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lunes, 14 de diciembre de 2015

No puede haber metas de inflación en Argentina

La imposibilidad de aplicar metas de inflación en el Banco Central

Por: Javier Milei - Infobae

Sin lugar a dudas, a juzgar por los resultados en materia de inflación a lo largo de la historia del país, el desempeño del Banco Central (BCRA) está muy lejos de ser materia de orgullo. Concretamente, previo a su creación, en 1935, la cantidad de dinero de alta potencia (base monetaria) crecía a una tasa del 6%, mientras que la inflación y el tipo de cambio subían a un ritmo en torno al 3% y 4% anual. A su vez, en los primeros diez años de operación, la cantidad de dinero pasó a crecer a un ritmo del 14%, mientras que la inflación y el tipo de cambio lo hicieron al 6 y 2 por ciento.

Sin embargo, luego de la estatización del órgano de control monetario en el año 1946, la tasa de crecimiento promedio de la cantidad de dinero se disparó a niveles del 130%, mientras que las tasas de inflación y de devaluación treparon a niveles del 160 y 150 por ciento. Por lo tanto, el desempeño del Banco Central desde mediados del siglo XX ha sido altamente cuestionable. Además, sus marcas registran períodos de muy alta inflación, dos hiperinflaciones y la destrucción de cinco signos monetarios (en rigor, son seis si se tiene en cuenta que los actuales pesos dejaron de ser convertibles en el año 2002), motivo por el cual debería resultar claro que la misión del BCRA tiene que ser reconsiderada muy seriamente.

Si uno asumiera que en la economía existiera un único agente representativo, donde además los precios relativos son constante, tal que pueda pensarse en un único bien y que dado estos elementos no existieran efectos distributivos en términos de ingreso y riqueza (al margen de que las adiciones de dinero afectarían el nivel de utilidad del agente y, por ende, de su gasto), se podría definir que el único objetivo del BCRA debería ser el de preservar el valor de la moneda, esto es, defender su poder adquisitivo. En otros términos, dado el equilibrio del lado real de la economía, el BCRA debería minimizar la tasa de crecimiento de los precios de la economía, que bajo este encuadre significaría mantener una baja tasa de inflación.

Para lograr dicho objetivo, existen por lo menos dos metodologías. Por un lado, está el sistema de metas de inflación, el cual se ha estado aplicando en el mundo con gran éxito. Por otro lado, está el método basado en el control de los agregados monetarios, el cual ha caído en desuso desde mediados de los ochenta en los países desarrollados y en los emergentes luego de los noventa.

Si bien esto último parecería indicar que el método a seguir para reducir la inflación en la Argentina debería ser el sistema de metas de inflación, su implementación requiere de nueve condiciones que hoy no se cumplen : (i) marco institucional que asegure la independencia operativa del BCRA y sus responsabilidades, (ii) transparencia en la comunicación, (iii) expectativas de inflación ancladas, (iv) reputación y credibilidad, (v) transparencia de la política monetaria, (vi) transparencia de la información, (vii) presentación de un objetivo con metas piso y techo sobre un índice de precios confiable, (viii) coordinación con la política fiscal y (ix) desarrollo de modelos de predicción.

Al mismo tiempo, el supuesto éxito aludido a su uso durante 2002 y 2003 ha sido fruto de lo que se conoce como error tipo II (resultado deseado haciendo lo incorrecto), donde la fuerte iliquidez emergente a la salida de la convertibilidad, la exagerada devaluación de la moneda respecto al dólar y el homérico ajuste fiscal de Eduardo Duhalde fueron las bases del éxito logrado. De hecho, las condiciones de la economía hoy son radicalmente distintas: (i) el fisco es la más importante fuente de emisión de pesos, (ii) no existe sobrante de dólares y (iii) hay un apreciable exceso de pesos, motivo por el cual es imposible anclar las expectativas.

Por otra parte, acorde con una serie de trabajos que hemos publicado junto a Diego Giacomini (El nuevo BCRA y la reforma monetaria y Ensayos monetarios para economías abiertas: el caso argentino), existe una muy profunda relación causal entre M1 (circulante en poder del público, más depósitos a la vista) y el PIB nominal (existencia de cointegración), motivo por el cual la literatura especializada en la materia sugiere que la política monetaria, hasta que se reduzca la tasa de inflación y las expectativas queden ancladas, debería ser diseñada con base en metas cuantitativas sobre M1.

Esta importancia estadística de M1 sobre la determinación del PIB nominal, y dado el nivel que suele tener la tasa de crecimiento de la economía, amplifica el vínculo causal entre la tasa de crecimiento de dicho agregado monetario con la tasa de inflación. En este contexto es donde además se vuelve más relevante la discusión sobre la existencia de un sobrante de pesos.

Acorde con los trabajos mencionados, cuando se procede a estimar la demanda de dinero (M1) en términos del PIB en los últimos 70 años, la estimación sugiere que sobran pesos por cerca de 3,8% del PIB (unos doscientos mil millones de pesos). A su vez, el nivel de M1 en términos de PIB de Argentina supera en 3,9 puntos porcentuales el promedio de la región, donde además, mientras que la relación M1/M3 promedio de la región es del 20%, en nuestro país se ubica en el 50 por ciento. Por ende, todos los indicadores estarían dando cuenta de un fuerte sobrante de pesos (algo normal cuando se ponen restricciones como el cepo), lo que, además, se ha visto validado empíricamente al estudiar los residuos (parte no explicada de la estimación estadística) de la relación entre M1 y el PIB nominal.

Esta situación monetaria ya se ha observado dos veces en la economía del país. La primera tuvo lugar en 1959 y la segunda en 1975 (el Rodrigazo). En ambos casos, la tasa de inflación llegó a multiplicarse por seis veces y el PIB cayó un 6% en el momento más agudo de la crisis. Por lo tanto, frente a este riesgo, resulta recomendable la colocación de un bono en dólares suscribible en pesos, de modo tal que se retire el sobrante de pesos. A su vez, como dicha solución implica una manifestación de demanda potencial por moneda extranjera, al ser neutralizada se podría abrir el cepo cambiario de modo exitoso y sin corrida alguna.

Finalmente, desde el punto de vista de los riesgos, si los bonos en cuestión no tuvieran demanda, ello no sólo no tendría costos, sino que además implicaría una fuerte manifestación de confianza en la moneda local. Sin embargo, si, por el contrario, se trabajara con la hipótesis de que no hay sobrante de pesos y al abrirse el cepo la demanda de dinero local se derrumba y genera una corrida cambiaria, la economía podría replicar la experiencia del Rodrigazo. Consecuentemente, tanto en materia de diseño de la política monetaria como en términos de control de riesgos, las nuevas autoridades deberían abstenerse de apostar por el error tipo II, al tiempo que deberían intentar minimizar los riesgos. De confirmarse la existencia de un sobrante de pesos y no mediar una gran dosis de buena suerte, el resultado final podría ser muy negativo para el bienestar de los argentinos.

martes, 14 de octubre de 2014

Tres objetivos incompatibles hasta para una ama de casa

La trampa de los tres objetivos incompatibles
Por Federico Sturzenegger  | Para LA NACION

El Gobierno enfrenta sus múltiples y cada vez más evidentes contradicciones de política económica tratando de resolver un trilema imposible.

