impacto en góndola de las subas del dolar; a saber:

  1. el nivel de salarios, alquileres, e impuestos (porque ello explica el componente no transable de los precios en góndola); 
  2. el nivel y la persistencia de la inflación pre devaluación y 
  3. el ajuste del mark up, que depende de la estructura de mercado y de las tecnologías de fijación de precios

En nuestro país el componente salarial es muy significativo dentro de los costos y lo mismo ocurre con los alquileres, de modo que por esa vía, el impacto de la suba del dólar no debiera ser tan significativo en gondola. En cambio, el nivel y persistencia de la inflación desde el 2007 a la fecha, favorece un mayor traslado, porque los formadores de precios tienen en cuenta las expectativas de persistencia del fenómeno. Por esta razón cuando sube el dólar en el resto de los países latinoamericanos el traslado a precios es tan bajo, a pesar de las fuertes devaluaciones que han sufrido en los ultimos cuatro años, puesto que simplemente han reducido de manera espectacular la inflación en los años anteriores.

Por último el nivel de concentración en la formación de precios y la utilización de reglas heurísticas en los procedimientos de remarcación, condicionan la velocidad de traslado y el impacto de la devaluación en el nivel de actividad, vía la mayor o menor contracción del consumo.

Lo primero porque si los formadores actúan sin tener en cuenta la reacción de los demás, como si su decisión no moviera la aguja de la demanda de todo el mercado, probablemente trasladen de manera completa el aumento del dólar, en el convencimiento de que otros harán lo mismo y que podrán vender toda la producción de todos modos (supuesto competitivo). Por el contrario, si actuaran de manera concentrada, porque hay colusión entre los grandes, o porque los coordina la Autoridad regulatoria (Secretaría de Comercio), pues en el peor de los casos trasladarán solo la mitad del aumento de los costos, porque saben que cada peso de aumento hace caer la demanda, derrumbando aún más su ingreso marginal.

Cuando el BCRA relaja su política monetaria, no es que sube el dólar, sino que baja el peso



Lo interesante de esto es que el efecto de la concentracion va en sentido contrario de lo que muchos piensan. A mayor concentracion de la economía, hay menos traslado a precios.

Lo segundo, porque la regla heurística naif que yo denomino “regla del kiosquero” que consisten en cargar en un Excel los costos de las mercaderías y dejar que opere la regla de multiplicación automática (que remarca 30%, 50%, 70% o 100% sobre costo de mayorista), nunca permite que el comerciante amortigüe una parte del shock de la devaluación, achicando el mark up. Esto resulta ineficiente porque el comerciante ganaría más dinero achicando el mark up cuando vende productos cuya demanda es muy sensible al precio (efecto sustitución), pero además si todos los comerciantes actúan de la misma manera, aumentan el traslado de la devaluación, haciendo que se requiera una corrección cambiaria mayor para producir el mismo cambio en los precios relativos necesario para estabilizar el balance de pagos.

DEVALUACIONES “BUENAS” Y DEVALUACIONES “MALAS”

Un ultimo punto tienen que ver con distinguir las subas endogenas y exogenas del dólar. Me explico: Una cosa es cuando la moneda norteamericana se fortalece en el mundo entero, por ejemplo por alguna decisión política en los Estado Unidos, en cuyo caso sube el dólar aca y en al china. Ese tipo de aumento del dólar, con las salvedades hechas anteriormente, tiene muy poco impacto en los precios locales, como ocurrió cuando se produjo el Brexit, cuando gano Trump o cuando estalló el escandalo de corrupción que salpicaba a Temer en Brasil. En esos tres momentos subió el dólar, pero no hubo practicamente traslado a precios.

