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lunes, 8 de enero de 2018

Las expectativas siguen guiando la alta inflación argentina

Son las expectativas, estúpido


Por MARTIN TETAZ | El Día
@martintetaz




Todo el mundo recuerda esa famosa frase que llevó a Clinton a la presidencia de los Estados Unidos: “Es la economía, estúpido” fue el mantra que mostró que a la gente, incluso por encima de la guerra, le importaba el bolsillo.

A una semana de los anuncios de cambios en las metas de inflación, todo parece indicar que el Gobierno no entendió que bajar la velocidad de aumento de los precios depende casi exclusivamente de quebrar las expectativas de productores y consumidores, de gremialistas y empresarios.

Sé que mucha gente piensa que los responsables de los aumentos son cuatro o cinco empresarios inescrupulosos que remarcan por angurria, para ganar más; los dueños de los supermercados son los principales sospechosos. Otros creen que es por culpa de los Moyanosque buscan salarios que no se corresponden con su productividad. Pero los empresarios que buscan ganar dinero a toda costa y los gremialistas que persiguen rentas por monopolizar la representación de los trabajadores, existen en todas partes y sin embargo solo en 10 de los 153 países para los que el Banco Mundial tiene datos, hay más de 10% de inflación.

“El Gobierno tenía la chance de bajar la inflación por goteo. Hoy esa capacidad está en duda”

No existe tampoco nada particular en los países latinoamericanos, como creía el estructuralismo de la CEPAL, a mediados del siglo pasado. Solo Venezuela y Argentina tienen inflación.

No es el dólar. En los últimos 12 años fue más el tiempo que el billete verde estuvo virtualmente congelado, no obstante, los precios volaban. Tampoco es solo la emisión para financiar el déficit, que en 2015 representó 4,4% del PBI y se redujo drásticamente hasta ser solo 1,5% del producto durante el año pasado.

Estamos en un régimen inflacionario en el que todo el mundo piensa que la velocidad de los precios es entre 20 y 25% anual y en ese rango pivotean los alquileres, las paritarias y la mayoría de los contratos de la economía. En ese contexto un Banco Central con poca reputación busca coordinar las expectativas del público a la baja, con un mecanismo por el cual la cantidad de dinero responde de manera casi automática al requerimiento del mercado.

El enfoque del Banco Central no es en realidad tan monetarista como muchos creen, porque lo único que hace es subir las tasas de interés para convencer al público de que habrá menos inflación y será necesario menos dinero. Pero si la gente no cree eso y todos siguen esperando mucha inflación, incluso las tasas que parecen altas son vistas como relativamente baratas. Me explico; una tasa del 29% es altísima si usted espera 15% de inflación, pero si lo que se piensa es que los precios subirán un 25% en un año, ese 29% de las Lebacs implica una rentabilidad real de solo 3,2% que no es nada extraordinaria.

SI NO CAMBIA EL CHIP NO BAJAN LOS PRECIOS
El profesor Juan Carlos De Pablo suele comentar siempre la experiencia de la hiperinflación alemana del 22-23 del siglo pasado, que se terminó de manera casi instantánea con la introducción del Rentenmark en noviembre de 1923. Argentina tuvo también casos exitosos de freno brusco de los precios tanto en el Plan Austral, que a la postre fracasó, como con la Convertibilidad. Estos tres episodios tienen dos denominadores comunes; uno de forma y otro de fondo. El de fondo es el cambio de régimen. De movida queda claro que hay un antes y un después, que cambian las reglas de formación de precios y emisión de dinero. Además, existe un elemento marketinero que tiene que ver con el cambio del signo monetario y que apunta a generar un efecto psicológico que convenza al público que las reglas de juego han sufrido una ruptura.

“El problema del gradualismo es que por diseño fracasa en generar ese cambio de chip”

El problema del gradualismo es que por diseño fracasa en generar ese cambio de chip y hace muy difícil el trabajo, porque amplios sectores de la población, incluyendo un grupo no menor del círculo rojo que influye en la política y en la economía, no perciben los cambios. En el aula magna de la universidad, con académicos enfrente y una hora de exposición, Sturzenegger puede mostrar el éxito (mas cualitativo que cuantitativo) del modelo de metas que está implementando. Es cierto que los precios que se forman por el libre juego de la oferta y la demanda, los no regulados que los economistas llamamos “inflación núcleo”, están creciendo más despacio. Pero también es verdad que la velocidad a la cual pierden aceleración es tan lenta que resulta difícil de captar por los sentidos.

El psicólogo alemán Gustav Theorod Fechner, por ejemplo, descubrió en el siglo XIX un fenómeno que denominó “diferencial apenas perceptible” que es el que explica por qué son tan divertidos esos juegos de fotos que convierten a una persona en otra, a través de pequeños cambios que se van produciendo en una suerte de degradé de cinco imágenes. Simplemente, nuestra percepción tiene la capacidad de notar cambios de una magnitud importante y esa es la razón por la cual las empresas, durante las crisis, nos engañan sacándole una galletita al paquete o convirtiendo el envase de 500 gramos en uno de 480.