Me explico. La conducción económica anhela tres objetivos bien concretos: estabilizar las reservas o hacerlas crecer; mantener controlado el tipo de cambio evitando el impacto distributivo de una devaluación, y liberar el cepo cambiario, el ingrediente más tóxico de la política económica.

Pero las políticas destructivas a la producción que el oficialismo sigue profundizando -por ejemplo, con la reciente sanción de la ley de (des)abastecimiento-, y cuyo único resultado fue una baja en la actividad económica y en las exportaciones, obligan al Gobierno a sacrificar, inexorablemente, al menos uno de estos objetivos.

Si quiere preservar las reservas y mantener estable el tipo de cambio, el resultado será una mayor caída de las exportaciones por el atraso cambiario, lo que obligará al Gobierno a seguir apretando el cepo. Si quiere liberar el cepo manteniendo estable el tipo de cambio, sólo lo podrá hacer a costa de perder reservas. Si quiere preservar las reservas y liberar el cepo, no tiene más remedio que dejar ir el tipo de cambio.

En los últimos cinco años, el gobierno nacional se ha debatido sobre cómo priorizar entre estos tres objetivos. Hasta 2011, cuando todavía quedaba resto en la recuperación de la economía, las exportaciones y las reservas crecían con un mercado cambiario libre. Pero hacia fines de 2011, la intervención masiva del Gobierno en los mercados, el creciente costo fiscal y el atraso cambiario minaron la competitividad argentina y estancaron las exportaciones.


Dos increíbles incapaces

Enfrentado con esa realidad, el Gobierno eligió apelar al cepo. Así sentía que preservaba las reservas y lograba sostener el tipo de cambio. Pero el resultado del nacimiento del cepo fue una inmediata recesión. En 2012 la economía cayó 0,4 por ciento según el IGA (Índice General de Actividad) de Orlando Ferreres. En el segundo trimestre de 2012,cuando el cepo empezó a hacerse sentir, el derrumbe en el nivel de actividad fue de 5 por ciento.

Ante este panorama, en 2013, de cara a las elecciones, el Gobierno cambió el rumbo. Liberó el cepo al tiempo que mantuvo la estabilidad cambiaria. Pero como las exportaciones seguían en caída, el resultado fue una pérdida de reservas (cayeron de 43.290 millones de dólares a 30.599 durante el año). La contraparte de la relajación de la restricción externa fue una recuperación de la economía, que creció 3,3 por ciento según Ferreres y 2,9 por ciento según el PBI Congreso. Con la llegada de Juan Carlos Fábrega al Banco Central, el foco se puso nuevamente en las reservas, y no queriéndose apretar más el cepo, lo que se eligió fue la devaluación (23 por ciento en enero de 2014).

Pero desde entonces, el Gobierno optó nuevamente por volver a la estrategia inicial: apretar el cepo como mecanismo para preservar las reservas y la estabilidad cambiaria. Una vez más, el efecto es una fuerte recesión, ya que la economía viene cayendo 1,1 por ciento interanual en el primer semestre, según los datos del IGA, pero con una caída interanual registrada al mes de agosto, de 4,5 por ciento. La industria, donde el cepo se hace sentir con mayor intensidad, muestra una caída de 3,3 por ciento en el año, según el IPI (Índice de Producción Industrial) de Ferreres, pero de 6,1 por ciento en agosto.

El reciente reemplazo de Juan Carlos Fábrega por Alejandro Vanoli presagia que esta estrategia de mayores controles se profundizará. Es que el Gobierno elige este camino cuando necesita más que nunca al Banco Central. Ya le pidió 73.300 millones en el año para financiar su déficit creciente, pero todavía necesita pedirle 110.000 millones más en los próximos tres meses. Vanoli enfrenta dos opciones para cumplir con este pedido. O emite billetes por esa cantidad, aumentando la inflación, la brecha, y precipitando una devaluación, o los obtiene forzando a los bancos a prestárselos vía encajes, preparando el camino para una crisis financiera en el mediano plazo.

¿Cómo se sale de la trampa? Logrando que en la Argentina se pueda -ya no es cuestión de querer- producir. Esto requiere que la política se dedique a pensar cómo gestionar mejor el Estado y no a pensar cómo gestionar mejor las empresas. Porque el Gobierno, al dedicarse a lo que no tiene que hacer, y no ocupándose de lo que sí debería hacer, termina imponiéndole a la producción un costo fiscal desmedido, genera costos de financiamiento imposibles de cubrir y sustrae toda la energía de producción desviándola al arduo trabajo de atajar penales y llenar formularios. Lamentablemente, a estas alturas de las circunstancias, no se visualiza que esto vaya a cambiar hasta que los argentinos elijan un gobierno que se dedique a gestionar y no a relatar.

Porque la economía en esto es como el amor, sostener una relación sólo a fuerza de relato o intenciones permite llegar hasta un cierto punto en el que, finalmente, eclosiona cuando la realidad se hace evidente..

domingo, 27 de julio de 2014

Tornado de pesos sin respaldo inundan la base monetaria

La base monetaria volvió a marcar una expansión récord
En junio y julio, el Banco Central abandonó la política de contracción de billetes en circulación y reforzó el giro de pesos al Tesoro para cubrir el déficit fiscal. En tan solo cuarenta días se emitieron $41.398 millones      
iProfesional


