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domingo, 10 de junio de 2018

La crisis hace emerger mercados en negro en Bahía Blanca

Por la crisis, crecen los mercados en negro en Bahía

La Nueva

Indumentaria, gastronomía y transporte son algunos de los rubros afectados, Representantes de entidades formales plantean sus quejas. Y, también, hay otras historias.





“Esta semana hubo una reunión en la Cámara de Comercio como hacía mucho tiempo no teníamos, pensando en cómo vamos a sobrellevar estos 3 o 4 meses que vienen, porque creemos que va a haber una mortandad importante de negocios”. La frase, contundente, pertenece al titular de esa entidad en Bahía Blanca, Martín Garmendia.

“Se combinan problemas: altas tasas de interés, fuertes aumentos en los servicios, subas en alquileres, menor capacidad de compra de la gente y, a eso, le sumamos los emprendimientos comerciales de quienes no tienen estos costos”, dijo.

Indumentaria, zapatería e incluso bijouterie o comidas vía delivery forman parte de los rubros que más crecieron en el mercado en negro.



El fenómeno, como en otros sectores, es una flecha de dos puntas. Por un lado, quienes intentan encontrar un rebusque en la venta diaria; por el otro, el cliente que cuida su bolsillo y va detrás de los mejores precios, sin preocuparse por la informalidad.

“Hay que decir con todas las letras que esto es una crisis. No sé si igual, mejor o peor que 2001, pero lo es. Y ahora se agregan las redes sociales. Cualquiera escribe que necesita un taxi trucho y tiene 10 ofertas en 20 minutos”, graficó Garmendia.

También apuntó contra el incremento de la venta ambulante. Algunos se encuentran regulados desde hace varios años, pero la Cámara nota un desborde.

“Esta semana, al pie del monumento a Rivadavia había una persona vendiendo ropa. Uno ve muchos más vendedores ambulantes y, en algunos casos, venden productos similares a los negocios con todo en regla, a un precio menor porque no tienen nuestros costos”, mencionó.




“La Municipalidad debe tomar medidas, hay ambulantes que vienen a esta ciudad porque creen que acá no se hacen cumplir las normas”.

Para el dirigente, lo que ocurre es esperable.

“No los justifico para nada, ¿pero cómo hace esa gente sin trabajo para comer y dar de comer a su familia? Aquel que se quedó sin trabajo y es honesto, en el sentido de que no va a agarrar un revólver para salir a robar, seguramente pensará en este tipo de salidas”.


Garmendia también apuntó contra la moda de los showrooms. Por ejemplo, gente que trae ropa de La Salada o en algunos extremos desde países limítrofes o Miami, y vende en sus casas.

“Ese es uno de los temas más complejos porque un inspector no puede meterse en una vivienda particular, tampoco la policía sin orden de allanamiento”, comentó.

Sí lograron, afirmó, que estas actividades no se realicen en clubes.

“No pueden hacer un showroom con el argumento de que están juntando fondos para solventar tal o cual disciplina”, dijo.

Y cerró: “Si bien no pasa en Bahía, en muchas ciudades ya se está liquidando indumentaria de invierno, pese a que todavía no empezó el invierno. El comerciante prefiere el dinero y no entrar en una rueda de conflictos financieros”.

En los panificados


La elevada informalidad local en el sector de panificados, apuntalada en parte por los elevados niveles de pobreza y marginalidad presentes en la ciudad, es un serio perjuicio para la industria panadera de Bahía Blanca.

Así lo dio a conocer Lisandro Melinsky, miembro del Centro de Industriales Panaderos de Bahía Blanca y Comarcal Sur.



“Siempre ha habido gente que cocina tortas para festejos o para postres en sus casas, pero eso no es lo preocupante desde nuestro punto de vista. Lo que percibimos en este último tiempo es la aparición de fábricas clandestinas que producen pan y facturas a mediana y gran escala”.

En tiempos de bolsillos ajustados, proliferan en la ciudad y en el resto del país verdaderas “industrias” dedicadas a la fabricación y hasta venta mayorista de productos panificados que carecen de los mínimos requisitos legales e impositivos para poder funcionar, lo que les permite ofrecer el pan a costos muy por debajo de los que deben afrontar quienes tienen todo en regla.

“Detectamos panaderías habilitadas o que en su momento estuvieron habilitadas, en su mayor cantidad periféricas, y no pagan ningún impuesto y tienen a sus empleados en negro. De ese modo reducen considerablemente los costos y venden los productos más baratos. Y también tenemos los clandestinos, que son aquellos que adquieren las máquinas necesarias y las montan en un garaje o en un galpón de sus propias casas. En lo personal, me pasó con ex empleados, que crearon una panadería en sus casas y pasaron a ser competidores míos”, agregó Melinsky.

Y amplió: “En el Centro Industrial de Panaderos estimamos que alrededor del 40 por ciento del pan que se vende en los comercios de la periferia de nuestra ciudad proviene de la clandestinidad, lo cual afecta seriamente al sector que trabaja como corresponde”.

“El escenario es complejo, porque estas industrias se ubican en barrios periféricos, donde se concentra la gente que sufre más necesidades y tiene un elevado consumo de pan por familia. Así, les venden el producto a un precio menor, pero no cumplen con las exigencias mínimas de salubridad, y mucho menos las exigencias en materia laboral e impositiva”.

El kilo de pan, en una panadería formal, oscila entre los 47 y 60 pesos. Y en las despensas, aún revendiendo, está entre 35 y 40.

“Eso marca que están comprando y revendiendo a mucho menor costo del que tenemos los panaderos inscriptos. Es imposible competir, porque nosotros ya no tenemos más margen de reducción de costos”.

Para Melinsky, combatir esta informalidad es muy complicada y por ello, en su opinión, es primordial la concientización.

“Hicimos una campaña denominada el “Pan Pirata”, alertando sobre los riesgos de comprar y consumir esos productos, porque en los lugares que se hacen no se tienen en cuenta la limpieza ni las reglas de la manipulación de alimentos. Nosotros apuntamos a que todas las despensas o almacenes exhiban una credencial habilitante de sus proveedores, para que así también puedan ser inspeccionados y se pueda comprobar dónde adquirieron esos productos”.

“Si a la gente que trabaja en blanco le dieran los números, seguramente no se pasarían al negro. Allí es dónde se perciben los efectos de estas crisis económicas”, cerró Melinsky.

En la alimentación


El doctor Mario Jouglard, ex presidente del Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires, Distrito VII, y titular del Departamento de Bromatología de la Municipalidad, reconoció un crecimiento en la venta de productos alimenticios por vías no tradicionales.



