Mostrando entradas con la etiqueta poder legislativo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta poder legislativo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 31 de enero de 2018

Inmigración y crecimiento en la economía de Trump

La inmigración es prácticamente un almuerzo gratis para América

Los recortes de impuestos son buenos y buenos, pero la forma más segura de estimular el crecimiento económico es permitir la entrada de más personas.
Por Neel Kashkari || The Wall Street Journal


A medida que el Congreso y la administración Trump debatan las reformas migratorias con importantes implicaciones legales y sociales, no deben perder de vista una verdad general: los sólidos niveles de inmigración son vitales para el crecimiento de la economía estadounidense.

Los legisladores de ambas partes, los legisladores y las familias quieren un crecimiento económico más rápido porque produce más recursos para financiar las prioridades nacionales y elevar los niveles de vida. Pero el crecimiento desde el final de la Gran Recesión ha sido frustrantemente lento, con un promedio de solo 2,2% neto de la inflación, frente al 3,6% de promedio entre 1960 y 2000.



Los republicanos esperan que los nuevos recortes tributarios hagan que la economía crezca más rápido. Pero si bien los planes de estímulo realmente pueden producir crecimiento al menos temporalmente, generalmente lo hacen al aumentar el déficit. ¿No pueden los encargados de formular políticas lograr un crecimiento más rápido sin aumentar aún más nuestra deuda nacional? Sí, y aumentar los niveles de inmigración es la manera más confiable de hacerlo.

El crecimiento económico a largo plazo proviene de dos fuentes: crecimiento de la productividad y crecimiento de la población. El crecimiento de la productividad significa que la misma cantidad de trabajadores puede producir más bienes y servicios. El aumento de la productividad proviene de una mejor educación (equipar a los trabajadores con mejores habilidades) y el desarrollo de la tecnología (brindando a los trabajadores herramientas más sofisticadas). El crecimiento de la productividad ha sido muy bajo durante esta recuperación, promediando solo 1.1% por año, por debajo del 2.1% de 1960 al 2000.

No podemos predecir si el crecimiento de la productividad volverá a los niveles anteriores por sí mismo. El Congreso podría decidir gastar más en educación o investigación básica para impulsar la productividad, pero lleva años que esas inversiones se traduzcan en una economía más productiva. Eso no significa que no valen la pena, pero los pagos son muy inciertos.

El crecimiento de la población impulsa el crecimiento económico porque una población más grande significa más trabajadores para producir cosas y más consumidores para comprar cosas. Pero como es verdad en la mayoría de las otras economías avanzadas, los estadounidenses tienen menos hijos. La población en edad de trabajar de EE. UU. Se ha estancado durante la última década.

La inmigración es prácticamente un almuerzo gratis para América
FOTO: ISTOCK / GETTY IMAGES
Usar la política pública para aumentar la tasa de fertilidad de la nación no es fácil. El Congreso podría tratar de crear incentivos económicos para que las familias tengan más hijos ofreciendo créditos impositivos y cuidado infantil gratuito, pero ambos serían costosos y demorarían años en acelerar el crecimiento de la población. La forma más segura de aumentar la población en edad de trabajar es a través de la inmigración.

La inmigración ha impulsado el crecimiento económico de EE. UU. A lo largo de la historia y puede continuar haciéndolo si el país sigue comprometido con la apertura y la oportunidad. Algunos opositores a la inmigración temen que los inmigrantes compitan con los estadounidenses nativos por empleos, pero la mayor parte de la investigación económica muestra que la inmigración ha conducido a un crecimiento general más rápido y un nivel de vida per cápita más alto.

Existe una competencia mundial por el talento entre los países para atraer a los trabajadores, incluidos los trabajadores altamente calificados para desarrollar nuevas tecnologías y los trabajadores menos calificados para apoyar la agricultura. Esta es una competencia que Estados Unidos ha ganado rotundamente década tras década. Mis padres, que inmigraron de India, y mi esposa, que inmigró de Filipinas, son ejemplos. Vinieron para terminar su educación, pero se quedaron debido a la cultura de bienvenida de los Estados Unidos y sus perspectivas de trabajo. Dada la opción de inmigrar aquí o prácticamente en cualquier otro país, la mayoría de los inmigrantes elegiría los EE. UU.