Las medidas oficiales para desacelerar la suba de precios, como la absorción de liquidez y la suba de tasas, son un obstáculo para incentivar la actividad económica, porque disminuyen la cantidad de dinero en circulación y encarecen el crédito.
Junto con la fuerte devaluación de enero, el Banco Central (BCRA) llevó las tasas de interés para la colocación de Letras (LEBAC) al filo del 30% anual. Este incremento, cuya lectura de mercado es la previsión oficial de inflación para los doce meses siguientes, impulsó a las entidades financieras a entregar pesos en cartera a esa tasa de referencia.
Pero según relevó el portal Infobae, al promediar el año el Central abandonó la contracción monetaria que había logrado imponer entre enero y mayo, sustentada por ese incremento de las tasas. Mientras que en todo 2013 la base monetaria se expandió $69.845 millones (un 30,1%, a $377.196,5 millones), con las colocaciones de deuda de la entidad este año se había reducido $28.268 millones entre enero y mayo (a $348.928,3 millones).
Así, en relación a mayo del año pasado, la creación de dinero se había desacelerado a un 17,5% interanual, casi la mitad que la tasa de inflación, lo que significó una reducción de circulante en términos reales.
Un estudio realizado por el economista Luis Secco, de la consultora Perspectivas Económicas, indicó que durante todo junio y hasta el 11 de julio, la base monetaria creció $41.398 millones, con lo cual, la contracción hasta mayo se revirtió a una expansión de $18.810 millones en el transcurso del año.
En una comparación similar, en base a las planillas del Banco Central, la base al 31 de diciembre de 2013 ascendía a $377.196,5 millones entre la circulación monetaria (billetes, monedas y cheques cancelatorios en pesos) y los depósitos en cuentas corrientes. Al 15 de julio último, alcanzaba a $391.644,3 millones, que implican un aumento de 3,8% o $14.447,8 millones desde enero.
En la comparación interanual, frente a los $327.672,7 millones del 15 de julio de 2013, significa un aumento de 19,5 por ciento.
El crecimiento de $41.398 millones supera a la emisión de $40.351 millones de diciembre de 2013. Aquel volumen de pesos inyectado a la economía al cierre del año pasado fue uno de los motivos por los cuales la inflación de enero y febrero marcó un pico que no se observaba desde 2002, recordó Infobae: el IPC Nacional Urbano del INDEC marcó un aumento del 3,7% en enero y 3,4% en febrero. Y según el Índice Congreso, la suba de precios minoristas promedió 4,6 y 4,3 por ciento, respectivamente.
Un estudio del Centro de Investigaciones Sociales y Económicas (CISE), entidad que dirige Alejandro Bongiovanni, señala que al considerar la Base Monetaria ampliada o M3 -que comprende el circulante en poder del público, los cheques cancelatorios en pesos y el total de depósitos en pesos del sector público y privado no financiero- "el crecimiento de la base monetaria ocurrido durante el mes de junio es el mayor en el año, e incluso superior al de diciembre de 2013, cuando se incrementó fuertemente dando lugar, unas semanas después, a una abrupta devaluación".
"Las causas de la expansión monetaria en el mes de junio, pueden encontrarse en la necesidad de financiamiento del sector público, ya que se destinaron $12.511 millones de pesos para dicho motivo, $8.844 millones más que los necesarios en el mes de mayo", indica el reporte de CISE.
"Junto con esta expansión monetaria vía sector público, puede notarse que bajó la absorción de pesos por parte de la máxima autoridad vía esterilización monetaria, por lo que ambos componentes generaron un considerable aumento de la base en junio", agrega el estudio.
Asistencia al TesoroLa deuda del Banco Central en LEBAC y NOBAC se redujo entre junio y julio unos $10.490,4 millones, desde los $206.598,9 millones del 31 de mayo a los $196.108,5 millones del 15 de julio.
Esto significa que la entidad que preside Juan Carlos Fábrega canceló vencimientos por encima de los montos licitados en esas seis semanas.
Asimismo, otros $10.426 millones fueron utilizados por la entidad monetaria en junio y los primeros días de julio para comprar dólares en el mercado mayorista. En este caso se trata de emisión genuina, respaldada en divisas.
Estos dos conceptos suman unos $20.916 millones, prácticamente la mitad de los $41.398 millones de expansión monetaria de junio y julio, por cuanto se deduce que la otra mitad en su mayor parte se destinó para asistir financieramente al Tesoro, en un período de pago del medio aguinaldo y de un incremento de la masa salarial del sector público por la incidencia de las paritarias.

sábado, 15 de febrero de 2014

La autoconspiración denunciada

Alucinaciones conspirativas




Me tomé el trabajo de escuchar atentamente las declaraciones de Miguel Bein y, efectivamente, dice que hubo un intento de conspirar contra el Gobierno para vaciar de reservas al BCRA y hacerlo volar por el aire. El problema es que mi estimado Miguel Bein no dice en qué consistió ese ataque especulativo para vaciar al BCRA de reservas. Es más, sería interesante que explicara la mecánica de la conspiración porque hay un cepo vigente y no hay forma de vaciar al BCRA de reservas si la entidad no quiere vender. Ni siquiera los importadores podrían haberse puesto de acuerdo para adelantar el pago de importaciones porque el BCRA, aun el importador teniendo la DJAI aprobada, puede decidir no vender las divisas. De manera que por el lado de los importadores, no advierto capacidad de conspirar.
Sería interesante que explicara la mecánica de la conspiración porque hay un cepo vigente y no hay forma de vaciar al BCRA de reservas si la entidad no quiere vender
Los bancos tampoco pueden conspirar porque por las reglas que rigen, por más que vayan al BCRA a pedirle dólares, el Central les puede decir que no. Así que, insisto, el Central se puede sentar arriba de las reservas y no vender, con lo cual el argumento de Bein de que querían vaciar de reservas al BCRA luce un poco extraño. Sería bueno que explicara cómo sería ese mecanismo conspirativo que denunció.
Supongamos que un grupo de conspiradores operaron futuros a precios muy altos y que el Central era la otra punta. Llegado el momento las diferencias se compensan entregando pesos, no dólares, así que, de nuevo, tampoco encuentro una explicación racional por este lado que muestre cómo podían vaciar de reservas al Central.
Podrá argumentarse que los exportadores no vendían la soja que tenían en sus silos bolsa. Si miles de productores se ponían de acuerdo en esa "conspiración" hay dos temas a considerar: a) la soja es del productor y la vende cuando se le da la gana, no cuando al Gobierno le conviene (si es que todavía existe el derecho de propiedad) y b) aun suponiendo esta conspiración, el Central no perdía reservas, dejaba de recibir dólares de exportación. No le bajaban las reservas, en todo caso no aumentaban. Nuevamente, ¿cómo hacían estos supuestos conspiradores para vaciar de reservas al Central si no le sacaban divisas?
Se podrá argumentar que si los exportadores no liquidaban sus exportaciones, el Central no tenía reservas para pagar los insumos de importación más el combustible que hay importar por la crisis energética generada por el mismo gobierno. Si este es el argumento, entonces, luego de 10 años de modelo, la sustitución de importaciones ha demostrado ser un fracaso absoluto y la política energética una catástrofe, con lo cual, más que una conspiración para dejar al Central sin reservas, tenemos un modelo económico que hace agua por todos lados o, dicho de otra manera, la supuesta conspiración no es otra cosa que la fenomenal inconsistencia de las medidas que se adoptan.
El Gobierno siempre ha argumentado que el mercado marginal, ahora llamado blue, es mínimo y sin relevancia, así que aun subiendo el dólar a $ 20 no debería ser motivo de preocupación para el Gobierno siendo que ese mercado es muy chico. Y si el modelo es tan fuerte, en poco tiempo los compradores iban a tener pérdidas, algo que hasta ahora no ha ocurrido.
¿Quién conspira, entonces? De acuerdo a los datos que pueden verse en el portal de la AFIP, entre el 27 de enero y el 12 de febrero, hubo 370.422 personas que compraron en total U$S 198 millones. De las 370.422 personas, 325.213 son empleados en relación de dependencia, 17.915 autónomos y 27.294 monotributistas. En todo caso, la corrida está generada por gente que vive de un sueldo o tiene bajos ingresos y sabe que el peso se derrite día a día por la emisión monetaria que hace el Central para financiar el gasto público. Acá, la supuesta conspiración no pudo venir de grandes operadores por las razones explicadas más arriba, la "conspiración" proviene de miles de personas que en su mayoría vive de un sueldo y no confía en el peso ni tiene confianza en el Gobierno. Así de simple.
La conspiración es la falta de confianza de la gente en un gobierno que no sabe para dónde ir ni cómo salir del lío que armó
El dato realmente curioso es que de las 325.213 personas que trabajan en relación de dependencia y fueron autorizadas por la AFIP, el 34% trabaja en el sector público nacional, provincial y municipal. El 15% de las personas autorizadas a comprar dólares y que realmente los compraron pertenecen al sector público nacional. Ni ellos creen en su propio modelo.
Si a eso le agregamos el cepo cambiario que ahuyenta toda inversión (nadie trae capitales para luego no poder girar utilidades), los discursos de alto voltaje de agresión en cadena, denunciando conspiraciones y amenazas de multa sin derecho a que las empresas puedan pedir una cautelar, más las inconsistencias propias de la política económica, la única conspiración que yo veo es la de las inconsistencias que salen a la luz sin piedad. La conspiración es la falta de confianza de la gente en un gobierno que no sabe para dónde ir ni cómo salir del lío que armó.
La Presidenta dijo que tendrían que poder aplicarse multas y luego de pagar, el multado podría ir a la Justicia. Si este principio rigiera, no solo se violaría el principio de inocencia y defensa en juicio, sino que Miguel Bein tendría que haber pagado la multa que le quiso aplicar Moreno y ahora, en vez de estar denunciando conspiraciones, estaría litigando para recuperar su dinero por haber dicho que la inflación era mayor a la que decía el ex secretario de Comercio.
El Gobierno acaba de presentar el nuevo IPC Nacional, con un aumento del 3,7% en enero. Asumiendo que el número es válido, esa tasa da un proyectado del 54,6% anual. Ahí está la verdadera conspiración, un gobierno que destruye la moneda y la gente que trata, legítimamente, de defender sus ahorros. El resto es solo relato para la tribuna que ya solo entra en un patio.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Kicillof va a China a buscar fondos para la bóveda de Lázaro