“No tenemos comprobado que proliferen las carnicerías o rotiserías clandestinas, pero estamos percibiendo un aumento considerable de la venta de productos por redes sociales, que son prácticamente imposibles de combatir. Hay mucha oferta de Facebook e Instragram sobre todo”, puntualizó. Jouglard se refirió a los peligros que conlleva consumir estos alimentos.

“La venta de mercadería sin control trae aparejados riesgos sanitarios. Generalmente quienes lo producen no tienen cursos de manipulación de alimentos ni los cuidados de limpieza necesarios”.

Agregó: “Sin ir más lejos, todos los brotes de triquinosis se generan por venta de chacinados y carnes de cerdo sin control. La venta por redes sociales masifica la cuestión, porque la oferta llega prácticamente a todos los hogares”.

“No se pueden llevar estadísticas oficiales porque generalmente no se denuncian los casos de intoxicación, ya que la gente que adquiere vía redes sociales sabe de los riesgos de comprar productos caseros y, pese a ello, igual los adquiere. A veces, ni siquiera asocian una cosa con la otra”.

En el transporte


Uno de los rubros que más siente el impacto del crecimiento de la informalidad en el transporte son los taxistas y remiseros.

“Por la cantidad de taxis truchos e ilegales se está poniendo en riesgo la fuente laboral de 1.500 bahienses”, dijo el titular del Centro de Propietarios de Taxis, Roberto De Barrenechea.

Según el referente de los taxistas el problema se arrastra desde el año 2000 y se sigue agravando con el paso de los sucesivos gobierno municipales.

“Ahora estamos en un punto donde analizamos cortar la ciudad para poner en evidencia lo que está pasando, porque no hay controles ni nadie que pueda para a los taxis ilegales”, se quejó.

También dijo que la diferencia con años anteriores es que la falta de empleo se hace cada vez más evidente y que eso genera una crisis más notoria en el sector. Al mismo tiempo recordó que el año pasado se aprobó una nueva ordenanza que surgió tras un acuerdo entre rivalidades históricas como los taxistas y remiseros.

“Se hizo con el objetivo de combatir a los ilegales, pero la realidad es que al no estar reglamentada y la inacción del Municipio por la falta de controles callejeros no generó ningún efecto”.

Por último recordó que presentaron varias denuncias con patentes, fotos y números de teléfono de quienes trabajan como taxistas con autos particulares pero que muchos siguen trabajando sin que alguien de la comuna lo impida.

“A nosotros se nos exigen muchísimas cosas y no se nos protege de esta competencia desleal”, sostuvo.

Los taxistas ilegales no son más que desocupados que ponen sus autos particulares para convertirlos en un medio de transporte paralelo a los taxis o remises, pero a precios mucho más bajos. Eso los convierte atractivos para una gran cantidad de gente. Incluso hay padres que usan esos servicios para que sus hijos vayan a la escuela.

“Hay combis truchas y muchos taxi haciendo ese trabajo. Lo que hacemos quienes prestamos un servicio en regla es denunciar al Municipio”, contó Juan Cenci, dueño de una combi de un transporte escolar que funciona de manera legal.

Días atrás, representantes del Centro de Propietarios de Taxis y referentes de los remiseros fueron al Concejo Deliberante a pedir cambios en la ordenanza que regula ambas actividades. Entre las modificaciones que piden se incluye el ploteo de todos los autos. Y en el fondo explicaron que la lucha es contra los cientos de taxis y remises truchos que deambulan por la ciudad y que según dijeron “les roban el trabajo y son una competencia desleal”.

“Hay más taxis y remises truchos que legales en estas calles. Para controlarlos se necesitarían muchos más inspectores que los que tienen destinados para ese fin”, se quejó el referente de taxistas (legales) Roberto de Barrenechea.

Experiencias al margen de la formalidad


A través de las redes sociales, “La Nueva.” contactó a varias personas que se ganan la vida al margen del mercado laboral formal.

Aunque todos son conscientes de esa situación, esgrimen que la falta de trabajo, o bien la escasa remuneración que obtienen en ellos, los obliga a desarrollar esta labor.

Estos son los testimonios:

--Carla (28): “Viajo cada 15 días a La Salada para comprar ropa, que después revendo entre mis amigos o bien a gente que contacto vía redes sociales. Una vez me puse a sacar números y es imposible que gane la misma plata abriendo un negocio. Obviamente que corro riesgos, porque en éstas épocas es imposible vender al contado y todos piden cuotas. En ese caso, intento que la primera cuota cubra el valor que pagué yo la prenda para, al menos, no salir perdiendo si esa persona desaparece”.

--María Eugenia (42): “Yo tengo un trabajo formal, pero en mis tiempos libres preparo tortas para cumpleaños. Hice un curso de decoración y las cocino en mi casa. Obviamente que salen más baratas que en una panadería, pero tengo dos problemas: no las puedo hacer de un día para el otro y tampoco tengo la capacidad para hacer varias a la vez. De promedio, vendo dos o tres por fin de semana y eso me permite un ingreso extra”.

--Yamila (41): “Yo soy empleada y el sueldo no me alcanza. Entonces empecé a hacer viandas, que se las suelo vender a mis conocidos. Todo lo que vendo es cocinado y entregado en el momento para evitar correr riesgos con la cadena de frío. Busco productos en oferta para generar los menúes y, de esa manera, hacer un poco más de diferencia”.

--Rocío (32): “Me dedico a vender tecnología, que compro en el exterior. Hasta ahora nunca tuve problemas con la Aduana. Voy a Chile o a Miami. Generalmente traigo productos pequeños, como teléfonos de última generación o netbooks, y les hago una buena diferencia, porque aquí son mucho más caros. En uno de mis últimos viajes a Estados Unidos conocí a una chica que viaja para comprar ropa en los outlets y revenderlas, porque aquí son marcas de vanguardia”.

--Estela (50): “Yo trabajaba en una rotisería y cerró. Con mi marido decidimos invertir el dinero de la indemnización y un crédito que pedimos para comprar un poco de maquinaria. Y en el garaje de nuestra casa hacemos milanesas, hamburguesas y arrollados de pollo. Vía Facebook hicimos una clientela bastante grande, que nos permite sobrevivir”.

--Iris (35): “Me quedé sin trabajo y con mi marido, para sumar un poco más al sueldo de él, vamos al mayorista a comprar productos alimenticios que después separamos para armar una especie de canasta básica. Le ponemos fideos, arroz, aceite y esa clase de productos no perecedores y la ofrecemos por Facebook”.