Las entradas de inmigrantes a los EE. UU. Son relativamente bajas según los estándares de la posguerra. Si el Congreso y la administración pueden implementar reformas que aumenten la inmigración legal en un millón de personas por año y adapten la política para priorizar a los trabajadores que satisfagan las necesidades de nuestra economía, la Fed de Minneapolis estima que el crecimiento aumentará al menos 0.5 puntos porcentuales al año bajo el supuestos más conservadores, sin un aumento correspondiente en el déficit. Esto cerraría casi la mitad de la brecha de crecimiento entre nuestra recuperación posterior a la recesión y la norma de finales del siglo XX. Y si algunos de esos inmigrantes o sus hijos resultaron ser el próximo Steve Jobs o Elon Musk, también podríamos resolver nuestros problemas de productividad.


La inmigración es lo más parecido a un almuerzo gratis que hay para Estados Unidos. Nuestra cultura de bienvenida nos brinda una ventaja competitiva injusta que a la mayoría de los países les encantaría tener. Usemos esa ventaja para ganar la competencia de inmigración y acelerar el crecimiento. Estaríamos locos por no hacerlo.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Cada legislador bonaerense cuesta lo que 130 maestros al año

Cada legislador bonaerense le cuesta $ 16 millones anuales a la provincia

Los parlamentarios disponen cada uno de hasta $ 240.000 mensuales para contratar empleados y de hasta medio millón al año para becas y subsidios sin control