Hasta la semana pasada, el Gobierno tenía la chance de bajar la inflación por goteo. Hoy esa capacidad está en duda. Si el martes el Central persiste en sus tasas altas quedará alguna posibilidad de que siga haciéndolo, suponiendo que Sturzenegger aguante la presión política de Jefatura de Gabinete. Si, por el contrario, baja fuerte las tasas, habrá pocas probabilidades de que baje la inflación. Salvo que cambie por completo el régimen.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Econ 101: El modelo de islas de Lucas

El modelo de islas de Lucas 


Wikipedia

El modelo de islas de Lucas es un modelo económico de la relación entre la oferta monetaria y de precios y cambios de salida en una economía simplificada utilizando las expectativas racionales. El modelo fue formulado por Robert Lucas en el documento "Expectations and the Neutrality of Money" sobre el comercio de dos "mercados separados físicamente".

El modelo contiene un grupo de N islas, con un individuo en cada uno. Cada individuo produce alguna cantidad Y, que se puede comprar por cierta cantidad de dinero M. Las personas utilizan el dinero de un número determinado de veces para comprar una cierta cantidad de bienes que costó un precio determinado. En la teoría cuantitativa del dinero, esto se expresa como MV = PY, donde los tiempos de la oferta monetaria de velocidad es igual a la de los precios de salida.

Lucas introdujo entonces la variación en el nivel de precios. Esto puede ocurrir a través de los cambios en el nivel de precios locales de las islas individuales debido al aumento o disminución de la demanda (es decir, las preferencias asimétricas, z) oa través de procesos estocásticos (aleatoriedad) que no se pueden predecir (e). Sin embargo, el habitante de la isla sólo se observa el cambio de precio nominal, no los cambios en los precios de los componentes. Esencialmente, todos los precios pueden estar aumentando, en cuyo caso el isleño quiere producir la misma, ya que su ingreso real es el mismo, que se muestra por (e). O el precio de su producto va en aumento y que otros no lo son, que es z, en cuyo caso se quiere aumentar la oferta debido a un precio más alto. El isleño desea responder a z pero no al correo, pero ya que él solo puede ver el cambio de precio total p, (p = z + e) ​​que comete errores. Debido a esto, si se amplía la oferta de dinero, haciendo que la inflación general, que aumentará la producción a pesar de que no está recibiendo lo más alto de un precio como piensa (confunde algunos de los precios como un aumento en z). Esto exhibe una relación curva de Phillips, ya que la inflación se relaciona positivamente con la producción (es decir, la inflación está negativamente relacionada con el desempleo). Sin embargo, y este es el punto, la existencia de una curva de Phillips de corto plazo no lo hace el banco central capaz de explotar esta relación de una manera sistemática. Aunque se espera que los agentes económicos para responder a los cambios en el nivel de precios, el banco central no es capaz de controlar la economía real. Desde pueden ocurrir cambios erráticos en el entorno macroeconómico (interpretado como ruidos blancos) y los agentes se supone que son totalmente racional, el control de la economía real (el desempleo y la producción) sólo es posible a través de las sorpresas (o, en otras palabras, acciones inesperadas de política monetaria) que, sin embargo, no puede ser sistemática. [1]



El giro es que debido a las expectativas racionales incluidas en el modelo, el isleño no es engañado por la inflación a largo plazo, ya que incorpora esto en sus predicciones y correcta identifica esto como pi (inflación tendencial de largo plazo) y no z. Esta es esencialmente la política de Ineficacia Proposición. Esto significa, en el largo plazo, la inflación no puede inducir aumentos en la producción, lo que significa que la curva de Phillips es vertical.

Una consecuencia importante de la islas modelo de Lucas es que requiere que distingamos entre los cambios previstos y no previstos en la política monetaria. Si se anticipan cambios en la política monetaria y los cambios resultantes en la inflación, entonces los isleños no son engañados por los cambios de precios que se observan. En consecuencia, no van a ajustar la producción y la neutralidad del dinero se produce incluso en el corto plazo. Con los cambios imprevistos en la inflación, los isleños se enfrentan al problema de la información imperfecta y se ajustará la producción. Por lo tanto, la política monetaria puede influir en la producción únicamente mientras se sorprende individuos y las empresas en una economía.




Referencias


  1. Galbács, Peter (2015). "Monetary Policy in the New Classical Framework". The Theory of New Classical Macroeconomics. A Positive Critique. Heidelberg/New York/Dordrecht/London: Springer. pp. 149–219. ISBN 978-3-319-17578-2.
  2. Barro (1978). "Unanticipated money growth, output and the price level". Journal of Political Economy 86: 549–80. doi:10.1086/260699.
  3. Ellison, Martin. "University of Warwick: Lecture notes in Monetary Economics, Chapter 3" (PDF).
  4. Galbács, Peter (2015). The Theory of New Classical Macroeconomics. A Positive Critique. Heidelberg/New York/Dordrecht/London: Springer. ISBN 978-3-319-17578-2.
  5. Lucas, R. E., Jr. (1972). "Expectations and the Neutrality of Money". Journal of Economic Theory 4 (2): 103–124. doi:10.1016/0022-0531(72)90142-1.
  6. Lucas (1973). "Some International Evidence on Output-Inflation Trade-offs". American Economic Review 63: 326–334.
  7. Lucas (1975). "An Equilibrium Model of the Business Cycle". Journal of Political Economy 83: 1113–1144. doi:10.1086/260386.

sábado, 25 de octubre de 2014

Argentina: Dolar, inflación, expectativas y desgobierno

Dólar, Inflación y Expectativas
Economía del Comportamiento

Como vimos en los últimos meses en Argentina, el precio del dólar y la inflación están íntimamente relacionados. Por supuesto, ello no quiere decir que la inflación solo pueda ser causada por cambios en el precio del dólar; el espectacular aumento de los precios entre 2006 y 2013, cuando el dólar estaba virtualmente congelado, desmiente esta hipótesis.