Otra cosa distinta es cuando el Banco Central relaja su política monetaria y la hace más expansiva, porque ahí lo que ocurre no es que sube el dólar, sino que baja el peso. La emision sin respaldo le quita valor a la moneda local respecto del resto de los bienes de la economía, produciendo inflación. El aumento del dólar, en ese contexto, es un aumento mas, de similar característica al aumento del pan, de la ropa, o del alquiler. A la vista de todos, en estos casos, el dólar se mueve de la mano de la inflación y la tendencia general es a pensar que son los aumentos del dólar los que empujan los precios, pero eso es solo una ilusión cognitiva producida porque el aumento en la emision de dinero se traslada mas rapidamente a los precios de los activos financieros (como el dólar) y tarda un poco mas en llegar al resto de los bienes.

viernes, 2 de febrero de 2018

Broda: Las inconsistencias de la política económica afectan las expectativas

Miguel Broda: "Un farmacéutico no puede hacer la política económica"

El destacado economista y consultor de empresas dijo en una entrevista con Infobae: "Le tomé examen a encumbrados empresarios argentinos sobre la gestión del Gobierno y los encontré decepcionados"

Por Daniel Sticco || Infobae
dsticco@infobae.com



“Me sorprendió ver en empresarios argentinos de peso una profunda decepción por la gestión del Gobierno”

Como muchos de los empresarios y economistas de peso, Miguel Ángel Broda pasó sus vacaciones en Punta del Este y, pese a su descanso luego de un cierre de 2017 muy intenso, como en las viejas épocas, no pudo resistir a dar una charla a hombres de negocios que, en un ambiente más distendido que en Buenos Aires, aceptaron el desafío de participar de un encuentro para analizar la coyuntura y las estimaciones revisadas para 2018, luego de la "recalibración de las metas de inflación".

La sorpresa fue que Broda, antes de iniciar su clásica exposición sobre el análisis de los principales números de la economía local y su paralelo con el resto del mundo y en particular con los de países vecinos, ensayó un examen al auditorio, integrado mayormente por empresarios argentinos, sobre la percepción de la administración del Gobierno de Macri. El resultado fue "una profunda decepción por la gestión", confió el experto a Infobae.

A primera vista la reacción parece entendible si se observa que después de un 2016 en el que el Gobierno debió desarmar diversos nudos, sin pisar el campo minado de la herencia, se ingresó al 2017 con claras expectativas de reactivación, la cual tuvo un recorrido creciente hasta que, después de las elecciones de medio término, continuó la leve desaceleración de la economía que se observó desde mayo.


Broda accedió a dar su visión sobre las causas que impiden a la Argentina iniciar una carrera de recuperación del terreno perdido, no sólo en la mal llamada "década ganada", sino en más de 40 o incluso 60 años.


– ¿Cómo ve la economía para 2018?
– Mire, acabo de venir de Punta del Este, donde di una charla y le tomé un examen al auditorio sobre la política económica de Macri, con claros y oscuros, y me sorprendió mucho la decepción que había entre los asistentes, usando el análisis de la teoría económica, vale para la ortodoxia y la heterodoxia, de dónde estamos. La gente está decepcionada.

– Cuando se refiere a "la gente", ¿se refiere a los empresarios uruguayos?
– No, básicamente de argentinos que estaban allá.

– ¿De dónde percibió que surge esa decepción, de la política fiscal, monetaria…?
– Mire, la Argentina tiene dos problemas, primero es muy proclive a crisis macroeconómicas. Los desequilibrios generan crisis que la gente percibe, que afecta el nivel de actividad, el empleo, se acelera la inflación, se intensifica la devaluación, aumenta la pobreza… y hemos tenido una cantidad de crisis macroeconómicas muy grandes. La primera reacción es que los empresarios ven que algunos de los desequilibrios que nos llevaron a esas crisis están presente. La segunda causa de nuestra frustración económica es que la  Argentina está metida en una trampa de estancamiento. Cuando uno mira la historia le corre un frío por la espalda. Ahora el Gobierno está tomando medidas para poder aplicar para acceder como miembro de la OCDE (Nota del Editor: Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, la integran 35 países que aceptan los principios de la democracia representativa y la economía de mercado), institución que ha hecho un trabajo sobre la Argentina y presentó una tabla donde el PBI por habitante de 1950 es igual a 100 y arrojó que hoy Europa está en 503; Chile 436; América latina 367; EEUU 348; la Argentina 211 para 2016. O sea, si hubiéramos crecido como creció la región y Chile desde 1950 hoy tendríamos el doble del PBI por habitante, en lugar de USD 14.000 estaríamos en 28.000 dólares.