KICILLOF VA A CHINA PARA CERRAR EL SWAP Y REFORZAR RESERVAS POR u$s10.000 M

El Gobierno arrancó su gira por Asia en busca de inversiones energéticas y fortalecer reservas a través de créditos. El ministro de Economía se reunió ayer con el embajador chino


Ernesto Hadida - Darío Gannio
El Gobierno arrancó su gira por Asia con el fin de conseguir dólares para inversiones energéticas y para inflar las reservas a través de créditos. El fin de semana se podría dar un paso clave en el swap con China, para lo que el ministro de Economía, Axel Kicillof, viajará a pedido de la Presidenta, Cristina Fernández, a reunirse con representantes de ese país y con el ministro de Planificación, Julio De Vido, que hoy llegó a Rusia. Ayer, el titular de la cartera económica recibió al embajador chino en la Argentina, Hengmin Yin.
Kicillof intentará reponer algo de los más de u$s10.000 millones de reservas que perdió el Banco Central durante el último año. Para eso, viajaría a China el viernes a la noche a pedido de Cristina. El fin principal sería avanzar en el swap, el instrumento por el cual el país podría acceder a un crédito por unos u$s10.000 millones con el gigante asiático.
Ayer por la mañana, el titular del Palacio de Hacienda recibió al embajador chino en el país, Hengmin Yin, que lo visitó con el pretexto de conocerlo pero con quien hablaron también de los proyectos de créditos bilaterales. En la reunión también estuvo el nuevo secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, el único que le aceptó un mate al ministro, ya que los representantes chinos prefirieron pedirse un café.
En China, además de buscar inversores para la actividad energética, Kicillof podría reunirse con el primer ministro, Li Keqiang, y con el titular del Banco Popular Chino, Zhou Xiaochuan, quien presidió el State Administration of Foreign Exchange (SAFE), la entidad que reglamenta el mercado de divisas y gestiona las reservas del gran país asiático. Con quien sí se econtrará es con uno de los directores de ese banco y actual titular del SAFE, Yi Gang, quien, al igual que Kicillof, es doctor en Economía y un buen conocedor de la obra de Keynes.
La línea comenzó a negociarse en mayo, cuando se reunieron en Buenos Aires el vicepresidente de China, Li Yuanchao, y la presidenta, Cristina Fernández.
De acuerdo con fuentes de Beijing, los alcances del acuerdo, que es similar al firmado por el país en 2009 (cuando Martín Redrado conducía el BCRA), fue especificado por Yuanchao al vicepresidente, Amado Boudou, y el segundo del Central, Miguel Pesce, quien integraba el directorio de la entidad cuando se acordó el primer Currency Swap o canje de divisas, por el cual la máxima entidad monetaria iba a recibir yuanes y el Banco Popular de China recibiría su equivalente en pesos. Este nuevo acuerdo reemplazaría al de 2009, que se venció y que incluía el pago de tasas de interés cruzadas de 700 pb de Shibor (Shanghai Interbank Offered Rate) y 100 pb de Badlar al año mientras durara el acuerdo.
Con este acuerdo, la Argentina recibirá un monto cercano a los 59.000 millones de yuanes (o renmimbi, como es el nombre de la moneda en chino mandarín) y daría a cambio unos 60.000 millones de pesos.
El sábado llegaría Kicillof a la segunda potencia mundial, donde se encontrará con De Vido, que arrancó su gira ayer en Rusia. En ese país, el titular de Planificación intentará obtener financiamiento para una docena de proyectos de inversión pública en energía por un monto aproximado de 20.000 millones de dólares.