--Laura (31): “Tengo dos hijos y desde febrero que estoy desocupada. Llevo a los hijos de mis amigas a la escuela, al club, a bailar los sábados a la noche o adonde me pidan. Gano unos 8.000 pesos mensuales y solo llevo conocidos”.

--Alberto (53): “Hace 3 años que se fundió la empresa en la que trabajaba y no consigo trabajo. Llevo jubilados a cobrar al banco, los espero y los vuelvo a dejar a salvo en sus casas”.

--Silvina (53): “Me dedico a vecinos de la periferia al hospital o al centro. Les cobro 17 pesos el kilómetro y vivo rogando que no se me rompa el auto para poder trabajar. Sé que lo que hago está fuera de la ley pero no me queda otra. Muchas madres prefieren dejar a sus hijas adolescentes en mis manos cuando vuelven de bailar a que las lleve un desconocido en un taxi”.

lunes, 28 de mayo de 2018

El gran ajuste en Gran Bretaña deja raquítico al estado de bienestar

Gran ajuste de Gran Bretaña

En Gran Bretaña, la austeridad está cambiando todo

Después de ocho años de recortes presupuestarios, Gran Bretaña se ve menos como el resto de Europa y más como Estados Unidos, con un estado de bienestar cada vez más reducido y la pobreza que se extiende. 

Criada en el barrio de Liverpool de Croxteth, Emma Wilde ha perdido los beneficios sociales de los que dependía para mantenerse ella y sus dos hijos.CréditoAndrea Bruce para The New York Times 
Por Peter S. Goodman | The New York Times

PRESCOT, Inglaterra - Un paseo por esta modesta ciudad en el noroeste de Inglaterra equivale a un recorrido por las víctimas de la edad de austeridad de Gran Bretaña.El antiguo edificio de la biblioteca ha sido vendido y remodelado en una casa de lujo con fachada de vidrio. El centro de ocio ha sido arrasado, eliminando la piscina pública. El museo local se ha retirado a la historia de la ciudad. La estación de policía ha sido cerrada.Ahora, mientras el gobierno local busca desesperadamente convertir sus activos en efectivo, Browns Field, un exuberante parque en el centro de la ciudad, también puede estar condenado al fracaso. En una reunión en noviembre, el consejo lo incluyó en una lista de 17 parques para vender a los desarrolladores.



"Todos usan este parque", dice Jackie Lewis, quien crió a dos niños en una casa de ladrillo rojo a una cuadra de distancia. "Esta es probablemente nuestra última pieza de espacio comunitario". Ha sido uno después del otro. Acabas desanimado ".

Browns Field en Prescot, cerca de Liverpool. El patio de recreo y el parque están programados para ser vendidos a los desarrolladores mientras el ayuntamiento trata de recaudar efectivo. CreditAndrea Bruce para The New York Times.En los ocho años transcurridos desde que Londres comenzó a recortar drásticamente el apoyo a los gobiernos locales, el municipio de Knowsley, una comunidad de dormitorios de Liverpool, ha visto reducido su presupuesto a la mitad. El mismo Liverpool ha sufrido un recorte de casi dos tercios en el financiamiento del gobierno nacional, su mayor fuente de ingresos discrecionales. Las comunidades en gran parte de Gran Bretaña han visto pérdidas similares.Para una nación con una larga historia de generosidad pública, la prolongada campaña de recortes presupuestarios, iniciada en 2010 por un gobierno encabezado por el Partido Conservador, ha producido un cambio monumental en la vida británica. Una ola de austeridad ha producido un país que se ha acostumbrado a vivir con menos, incluso cuando muchas medidas de bienestar social (tasas de delincuencia, adicción a los opiáceos, mortalidad infantil, pobreza infantil y falta de vivienda) apuntan a un deterioro de la calidad de vida.Cuando la Sra. Lewis y su esposo compraron su casa hace un cuarto de siglo, Prescot tenía una sensación de pueblo reconfortante. Ahora, se están recortando los programas básicos de ayuda del gobierno y se han eliminado las instalaciones públicas, lo que agrega presión a los servicios públicos, como la policía y los departamentos de bomberos, del mismo modo que ellos también luchan contra la disminución de los fondos.Para 2020, las reducciones ya iniciadas producirán recortes a los programas de bienestar social británicos que superan los $ 36 mil millones anuales en comparación con una década antes, o más de $ 900 anuales por cada persona en edad laboral en el país, según un informe del Centro de Investigación económica y social regional en Sheffield Hallam University. En Liverpool, las pérdidas llegarán a $ 1,200 por año por persona en edad laboral, dice el estudio."El gobierno ha creado destitución", dice Barry Kushner, un concejal del Partido Laborista en Liverpool y miembro del gabinete para servicios para niños. "La austeridad no tiene nada que ver con la economía. Se trataba de salir de la asistencia social. Se trata de la política abandonando a las personas vulnerables ".Los líderes del Partido Conservador dicen que la austeridad ha sido impulsada por nada más grandioso que la aritmética."Es la ideología de dos más dos, cuatro", dice Daniel Finkelstein, un miembro conservador de la cámara alta del Parlamento, la Cámara de los Lores, y columnista de The Times of London. "No fue impulsado por un deseo de reducir el gasto en servicios públicos. Fue impulsado por el hecho de que teníamos un gran problema de déficit y la deuda iba a seguir creciendo ".Cualquiera que sea el pensamiento operativo, las manifestaciones de austeridad son palpables y omnipresentes. Ha remodelado la sociedad británica, haciéndola menos parecida al resto de Europa occidental, con sus generosas redes de seguridad social y ethos igualitario, y más como Estados Unidos, donde millones de personas carecen de atención médica y la pérdida de empleos puede desencadenar una precipitada caída de la fortuna.Así como Estados Unidos tomó la Gran Depresión de la década de 1930 como un ímpetu para construir un sistema nacional de pensiones mientras brindaba atención médica para los ancianos y los pobres, Gran Bretaña reaccionó ante el trauma de la Segunda Guerra Mundial al forjar su propio estado de bienestar. Estados Unidos ha reducido constantemente los beneficios desde la Revolución Reagan de la década de 1980. Gran Bretaña redujo sus programas en la misma época, bajo el liderazgo de Margaret Thatcher. Aún así, su red de seguridad se mantuvo robusta para los estándares mundiales.Luego vino el pánico financiero global de 2008, la desaceleración económica más agobiante desde la Gran Depresión. El cambio de Gran Bretaña de su estado de bienestar frente a los enormes déficits presupuestarios es un indicador visible de que el mundo ha sido remodelado por la crisis.A medida que la economía mundial ahora negocia una transición desgarradora, con empleos itinerantes reemplazando puestos de tiempo completo y sustituyendo los robots por mano de obra humana, la experiencia de Gran Bretaña provoca dudas sobre la durabilidad del modelo de bienestar tradicional. A medida que el capitalismo de estilo occidental confronta preguntas profundas sobre la justicia económica, las personas vulnerables parecen estar creciendo más.