 “La Argentina tiene dos problemas: 1) es muy proclive a las crisis macroeconómicas y 2) está metida en una trampa de estancamiento”
– ¿Cuál fue el crecimiento promedio anual del PBI por habitante de la Argentina en esos casi 70 años?
– Fue de apenas 0,7%. Eso significa que el país duplica su PBI en 100 años; mientras la región lo hace en 40 años. Por tanto, veo que estamos en la trampa del estancamiento; y que se requieren reformas estructurales del lado de la oferta, pero también ahí se nota poca vocación. Este es un Gobierno muy eficaz en ganar elecciones, y que obviamente hay una supremacía de la política sobre la política económica, pero no es un Gobierno que tenga como objetivo primario sacarnos de la trampa del estancamiento, sino, a lo mejor, un proceso largo de crecimiento moderado, pero sin cambiar la decadencia de Argentina.

“El Gobierno no tiene como objetivo primario sacarnos de la trampa del estancamiento, sino, a lo mejor, un proceso largo de crecimiento moderado, pero sin cambiar la decadencia de Argentina”

– ¿Entonces usted advierte que hay una contradicción entre el objetivo primordial que se planteó el presidente Mauricio Macri de bajar la pobreza, y la política económica que no saca al país del estancamiento casi secular?
– Antes de responderle, permítame terminar un poco con el punto anterior. Las llaves que resuelven estos dos problemas no son independientes. Cuando se estudia teoría económica, ve macro 1, los especiales de macro, la demanda agregada, el aporte keynesiano; y por otro lado se estudian otras materias como el crecimiento económico, la oferta agregada, la inversión, la productividad, el trabajo. El caso de la Argentina es único en el mundo, porque los desequilibrios macro que producen crisis económicas no sólo generan costos de corto plazo, como desempleo, pobreza, recesión, devaluación, sino que afectan permanentemente el nivel de vida de la gente. Al respecto, en el Estudio hemos terminado un trabajo que arrojó resultados sorprendentes: Si se hace 100 el nivel del PBI de América latina y Chile en 1950 surge que desde ese año hasta 1975 crecimos igual; ahí tuvimos la primera crisis, llamada Rodrigazo, que fue el resultado del programa de "inflación cero" de José Ber Gelbard y Roberto Lavagna, y nos distanciamos 10% de la tasa de crecimiento de ellos; luego tuvimos la década perdida del 80 y la hiperinflación en 1989/90 y con relación a América Latina y Chile nos atrasamos otro 12%; luego llegó la crisis del fin de la convertibilidad y retrocedimos 45% desde el punto de partida; y hoy estamos exactamente en 50%, o sea en la mitad de lo que hubiésemos crecido si hubiéramos acompañado el ritmo de la región y Chile, recordando que la región de América latina fue la parte del mundo que menos creció.



– Es lapidario…
– Sin duda. Fíjese lo que le voy a decir: si hubiésemos crecido como los países emergentes tendríamos siete veces más del PBI que registramos hoy. Es cierto que en ese lote están China e India y otros países emergentes, pero para que usted y sus lectores tengan una idea, los países emergentes hoy tienen un índice de PBI per cápita 1950 igual a 100 de 1.586 y la Argentina apenas 211, es decir que en lugar de generar USD 14.000 por año por habitante estaríamos en USD 100 mil si hubiésemos acompañado ese ritmo. Por tanto, el problema de las crisis macroeconómicas no sólo tiene un efecto de corto plazo, sino permanente en el nivel de vida de las personas. De ahí que cuando uno mira esos dos parámetros, de ser un país proclive a la crisis macroeconómica y a la trampa del estancamiento, y trata de juzgar a la administración Macri aparecen dudas y claros y oscuros, ya que tenemos desequilibrios macroeconómicos, por ejemplo déficit gemelos de 11 puntos del PBI, inclusive mayores que algunos de los que tuvimos cuando los desequilibrios generaron crisis macroeconómicas.

