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jueves, 9 de julio de 2015

Una utopía liberal irlandesa

Derecho privado en la Isla Esmeralda


Autor: Finbar Feehan-Fitzgerald

Ha habido muchas objeciones notables a la anarquía a lo largo de los años, sin que la menos importante sea la producción privada de seguridad y justicia. Hasta el gran Ludwig von Mises rechazaba abiertamente la producción privada del derecho. Sin embargo, hay numerosos ejemplos de producción privada del derecho y no es solo una idea que se haya limitado a la teoría sino que ha existido y funcionado en la práctica. Para los fines de este artículo solo nos ocuparemos de uno: La brehon o primer derecho irlandés.

El derecho brehon era un antiguo sistema legal irlandés que sobrevivió hasta principios del siglo XVII. Este sistema legal nativo estaba completamente desarrollado antes y continuó a pesar de las invasiones cristianas, danesa y anglonormandas de Irlanda (aunque se vio algo afectado por cada acontecimiento).

Aunque se desconoce la fecha exacta de creación del sistema legal, las evidencias existentes sugerirían que se desarrolló durante la Edad del Bronces (del 2300 al 900 a. de C.). También hay evidencias que sugerirían que el mayor desarrollo de, al menos una forma rudimentaria del derecho tuvo lugar entre los siglos XVIII y XIII a. de C.

Las leyes eran más un derecho civil que penal, que afectaba al pago de una compensación por el daño causado y la regulación de la propiedad, la herencia y los contratos. El concepto de castigo del delito administrado por el estado era extraño para los antiguos juristas irlandeses.

El Código de Brehon formaba un gran cuerpo de derecho civil, militar y penal. Regulaba los distintos niveles de la sociedad, desde el “rey” hasta el esclavo y enumeraba sus diversos derechos y privilegios. Eran reglas detalladas para la gestión de la propiedad, para los diversos sectores (construcción, cervecerías, molinos, cursos fluviales, represas de pesca, abejas y miel), para la apropiación de bienes, para diezmos, invasiones y evidencias. La relación entre terrateniente y arrendatario, las tarifas de los profesionales (doctores, jueces, maestros, constructores, artífices), las obligaciones mutuas de padres e hijos, de padres adoptivos e hijos adoptivos, de amos y sirvientes, todas estaban reguladas cuidadosamente. En la parte que corresponde a lo que hoy es el derecho penal, se distinguen cuidadosamente los distintos delitos: asesinato, homicidio, atracos, lesiones, robos y todo tipo de daños dolosos y accidentales con mayales, mazos, máquinas y armas de todos los tipos. Y la cantidad de indemnización se establece con detalle para casi cualquier tipo posible de daño.

La ley de Brehon permaneció como derecho de los irlandeses hasta las matanzas de Cromwell del siglo XVII. La supervivencia de la ley durante casi tres milenios es testimonio del sentido del honor que tenía la gente a la que se aplicaba. Las leyes eran leyes de usuarios. Es decir, obtenían su autoridad de la opinión pública. Eran la expresión del poder moral del pueblo al que regían. El poder moral era el código de honor reflejado a través de los textos de los sabios y del derecho antiguo. La pabra de una persona era su garantía.

Como leyes de usuarios, no podían cambiarse sin aprobación pública. Así que cualquier modificación de las leyes existentes o aplicación de otras nuevas solo podía lograrse en un foro abierto del pueblo en asamblea. Por tanto, aunque algunas personas podían hacer campaña por una ley concreta, hacía falta un voto mayoritario de personas “libres” para proceder a su aplicación. El derecho de Brehon era realmente un derecho del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Fue el papel histórico del tuath (el gobierno irlandés), que consistía en todos los “hombres libres” que poseían tierras, todos los profesionales y todos los artesanos, el de aplicar la ley. Había una asamblea anual de todos los miembros del tuath que decidían todas las políticas comunes, declaraban la guerra o la paz y otros asuntos y elegían o deponían a sus “reyes”. También hay que señalar que nadie estaba obligado o ligado a un tuath individual y era libre (y a menudo lo hacía) de salirse de un tuath y unirse a otro en competencia. Así que los tuath eran asociaciones voluntarias que estaban compuestas por las propiedades territoriales de sus miembros voluntarios. Los tuath eran capaces de garantizar ley y orden a través de un complejo sistema de fianzas.