Los líderes del Partido Conservador inicialmente vendieron los recortes presupuestarios como una virtud, anunciando lo que llamaron la Gran Sociedad. Disminuir el papel de una burocracia del gobierno hinchado, sostuvieron, y las organizaciones de base, organizaciones benéficas y empresas privadas pasarían a primer plano, revivir las comunidades y la prestación de servicios públicos de manera más eficiente.Hasta cierto punto, se materializó un espíritu de voluntarismo. En las bibliotecas públicas, los voluntarios ahora superan al personal pagado. En las comunidades con dificultades, los residentes han formado bancos de alimentos mientras distribuían uniformes escolares usados. Pero para muchos en Gran Bretaña, esto es similar a prender fuego a su casa y luego deleitarse con el espíritu de la comunidad mientras los vecinos vienen corriendo para ayudar a extinguir el incendio. 

La escuela primaria católica St. Teresa of Lisieux en Norris Green instituyó desayunos gratuitos para los estudiantes para luchar contra el hambre en la comunidad. Credito a Andrea Bruce para The New York Times

La mayoría considera a la Gran Sociedad como otra pieza de eslóganes políticos, desde hace mucho tiempo abandonados por los conservadores, que sirvió de justificación para un programa de austeridad que ha avanzado en la remodelación desencadenada en la década de 1980 por la señora Thatcher."Estamos haciendo recortes que creo que Margaret Thatcher, en la década de 1980, solo podía haber soñado", dijo Greg Barker en un discurso en 2011, cuando era miembro conservador del Parlamento.Se produjo una reacción violenta, con el reconocimiento público de que los recortes presupuestarios se produjeron con la desgravación fiscal para las empresas, y que las filas extensas de los ricos se vieron poco perturbados.Gran Bretaña no ha soportado la austeridad en la misma medida que Grecia, donde los recortes fueron rápidos y draconianos. En cambio, la austeridad británica ha sido lenta, aunque el número acumulado ha sido sustancial.Los gobiernos locales han sufrido aproximadamente una quinta caída de los ingresos desde 2010, después de agregar los impuestos que recaudan, de acuerdo con el Instituto de Estudios Fiscales de Londres.A nivel nacional, el gasto en las fuerzas policiales ha disminuido un 17 por ciento desde 2010, mientras que el número de agentes de policía ha disminuido en un 14 por ciento, según un análisis del Institute for Government. El gasto en mantenimiento de carreteras se ha reducido en más de un cuarto, mientras que el apoyo a las bibliotecas ha caído casi un tercio.El sistema judicial nacional ha eliminado a casi un tercio de su personal. El gasto en las cárceles se ha desplomado más de un quinto, y los ataques violentos contra los guardias de la prisión se han más que duplicado. El número de personas mayores que reciben atención médica amueblada por el gobierno que les permite permanecer en sus hogares ha disminuido aproximadamente una cuarta parte.En una realidad alternativa, esta desagradable etapa de la historia podría estar llegando a su fin. Se impusieron medidas de austeridad en nombre de la eliminación de los déficits presupuestarios, y el año pasado Gran Bretaña finalmente produjo un modesto superávit presupuestario.Pero la realidad que nos ocupa está dominada por las preocupaciones de que la salida pendiente de Gran Bretaña de la Unión Europea, Brexit, como se la conoce, deprimirá el crecimiento en los próximos años. Aunque cada economía importante en la tierra se ha expandido últimamente, la de Gran Bretaña apenas creció durante los primeros tres meses de 2018. La tasa de desempleo se ubica justo por encima del 4 por ciento, su nivel más bajo desde 1975, sin embargo, la mayoría de los salarios siguen siendo más bajos que precios en aumento.En los barrios obreros del norte de Inglaterra, en lugares como Liverpool, la historia moderna tiende a contar en la cadencia de la lamentación, como la historia de una indignidad tras otra. En estas comunidades, el nombre de la señora Thatcher es un epíteto, y la austeridad es el último villano: los banqueros londinenses inventaron una crisis financiera, multiplicando su riqueza a través del juego descuidado; luego, los políticos londinenses utilizaron los déficit presupuestarios como una excusa para recortar el gasto en los pobres al tiempo que aplicaban recortes fiscales a las empresas. Robin Hood, al revés."Claramente es un ataque a nuestra clase", dice Dave Kelly, un albañil retirado en la ciudad de Kirkby, en las afueras de Liverpool, donde muchas fábricas se encuentran vacías, monumentos rotos a otra edad. "Es un ataque sobre quienes somos". Toda la estructura de la sociedad se está desmoronando ".



Trabajadores del astillero Cammell Laird a orillas del río Mersey. Una vez que un centro de la trata de esclavos y la puerta de entrada al Imperio Británico, Liverpool ha estado en declive por mucho tiempo. Crédito Andrea Bruce para The New York Times

Efectos de toque de la austeridad

Tanto como cualquier ciudad, Liverpool ha visto cambios radicales en su fortuna económica.En el siglo XVII, la ciudad se enriqueció con la miseria humana. Las compañías navieras locales enviaron buques a África occidental, transportando esclavos a las colonias americanas y regresando con los frutos de la esclavitud: algodón y tabaco, principalmente.El algodón alimentó las fábricas de Manchester cercanas, produciendo textiles destinados a múltiples continentes. A finales del siglo XIX, el puerto de Liverpool se había convertido en la puerta de entrada al Imperio Británico, y su estatus se veía subrayado por la sede de la compañía naviera que bordea el río Mersey.En el siglo siguiente, a través de la Gran Depresión y el bombardeo alemán de la Segunda Guerra Mundial, Liverpool había descendido a un declive aparentemente terminal. Su mala suerte, la estación de obrero era fundamental para la identidad de su exportación más famosa, los Beatles, cuyo poder de estrella parecía realzado por el hecho de que tal talento podría surgir de ese lugar.Hoy en día, más de una cuarta parte de los aproximadamente 460,000 residentes de Liverpool son oficialmente pobres, lo que hace que la austeridad sea traumática: las instituciones públicas encargadas de ayudar a las personas vulnerables están luchando contra los recortes.

 
Una estación de bomberos en Allerton, Inglaterra, es una de varias en el área que se ha cerrado debido a medidas de austeridad. Credito a Andrea Bruce para The New York Times.