 “Si hubiésemos crecido como los países emergentes tendríamos siete veces más del PBI que registramos hoy”
– ¿Esos antecedentes de la historia y realidad de la economía argentina, justifican la decisión del Gobierno de optar por una política gradualista, porque está determinada por lo posible dentro de la actualidad social?
– El Presidente plantea que quiere que la Argentina sea un país "normal", integrado al mundo; con apertura, con capitalistas que ganen plata; pero la verdad es que el enorme prestigio que el país tiene hoy en el exterior, y que se volvió a manifestar en Davos, está dado por ese cambio de rumbo. La segunda parte, vinculada con los desequilibrios y el campo minado macroeconómico que recibió el Gobierno, lo resolvió acertadamente: se sacó el control de cambios; arregló con los holdouts; se absorbió la cantidad de dinero que se había expandido extraordinariamente en los últimos tres meses del kirchnerismo; se ajustaron precios atrasados, como el tipo de cambio, en el agro, las tarifas; se volvió a los mercados internacionales, o sea, el primer paso se dio bien. Se puede criticar que no se explicitó la herencia, o que se dividió el Ministerio de Economía cuando no era bueno hacerlo, pero el primer paso fue acertado.

– ¿Por qué piensa que frente a ese éxito de pasar por el campo minado sin que estallara ninguna bomba, no fueron por más; sobre todo después del triunfo en las elecciones de octubre?
– Mi interpretación es que han elegido una configuración de política económica que tiene muchos problemas. Partiendo de un adecuado rumbo a dónde ir, de una adecuada solución de las cuestiones de corto plazo, prevaleció la idea de que como es un país con alta pobreza y de elevado déficit de infraestructura no se podía bajar el gasto público en términos reales; sino que lo único que se podía hacer era sustituir, tenía que aumentar el gasto social y de jubilaciones; elevar el gasto de capital, inversión pública en obras; y subir las tarifas y bajando los subsidios económicos subiendo las tarifas, o sea sustituir menos gastos en subsidios económicos y más gasto (real) en jubilaciones, subsidios sociales y gasto de capital. Pero el leitmotiv de la concepción económica es que el gasto público tiene que crecer por lo menos al ritmo de la inflación. Eso generó un problemón.

– ¿Eso no era fácil de advertir, sabiendo de dónde se venía, con una presión tributaria que no daba para más?
– Es que de la configuración de política económica de desinflación con política monetaria de metas de inflación; de endeudamiento, especialmente externo, y de flotación cambiaria, que denomino "DEF", D por desinflación; E por endeudamiento que financia el déficit fiscal que sube levemente, y F de flotación cambiaria, en realidad la parte más importante era el endeudamiento porque al decidir no bajar el gasto público y producir algunas reducciones de impuestos, el déficit fiscal sube y el Gobierno decidió sustituir financiamiento del BCRA por endeudamiento. No estoy diciendo que si se hubiera elegido otro camino se hubieran ganado las elecciones, sino que éste es el camino que se eligió y que genera consecuencias muy importantes.

– ¿Por qué?
– Porque básicamente como el gasto público pasó de 24% del PBI al 42% en los últimos 12 años, no se puede ser social demócrata y  creer en un rol crucial del sector público para resolver los problemas con un gasto público tan sobredimensionado. Pero esta configuración de política económica que se eligió de endeudamiento, política monetaria de metas de inflación y de flotación cambiaria genera: 1) un incremento del déficit fiscal, porque como se endeudas y básicamente se mantiene el déficit primario, el resultado total sube; 2) ese endeudamiento es acompañado primordialmente por ahorro externo (déficit de la cuenta corriente de la  balanza de pagos creciente, implicando que vivimos de prestado, gastamos más del PBI que generamos); y al mismo tiempo hay que tener tasas de interés reales altas para bajar la inflación, con lo cual también importamos inversión de capital de corto plazo y capital financiero, de modo que el superávit de la cuenta capital es el resultado del endeudamiento del sector público y la bicicleta financiera.