En resumen; el precio del dólar se traslada al precio de todos los bienes transables de la economía, que son aquellos que potencialmente podrían ser exportados o importados, independientemente de que efectivamente se comercien con el resto del mundo.

Esto es así porque ningún productor de un bien que eventualmente pueda vender afuera por 100 dólares, por ejemplo, aceptará venderlo internamente por menos plata, perdiendo dinero. Y porque cualquier industrial que produce bienes que compiten con las importaciones, puede subir los precios si sube el dólar (porque la competencia de afuera estará más cara en pesos), del mismo modo que debe bajar los precios si baja el dólar, porque el producto importado entrará más barato y le robará el mercado.

Obviamente, en la economía no hay ningún bien que sea 100% transable, ni ninguno que sea 100% no transable. Todos los bienes y servicios usan insumos que se pueden importar y exportar, pero también dependen en distintas proporciones de componentes que no es posible comprar afuera, como el transporte, la logística de almacenamiento y comercialización, etc.

Por esa razón, cuando sube el dólar aumentan, en mayor o menor medida, todos los bienes de la economía, dependiendo el aumento del porcentaje de la composición del bien que sea transable.

Hasta acá lo que dicen los manuales.



Pero el problema es que en contextos inflacionarios o de depreciación de la moneda, los precios se forman no en función de los costos de adquisición de los insumos y mercaderías, sino en función de los costos de reposición, puesto que hacerlo de otro modo implicaría licuar el capital de las firmas.

De allí que las expectativas sobre la evolución de la inflación y la devaluación futuras condicionen la formación actual de precios, haciendo que un aumento inicial en el dólar produzca un efecto amplificado en los precios de la economía, si los agentes perciben que se avecinan futuras devaluaciones.

Sobre esta base y desde el punto de vista del control de la inflación, la verdad que lo ideal sería tener un tipo de cambio absolutamente fijo, y de allí el éxito del plan de Convertibilidad en este punto.

Pero el problema es si ello es sostenible o no en el tiempo, puesto que si la política cambiaria es inconsistente y se acumula atraso cambiario (como ocurre en la actualidad), la magnitud de la corrección necesaria será cada vez más grande y el impacto sobre precios cuando finalmente se produzca la devaluación (o incluso antes; cuando resulte evidente la insostenibilidad) será mayor.

Es falso por lo tanto el debate entre los devaluacioncitas y los que no quieren devaluar.

Es cierto que un exportador o un productor local de bienes que compiten con las importaciones, puede preferir un dólar artificialmente más caro, del mismo modo que un importador, o un consumidor local de los bienes que potencialmente se exportan o importan pueden querer un dólar artificialmente más barato.

Pero acá no se está discutiendo una devaluación artificial (forzada con compras sistemáticas de dólares por parte del BCRA, por ejemplo), sino que el punto central es que ya existe una apreciación artificial que resulta insostenible en el tiempo. Resulta muy curioso en este sentido que los mismos que hoy defienden la ilusión de un dólar a $8,50 tuvieran tan claro a fines de la convertibilidad que 1 peso, 1 dólar era una fantasía sideral.
Quiero ser absolutamente claro al respecto. Yo no quiero una devaluación. A mí me encantaría que el dólar no costara ya $8,50 sino $4, si fuera posible y sostenible en el tiempo, porque eso equipararía mi salario al de un profesor alemán y me permitiría por ejemplo tener un BMW, en vez de mi querido Corsita. Pero hay que entender que no se puede fabricar Corsitas y consumir BMW…o al menos no se lo puede hacer por mucho tiempo.

Lógicamente esa apreciación cambiaria resultante de que el dólar no haya acompañado al resto de los precios de la economía, bajó artificialmente la inflación, que de no ser por el atraso cambiario probablemente hoy sería del orden del 50%, pero es incorrecto razonar que la causante de la inflación sería el retorno del precio del dólar a su valor de equilibrio (sostenible en el tiempo). En rigor hoy la inflación está reprimida por el ancla de un dólar barato.

Poner el dólar en su valor de equilibrio (que es aquel que equilibra el balance de pagos de suerte tal que sin restricciones al comercio ni a los movimientos de capitales, no cambien sistemáticamente las reservas), hará que la inflación reprimida se manifieste sin ninguna duda, pero desarmará todos los mecanismos de ajustes de precios basados en las expectativas de futuras devaluaciones.


El resultado será un salto de precios de una vez, pero menor velocidad de los precios en lo sucesivo; menos inflación.

Por eso, la única salida posible (y sostenible) de esta crisis, requiere la eliminación inmediata del cepo y las restricciones al comercio internacional, como punto de partida, conjuntamente con un compromiso de no emitir más dinero sin respaldo.