LA PLATA.- La Legislatura de la provincia de Buenos Aires es probablemente uno de los mayores símbolos de la utilización de una institución como caja política. Maneja un presupuesto de 2191 millones de pesos al año, lo que significa que cada legislador bonaerense representa una erogación de 16 millones por año.
A esos montos se llegó luego de que en trámites a libro cerrado ambas cámaras aprobaran para este año un aumento de gastos en torno al 30% respecto de 2013.
La legislatura bonaerense, una caja que
beneficia a todos los actores políticos
de la provincia. Foto: LA NACION / Santiago Hafford
Dentro de este millonario presupuesto se incluyen los montos de entre 235.000 y 500.000 pesos al año que puede entregar cada legislador en becas y subsidios, prácticamente sin controles efectivos y con la posibilidad de solventar de allí favores y pagos políticos. También es importante la cifra de la que disponen para nombramientos de empleados, que oscila entre 160.000 y 240.000 pesos mensuales.
Esto hace que tanto el Senado como la Cámara de Diputados sean destinos muy codiciados políticamente, al punto de que muchos de sus miembros tienen décadas en sus bancas.
La magnitud de esos beneficios ha logrado que, independientemente del partido o bloque al que pertenezca el legislador, prevalezcan la defensa corporativa y los acuerdos legislativos por sobre los intentos de reforma y las demandas de transparencia. Y en algunos casos ha dado lugar a denuncias por supuestos pagos de sobornos.
El presupuesto de la Legislatura bonaerense es nueve veces superior al de la provincia de Córdoba, casi tres veces mayor al de Santa Fe y el doble del de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sólo es superado en montos por el Congreso Nacional.
La Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires tiene un presupuesto de 1252 millones de pesos para 92 legisladores, y el Senado distribuye 939 millones de pesos entre sus 46 miembros.
El Senado, presidido por el vicegobernador Gabriel Mariotto, se fijó una suba del 28,8% respecto de los 728 millones de 2013. Al igual que en la Cámara de Diputados, no hubo debate público, sino una votación exprés registrada horas después de la sanción del presupuesto general de la provincia, en noviembre pasado. La votación fue avalada por todos los bloques políticos sin debate público.
Cada senador tiene una dieta de 54.000 pesos. Pero esos ingresos pueden resultar insignificantes si se los compara con los millones de pesos que administran cada año. Según cifras oficiales, cada senador dispone de unos 4000 módulos, a valor de 60,86 pesos cada uno, para contratar empleados políticos. Es decir, unos 240.000 pesos mensuales, para pagar a sus "colaboradores". Disponen también de medio millón de pesos por año para becas y subsidios y subvenciones.
De los 1252 millones de pesos de presupuesto de Diputados, 845 millones corresponden a gastos de personal; otros 199 millones, a servicios no personales, y 175 millones, a bienes de transferencia. Hay 790 empleados de planta permanente con estabilidad, 149 cargos de planta temporaria, 92 cargos de planta permanente sin estabilidad y seis funcionarios de ley.
Cada diputado tiene una dieta de 30.000 pesos mensuales. Pero además reparte subsidios por 235.000 pesos al año y administra becas por un monto similar, además de unos 3000 módulos -a 53 pesos cada uno, es decir, 160.000 pesos- para contratar personal.
"Cada diputado se hace cargo de pedir los subsidios y de la entrega de los mismos. No estamos autorizados a difundir la nómina completa", dijo el secretario administrativo de la Cámara, Daniel Lorea, ante una consulta de LA NACION para ver los registros del dinero público.
Este registro es importante porque, según ex empleados de la Cámara, los beneficios no siempre llegan a los destinatarios: "Históricamente, los legisladores tienen militantes amigos a los que les piden el número de DNI y les sacan subsidios. Luego les entregan sólo una décima parte de ese dinero. O nada", admitió una ex funcionaria en estricto off the record.
Lo mismo sucede con los nombramientos de personal: "Piden el DNI a personas necesitadas a cambio de darles cobertura médica de IOMA y aportes jubilatorios. Ellos se quedan con el dinero de los contratos", explicó la fuente, que fue secretaria de distintos legisladores durante más de diez años.
"Es una locura. Si supiéramos de estas maniobras, sólo podríamos denunciarlas", se defendió el director administrativo del Senado, Ignacio Cingolani.
Los manejos económicos llegan, según algunas fuentes, a niveles más altos. A puertas cerradas y en estricta reserva, el relato de ex empleados da cuenta de supuesto reparto de dinero en efectivo entre los legisladores a la hora de votar leyes controvertidas. "Hubo épocas en las que el dinero llegaba en valijas o bolsos. Los legisladores se encerraban en los despachos de los presidentes de bloque y se repartían las pilas de dinero en sobres", dijo a LA NACION una fuente que trabajó con distintos presidentes de bloques.
El diputado Ricardo Vago (FAP) admitió a LA NACION: "Yo nunca vi reparto de dinero en efectivo. Pero con la ley Siam -expropiada en 2012 a una cooperativa de trabajadores para ser entregada a un empresario cercano al poder- me dijeron: «El tipo [no aclara quién] tiene una habitación llena de euros en Puerto Madero». Eso se corrió en el momento de la votación. Nuestro bloque votó en contra, pero otros se dieron vuelta entre la reunión de labor parlamentaria y la votación", aseguró el legislador.
"Es todo fantasía", replicó Lorea. "No es real. Quien tenga pruebas debe denunciarlo", desafió.
El botín económico es tan preciado que algunos senadores y diputados llevan décadas reconvertidos en representantes de distintos partidos. Por caso, el diputado Alfredo Antonuccio permanece desde hace 23 años. Llegó en 1991 por el PJ. Tras militar y presidir el bloque del Frente para la Victoria, ahora es diputado por el Frente Renovador. Otro caso emblemático es el senador Patricio García, ex intendente de Florentino Ameghino, quien llegó al Senado en 1997, durante la gobernación de Eduardo Duhalde.
Para enfrentar el problema, Mariotto dispuso bancarizar todos los pagos, pero algunos son escépticos sobre los alcances de la medida.
"Igual, las secretarias de los bloques se quedan con las tarjetas de los empleados contratados. Cobran, entregan una porción del salario a los militantes y el resto se lo quedan. Lo mismo sucede con los subsidios: les cobran los cheques", dijo a LA NACION un representante gremial que conoce los movimientos de la Cámara alta.
"Es imposible. Las tarjetas electrónicas de los empleados contratados llegan al banco. Y ahí las debe retirar el beneficiario, al igual que los cheques, que se hacen a nombre del destinatario", dijo Cingolani, el director general de Administración del Senado.

CIFRAS DE UNA CAJA MILLONARIA Y SIN CONTROL

  • $ 2191
millones
Es el presupuesto de la Legislatura bonaerense para este año. Es la caja política más grande de todo el país
  • $ 16
millones
Es lo que cada legislador bonaerense le cuesta al Estado por año. Integran el Poder Legislativo de la provincia 92 diputados y 46 senadores
Aumento sin debate
El Senado y la Cámara de Diputados aprobaron subas de 30% en sus gastos en sesiones exprés y a libro cerrado
Silencio unánime
La falta de transparencia es avalada por todos los bloques, que usan el dinero para financiar sus partidos
  • $ 240.000
En módulos
Cada senador recibe esa cifra por mes para pagar a sus colaboradores, además de su dieta de $ 54.000. Y disponen de $ 500.000 para becas y subsidios
  • $ 395.000
En personal y becas
La cifra surge de sumar los $ 235.000 que cada diputado reparte en subsidios y los $ 160.000 para contrataciones. La dieta es de $30.000.