– Eso lo reflejé en una nota el último viernes, cuando explico qué significa tener un déficit fiscal de 3,9% del PBI, en términos de días de ingresos tributarios. ¿A quién se le ocurrió medir el rojo fiscal en relación al PBI sólo mirando el déficit primario, y no hacerlo respecto de los recursos totales del Tesoro?
– Eso lo impuso Brasil en los 80, para disimular que tenía un déficit fiscal muy alto, éste era básicamente causado por el pago de intereses, y había bajísimo déficit primario.

“El enorme prestigio que el país tiene hoy en el exterior, y que se volvió a manifestar en Davos, está dado por el cambio de rumbo”

– ¿En cuánto estima que llegó el déficit de cuenta corriente con el exterior en 2017?
– En el Estudio estimamos que el año cerró con un desequilibrio externo de USD 28.000 millones, y 4,6% del PBI, y con un déficit en la cuenta comercial de más de USD 8.400 millones, cuando en 2016 había sido superavitario en casi USD 2.000 millones. Semejante rojo de cuenta  corriente, producido por la decisión de no bajar el gasto público en términos reales; y mantener el déficit creciendo levemente financiado con endeudamiento y no con emisión del Banco Central ("la maquinita) genera una situación complicada; porque la suma de déficit fiscal y de déficit de cuenta corriente (déficit gemelos) suman hoy 11 puntos porcentuales del PBI.

– ¿Cuándo tuvo la Argentina semejantes déficits gemelos?
– De las cuatro grandes crisis que tuvo el país en los últimos 50 años, en dos nunca llegamos a tanto, y sólo en una fue superior, en el Rodrigazo, 1975, con 14 puntos del PBI; en 1981 a 1983 estuvo en aproximadamente el mismo déficit conjunto que hoy; mientras que en la hiperinflación de 1989/90 y en la traumática salida de la convertibilidad, 2001/02, tuvimos menos desequilibrio que hoy.

 “De las cuatro grandes crisis que tuvo el país en los últimos 50 años, en dos nunca llegamos a tanto, y sólo en una fue superior”
– ¿Cabe esperar una nueva crisis, o esta vez será diferente?
– Me parece que esta vez puede ser diferente porque se viene de 8 años con políticas monetarias en el mundo muy expansivas, con extraordinaria expansión de liquidez, que ha permitido tasas de interés internacionales bajísimas, y que ha permitido el financiamiento de estos agujeros, que probablemente siga en 2018, porque veo a los bancos centrales del mundo muy parsimoniosos en normalizar sus políticas monetarias. Ahora, adicionalmente esta configuración del "DEF" genera atraso cambiario, y con ello, obviamente, exportaciones que crecen menos de 1%; y el país se endeuda para financiar las cuentas externas, siendo las exportaciones el único instrumento que tenemos de hacernos de dólares genuinos para pagar los servicios de la deuda.

– ¿Eso quiere decir que le inquieta el abultado déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos?
– No está mal tener déficit en las cuentas externas por sí mismo. Lo que está mal es que ese desequilibrio se origine en el endeudamiento del Estado; sea para hacer cloacas, o para pagar salarios y jubilaciones (que obviamente no generan los dólares para servir la deuda). Por ejemplo Australia, que le tomó 30 años de reformas estructurales para cambiar la baja permanente que tenía en el ranking mundial del PBI per cápita. En los últimos 30 años  tiene un déficit en cuenta corriente de 4% del PBI por año, pero ese desequilibrio fue originado por la entrada de capital, producto de inversión extranjera directa que financian una parte muy importante de la inversión australiana incluyendo un aumento de la producción de bienes exportables que luego posibilitaron pagar los servicios de la deuda (aunque no lo necesita porque el flujo de inversión extranjera directa continua). En cambio, en la Argentina, se origina por la importación de capital para financiar el rojo fiscal. Además, y esto es crucial, el comportamiento de nuestro sector exportable es lastimoso, porque mientras acá no llegaron a crecer el 1%, en 2017 en el conjunto de Latinoamérica aumentaron 17%. Y la verdad es que estos desequilibrios y vivir de prestado, en la Argentina siempre terminaron mal. Por eso, la segunda condición de haber elegido no bajar el gasto público es que  no podemos salir de la trampa del estancamiento.