Ello implica dejar de regalar los dólares del Banco Central, porque las reservas sirven como respaldo de la moneda local y como buffer para amortiguar los shocks transitorios del balance de pagos.

Obviamente el dólar oficial (que sería el único que quedaría), subiría hasta algún lugar intermedio entre los 8,50 de hoy y los 15 que cotiza el paralelo.

Al principio habría un overshooting, que será mucho más suave cuanto más consistente y mejor comunicado sea el plan.

El propio flamante Presidente del BCRA explicaba acá que el tipo de cambio ideal para la economía era el que prevalecía a principios del 2006, que a valores de hoy, incluso corrigiendo por crecimiento de la productividad e inflación en Estados Unidos, debería ser de $13,17

sábado, 4 de octubre de 2014

Radiografía de un desastre en política económica

Hasta dónde se puede extender la caída

Escribe LUIS VARELA - Saber Invertir


El fin de semana pasado nos criticaron duramente por el pronóstico planteado. Dijimos "responden con más de lo mismo y recomiendan cautela extrema", y no nos equivocamos.


Después de una burbuja planteada por pura inflación, alimentada por los dólares creados por el cepo cambiario, llegó la primera parte del cataplúm: las acciones se derrumbaron  9% en la semana, los bonos perdieron 5% y el dólar, con el mercado maniatado, ultra vigilado, quedó algo abajo: el blue está a 15,30 pesos, con una brecha del 80% con el oficial.


Pero hay que considerar que la baja que tuvo en dólar en los últimos días fue absolutamente artificial, con el Banco Central quemando reservas (perdió 2.000 millones de dólares en las últimas diez semanas), poniendo en serio riesgo los pagos de deuda que van a ir venciendo en los próximos tiempos (si es que CFK no arregla con los buitres en enero, y vuelve a tener acceso al crédito internacional, endeudando nuevamente al país).


Además, el valor de los granos, de donde surge el dinero para pagar la deuda, se está acercando cada vez más a un nivel incompetente.


Por todo eso, volvemos a decir esta semana con la misma fuerza el mismo pronóstico de la semana pasada: responden con más de lo mismo y la consecuencia se va a extender. El que no venda rápido, no va a poder hacerlo. Va a tener que asimilar pérdidas más importantes. Y el que tenga paciencia, va a poder comprar mucho mas abajo, en un país que se cae por un barranco, detrás de un peso argentino que se desploma.


¿En qué nos basamos para plantear semejante pronóstico? Simple: Con Juan Carlos Fábrega afuera del Banco Central (en realidad CFK lo empujó para que renuncie, a un compañero de banco de escuela de Néstor Kirchner), acaban de poner en su lugar a Alejandro Vanoli, un funcionario cuya conducta principal es la obediencia.
Axel Kicillof, que tenía “todo calculado y bajo control”, está provocando un sismo, que traerá más inflación y más pérdida de puestos de trabajo. El Gobierno, sin acceso a financiamiento genuino, no tendrá otra salida que seguir emitiendo pesos espurios, por lo que la dirección sigue siendo la misma: dólar firme, pero a partir de ahora con otro bastión derrumbado, los títulos argentinos (tanto las acciones como los bonos) ya no serán una cucarda brillosa para mostrar.
Pero, además, se empieza a sumar otro problema: la prepotencia que están utilizando -votan todo por tener mayoría simple y no consensúan nada con la oposición- está generando un susto mayor entre los pequeños inversores, que empiezan a querer sacar sus fondos de los bancos, por temor a que "obligados por la crisis" vuelva algún tipo de corralito a las entidades.
Por eso, la primera medida urgente que salió del directorio del Banco Central, manejado por Kicillof y actuado por Vanoli, tiene que ver con un mayor premio para los depositantes, para que no se vayan. El comunicado de Reconquista 266 adelantó lo siguiente:
El Directorio del Banco Central de la República Argentina decidió
una serie de medidas destinadas a estimular el ahorro en moneda nacional.
El objetivo es elevar la tasa de interés para el pequeño ahorrista.
Por un lado, se resolvió establecer un piso a la tasa de depósitos a plazo fijo
que realicen individuos en pesos,
cuando el importe no supere la cobertura del seguro de garantía de los depósitos.
Hasta ahora, esa tasa de interés era fijada libremente por los bancos.
La medida entrará en vigencia a partir del 8 de octubre.
La tasa mínima será una proporción de las tasas de LEBAC
y para el plazo más corto será del 87%.
Por otra parte, se elevó el importe de la cobertura de la
garantía de los depósitos, de $ 120.000 a $ 350.000 por titular.
A fin de robustecer el Fondo de Garantía de los Depósitos,
en línea con el mayor nivel de cobertura, se aumentó
el aporte mensual que realizan las entidades financieras a este Fondo.
Vinculado con esta medida, el Banco Central
evaluará si procede adecuar el nivel de los encajes.
Estas medidas se disponen para mejorar los instrumentos de
ahorro en moneda nacional y ampliar la protección de los ahorristas.
Detrás de esta limosna (porque 23% seguirá siendo una ruina contra la inflación real del 40%) el kirchnerismo, por supuesto, seguirá metiendo mano de todas las cajas que pueda tocar y dirá que todo este problema ocurre por los enemigos que pretenden impedir el éxito del modelo. Y los participantes de la Cámpora plantearán que el elemento que pinchó la burbuja fue "el desacato" sentenciado por el juez neoyorquino Thomas Griesa.
Pero la verdad es una sola: el Gobierno gasta mucho más de lo que recauda, autorizó aumentos para el cuarto trimestre que obligarán a otra montaña de emisión de pesos y, para peor, la soja está a 335 dólares en Chicago, un valor que ya significa pérdida para los agricultores que están lejos de los puertos, y que deben gastar mucho dinero en fletes.
EVOLUCIÓN DE LOS GRANOS
(Variaciones en Rosario en %)