En los últimos ocho años, el Servicio de Bomberos y Rescate de Merseyside, que atiende al mayor de Liverpool, ha cerrado cinco estaciones de bomberos y ha reducido la fuerza a 620 bomberos de alrededor de 1.000."He tenido que presidir el desmantelamiento sistemático del sistema", dice el jefe de bomberos, Dan Stephens.Su departamento analizó recientemente las 83 muertes que ocurrieron en incendios caseros accidentales de 2007 a 2017. La mayoría de las víctimas, 51 personas, vivían solas y estaban solas en el momento del incendio mortal. Diecinueve de esos 51 necesitaban algún tipo de atención domiciliaria.La pérdida de la atención domiciliaria, una víctima de la austeridad, ha significado que más personas mayores se quedan solos sin supervisión.Prácticamente todas las agencias públicas ahora luchan por hacer más con menos mientras atienden problemas adicionales una vez manejadas por algún otro equipo cuyo presupuesto también está en ruinas.Chief Stephens dijo que las personas que pierden los beneficios en efectivo se están quedando atrás en sus facturas de electricidad y que pierden el servicio, recurriendo a velas para la luz, un gran riesgo de incendio.La ciudad ha reducido los servicios de salud mental, por lo que menos miembros del personal visitan personas propensas a acumular periódicos, por ejemplo, dejando verdaderas hogueras acumulándose detrás de las puertas, sin ser vistas."Hay efectos en cadena en todo el sistema", dice Chief Stephens, quien recientemente anunció planes para renunciar y trasladarse a Australia.El Servicio Nacional de Salud supuestamente se ha salvado de los recortes presupuestarios. Pero el gasto se ha congelado en muchas áreas, lo que resulta en cortes por paciente. En los hospitales públicos, las personas se han resignado a esperar horas para recibir atención de emergencia y semanas para derivar a especialistas.


 Tratar a un paciente en Royal Liverpool University Hospital. El Servicio Nacional de Salud supuestamente se ha librado de los recortes presupuestarios, pero el gasto se ha congelado en muchas áreas. Credito a Andrea Bruce para The New York Times

"Creo que el gobierno quiere reducirlo para que todo se desmorone y ya no tengan que preocuparse más", dice Kenneth Buckle, un empleado postal retirado que ha estado esperando tres meses para una recomendación de un reemplazo doble de rodilla. . "Todo lleva una eternidad ahora".En Fulwood Green Medical Center en Liverpool, el Dr. Simon Bowers, un médico general, señala la austeridad como un factor agravante en el flujo de enfermedades relacionadas con el estrés que encuentra: presión arterial alta, problemas cardíacos, insomnio, ansiedad.Argumenta que los recortes y el deterioro del Servicio Nacional de Salud representan una renuncia a las deudas históricas de Gran Bretaña. Él hace sonar las luces bajas: el esclavo trave, la barbarie colonial."Nosotros, como país, dijimos: 'Hemos sido crueles. Seamos amables ahora y cuidemos de todos ", dice el Dr. Bowers. "El N.H.S. tiene a todos de vuelta. No importa cuán rico o pobre eres. Está escrito en la psique de este país "."La austeridad no es una necesidad", continuó. "Es una elección política, mover Gran Bretaña de una manera diferente. No puedo ver una justificación más allá de enriquecer aún más a los ricos y al mismo tiempo hacer que las vidas de los pobres sean más miserables ".



Las partes del centro de Liverpool que fueron reconstruidas para atraer a los turistas se encuentran junto a las áreas en gran parte descuidadas. CreditAndrea Bruce para The New York Times 

'Prosperidad para todos'

Los británicos ricos permanecen entre las personas más cómodas del mundo, disfrutando de lujosas residencias, atención médica privada, escuelas de primer nivel y restaurantes administrados por chefs de París y Tokio. Los pobres, los ancianos, los discapacitados y los desempleados son cada vez más proclives a enredos al estilo de Kafka con la burocracia para mantener el apoyo del público.Para Emma Wilde, una madre soltera de 31 años, la desventura comenzó con una correspondencia inescrutable.Criada en el vecindario de Croxteth en Liverpool, la Sra. Wilde ha dependido de los beneficios sociales para mantenerse a sí misma y a sus dos hijos. Su padre, un lavaplatos retirado, está deshabilitado. Ella ha estado cuidando de él a tiempo completo, dependiendo de la asignación del cuidador, que asciende a alrededor de $ 85 por semana, y el apoyo a los ingresos que llega a alrededor de $ 145 por mes.La carta pone este dinero en peligro.Enviado por una empresa privada contratada para administrar parte de los programas de bienestar del gobierno, informó a la Sra. Wilde que estaba siendo investigada por fraude, acusada de vivir con una pareja, un desarrollo que está obligada a informar.La Sra. Wilde vive solo con sus hijos, insiste. Pero mientras continúa la investigación, sus beneficios se suspenden.Ocho semanas después de que el dinero cesara, la electricidad de la Sra. Wilde se cerró por falta de pago. Durante el final del invierno, ella y sus hijos se acostaron antes de las 7 p.m. para ahorrar en calor Ella se tragó su orgullo y visitó un banco de alimentos en una iglesia local, trayendo pan a casa y hamburguesas.

Después de perder electricidad, la Sra. Wilde y sus hijos se acostaron antes de las 7 p.m. en el invierno para conservar el calor. CreditAndrea Bruce para The New York Times 

"Me sentí un poco avergonzado, como si hubiera hecho algo mal", dice la Sra. Wilde. "Pero luego tienes que alimentar a los niños".Ella ha estado en contacto con el Departamento de Trabajo y Pensiones, enviando estados de cuenta bancarios para tratar de demostrar sus ingresos limitados y restaurar sus fondos.La experiencia le ha dado un perverso sentido de comunidad. En el centro local, donde lleva a sus hijos a comidas gratuitas, se ha encontrado con personas que perdieron sus beneficios de desempleo después de que el autobús llegó tarde y se perdieron una cita con un asistente social. Ella y sus amigas intercambian consejos sobre dónde asegurar la ropa usada."Todos están en la misma situación ahora", dice Wilde. "Simplemente no tienes suficiente para vivir".Desde su inicio, la austeridad contenía una bocanada de justicia moral, como si aquellos que la entregaran fueran sobrios de mente seria. El ajuste del cinturón se vendió como una empresa compartida, un cálculo desagradable pero inevitable con déficits presupuestarios peligrosos."La verdad es que el país vivía por encima de sus posibilidades", declaró el entonces canciller del Tesoro, George Osborne, al delinear su presupuesto al Parlamento en 2010. "Hoy, hemos pagado las deudas de un pasado fallido y establecido las bases para un futuro más próspero ".