Fábrega: “Se está trabajando para corregir la caída de reservas”
El titular del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, admitió ayer en el Senado que en los últimos meses hubo “caídas de reservas importantes”, que se encuentran en 30.784 millones de dólares, y aseguró que “se está trabajando para corregir” esta situación.
El presidente del BCRA se pronunció durante su exposición en la Comisión de Acuerdos del Senado, la que aprobó los pliegos de Hernán Lorenzino, para ocupar la embajada ante la Unión Europea, y de Juan Cárlos Fábrega, como presidente del Banco Central. El dictamen fue por la mayoría y será incluidos en la sesión ordinaria de mañana del Senado para su tratamiento sobre tablas. Fábrega, el ex presidente del Banco Nación también contó con el apoyo de los bloques de la oposición.
La designación de Fábrega se da en un año en que las reservas del Central retroceden 12.390 millones de dólares en 2013 y unos 1.250 millones desde la llegada de Fábrega a la autoridad monetaria.
Actualmente, los fondos atesorados en el Central se ubican en el nivel más bajo desde diciembre de 2006, luego de registrar en noviembre una caída récord de 2.132 millones de dólares.
“Claramente venimos de meses de caída de reservas importante.Se está trabajando para corregirlo”, sostuvo Fábrega, quien remarcó que “más allá de que no hay que perder de vista que hay que trabajar para detener la caída y ver las causas, hoy están en 30 mil millones de dólares”.
Además, el titular del Banco Central destacó el uso de reservas para “atender pagos” de deuda en el orden de los “42 mil millones de dólares”, que comenzaron con la cancelación con el FMI por 10 mil millones. En este sentido, precisó que “la deuda pública total en moneda extranjera disminuyó en el porcentaje del PBI” y “sólo representa el 25,8 por ciento”, lo que fue calificado por el funcionario como “un buen dato desde el punto de vista de los compromisos”.

martes, 3 de diciembre de 2013

El efecto Marcó Del Pont


Así es la pérdida mensual de reservas del Central




Pérdida mensual de reservas del BCRA desde enero 2012 hasta noviembre 2013


sábado, 10 de agosto de 2013

Redrado: Las reservas del BCRA "son cero"

Martín Redrado: “El nivel de reservas es cero”


Para él, bien medidas, hoy están en US$ 29.000 millones, lo que significa entrar en una “zona crítica”. Y agrega: “Ahora, se ve el costo de usar al BCRA como una chequera”. 


Si el que calla otorga, Martín Redrado quiere asegurarse de no conceder ni un ápice y habla de todo. El ex presidente del Banco Central asegura que el proceso económico actual ya no brinda crecimiento ni genera empleo. Además, afirma que el principal problema no es el tipo de cambio ni la inflación, sino la falta de inversión. Pero la solución, dice, no es devaluar, sino llevar a cabo un programa económico integral, que atraiga a la Argentina los dólares que abundan en la región y escasean en el país. También, advierte que las reservas netas del Banco Central son de US$ 29.000 millones y que están en una zona crítica. “En realidad, digo que el nivel es cero porque las tomó la Presidenta para garantizarse su estabilidad política. Ya no hay más reservas para asegurar a los argentinos solidez y previsibilidad cambiaria”, dispara.

¿Cuál es su visión de la situación económica actual?Cada día es más evidente el agotamiento del proceso económico, que ya no brinda crecimiento ni genera empleo como lo hacía en sus primeros tiempos. El modelo, que estaba basado en cuatro pilares, desapareció. Ya no hay excedente presupuestario, ni dólar competitivo, desapareció el proceso de acumulación de reservas y el superávit comercial se sostiene con restricciones. Y esto no fue mejorado con un esquema superador. En una carrera larga, como una maratón, a los 10 kilómetros hay que cambiar de aire y el Gobierno no lo hace. Por eso, siente agotamiento y falta de oxígeno. Esto se ve, sobre todo, en una economía que está generando incertidumbre, principalmente, a partir del dólar, tema en el que se ve mucha improvisación. Se corre detrás de los acontecimientos y por la inexistencia de un programa integral. 

¿El principal problema es el dólar?No. Muchos dicen que es la inflación. Pero creo que es la falta de inversión. Para que una economía crezca de manera sustentable, hay que tener un consumo interno dinámico, que fue impulsado por el Gobierno, pero se quedó manco en los otros dos motores que debe tener una economía: la inversión y el sector externo, la integración productiva, venderle más al mundo pero con valor agregado, conocimiento, capacitación e inteligencia. Por lo tanto, hay que generar un programa integral que incentive la inversión. Porque esa es la manera de superar el problema del dólar. Para volver a un mercado cambiario dominado por la oferta y la demanda… La Argentina, cada vez, tiene más escasez de dólares porque la única manera de comunicarse con el mundo es a través de la venta de soja y, evidentemente, se dejó afuera el canal de los dólares que puedan llegar por inversión directa o de portafolios.

Es decir, en títulos y por el mercado de crédito internacional. Estas tres vías están clausuradas porque la Argentina se cerró a la inversión y, por lo tanto, el problema del dólar se soluciona desde la expansión y no desde la restricción. Esta vez, es fácil resolver el problema de la Argentina porque, si hubiera un gobierno confiable y un equipo económico serio, con un programa económico profesional que ponga los incentivos correctos en la inversión, estoy seguro de que nos pasaría lo mismo que a Uruguay, donde su presidente dice que sobran dólares. Hoy, a la región le sobran dólares y, a la Argentina, le faltan porque se cometieron errores. Hoy, está claro lo que no era evidente para muchos en 2010: usar al Banco Central como una chequera, para que ceda reservas e imprima todos los pesos que el Gobierno quiere, tiene un costo importante.


Redrado dixit. 
"Para que una economía crezca de manera sustentable, hay que tener un consumo interno dinámico".

¿Cuál es el nivel real de reservas? 
El nivel de reservas es cero porque las tomó la Presidenta, para garantizarse su estabilidad política y ya no hay más reservas para garantizar a los argentinos estabilidad y previsibilidad cambiaria. Por lo tanto, mientras no salgamos de usar al BCRA como una droga que a uno le permite pensar que está más allá de los límites, la Argentina seguirá teniendo más restricciones. Y más restricciones sobre el dólar significan más limitaciones a la producción. Es falsa esta idea de que sólo el 12 por ciento de los argentinos compra dólares para atesoramiento. El precio del dólar es uno de los más importantes, no sólo en la formación de expectativas, sino en los costos productivos que tienen las industrias, que dependen, en muchos casos, de partes y de insumos que vienen del exterior y que, en este contexto, el efecto es menos producción y menor generación de empleo.

Pero las reservas del BCRA son cercanas a US$ 38.000 millones… A esos US$ 38.000 millones, hay que netearlos de los créditos que son back to back con bancos centrales del exterior, es decir, que están contra depósitos que nosotros tenemos. Y hay que netearlos de los encajes en dólares de los depósitos de los argentinos. Por lo tanto, el nivel neto de esas reservas es de US$ 29.000 millones.