TRIGO

MAÍZ

GIRASOL

SOJA

SORGO

setiembre

-21,0%

-18,2%

-13,4%

-20,7%

-16,8%

2014

-37,1%

-28,5%

-6,3%

-19,3%

-27,0%

SET-07

-28,2%

-18,1%

-41,9%

-7,4%

-38,5%

A todo esto, se agrega la tendencia internacional, con un dólar cada vez más firme, que está deprimiendo de manera cada vez más poderosa la cotización de los commodities. Esto puede general movimientos inesperados en las próximas semanas.

Frente a eso, las Bolsas del mundo están con un clima mayormente negativo. Las subas que se obtenían hasta mitad de año han desaparecido. Casi todas las Bolsas suben 4 o 5% en lo que va de este año, y hay recintos como Frankfurt o Tokio que incluso están con precios para abajo.
VARIACIÓN DE LAS PRINCIPALES BOLSAS

03/10/2014

17.009,69

4.475,62

15.708,65

9.195,68

10.567,60

54539,55

44.678,14

19.168,92

11.419,41

Variación

D. Jones

Nasdaq

Tokio

Frankfurt

Madrid

Bovespa

México

Santiago

Merval

Semanal

-0,6%

-0,8%

-3,2%

-3,1%

-2,6%

-4,7%

-0,5%

-0,9%

-8,9%

Octubre

-0,2%

-0,4%

-2,9%

-2,9%

-2,4%

0,8%

-0,7%

-0,4%

-9,0%

En 2014

3,1%

7,7%

-3,6%

-3,7%

6,7%

5,9%

4,0%

5,2%

111,8%

Nov.08

111,4%

223,3%

98,6%

122,8%

32,1%

74,5%

144,8%

68,5%

1277,5%

0ctubre 07

20,1%

56,5%

-13,9%

13,5%

-33,5%

-17,1%

36,1%

22,7%

385,7%

12 MESES

30,7%

50,9%

67,7%

25,8%

33,6%

-5,3%

6,6%

-5,9%

388,0%

¿Hasta dónde se extenderá la caída? Con las redes sociales bromeando, diciendo que Vanoli anunciará el nuevo programa de precios cuidados para el MerVal, en el microcentro sobresale una frase: el último que apague la luz.
Todos los analistas están colgados de dos pinceles:
1) El punto a mirar en lo inmediato es el resultado que tendrá este domingo la elección en Brasil, para saber si el principal socio de la región cambiará o no de modelo económico.
2) Y el punto a mirar en lo estructural tiene que ver con la cotización de la soja y el maíz en Chicago: ambos cereales explican el 35% de la exportación total Argentina. La soja bajó de 652 a 335 dólares en Chicago y pronostican que bajará hasta 310 dólares. Y con el maíz el retroceso es parecido.
Si Dilma Rousseff gana en Brasil y ratifica el rumbo económico, el real seguramente seguirá cayendo (esta semana bajó a su peor precio en seis años) y eso complicará todavía más al ya de por sí débil comercio exterior argentino.
DIVISAS CONTRA EL DÓLAR