Un centro comunitario en Everton. Ofrece numerosos servicios, como almuerzos gratuitos para ancianos, que alguna vez fueron realizados por agencias gubernamentales. CreditAndrea Bruce para The New York Times.

"Prosperidad para todos", agregó.Ocho años después, los subsidios a la vivienda se han restringido, junto con los créditos impositivos para las familias pobres. El gobierno ha congelado los beneficios por desempleo y discapacidad aun cuando los costos de los alimentos y otras necesidades han aumentado. En los últimos cinco años, el gobierno comenzó a hacer la transición al llamado Crédito Universal, otorgando a los beneficiarios de los pagos a tanto alzado pagos en lugar de fondos de programas individuales. Muchos han perdido apoyo durante semanas o meses mientras sus casos se han trasladado al nuevo sistema.Todo lo cual es desafortunado pero ineludible, afirman los legisladores conservadores. El gobierno estaba pidiendo prestado aproximadamente una cuarta parte de lo que estaba gastando. Posponer los recortes era arriesgarse a convertir a Gran Bretaña en la próxima Grecia."La izquierda dura nunca ha sido muy clara acerca de cuál era su alternativa al programa", dice Neil O'Brien, un legislador conservador que anteriormente fue asesor del Tesoro del Sr. Osborne. "Presumiblemente, sería un enorme aumento en los impuestos, pero son un poco tímidos sobre lo que significaría".Rechaza la noción de que la austeridad es un medio de lucha de clases, y señala que las personas ricas han sido golpeadas con impuestos más altos sobre la inversión y tarifas ampliadas al comprar propiedades de lujo.Gran Bretaña gasta aproximadamente la misma porción de su ingreso nacional en gasto público hoy que hace una década, dijo Paul Johnson, director del Instituto de Estudios Fiscales.Pero aquellos que dependen del apoyo estatal expresan la sensación de que el sistema ha sido manipulado para descartarlos.Glendys Perry, de 61 años, nació con parálisis cerebral, lo que le dificulta caminar. Durante tres décadas, ella respondió los teléfonos en una compañía de autopartes. Después de que perdió ese trabajo en 2010, vivía con un cheque de discapacidad.El verano pasado, llegó una carta, llamándola a "una evaluación". La primera pregunta eliminó cualquier noción de que esta fuera una exploración sincera."¿Cuánto tiempo ha tenido parálisis cerebral?" (Desde el nacimiento). "¿Va a mejorar?" (No.)De hecho, sus huesos se estaban debilitando, y ella se caía a menudo. Sus manos no fueron lo suficientemente rápidas como para atrapar su cuerpo, lo que resultó en moretones en la cara.El hombre que maneja la evaluación parecía desinteresado."¿Puedes caminar de aquí para allá?", Le preguntó.Dejó caer un bolígrafo en el suelo y le ordenó que lo recogiera, una prueba de su destreza."¿Cómo viniste aquí?", Le preguntó."En autobús", respondió ella.¿Puedes hacer una taza de té? ¿Puedes vestirte?"Pensé: 'Estoy físicamente discapacitado'", dice ella. "'No mentalmente'".Cuando la carta vino a informarle que ya no tenía derecho a su pago por discapacidad, que había sido considerada apta para el trabajo, no estaba sorprendida."Quieren que no tengas beneficios", dice ella. "Creo que solo estaban marcando casillas".


 Dominic Barber y su familia reciben ayuda significativa de la despensa de alimentos en el centro comunitario en Everton. CreditAndrea Bruce para The New York Times

Un villano improbable

La arquitectura política de Gran Bretaña aísla a aquellos que imponen la austeridad de la ira de aquellos en el extremo receptor. Londres realiza los recortes agregados, dejando a los políticos locales el desordenado trabajo de asignar el dolor.Pase una mañana con los residentes agraviados de Prescot y se escucha poca mención de Londres, o incluso austeridad. La gente entrena su furia en el Consejo Knowsley, y especialmente en el hombre que hasta hace poco era su líder, Andy Moorhead. Lo acusan de inventar apresuradamente planes para vender Browns Field sin consultar a la comunidad.El Sr. Moorhead, de 62 años, parece una figura poco probable para el papel del villano de la austeridad. Un miembro de la carrera del Partido Laborista, tiene el comportamiento cotidiano de un genial residente del pub de la esquina."No me convertí en un político para quitarle cosas a la gente", dice. "Pero tienes que enfrentarte a la realidad".La realidad es que Londres está retirando gradualmente las subvenciones a los gobiernos locales, obligando a los consejos a vivir de la vivienda y los impuestos comerciales."La austeridad llegó para quedarse", dice Jonathan Davies, director del Centro de Investigación Urbana sobre Austeridad en la Universidad De Montfort en Leicester, Inglaterra. "Lo que ahora podemos ver en los próximos dos años es una ola de bancarrotas, como Detroit".De hecho, el consejo de Northamptonshire, en el centro de Inglaterra, se convirtió recientemente en el primer gobierno local en casi dos décadas en enfrentar ese destino.Knowsley espera gastar $ 192 millones en el próximo año presupuestario, dice el Sr. Moorhead, con un 60 por ciento de esa cantidad absorbida por la atención a personas mayores y servicios para niños con necesidades de salud y desarrollo. Se gastará un 18 por ciento adicional en servicios que el consejo debe brindar por ley, como recolección de basura y mantenimiento de carreteras.Para el Sr. Moorhead, la ecuación termina con el imperativo de vender tierras valiosas, cediendo una dotación para proteger los parques y servicios restantes."Tenemos que buscar el desarrollo", dice el Sr. Moorhead. "A nivel local, soy el malo".Los verdaderos malhechores son los mismos de siempre, dice.Señala una imagen de la Sra. Thatcher en la pared detrás de él. Él habla sobre los banqueros de Londres, que dejaron a su gente para limpiar su desastre."Nadie debería estar haciendo esto", dice. "No en el quinto país más rico del mundo. Despidiendo gente, haciendo que las personas sean redundantes, reduciendo nuestros servicios para los vulnerables en nuestra sociedad. Es el peor trabajo del mundo ".Ahora, es el trabajo de otra persona. A principios de mayo, el Partido Laborista local derrocó al Sr. Moorhead como líder del consejo en medio de una creciente ira por la venta planificada de parques.