Como la aplicación de la ley no era una función del estado o el rey en el tuath irlandés, era completamente dependiente de cada parte en una acción o demanda para proporcionar fianzas que garantizarían que se acataría el juicio del tribunal del Brehon.

La evaluación de la propiedad de un hombre (sus características y valor) era un aspecto crucial del sistema legal, pues si iba a participar en el complejo sistema de fianzas, que era el mecanismo básico por el que se aplicaba todo el derecho, era asimismo vital evaluar el precio del honor de un individuo, otra parte esencial del sistema judicial irlandés.

El precio del honor era el pago debido a cualquier hombre libre si se dañaban o impugnaban sus derechos de honor de cualquier manera por otra persona. Podían invocarse por la violación de cualquier contrato, cualquier acto de violencia a una persona o sus dependientes, cualquier invasión de sus derechos de propiedad o incluso por el uso malicioso de la “sátira” sin causa que dañara su reputación. Por tanto, el precio del honor era asimismo esencial en el funcionamiento del sistema de fianzas por cuyo medio se ejecutaban todas las sentencias de los tribunales de Brehon.

Los brehones, aunque a menudo descritos inapropiadamente como jueces, eran realmente árbitros y juristas del gobernante. Originalmente, en tiempos prenormandos, era el Ri (rey o reina) el que llevaba el julio cuando era necesario, siguiendo la recitación de la ley aplicable y el consejo del brehón. No fue hasta finales del siglo XII cuando los expertos legales empezaron a ser nombrados como jueces. Sin embargo, incluso entonces se limitaban en general a las áreas dominadas por los normandos donde se realizaban estos nombramientos. El irlandés residente rechazaba tenazmente renunciar a sus viejas costumbres. Hasta el siglo XVII no se derogoó finalmente el derecho de Brehon.

Como consecuencia de que las normas legales se iban complicando muy frecuentemente y había que hacer muchas consideraciones, una persona extraña no podía esperar dominar los detalles. Sin embargo, aunque el campo del derecho era limitado, los brehones tenían que ser extremadamente cautelosos, pues si se les consideraba culpables de dar una sentencia legal falsa, perdían su tarifa y el brehón inapropiado también era responsable por daños.

La duración de la ley fue bastante asombrosa. Existiendo en Irlanda desde mucho antes de la era cristiana, siguió siendo el sistema favorito de irlandeses y normandos al tiempo hasta el siglo XVII y el reinado de la Reina Isabel. Fue así a pesar del hecho de que los escritores ingleses fueron siempre duros en su condena del derecho de Brehon y las leyes del Parlamento que se aprobaron contra él. Incluso el Parlamento llegó a declarar su utilización como un acto de traición a los colonos ingleses. Desafiando esas prohibiciones, los ingleses que vivían fuera del palio (la zona dominada por los ingleses) adoptaron el derecho de Brehon.

La razón de la persistencia del derecho de Brehon era la propia gente. Todo el corpus existente de literatura de Irlanda demuestra el gran respeto del pueblo irlandés por la justicia y la ley y un aborrecimiento de las decisiones injustas. Como ha escrito una importante autoridad en el derecho irlandés: “No había parlamento, ni alguaciles, ni policía, ni aplicación pública de la justicia. (…) No había ninguna traza de justicia administrada por el Estado”. Todavía a principios del siglo XVII, Sir John Davies, el fiscal general de Jacobo I declaraba; “No hay nación de gentes bajo el solo que ame la justicia igual e indiferente mejor que los irlandeses”.

Sin embargo, aunque el sistema funcionara de forma privada, uno se sigue preguntando si era libertario o incluso estaba de acuerdo con los principios capitalistas. La respuesta a esta pregunta es casi seguro que sí.

La propiedad en Irlanda era en general absoluta, salvo algunas limitaciones mínimas.

El hecho de que los derechos de propiedad fueran supremos se reflejaba en el hecho de que los individuos se diferenciaran por medio de un sistema de clases basado en la cantidad de propiedad acumulada y que la única forma por la que los individuos podían ascender en dicho sistema de clases era mediante la acumulación de propiedades.