03-Oct

0,799

8,48

2,4593

0,968

0,626

597,55

6,140

109,790

euro

pesos arg

reales

franco suizo

libra

chilenos

yuan

yen

Semana

1,3%

0,2%

1,6%

1,7%

1,8%

-0,2%

0,2%

0,4%

Octubre

0,9%

0,4%

0,4%

1,4%

1,5%

-0,2%

0,0%

0,1%

En 2014

10,2%

29,7%

4,1%

9,0%

3,4%

13,5%

1,3%

4,5%

Piso 03-08

25,2%

167,5%

43,6%

-3,0%

26,5%

36,4%

-13,4%

10,8%

12 meses

1,8%

76,3%

18,0%

2,3%

-0,5%

23,2%

-1,5%

35,1%

Y si los cereales caen otro 8%, los ya escasos dólares que está recibiendo la Argentina, serán todavía menos en 2015, un año en el que -además- la cosecha puede no ser tan buena debido a las fuertes inundaciones que sufrieron los campos últimamente.
Claro que si Rousseff es vencida y Brasil inicia un ciclo diferente. Y si la soja repunta en Chicago y la cosecha argentina vuelve a ser satisfactoria. La actual perspectiva muy pesimista puede cambiar radicalmente, con lo cual la baja de este momento puede ser tomada como una oportunidad de compra.
Con todo, en la foto que se está viendo en el cierre de esta edición, los analistas no son optimistas. Al dar una mirada sobre el precio futuro de los títulos argentinos miran dos papeles testigo:
a) Siguen el precio de YPF, una acción que valía 68 dólares en 2005, se desbarrancó hasta 9,50 dólares en 2012, luego repuntó hasta 39 dólares a fines de julio último y está cotizando en la zona de los 33 dólares en los últimos precios. Frente al valor de este momento, le pronostican una cotización de 24 dólares (va a valer mucho más que hoy, pero en la crisis hay gran riesgo de que el kirchnerismo puede meter mano en la compañía).
b) Y también siguen el precio de Petrobras, que valía 29 dólares en 2001, cotizó a 3,6 dólares a mediados de 2013, volvió a 7,20 dólares en agosto y en los últimos negocios cotiza a 6 dólares. Frente a este valor, pronostican un precio de 3,8 dólares.
Esos dos pronósticos de la foto actual suponen una caída adicional del orden del 30%, un derrumbe que a todas luces parece exagerado. Sobre todo considerando que en la Argentina al kirchnerismo y su particular modelo económico se le está acabando la cuerda.
El camino por venir es muy confuso. Y la votación monopólica del código civil que acaba de practicar el kirchnerismo no hace más que plantear serias dudas sobre la consistencia de la propiedad privada y el efectivo cobro de las deudas con los valores pactados en cada operación.
Octubre de 2015 se ve ahora como un futuro remoto. Pueden pasar muchísimas cosas en el medio. Con esas incógnitas en el centro del escenario, los expertos plantean las siguientes perspectivas para los principales canales de inversión:

miércoles, 5 de marzo de 2014

"El desastre estructural que se deja en el país"

Desastre estructural es mayor que el problema de la inflación


José Luis Espert: "Hoy los economistas estamos muy ocupados con tema inflación o corrida cambiaria. Pero tenemos que empezar a discutir sobre el desastre estructural que deja el kirchnerismo: mercados rotos, previsión de exportaciones, retenciones a las exportaciones, un agro calumniado, un petróleo destrozado, la ganadería de cría destruida, con mercados cerrados, un país que es mala palabra en el mundo"

jueves, 12 de septiembre de 2013

Expectativas de crecimiento en UK

The Bank of England may need to rein in the British economy sooner than it thought
By Jason Karaian @jkaraian

Talk about rebalancing. The latest economic projections from the OECD paint a rosy picture for the UK economy. Not long ago, Britain was flirting with a double-dip recession. Now, the OECD reckons it will be one of the fastest-growing rich-world countries in the second half of this year.





This isn’t the only good news to come out of the UK this week. Today, the service-sector purchasing manager’s index for August reached its highest level since 2006. The sub-index for new business touched a 16-year high, reflecting a “strengthening of market confidence which helped companies convert enquiries into hard contract wins”, as the official release (pdf) put it. The service sector accounts for more than three-quarters of the UK economy.

All this is sure to lead British officials to upgrade their own forecasts. Compared with the latest projections from institutions like the Office for Budget Responsibility and the Bank of England, the OECD’s third- and fourth-quarter forecasts are at least a full percentage point higher.

Although the news is obviously welcome, it puts the UK’s recently installed central bank governor, Mark Carney, in a bit of a spot. He unveiled a new “forward guidance” policy last month, pledging to keep interest rates at historic lows until unemployment falls below 7% (it is currently 7.8%). The bank said it expects that to happen sometime in late 2016. But that was before the latest slew of data.

Like the speculation over the pace of “tapering” (i.e., winding down monetary stimulus) at the Federal Reserve, the feeling in the UK is that low interest rates and quantitative easing will reverse course sooner than officials are suggesting. Carney and the rest of the bank’s rate-setting committee meet tomorrow, though, and aren’t expected to change current policy. Any signs, however small, of a firmer stance in the face of stronger economic growth would push bond yields, already rising, up even further.

Like his counterpart across the Atlantic, Ben Bernanke, Carney’s power to move markets is enhanced when traders anticipate a change in tack. The Bank of England’s new approach to guidance has already proved divisive among its board members. Combined with a string of unexpectedly strong economic data, markets in London could be in for a wild ride.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Suavizamiento del consumo pre-electoral en Argentina

El síndrome del "día después": la clase media adapta sus consumos ante el temor a la economía post electoral
Los argentinos toman sus recaudos en la previa a la llegada del 28 de octubre. Adoptan posturas defensivas, ante el miedo de que sobrevengan medidas de ajuste o un mayor intervencionismo. La lista de temores, la visión de los analistas y el riesgo de la "profecía autocumplida"


Por Fernando Gutierrez

"¿Qué va a pasar con la economía?" Ante cada elección, esta pregunta sigue siendo tan o más importante para los argentinos que la de cuál candidato se va a imponer en las urnas.

Ocurre que ya se ha transformado en parte de las tradiciones argentinas la creencia de que, necesariamente, luego de una contienda electoral sobrevendrán medidas más o menos drásticas, que afecten la moneda, los contratos, depósitos bancarios, valores de los activos y niveles impositivos.

No es, por cierto, un temor injustificado, sino que está refrendado por la experiencia de varias décadas. Y, ante esa situación, la reacción típica de la sociedad es la adopción de medidas defensivas, generalmente la compra de dólares.