 Un ferry que cruza el río Mersey en Liverpool. CreditAndrea Bruce para The New York Times

martes, 16 de enero de 2018

El desastre de la izquierda latinoamericana representada en Venezuela

Desplome: Venezuela cae a niveles de una economía de guerra

El PBI se contrajo 35% en cuatro años y los expertos advierten que la inflación será muy superior al 2700% de 2017

La Nación



En Caracas se repiten las escenas de largas filas para conseguir efectivo en los cajeros automáticos

CARACAS.- Venezuela acumula cuatro años de una recesión económica que ya tiene los elementos de una auténtica depresión. Una bancarrota comparable a la vivida hace poco por Grecia, aunque con otros componentes y varios añadidos. Las autoridades chavistas se niegan a ofrecer los datos formales de las cuentas del país, pero las firmas especializadas calculan que el año pasado el desplome alcanzó cotas de economía de guerra, con una contracción del PBI del 14%.

Cuatro años de mala gestión económica redujeron el tamaño de la economía venezolana un 35%. Algunos analistas, como Asdrúbal Oliveros, de la firma Ecoanalítica, calculan el déficit fiscal en 17% del PBI y una inflación de más de 2700% el año pasado. La crisis, inédita en la historia venezolana, es toda una rareza en un petroestado e inscribe su nombre en la historia de los grandes naufragios sociales de América Latina en los últimos 50 años.

Y el escenario para este año se vislumbra aún peor. El proceso hiperinflacionario podría conducir a tasas interanuales de más de 30.000%, advirtieron economistas. Con la aceleración en el alza de los precios, el poder adquisitivo de la población podría caer 50% de un mes al otro y luego quedar reducido en solo 25% del total inicial en solo ocho semanas, señalaron los economistas.

Pero ese es solo el comienzo, dijo Francisco Ibarra, director de Económetrica. La tasa de inflación, que en agosto pasado empezó a acelerarse a una velocidad mucho mayor de lo que muchos habían proyectado, tiene el camino libre para crecer aún más en 2018, ante el hecho de que el gobierno de Nicolás Maduro no parece contar con más dinero para financiarse que continuar con la emisión de dinero inorgánico, explicó el especialista.

Ibarra afirma que bajo las condiciones actuales, la inflación este año puede alcanzar niveles inimaginables, pero que un número conservador rondaría el 30.000%.

Otros son más prudentes, aunque son cifras igual de imponentes. La llegada del año electoral -en el que Maduro buscará un nuevo mandato- podrían llevar la inflación a 7000%, según Oliveros. Pero advierte que la cifra podría duplicarse si no se toman decisiones urgentes.

Por su parte, el economista Alexander Guerrero indicó que la tasa de inflación creció entre seis y siete veces en 2017 frente a los niveles de 2016, pero la aceleración que registran los precios apuntan a un ritmo de crecimiento mucho mayor si la actual tendencia se mantuviera. "Podrían crecer entre 35 o 40 veces", expresó.

Aunque esos cálculos lucen exorbitantes, la economía venezolana aún tendría mucho que recorrer para alcanzar los niveles de hiperinflación registrados por Hungría en 1945, Zimbabwe en 2007 y Yugoslavia en 1992, países que vieron la inflación duplicarse de un día para el otro. En la Argentina de la hiperinflación de 1989, la tasa anual fue de 3079%.

En Siria, que acaparó la atención internacional por una guerra que ya lleva casi siete años, la inflación entre principios de 2012 y de 2015 superó el 50%, según un informe publicado por la ONG Chatham House, aunque con aumentos muy superiores en alimentos básicos, como el arroz. En cuanto al PBI, en los primeros tres años del conflicto se redujo en casi 50%: de 60.000 millones de dólares a 33.000 millones.

Oliveros opina que ni siquiera una nación en guerra como Siria puede mostrar las cifras de deterioro que tiene Venezuela. "Esta es la primera vez que el sector externo no influye en los vaivenes de la economía del país. La depresión tendrá graves consecuencias sociales, que probablemente no vimos del todo", añadió. Para los expertos una economía de guerra es aquella en la que se busca dar al Estado un mayor control sobre todas las variables.

La petrolera estatal Pdvsa -que maneja la fuente de ingresos estrella del país- atraviesa un grave desorden funcional que se traslada milimétricamente a la economía. El año pasado, según Ecoanalítica, redujo su producción en 300.000 barriles diarios, cifra que puede sobrepasar los 700.000 barriles durante los cinco años de gobierno de Maduro.

Es uno de los muchos desatinos que dieron pie al torbellino venezolano, consecuencia de la profundización del sesgo ideológico en la economía. El modelo de desarrollo chavista está diseñado para colocar un hermético cepo sobre todas las variables de la producción y la formación de precios, mientras el Estado asumió la toma de los sectores productivos y destina un importante esfuerzo organizativo a crear circuitos comunales absolutamente disfuncionales.

El sector privado vive constreñido entre la total intervención del Estado en la economía y las sanciones impuestas por la comunidad internacional. Los aumentos de sueldos son compulsivos, y son frecuentes los operativos unilaterales para intentar -sin éxito- bajar los precios.

A ello se suma un panorama cambiario anárquico, dominado por los intereses creados y la corrupción. En el país existe una tasa de cambio oficial, de 10 bolívares por dólar, y un dólar negro, que el gobierno no reconoce oficialmente, pero que alimenta todo el circuito económico nacional y ronda los 136.500 bolívares.

El gobierno decidió asumir el control total de las importaciones y los puertos, y se volvieron comunes los casos de sobrefacturación en las aduanas. En varias ocasiones, cargamentos de comida y medicamentos se vencieron en los puertos, producto del retardo burocrático y el apuro ante el pago de coimas. El índice de desabastecimiento rara vez bajó del 50% durante el lustro de Maduro.

El economista Orlando Ochoa ubica el origen del maremoto en 2007, año del segundo triunfo electoral de Hugo Chávez, cuando empezó la agresiva toma de activos del sector privado, la hostilidad hacia los inversores y los gastos sociales ingentes para controlar electoralmente a las masas.