Aunque la sociedad irlandesa bajo el derecho de Brahon estuviera dominado por los varones, las mujeres tenían más libertad, independencia y derechos de propiedad que en cualquier otra sociedad europea del momento.

Está bastante claro que las mujeres eran absolutamente iguales a los hombres en asuntos de propiedad. Una mujer era libre de casarse con quien escogiera. Ni el marido ni la esposa podían vender, intercambiar o realizar contratos por la propiedad de otro. Ambos podían divorciarse. Tras el divorcio, la propiedad se dividía en la misma proporción que tenía cada uno al casarse.

Considerando todos estos hechos, a uno se le podría perdonar preguntar: ¿por qué entonces Irlanda nunca experimentó una revolución industrial?” La respuesta a esta pregunta es bastante compleja y en buena medida desconocida. Aunque tenemos muchos conocimientos sobre factores que afectaron a la economía justo antes y después de la desaparición del sistema de Brehon, hay una importante falta de investigación y conocimiento de factores que afectaron a la economía antes de esta época. Por ahora, lo mejor que podemos hacer en contentarnos con una explicación de por qué la economía irlandesa estaba decayendo después del siglo XVI.

Las razones de ello son, por supuesto, múltiples y exceden el ámbito de este artículo, pero algunas de las principales pueden apuntarse brevemente a continuación.

Primero, merece advertirse que la isla estuvo sujeta a una guerra casi constante desde la rebelión de Silken Thomas en 1534. Desde 1534 a 1919 hubo 15 rebeliones. Estas guerras fueron a menudo devastadoras y solo las Guerras Confederadas de Irlanda de 1641 a 1653 produjeron una reducción de la población de casi el 50% según algunas estimaciones. Fue después de estas guerras cuando el sistema legal de Brehon empezó a desaparecer. Los derechos de propiedad se olvidaron y la propiedad de los irlandeses nativos fue confiscada y su posesión transferida a los colonos ingleses y simpatizantes de Inglaterra.

Por si no fuera bastante, se introdujo una seri de leyes estrictas (conocidas como las leyes penales) en 1695 por parte del gobierno británico, que no fueron derogadas finalmente hasta la década de 1820. Estas leyes se impusieron para intentar obligar a los católicos irlandeses a convertirse al protestantismo, aunque sus efectos no se limitaban únicamente a la religión y en la práctica tuvieron profundos efectos económicos.

Estas leyes prohibían a los católicos (a) tner armas, (b) ser profesionales, excepto en medicina, (c) intervenir en política, (d) poseer terrenos, (e) recibir educación, excepto en la fe protestante o (f) poseer un caballo que tuviera un valor superior a 5₤. Se han considerado como

Una maquinaria inteligente y bien elaborada, apropiada asimismo para la opresión, el empobrecimiento y la degradación de un pueblo y el envilecimiento en el mismo de la propia naturaleza humana, como nunca desarrollada por el pervertido ingenio del hombre.
A la vista de estos hechos apenas debería sorprender que la economía de irlanda no floreciera y se desarrollara a la par durante el resto de Europa en esos tiempos. Sin embargo, uno aún se pregunta por qué Irlanda no disfrutó de un enorme crecimiento económico antes de estos acontecimientos. ¿Había algún defecto en cómo se asignaban los derechos de propiedad que impidiera una acumulación masiva de capital? El asunto está disponible para realizar más investigaciones.

Mises Hispano

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Por estafa y fraude, a trabajos comunitarios... funcionaría?

Ladrones y estafadores convictos se les debería evitar la cárcel
El experto legal académico Andrew Ashworth dice que las penas de prisión sólo deben utilizarse para los delitos más graves. ¿Vos que opinás?
Adam Withnall - The Independent


Uno de los profesores de derecho de más alto rango en el Reino Unido ha dicho que la cárcel no debe ser utilizado para castigar a los delincuentes condenados por robo y fraude.

Andrew Ashworth, el profesor Viner del Derecho Inglés en la Universidad de Oxford, dijo que las penas de cárcel, ya que el castigo más severo a disposición de las fuerzas del orden, se deben reservar sólo para los delitos más graves.

Mientras que los que cometen delitos de carácter violento, amenazante o sexual aún debe enfrentar penas de prisión, "delitos contra la propiedad pura" debería ser tratado a través de una compensación para las víctimas y el trabajo comunitario, de acuerdo con un folleto publicado por la Liga Howard para la Reforma Penal.