– ¿Cómo cree que el Gobierno puede salir de esa trampa del estancamiento?
– Esencialmente con más inversión privada; con aumento de productividad que requiere competencia para estímulo, para reducir los costos de producción, es decir en términos reales. Pero no se puede abrir la economía porque hay un dólar barato, y obviamente en esas condiciones no se puede dar el paso de apertura al mundo. Por eso observo que esta configuración de política económica genera desequilibrios macroeconómicos que en el pasado llevaron a severas crisis.

– ¿Cuándo cree que en el Gobierno se van a dar cuenta de que seguir por ese camino se tornará insostenible?
– Mire, el Gobierno tenía una ventana de oportunidad, ganó de modo contundente las elecciones de octubre; el discurso del Presidente tiene un diagnóstico extraordinario, como nunca había visto en la historia argentina; y tenía un año sin elecciones. Pero luego anuncia el inicio del híper-gradualismo fiscal, porque hasta ahora no se ha visto nada, y menos en provincias y municipios. Y el Presidente, correctamente, viendo los dos problemas: el desequilibrio macroeconómico y la trampa del estancamiento de los ingresos reales por habitante, anuncia un programa de reformas permanentes; tributaria, acuerdo con gobernadores, pactos fiscales, y una modificación de la fórmula de movilidad previsional que se aplica también a los subsidios sociales. La reforma permanente, que permitió la ventana de oportunidad, dejaron al analista con una idea de "sabor a poco". Sin embargo, era el primer escalón para pasar a ser un país "normal".

– Pero…
– Las dificultades para el cambio de la fórmula de indexación de los subsidios sociales y la caída del 10% en la imagen del Gobierno; tienen consecuencias enormes, nos han traído para acá la campaña por la elección de 2019. Hoy no se sí va a haber una reforma laboral que ya fue recontra lavada, tampoco sabemos si va a pasar por el Congreso; el Gobierno ha entrado, probablemente, en una estrategia de gobernar más por decreto que  puede llegar a unir la oposición; y ha decidido con el acuerdo fiscal darle $42.000 millones a la provincia de Buenos Aires, porque para la reelección se necesita que María Eugenia Vidal vuelva a ganar las elecciones para un segundo mandato; exageradamente digo que la Jefatura de Gabinete quiere ganar "todas" las escuelas de la provincia; y la verdad es que le dio $33.000 millones más a las provincias; por tanto el acuerdo con gobernadores le costó $75 mil millones para que, con la nueva fórmula de movilidad de 70% de inflación y 30% de salarios pagar 50/55 mil millones de pesos menos. Por tanto, el problema no es que tenemos elecciones cada dos meses; sino que se agrandó la campaña electoral, sobre todo porque el Gobierno decidió mantener las PASO en 2019. Y en la medida que la política condicione la toma de decisiones, tenemos una Jefatura de Gabinete cada vez con más peso y con más injerencia en la política económica.