Las reservas cayeron US$ 4500 millones durante 2012. ¿Cuál es la tendencia y cuál sería un nivel crítico? El nivel óptimo depende. Uno lo puede tomar de una manera mercantilista, contra el nivel de importaciones, o de una forma financiera, contra el volumen de deuda que tiene el país, o de una manera más protectora de los depósitos, como un porcentaje de los plazos fijos. En todo esto, cuando uno hace una combinación de estos factores, que la Argentina tenga menos de US$ 30.000 millones de reservas ya es una zona crítica y se prenden las luces amarillas.

¿Y cuál es el impacto real en el empleo? Ya decía hace un año que había señales concretas de estancamiento en la creación de empleo y le daba una implicancia política. El Gobierno no tiene la capacidad de sacar conejos de la galera para generar una euforia de consumo o de empleo porque no hay inversiones ni producción. Y los números de empleo ya son evidentes: el primer trimestre marca una suba del desempleo de 200.000 argentinos más que en marzo del año pasado. El segundo trimestre da una leve mejoría. Pero la tendencia muestra el agotamiento de este proceso: la Argentina creó, de 2003 a 2008, unos 850.000 puestos de trabajo por año; de 2009 a 2011, unos 450.000; en 2012, sólo 100.000; y, hoy, ya estamos perdiendo trabajo. El único empleo que crece es el público, que lo hace al 5 por ciento, y lo pagamos todos los argentinos. 
Si fuera nuevamente presidente del BCRA, ¿cuáles serían sus primeras medidas para revertir la situación? Primero, hay que recuperar la independencia de criterio del banco. Siempre abogué por un BCRA integrado con el resto de la economía pero que esté imbuido de los objetivos de crecimiento económico, baja inflación, pero que a eso se contribuye desde los distintos sectores. Un BCRA que debe coordinar con el resto de la política económica, no lo concibo como una isla. Pero sí que sus equipos tengan independencia de criterio y que no estén a tiro de los pedidos del Gobierno para que le envíen fondos sin ningún tipo de control. Lo primero que hay que hacer es cortar ese financiamiento irrestricto y devolverle la independencia de criterio.

Y para poder intervenir en el mercado cambiario… Hoy, lo hace la ANSeS. Pero debería ser más activo el Central en el manejo de su cartera de títulos para poder tener impacto en el mercado de contado con liquidación. Pero, por ser una simple chequera, generó una gran inmovilidad en el propio staff del banco y, por lo tanto, hay mucho miedo en las líneas técnicas de sugerir esta independencia. En 2009, teníamos con qué calmar el mercado cambiario porque habíamos hecho un proceso de acumulación. Utilizamos, entre las cuatros crisis cambiarias que tuvimos entre 2007 y 2009, casi US$ 7000 millones para estabilizar el mercado cambiario. Hoy, esas medidas solas, claramente, no alcanzan y hay atraso cambiario porque, desde 2010, la tasa de devaluación no tuvo nada que ver con la de inflación y, por ello, los costos en dólares se hicieron, cada vez, mayores. Y eso hace que la industria argentina pueda exportar, cada vez, menos. La Argentina, como institución, no tiene la capacidad de generar más dólares y se recostó sólo sobre los de la cosecha. Entonces, si no hay un programa económico integral que incentive la llegada de dólares, el BCRA puede hacer muy poco, o las medidas que puede tomar tienen efecto sólo en el muy corto plazo.

Redrado Verti - IMGRedrado dispara. "El nivel de reservas es cero porque las tomó la Presidenta, para garantizarse su estabilidad política".
Para bajar a lo concreto ese programa económico integral, ¿qué medidas incluiría?
La primera medida sería enviar una ley al Congreso, que le dé independencia funcional, presupuestaria y operativa al Indec y nombrar a un nuevo director Ejecutivo, elegido por concurso y con el acuerdo del Senado. A partir de eso, hay que establecer un nuevo índice de precios a nivel nacional, que plantee que la Argentina hará las cosas bien y entra en un marco de normalidad. En segundo lugar, el país debería eliminar algo que pusimos Roberto Lavagna y yo en 2005, que es el encaje para el ingreso de capitales de corto plazo. Lo hicimos en un contexto en el que nos estaban inundando de dólares. Pero, hoy, faltan. El tercero sería dar apoyo o incentivo para bajar los impuestos distorsivos o los que castigan a la producción. Trabajar sobre un diferencial, sobre retenciones o impuesto al cheque que se puedan tomar a cuenta de distintos tipos de impuestos, para incentivar la inversión en corto plazo. Por último, una programación económica que permita mostrar que el gasto público, la recaudación, el aumento de salarios, el aumento de la cantidad de dinero y el deslizamiento cambiario estarán coordinados en un programa que vaya más allá del día a día y que plantee objetivos, por lo menos, a tres años, donde se vea que todos los instrumentos de la política económica estarán coordinados y, por lo tanto, se le puede marcar la cancha al sector privado y decirle que, ahora sí, no habrá marcos de improvisación y, sobre todo, de meterle la mano al sector privado, como se ve día a día.

¿Así no haría falta devaluar? No, porque en un contexto en el que sobran ingresos de capitales y con un equipo económico profesional, generaría una rápida reversión de expectativas. Y la Argentina podría hacer lo mismo que está haciendo Paraguay (ya ni nombro a Brasil). Paraguay tiene gran cantidad de inversiones directas, sobre todo, en sus sectores más competitivos, lo mismo que Uruguay. Eso debería trabajar la Argentina: en un contexto de excedente de dólares, gradualmente, se deberían ir retirando las restricciones del mercado cambiario.

El blue trepó a $ 10 y volvió a $ 8,80, al cierre de esta edición, ¿cuál es la tendencia real?La tendencia real es alcista, salvo algunas cuestiones del corto plazo porque falta oferta. Ahora, hay más tranquilidad porque se subieron las tasas de interés a regañadientes y porque se utilizaron los títulos que tiene la ANSeS para impactar en el mercado de contado con liquidación y, así, influir sobre el tipo de cambio paralelo. También, estamos en una época de buena liquidación de la cosecha (US$ 160 millones por día). Pero se termina a finales de julio. Por eso, la tendencia es alcista.

Incluso, el BCRA no puede absorber todo lo que ingresa por la liquidación de la cosecha…Exacto. De cada US$ 10 que se liquida el BCRA sólo pude aumentar US$ 2 de reservas. Antes, de cada US$ 10, eran US$ 8.

¿Qué impacto genera el blanqueo? Es un parche. Puede generar un incentivo a los dólares de la marginalidad, como aquel que no tiene ningún peso en blanco. Puede ser que sean los amigos del Gobierno los que terminan blanqueando y, de ahí, que tengan la expectativas de US$ 4000 millones. Pero, aún siendo esa cifra, es una gota de agua en el océano.