La Liga Howard dijo que distribuirá el panfleto, titulado "What If prisión fueron abolidos por delitos del inmueble", a los tribunales cada magistrados en Inglaterra y Gales.

De acuerdo con el profesor Ashworth, aunque puede haber algunas excepciones, una pena de prisión sólo es verdaderamente vale la pena considerar que la víctima se dirige a causa de su vulnerabilidad. También rechazó la idea de que aquellos que continuamente cometen delitos contra la propiedad con el tiempo deben ser encarcelados.

El folleto dice que 20.000 personas van a la cárcel cada año por robo o posesión de bienes robados, y que la eliminación de estas sentencias podrían ahorrar alrededor de 230 millones de libras al año.

Profesor Ashworth dijo: "Si alguien se enviará a prisión y privación de libertad por un delito que implique violencia, ni las amenazas ni asalto sexual?

"En cambio, la prioridad debe ser la de hacer frente a esos delitos en la comunidad, dando prioridad a la indemnización o reparación a la víctima y, cuando el delito sea suficientemente grave, la imposición de una sentencia de la comunidad."

Frances Crook, director ejecutivo de la Liga Howard, dijo: "En un momento en que se achican todos los ámbitos de las finanzas públicas, poniendo en peligro las escuelas, los hospitales y la policía, es hora de que nuestros políticos tomen algunas decisiones difíciles sobre exactamente quién se deben enviar a la prisión".

Sin embargo, un portavoz de Victims Support, dijo que las sentencias comunitarias perderían la confianza pública si los delincuentes sabían que podían cometer el mismo delito una y otra vez y nunca pagarían con prisión.

"Las víctimas nos dicen que quieren más que nada el castigo al crimen y al criminal no volver a delinquir", dijo el portavoz.

"La pena privativa de la comunidad puede ser apropiado en algunos casos de delitos contra la propiedad, pero no en otros, porque tipo de delito no es un indicador fiable del impacto de un delito tiene sobre una víctima individual.

Y el ministro de Justicia Damian Green le dijo a la BBC: "Las personas que cometen estos delitos devastan vidas y causan indecibles sufrimientos en nuestras comunidades."

"Este gobierno no tiene ninguna intención de cambiar la ley para evitar que los jueces envían a prisión. Es justo que tienen toda la gama de opciones de sentencia a su disposición ".

viernes, 26 de abril de 2013

Economía del Derecho en Argentina


Economistas y abogados, una sociedad a punto de perder el juicio




¿Por qué los tiburones no se comen a los abogados cuando los encuentran nadando en el fondo del mar? Cortesía profesional. Chistes de especialistas en derecho hay miles, y en general se ríen de la falta de escrúpulos en este campo. Los de economistas, en cambio, resaltan el lugar común que remite a gente aburrida y alejada de la realidad. Sin embargo, aún con estereotipos distintos, ambas disciplinas están cortejándose cada vez más a nivel académico. La denominada "economía del derecho" trata de unir culturas, creencias y hasta lenguajes distintos para construir una zona de proyección mutua.
"Parece mentira que ambas carreras, siendo ciencias sociales que lidian con problemas con tantos puntos en común, tengan tan poca interacción", cuenta Pamela Tolosa, una abogada que da clases en la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca) y trabaja en un grupo multidisciplinario con economistas, que ya produjo trabajos que están siendo incorporados en fallos judiciales. "En Estados Unidos, los abogados tienen que hacer primero una carrera distinta, y muchos eligen economía, con lo cual la colaboración es mucho más habitual. En América latina estamos menos acostumbrados al trabajo conjunto", sigue Tolosa.