El termómetro de la crisis

El país se hunde en el descontrol económico de la gestión de Nicolás Maduro

14% - Caída de PBI: Fue la contracción de la economía de Venezuela en 2017; en los últimos cuatro años, en la gestión de Maduro, el desplome suma 35%

2735% - Inflación: Fue el nivel que se registró el año pasado, según Ecoanalítica; para este año, las previsiones van desde 7000% a 30.000%

797.510 - Bolívares: Es el salario mínimo, entre dinero en efectivo y tickets canasta; la cifra equivale a 5,8 dólares en el mercado negro

6 - Bolívares: Cuesta un litro de nafta premium en las estaciones de servicio; con el valor de un cigarrillo se pueden comprar 166 litros de combustible

Diarios El País y El Nuevo Herald y agencia AFP

domingo, 10 de diciembre de 2017

¿Se viene una recesión en USA? 4 gráficos alertadores

4 gráficos que muestran por qué podría venir una recesión pronto

Patrick Watson, Mauldin Economics
Business Insider

La actual expansión económica ha sido larga pero débil, y puede haber una recesión.
El PIB actualmente está por encima de su potencial estimado en función de la productividad y el tamaño de la fuerza de trabajo.
En el pasado, las recesiones generalmente han llegado dentro de unos pocos años de un PIB por encima del potencial.

No hace mucho, expliqué por qué los recortes de impuestos no estimularán la economía tanto como piensan los republicanos.

En resumen, la mayoría de los CEO dice que usará cualquier ahorro de impuestos para recompra de acciones o dividendos, no nuevas contrataciones o expansión.

Pero, ¿y si, en lugar de un crecimiento escaso o nulo, este impuesto genera una contracción absoluta?

La recesión ya está vencida

La expansión económica actual es ahora la tercera más larga desde la Segunda Guerra Mundial. También es el más débil. Aquí hay una tabla que mostré el verano pasado.



La línea amarilla es la recuperación actual que comenzó en 2009. Solamente los períodos de crecimiento de los años 60 y 90 continuaron por más tiempo, y ambos tuvieron un crecimiento mucho más alto.

Entonces, solo por el tiempo, ya estamos atrasados ​​o vencidos por la recesión. Sí, la economía podría mejorar aún más desde aquí ... pero probablemente no por mucho tiempo.


Nuestra economía ha alcanzado el máximo rendimiento potencial

Además del PIB, los economistas rastrean lo que se llama "PIB potencial". Así de rápido puede crecer la economía, teniendo en cuenta la cantidad de trabajadores disponibles, la productividad y otros factores.

Si los datos posteriores confirman el crecimiento del 3,3% del PIB ajustado a la inflación del último trimestre, será la primera vez que la economía de los EE. UU. Alcance el "máximo rendimiento sostenible" desde 2007.

En el siguiente gráfico, la brecha entre la línea gris (PIB potencial) y la línea roja (PIB real) representa la capacidad no utilizada.


Puedes ver que tuvimos mucho en la profundidad de la recesión de 2009. La brecha se redujo lentamente desde entonces. Ahora está cerrado.

Buenas noticias, ¿verdad? Sí, lo es, pero no lo hagas todavía.

El final está cerca

El PIB real no puede mantenerse por encima del PIB potencial durante mucho tiempo antes de que comiencen las cosas malas. Esta tabla lo demuestra:


Vemos aquí cómo el PIB se movió por encima y por debajo de su potencial desde la década de 1970. Tenga en cuenta que cada vez que la línea verde pasa de cero, una recesión (las barras grises) comenzó poco después.

"Pronto" puede variar, por supuesto. El PBI estuvo por encima del potencial por períodos prolongados a fines de la década de 1990 y de 2006 a 2007, pero en ambos casos, siguieron intensas recesiones. Además, la Fed no se estaba ajustando como lo está ahora, lo que sugiere que la expansión actual se está acercando a su punto final.


4% de crecimiento es una tontería

La administración de Trump y los republicanos del Congreso no están de acuerdo, diciendo que sus cambios impositivos estimularán años de crecimiento económico y más que pagar por sí mismos.

El propio presidente Trump dijo el mes pasado que pensaba que el crecimiento podría alcanzar el 4% e incluso "un poco más alto".

Estoy de acuerdo en que podemos obtener un cuarto o dos de crecimiento real anualizado del 4%. Pero continuará por años? Probablemente no, a menos que el PIB potencial dé un gran salto.

Aquí está el gráfico del PIB potencial anterior, extrapolando el futuro como se vería con un crecimiento del 3-4% durante la próxima década.



Lamento que este gráfico sea tan alto, pero ese triángulo rojo es necesario para proyectar todo el crecimiento que anticipa el presidente y que el Congreso dice que pagará por los recortes de impuestos. El ventilador amarillo más pequeño debajo de él es la estimación menos emocionante de los economistas no partidistas.

 En cualquier caso, para hacer lo que los republicanos predicen, el PIB debe crecer por encima de su potencial durante años, a menos que el PIB potencial se eleve de manera espectacular.

Eso no es imposible: un gran adelanto tecnológico podría hacerlo. Pero lo más probable es que una recesión, un desastre natural, una guerra o cualquier otro tipo de choque reduzcan drásticamente el PIB. Las proyecciones anteriores no tienen en cuenta esa posibilidad.

El PIB real puede superar el PIB potencial al final de un ciclo, pero por definición, dicho crecimiento es insostenible. Las aportaciones a los trabajadores con mayor producción disponible, la productividad, no pueden crecer lo suficientemente rápido, por lo que esos auges terminan en "boom".


Desencadenantes de la recesión

Aquí es donde estamos:

  • La expansión actual es larga en dientes, lo que sugiere que una recesión podría comenzar en cualquier momento.
  • El crecimiento del PIB está por encima del potencial, lo que también apunta a la recesión en el futuro cercano.
  • La Fed se está ajustando, pronto se unirán otros bancos centrales.
  • Los préstamos del Tesoro probablemente aumentarán en los próximos años a medida que aumenten los déficits.
  • Bitcoin y otras criptomonedas se ven cada vez más como burbujas.

Todo eso está sucediendo incluso si no tenemos sorpresas. Guerra con Corea del Norte, una ruptura del TLCAN, una crisis bancaria china, un duro Brexit, cualquiera de ellos podría extinguir el crecimiento global.

Mi principal temor cuando entramos en 2017 fue que la Fed se apretaría demasiado y demasiado rápido, empujando a la economía a una recesión deflacionaria. Sigo pensando que ese es el escenario más probable.

Con esta factura de impuestos aprobada en su forma actual, la recesión puede ocurrir antes y profundizar. El ajuste combinado fiscal y monetario podría ser el desencadenante.

Sin embargo, primero podríamos obtener un repunte inflacionario azucarero, que podría durar un tiempo. El PIB estuvo por encima del potencial durante cuatro años a fines de la década de 1990 y durante más de un año en la locura por la vivienda.

Esos fueron momentos divertidos mientras duraron. Entonces la diversión se detuvo.

Una cosa que estoy seguro de que no sucederá es otros 10 años de crecimiento ininterrumpido del 3% o 4% del PIB real, como prometen los políticos tan fácilmente.

Eso es pura fantasía.