¿Qué pasará con la crisis global?Le pega al país con una gran oportunidad porque el escenario es de mediocridad y eso implica un costo de dinero muy bajo, con tasas de interés bajas, y esos fondos buscan, en tiempos como los actuales, venir a países emergentes, como América latina o el Este asiático. Es cierto que, también, hay menos crecimiento mundial. Pero las oportunidades están en los mercados emergentes en materia productiva. Y, además, también hay oportunidades en cuanto a acceso a fondos de largo plazo y bajo costo, que la Argentina está desperdiciando.

Pero la Argentina logra tasas cercanas al 15 por ciento… La pregunta es qué hacen los países que consiguen tasas al 4 o 5 por ciento. ¿Lo logran gobiernos de derecha y reaccionarios? ¿Mujica es de derecha y reaccionario? ¿O lo es Evo Morales, que consigue fondos al 4 por ciento? ¿Ollanta Humala? Lo que hacen son programas económicos profesionales e integrados al mundo.

¿Qué hará el Gobierno de cara a las próximas elecciones? Veo más de lo mismo hacia adelante. El Gobierno la pucheará con distintas medidas y restricciones. Por lo tanto, a menos que tengamos una caída inesperada en el saldo comercial, es decir, que los dólares disponibles por el excedente comercial que se está manteniendo con restricciones, a menos que haya sorpresa en ese sentido, será más de lo mismo. La Presidenta tiene bastantes inseguridades en el campo económico y ninguno de sus colaboradores la convence con darle certidumbre en términos de un programa más integral.

Usted integró el grupo fundador de APERTURA, hace 30 años. De hecho, fue su primer secretario de Redacción. ¿Cómo analiza la evolución del país, en esas tres décadas? Sólo puedo decir lo bueno que es vivir en democracia. Tuvimos períodos de mejoría. Pero el saldo, como país, es frustrante: entre lo que la Argentina puede ser y lo que hay es una brecha enorme, lo que queda es un balance desequilibrado. El desafío para los que vivimos y trabajamos en el país es poder concretar una Argentina distinta, integrada productivamente, que genere crecimiento sustentable basado en el empleo y no sólo en el subsidio.

¿Cuáles serán sus objetivos a futuro? En términos de instituciones, también creé Fundación Capital, que es un centro de estudios, de investigación, que trabaja con empresas argentinas y latinoamericanas para mejorarles su calidad de gestión y el proceso de toma de decisiones. Y ese equipo, también, trabaja con gobernadores e intendentes que estarán sentados en la discusión de lo que viene en 2015 y hacia adelante. Estamos generando equipos para mejorar su calidad de gestión y para plantear lo que se debe hacer, sobre todo, en materia de política económica y social. Hay mucha gente trabajando en candidaturas y somos pocos quienes estamos ocupados en cuáles son los programas que se deben poner en la cancha para desarmar el campo minado que queda en materia de distorsiones, que se fueron acumulando estos años. Trabajaremos en el espacio no kirchnerista para generar soluciones y los programas que se necesitarán cuando se termine esta etapa.

¿Con alguien en particular? La etapa que viene es de gran generosidad. Por eso, al no ser candidatos, nos permite ayudar a que se pueda unir el espacio no kirchnerista en programas concretos de gobierno.


La edición original de este artículo se publicó por primera vez en la revista APERTURA (junio de 2013). 
Apertura


miércoles, 26 de junio de 2013

Coherencia argentina: Se viene la crisis argentina de cada 10 años...

Argentina’s war on US dollars is backfiring on its central bank—to the tune of $9 billion


A few weeks ago, the president of Argentina’s central bank, Mercedes Marcó del Pont, lauded the country’s balanced current account. Defending a war on dollars policy launched by Argentine president Cristina Kirchner, Marcó del Pont said Argentina “doesn’t need more US dollars and won’t need more US dollars.” But that’s rapidly changing.
In an attempt to tamp down capital flight and prevent Argentines from hoarding dollars—both of which deprive the central bank of foreign reserves—Kirchner has, since late 2011, progressively introduced a series of forcible measures known as the “dollar clamp” that restrict Argentines’ ability to buy them. But a problem has surfaced. By limiting access to dollars, the government has made them more desirable, and led to even fewer of them reaching the central bank than before.
Argentina’s international reserves, which its central bank uses to trade with other countries’ central banks and back its liabilities—like, say, its volatile local currency and bank reserves—have fallen by roughly 19% since the onset of the dollar clamp in late 2011, according to the latest data report released by Argentina’s central bank (PDF, Spanish link). And this year has been particularly tough. The central bank lost $2.84 billion in international reserves in the first quarter of 2013, almost as much as in the whole of last year ($3.08 billion).


And while the dollar clamp is supposed to keep dollars in the country, it appears that Argentines are spending way more abroad than foreigners are spending in Argentina. The country’s first quarter trade surplus shrank by $688 million (Spanish link) compared to the same period last year, led by a 57% increase in fuel imports and decline in wheat exports. And its services deficit, which is largely affected by the health of its tourism industry, ballooned to $1.6 billion, $212 million more than the same period last year.
What’s going on? Basically, a total lack confidence in Argentina’s financial system and, consequently, its local currency, the peso. Argentines are probably holding on to any dollars they earn (from foreign tourists, for instance) instead of letting them get to the central bank; and are using any pesos they can spare to buy dollars and save them up or spend them abroad—despite a black—or “blue”—market exchange rate for dollars that is as much as twice the official exchange rate. Exporters, too, are likely diverting part of their revenues to cashing in on the black market for dollars by feeding them to Argentines at inflated, underground rates.
There are two potential solutions for this, Latin American economist Manuel Hinds told Quartz. “One is to introduce fiscal and monetary discipline—that is, to stop creating pesos and balance the accounts of the government. The other is to devalue the currency, which would encourage people to buy less dollars since buying dollars with pesos would become more expensive.”
But Kirchner isn’t about to reduce government expenditures, which would be painful, Hinds explained. And nor does she want to devalue the peso, “because it would increase the already high inflation.” Hence her attempt to stop Argentine’s buying dollars—which is failing spectacularly.
QZ

jueves, 13 de junio de 2013

Definiendo "reservas"

Defining “Reserves”