“No está mal tener un déficit en las cuentas externas por sí mismo. Lo que está mal es que ese desequilibrio se origine en el endeudamiento del Estado”

– Eso se vio en el anuncio del cambio de la meta de inflación en la Casa Rosada, no en Hacienda…
– Es que parte de esa decisión fue el hecho de que apenas se desacelera el nivel de actividad, políticamente se necesita, para mi un error analítico de concepción, que se baje la tasa de interés. El presidente del Banco Central, que quiere quedarse, es una autoridad que hace honor a la tradición de la honestidad intelectual de la Argentina, pero sabe "que tiene que bajar las tasas de interés". No es el hecho de la dependencia del Banco Central, porque en todos los países que han seguido políticas monetarias de metas de inflación, los parámetros los fijó el gobierno, mientras que a él le queda la elección del uso de los mejores instrumentos para lograr el objetivo. Y el mercado también sabe que tiene que bajar las tasas, que la tasa real tiene que caer. Va a caer porque se empezó a reducir el nivel nominal y también comenzó a subir la esperada de inflación. El 28 de diciembre y en lo que va de enero es nítido que la decisión política impera por sobre la política económica, y lo digo de la manera más cuidadosa posible, pero un farmacéutico no puede hacer la política económica, porque la política económica es equilibrio general, no parcial. Si yo le pregunto a cualquier persona de la calle ¿si sube el precio del tomate qué va a pasar con la cantidad demandada de tomate?, la gente va decir va a bajar. Pero no es necesariamente así, va a depender de lo que suceda con el precio de la lechuga, la fruta, del rabanito y del pepino. La macro es equilibrio general. Por tanto no es cierto que bajando la tasa de interés vamos a crecer más.

 “Un farmacéutico no puede hacer la política económica, porque la política económica es equilibrio general, no parcial. Por tanto no es cierto que bajando la tasa de interés vamos a crecer más”
– Como consultor de empresas, tras la recalibración de la meta de inflación el 28 de diciembre y el anuncio de la política de baja de tasas de interés, ¿para su próxima presentación en el seminario de coyuntura con clientes, modificó sus estimaciones de crecimiento del PBI y de inflación?
– Obviamente, revisé para abajo la estimación de crecimiento del PBI, a un rango de 2,5% a 3%, es decir algo menos que el anterior que la estimación para el cierre de 2017; y, por el contrario, revisé para arriba la tasa esperada de inflación, a 19% o 20%. En ese contexto, donde uno entiende que el equipo del Banco Central quiere quedarse, quiere contribuir, ha sido positivo su accionar, pero la verdad que la sensación que queda es que perdimos la oportunidad en 2018 sin elecciones. Porque es como si ya estuviéramos. El Pacto Fiscal muestra la importancia de la provincia de Buenos Aires; y, naturalmente, todas las reformas están paradas. Lo que costó modificar la fórmula de indexación ha hecho que sea todavía más light  las reformas estructurales del lado de la oferta, que es lo única que nos saca de la trampa del estancamiento. Vamos a tener crecimiento pero muy moderado.



– ¿Menos que el 3% en 2017?
– Punta a punta sin duda que menos, me refiero al cuarto trimestre, pero un 2,4% / 2,6%,  a lo mejor 3%. Pero con lo que tenemos, con los riesgos de los desequilibrios macroeconómicos, somos muy vulnerables, aunque lo más probable es que el mundo no siga financiando en 2018, cuánto más no lo se. Las reformas estructurales no nos sacan de la trampa del estancamiento, de todo lo que piensa el Gobierno, lo más dudoso es que tengamos 20 años de crecimiento al 3,5 por ciento.

– Y tampoco 3,5% es una tasa ambiciosa, luego de 50 años con virtual estancamiento…
– Es que mi sensación es que si nos hiciéramos un país normal estaríamos frente a una tasa de crecimiento probablemente milagrosa. Y ¿cuál es el problema? que nos va llevar 20 o 30 años pasar a ser un país normal. Mi impresión es que el Presidente piensa,"y bueno en el segundo Gobierno haré lo que los ortodoxos y heterodoxos dicen", porque es una falsificación que son los ortodoxos o los liberales quienes no se ponen de acuerdo, porque el diagnóstico del desequilibrio fiscal, del desequilibrio macro, del estancamiento, es compartido por toda la profesión. Uno puede diferir en cómo se hace para resolverlos, pero lo que no hay duda sobre esas dos cuestiones que afectan, esencialmente el nivel de vida de la gente y de la pobreza: que el país sea muy proclive a crisis macroeconómicas, y la trampa del estancamiento.