Los cruces se acentuaron en los últimos años con el desarrollo de la economía del comportamiento y la economía experimental, que están aportando descubrimientos que sirven para mejorar el diseño y la aplicación de leyes. Hugo Acciari, también de la UNS, cuenta una historia que vincula a un trabajo de economía conductista y psicología experimental con el proyecto de Código Civil y Comercial argentino, que en su artículo 1710 habla sobre el "Deber de prevención del daño": "Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no justificado; b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero sería responsable". Acciari sostiene que, por más bienintencionada que sea la norma, será de difícil aplicación en tanto la psicología cognitiva ya demostró que en situaciones en las que muchas personas son testigos de un ilícito, la responsabilidad tiende a diluirse y suben las chances de que nadie actúe.
El académico de la UNS alude al denominado "efecto Genovese" o "efecto transeúnte", muy popular en los más recientes libros de economía no convencional. El 13 de marzo de 1964, Kitty Genovese, una joven que trabajaba en un bar de Manhattan, fue apuñalada a 30 metros de la entrada de su edificio, en Brooklyn, y murió a las pocas horas. Hubo más de 30 testigos que vieron o escucharon algo fuera de lo común, pero nadie llamó a la policía. A Bibb Latané y John Varley, psicólogos de la Universidad de Columbia, el hecho les llamó mucho la atención y contrataron un actor para que simulara ataques epilépticos en distintas locaciones de Nueva York. Y hallaron que las chances de que alguien ayudara al actor eran mucho menores en una hora pico en Times Square (con responsabilidad altamente diluida) que en una calle con muy pocos transeúntes. "Si la intención [del proyecto de Código] es prevenir, es importante que quienes puedan hacerlo de modo más efectivo, rápido y sencillo «sientan» que deben ser ellos y no otros, quienes deben hacerlo", marca Acciari.
La dilución de la responsabilidad que se da con el "efecto transeúnte" es un resultado que en su momento quedó encapsulado en revistas académicas de psicología y en la última década saltó a la literatura de management y economía de autoayuda, con consejos prácticos que surgen de allí. Por caso: que no conviene mandar mails grupales si se pretende que del otro lado se accione, sino correos individuales.
El grupo de Bahía Blanca de análisis económico del derecho usó modelizaciones matemáticas típicas de esquemas de economía para atacar dilemas de procesos judiciales. Por ejemplo, demostraron que ser insolvente no es meramente una variable exógena, sino que puede resultar de una decisión racional y que eso repercute en las medidas de prevención que se adopten para prevenir daños. O que es mejor usar fórmulas para calcular indemnizaciones por daños personales que no hacerlo. O que la tasa de interés que fijen los jueces no sólo determina ganadores y perdedores, sino que influye en qué medidas se tomen para prevenir daños y cuánto duren los juicios.
Ignacio Mazzocco es un abogado de 36 años que fundó y dirige la ONG La Noble Igualdad, destinada a "traducir" el sistema legal argentino (para muchos oscuro y encriptado) para personas no especializadas en derecho. En sus trabajos, Mazzocco utiliza conceptos que vienen siendo analizados y modelizados por la economía del comportamiento, como la "ignorancia racional": en determinadas situaciones, es más el costo (en tiempo, sobre todo) de informarnos sobre determinados temas que el impacto (o beneficio) que pueda tener informarnos sobre esas cuestiones. ("Por caso, leer completas las plataformas de los partidos políticos antes de emitir nuestro voto", grafica Mazzocco).
Así, las fronteras entre la "economía del derecho" y las corrientes de comportamiento y experimentales se van diluyendo. Y lo mismo sucede con otro vecindario cercano, el de la economía institucional. Mariano Tommasi, profesor de la Udesa y un referente académico en este último campo, destaca que las nuevas zonas híbridas tienen protagónicos más compartidos entre abogados y economistas. "En décadas anteriores, los economistas estábamos acostumbrados a «colonizar» con nuestro enfoque los nuevos terrenos que abordábamos, a la [Gary] Becker. Hoy el diálogo entre las dos disciplinas es mucho más parejo", resalta.
Cuando conversó el jueves a la mañana con la nacion, Tommasi estaba en Ezeiza, volviendo de Washington, donde presenció las recientes discusiones por la deuda argentina que tienen un intercambio muy intenso y periódico entre economistas y abogados. "Este desdibujamiento de las fronteras de ambas disciplinas es un fenómeno de la última década", explica.
¿Podrán los economistas y los abogados, en un futuro cercano, trabajar en armonía y con un idioma y un enfoque que los acerque más de lo que están hoy? ¿Incorporarán las carreras de grado en la Argentina más currícula cruzada entre estos dos mundos? Y, lo más importante: ¿seguirán los tiburones en el fondo del mar evitando comerse a los abogados por cortesía profesional? Su Señoría, la fiscalía se retira, no tiene más preguntas..