Esta actitud se ha visto incluso en los momentos de calma y economía floreciente. Como antes de las presidenciales de 2007, cuando el Banco Central -que por esos días estaba acostumbrado a comprar- tuvo que salir a vender divisas durante varias jornadas, ante un inusual incremento de la demanda.

En las elecciones siguientes, las legislativas de 2009 -que se realizaron en un momento recesivo y con un clima político enrarecido tras el "conflicto del campo"- a nadie extrañó que los meses finales de la campaña electoral hayan tenido, en simultáneo, una fuga de capitales promedio de u$s2.000 millones por mes.

En realidad, al interrogante sobre el futuro de la economía le suele seguir la pregunta más específica de "¿qué va a pasar con el dólar?".

Esto obedece a la extendida convicción de que no es posible, para un partido que está en el gobierno, ganar elecciones con "dólar alto"

La verdad es que la historia ha desmentido esta máxima en varias ocasiones. Por caso:
  • En 2007, todavía existía un tipo de cambio elevado y, sin embargo, Cristina Kirchner se impuso en primera vuelta.
  • En cambio, en las legislativas de 2001, Fernando de la Rúa recibió un duro voto castigo, a pesar de que el billete verde estaba más barato que nunca en términos históricos.
El riesgo de la profecía autocumplida
El hecho es que, esté justificada o no, se ha consolidado esa expectativa de que los gobiernos que se encuentran en situación de inestabilidad económica tratan por todos los medios de posponer medidas de ajuste, de manera de no sufrir pérdida de votos.

Esto ha llevado a que, desde las usinas intelectuales del kirchnerismo, se haya insistido en laimportancia de alejar cualquier fantasma de devaluación.
Y mencionan como ejemplo el caso Venezuela, donde el chavismo pasó en seis meses de una victoria holgada a una muy ajustada: en el medio, hubo una fuerte suba del billete verde, del orden del 40 por ciento.

Sin embargo, hay un problema: la sociedad descuenta que un Gobierno nunca dirá los "verdaderos planes" que tiene en carpeta. 

A fin de cuentas, Cristina Kirchner nunca dijo durante la campaña electoral de 2011 que, a los pocos días de ser reelecta, implantaría el cepo cambiario

De manera que hoy, con el diario del lunes, quienes habían tomado medidas defensivas en aquel momento pueden demostrar que "tenían razón".

La Presidenta, fiel a su costumbre, recurrió a la teoría conspirativa para explicar esa reacción.

"Los que quieren ir por todo y por todos son ellos. Lo vi claramente a los pocos días de ganar las elecciones presidenciales en 2011, cuando en una corrida se llevaron 5.000 millones de dólares", recordó en uno de sus últimos discursos.

Podrá discutirse eternamente si fue esa fuga la que forzó al Gobierno a adoptar el cepo o si la decisión ya estaba en carpeta desde antes de los comicios.

Lo cierto es que la economía argentina demuestra ser vulnerable a las "profecías autocumplidas".
Es decir, cuando todos creen que sobrevendrá una crisis pueden terminar provocándola, al asumir un comportamiento defensivo "en manada".

Nueva lista de temores
¿A qué le teme la gente para el 28 de octubre, el "día después" de las legislativas?

Los analistas creen que hay dos tipos de miedos: por un lado, el de las medidas que el Gobierno pueda tomar deliberadamente. Por otro, los ajustes determinados por el propio mercado, en caso de que la situación se desborde.

"La economía por ella misma terminará imponiendo condiciones, cualquiera sea el resultado electoral", afirma Carlos Melconian, titular de la consultora M&S.

Y arriesga que, ante la disyuntiva sobre cómo atacar la escasez de dólares, considera como muy probable que el Gobierno avance con su política intervencionista: "Más controles, más presiones hacia particulares y empresas, más intentos de ‘forzar ingresos de divisas', medidas más fuertes como ‘turismo cero', fortísimo control de importaciones, ya al modo venezolano". 

Asimismo, no descarta la posibilidad de un desdoblamiento formal del mercado cambiario (ver nota: "Desdoblar sin que rompa": lo bueno, lo malo y lo feo de un mercado cambiario con varios tipos de dólar).

Su punto de vista es compartido por varios analistas. Como Salvador Di Stefano, un consultor de fuerte llegada en la zona sojera, para quien será inevitable un cambio sustancial en la política cambiaria.

"Vemos al blue con demanda sostenida. Al precio actual nos parece muy barato", señala Di Stefano, para quien la última prueba de la desconfianza en el Gobierno fue el fracaso del Cedin -el bono con el que pensaba restarle presión alcista al dólar paralelo.
 
"Huelo un desdoblamiento cambiario; todo hace pensar que optará por implementar una medida de este tipo", arriesga.

Otros analistas no consideran tan probable la adopción de un desdoblamiento cambiario, pero dan por descontado que habrá iniciativas específicas para encarecer actividades que provocan fuga de reservas.

"Lo que es seguro que va a ocurrir tras las elecciones es alguna restricción adicional para el turismo en el exterior; veo esto más probable incluso que la adopción de un dólar financiero", señala Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb.

Palpitando la previa
La mayoría de los analistas cree que durante la previa electoral el Ejecutivo intentará mantener el ritmo de suba del dólar a un nivel similar al de estos últimos meses. Es decir, más acelerado pero sin que sobrevenga un fuerte ajuste de un día para el otro. 