– Eso explica por qué no llovieron las inversiones, que crecieron más en el plano de los anuncios que de las ejecuciones…
– No llovieron inversiones porque no tenemos asegurada la estabilidad macro. Porque si bien hay un Gobierno que trata de respetar las instituciones republicanas, en el fondo la Jefatura de Gabinete es la continuidad de la política radical y peronista. Fíjese que el modelo elegido es inconsistente dinámicamente, porque no se puede llevar la deuda externa pública al cielo, como tampoco la emisión de Lebac. Ese es un modelo que lleva necesariamente a que sea ajustado. Miremos los últimos 20 o 30 días: Se dijo, "no podemos seguir con este nivel de endeudamiento externo; las compañías de seguro no pueden seguir comprando Lebac; lo mismo hago con los entes públicos, recalibro la meta de inflación". O sea, este es un modelo que se va a ir "recalculando", intrínsecamente se parece mucho a los 80; y donde los fundamentos ideológicos son muy parecidos. Lo voy a decir de manera mundana: este es un modelo de parches y zurcidos crecientes, hasta que me quedo sin tela y sin hilos para arreglar la camisa. No se puede con medidas paliativas intentar resolver el problema primario que es el tamaño del gasto, y el déficit fiscal que tenemos.

– A pesar de la altísima presión tributaria sobre las empresas y familias…
– Exacto. Cuando usted compara Argentina con el resto tenemos 7 u 8 puntos del PBI de presión tributaria mayor que el promedio de los países de la región; 15 puntos más de impuestos al trabajo que el promedio de Latinoamérica; esas son las cosas relevantes que hacen rentables las inversiones en otros países. Sobre todo la inversión privada, y sin inversión no habrá aumento de productividad; y sin eso tampoco habrá demanda de empleo para reducir la pobreza y el desempleo.

– Cuando afuera nos dicen que nos ven bien, con alto potencial, ¿qué miran?
– El rumbo. Este es un Gobierno blando que le ganó al populismo extremo. ¡Aplaudamos!. Le cuento una anécdota: A mis clientes, muchos de ellos que tienen hasta las orejas activos del Gobierno argentino, y que están de compras en la Argentina, les pregunto ¿si ustedes creen que esto sigue, porque pagan mis honorarios todos los meses por el servicio de consultoría  y mi humilde seguimiento de los numeritos de la macro?, me responden: "Quedate tranquilo Miguel que en algún momento los miro". Es cierto que uno no puede ser muy duro con esta administración, porque, la verdad es que, sin duda, estamos mucho mejor que si hubiera ganado Daniel Scioli; sin duda hay menos corrupción; sin dudas que estamos más integrados al mundo. Sin embargo, probablemente por mi edad, tengo una sensación de sabor a poco y de subestimación de los desequilibrios macro, como de las reformas estructurales necesarias. Tenemos una sociedad populista que espera mucho del Estado, a la cual hay que explicarle por qué hay que cambiar, lo costos y los beneficios de la necesidad del cambio. Sin embargo, si no se quiere pagar el costo de la explicación porque puede perder un voto en una escuela de La Matanza, es muy difícil cambiar. De todas maneras, creo que 2018 será un año razonable, que punta a punta el PBI crecerá la mitad que en 2017, y en el promedio anual estará esto entorno a 2,5%, puede ser 3%, per muy difícil 3,5%. Para eso necesitamos que el sistema financiero internacional siga super líquido y que las tasas de interés en el mundo sigan bajas. Veo que persistirá una tasa de inflación alta, del orden del 20% y que vamos a tener algunos problemas en las paritarias; y que la llave para la reelección del presidente Macri es que el peronismo siga dividido. Pero si el Gobierno se propone gobernar por decreto estará haciendo todo lo posible para que la principal fuerza de oposición se una.

Fotos: Martín Rosenzveig