Por el lado del público, el apetito por dolarizarse no menguará, típico de los momentos preelectorales.

"La dolarización de ahorristas ha ganado volumen, sólo que ahora ese flujo va a estar canalizado hacia el sector informal, como se hace evidente en la presión alcista del blue", argumenta Gabriel Caamaño Gómez, economista jefe de la consultora Ledesma.

Y agrega que el público percibe que hay una serie de ajustes de la economía que están retrasados producto del "poder de intimidación" del Gobierno. Pero que, ante la perspectiva de un revés electoral, esa capacidad disuasiva empezará a disminuir. 

Fuga disfrazada de consumo
Ante este panorama, se da una situación curiosa.
Sigue existiendo el clásico nerviosismo pre-electoral y la sociedad sigue tomando medidas defensivas, pero la vigencia del cepo cambiario hace que esa protección no esté exclusivamente limitada a la compra de dólares (ahora en el mercado paralelo) sino que también se hayan exacerbado otras formas de consumo defensivo.

Así, los viajes al exterior -pese a las restricciones- siguen marcando récords, ya en un nivel de 7 millones de turistas que anualmente salen del país. 

Según una estimación del economista Federico Muñoz, la salida neta de dólares por turismo llegará este año a los u$s 7.400 millones.
Antes del cepo, la cantidad de gente que se iba era menor que la que llegaba al país y la actividad turística hasta le dejaba al Gobierno un saldo positivo de u$s600 millones.
Este "furor" por salir al exterior es el que lleva a los analistas a afirmar que los viajes se han transformado en una alternativa de "dolarización". Incluso, tratan de adelantar este tipo de consumo, ante el temor a un encarecimiento por parte del Gobierno.
Así las cosas, se ha exacerbado la compra de pasajes, algo de lo que dan cuenta los ejecutivos de las agencias de viaje.

Otro tipo de adquisición que los particulares asimilan a la dolarización es la compra de automóviles, en particular los importados.

Contribuye, además, que se hayan abaratado medidos en cantidad de salarios promedio, lo que hace que -aun con una economía de bajo crecimiento- esta actividad siga batiendo récords. En lo que va del año, suman 585.000 vehículos vendidos, un 9,5% más que el año pasado.

En particular, han tenido un fuerte empuje los autos de alta gama, con una variación superior al 40% respecto de hace un año.

Para los analistas esto responde, por un lado, a una compra oportunista.
Por otro, porque este tipo de adquisición hace las veces de una forma indirecta de inversión para quienes no tienen acceso al dólar y pueden pagarlo en cuotas fijas, en pesos y a varios años.

Además, hay un componente extra que exacerba el fenómeno, porque se expandió la versión de que luego de las elecciones habrá un recargo para las compras de autos importados.

Lo paradójico es que la Presidenta, lejos de interpretar que el récord turístico y el boom automotor obedecen a distorsiones de la economía, como el atraso cambiario, los presenta como pruebas de buena solidez.

E ironiza sobre los análisis que atribuyen a la inflación esta actitud de los argentinos. "Decir que la gente compra autos por la inflación, es no saber lo que fue la inflación. A fines de la década del 80, la gente no podía comer", afirmó. 

Lo cierto es que la historia demuestra que un alto consumo en esos rubros es perfectamente compatible con una economía inestable. De hecho, el turismo y los autos alcanzaron cifras históricas en la previa al 2001.

El próximo punto de quiebre
Los economistas advierten sobre el riesgo de una "duplicación de la apuesta", con una aceleración del gasto público que termine aumentando la presión al sector privado.

Según la consultora Empiria, dirigida por Hernán Lacunza, ex gerente general del Banco Central, este escenario "podría amenazar la estabilidad financiera, sostenida artificialmente vía controles (cepo, restricciones a operar en bonos), que serán más difíciles de ejercer si son operados por un gobierno débil". 

Y advierte que una de las respuestas a estas distorsiones será la de un mayor aumento del dólar blue. Algo que, de hecho, ya se está viendo en estos días.

Por lo pronto, los analistas creen que aún no se ha visto todo en lo que se refiere a "argentinos asustados" por lo que ocurra a partir del 28 de octubre.

Porque, además de la aceleración de algunos tipos de consumo y de la disparada del paralelo, creen que hay otro síntoma de temor que todavía no se ha materializado: la "evaporaciónde los dólares depositados en el sistema bancario.

"No podemos olvidar que los privados todavía mantienen casi u$s 7.000 millones en los bancos que, por cierto, engrosan las reservas del Banco Central", advierte Muñoz.

Por otra parte, advierte que si ese "quiebre de confianza" de ahorristas se produjera en simultáneo con una rebeldía de los productores rurales que decidieran retener los granos, entonces el margen de acción del Gobierno se reduciría dramáticamente.

Nadie se anima, claro, a pronosticar el "timing" de este deterioro.
Dependerá, como la historia ha demostrado en otras ocasiones, de qué tan convencidos estén los argentinos sobre el margen de acción que le queda al Ejecutivo para esquivar una severa crisis, de que puedan calmar sus temores por el "día después" y así evitar las consecuencias de la profecía autocumplida.