Angry Bear

I’ve run into quite a bit of confusion in conversations discussing bank reserves, and found occasion to get precise on the usage in recent comments. I thought I’d share it with others. This has been vetted by several who are more worthy than I, so I feel quite confident in offering it up.
1. “Reserve balances.” These are banks’ deposits at the Fed. Similar to your credit balance in your checking account (except in “bank money”). They’re liabilities of the Fed, assets of the banks. They appear and are identified as such on banks’ (and the Fed’s) balance sheets.
2. “Required reserves.” A regulatory amount (percentage of deposits) that banks are required to hold in specified “safe” assets — significant examples being treasuries, vault cash, gold (in their vaults or the Fed’s), and…reserve balances. The term “required reserves” does not appear on banks’ balance sheets.
3. “Excess reserve( balance)s.” I add “balances” because this explicitly refers to that particular type of holdings — deposits at the Fed. A bank could (in theory) have sufficient required reserves held in treasuries and vault cash, so all of its reserve balances could be “excess reserves.” (Depending on which of the bank’s assets you might want to point to and arbitrarily call its “required reserves.” That thing is a regulatory (pro)portion, not a specific set of financial assets, or a balance-sheet entry.)
What’s funny here: Excess Reserves are explicitly not reserves in the sense of “funds that are required to be ring-fenced under law so depositors can withdraw their money or transactions can clear.” By definition, they’re the banks’ deposits at the Fed that are not ring-fenced.
So excess reserves are not actually “reserves.” No wonder people get confused.
Takeaway:
Required reserves aren’t necessarily held in the form of reserve balances.
Reserve balances are not necessarily required reserves.
(Which is why I would prefer a better term than “reserve balances.” Fed deposits?)

miércoles, 5 de junio de 2013

Reservas con pendiente negativa


Las reservas, en su nivel más bajo en 18 años

No, no me volví loco. Tampoco empecé a restarle cosas al stock de reservas, algo que nos parece que está lisa y llanamente mal. Así que vamos a explicar. Cosas que pasan

En términos nominales, las reservas alcanzaron al último dato USD 38.821 millones. Si bien hay que remontarse hasta mayo de 2007 para encontrar un número similar, todavía se encuentra nominalmente por encima de los valores de los primeros años de los 2000s y también de la época de la convertibilidad (aunque no tan lejos del nivel alcanzado con el "blindaje" de 2001, click para agrandar).




¿De dónde saco entonces que las reservas están en mínimos? Resulta que el valor nominal de las reservas no importa tanto, sino más bien su valorrelativo. Las reservas son necesarias entre otras cosas para asegurar que el país cumpla sus compromisos externos (deuda e importaciones, por ejemplo). En este sentido, uno de los indicadores de "sostenibilidad" de la situación externa es el coeficiente de reservas sobre importaciones*.


Dado que en los últimos doce meses las importaciones superaron los USD 70.000 millones, las reservas sólo alcanzan a cubrir 6,7 meses de compras externas. De esta manera, el ratio impos/reservas alcanzó así su mínimo desde 1995 (crisis del Tequila), cayendo incluso por debajo de los pisos alcanzados en la crisis de 2001 (en parte porque las impos y reservas cayeron a la par, en parte porque el blindaje permitió comenzar de una base más alta).

¿Esto implica que estamos cerca de una crisis? No, de ninguna manera, sobre todo teniendo en cuenta que aún hay un superávit comercial y equilibrio en la cuenta corriente. Sin embargo, estos indicadores proveen alertas tempranas para detectar posibles peligros en la coyuntura económica. Por lo pronto, no hace falta usar ninguno para darse cuenta de que hoy las reservas se encuentran bien por debajo de los USD 52.600 millones de 2011.

¿Qué tan bajo pueden llegar? Ésa es la gran pregunta. El Gobierno siempre se jactó del nivel de reservas como un colchón para sortear cualquier eventualidad, pero hoy están casi USD 14.000 millones por debajo de su máximo (en parte, por usarlas para pagar deuda, en parte, irónicamente, por el cepo cambiario). No sabemos hasta cuándo el Gobierno tolerará que sigan cayendo, pero todo tiene un límite.

En el trimestre donde se suponía que las reservas debían subir por las liquidaciones del campo (que de hecho, están superando las de 2012), la sangría no se detiene. No nos deja mucho para esperar del resto del año. De no tomar ninguna (buena) medida esta situación continuará, y en este escenario el Gobierno llegaría traspirando al 2015.

Esperemos que no suceda.

Nota CqP: otro coeficiente se basa en la llamada "Guidotti-Greenspan rule", acuñada por el economista argentino, la cual establece como umbral mínimo de reservas los compromisos externos a un año a futuro.

martes, 28 de mayo de 2013

Las reservas siguen su descenso en Argentina

Las reservas bajan y seguirán bajando

Las reservas bajan y seguirán bajando
Existe una opinión generalizada de que las reservas del BCRA aumentarán durante 2013 y, en especial, en este segundo trimestre del año. Sostienen que lo peor ya pasó, que no hay vencimientos de la deuda importantes hasta septiembre. Que ingresará la venta de la cosecha gruesa, el amplio saldo comercial de 10.000 millones de dólares, los fondos del blanqueo.
  

Desde fin del año 2012 y hasta el 7/5/2013, las reservas internacionales del BCRA se contrajeron de 43.290 millones de dólares a 39.361 millones, una reducción de casi 3.930 millones de dólares. Que las reservas internacionales continúen descendiendo en los meses de mayor liquidación de exportaciones y sin pagos de deuda importantes, desorienta a los muchos que proyectan el futuro en base a datos independientes, verosímiles, pero desvinculados de un conjunto financiero específico.
En realidad es inescapable estudiar el balance del BCRA. La verdad contable es una restricción más fuerte que cualquier teoría y, por eso, debe ser siempre reconocida. Los datos y las proyecciones deben ser compatibilizados con las restricciones contables. No importa las suposiciones, la realidad es que las reservas internacionales están en el activo de la entidad. Su magnitud y variación debe resultar -ser compatible- del movimiento de las otras cuentas del balance.
Para hacerlo sencillo y tomando los rubros principales, el activo del BCRA se compone de reservas internacionales, préstamos al Gobierno (en dos entradas, títulos públicos y adelantos), y otros rubros menores. El total del activo, al 7/5/2013, ascendía a 591.870 millones de pesos.
En el pasivo están la base monetaria, 296.000 millones; cuentas corrientes en otras monedas; títulos emitidos por el BCRA, 121.970 millones de pesos; y otros rubros. De la diferencia entre activo y pasivo resulta el patrimonio de la entidad.
En el cuadro adjunto se ilustran los principales movimientos en las cuentas del BCRA. La segunda columna, desde fin de 2012 hasta el 7/5/2013, la tercera, en los últimos 12 meses. Las cifras están en millones de pesos. Al final, se detallan las reservas en millones de dólares y la ganancia del BCRA por la devaluación del peso (revalúa las reservas internacionales netas).
Las variaciones de las reservas internacionales, valuadas en pesos, compiten por un espacio en el activo con la asistencia al gobierno. Cuanto mayor asistencia al gobierno menos lugar queda para las reservas internacionales. La suma del activo debe necesariamente coincidir con los pasivos y patrimonio. Esto es, base monetaria más títulos emitidos, más la variación del patrimonio. Cuanto mayores los recursos asignados al gobierno, menos reservas podrá sostener un mismo pasivo más patrimonio. Durante 2013 y los últimos 12 meses, los pasivos (base monetaria + títulos emitidos) crecieron en 10.849 millones y 82.464 millones, respectivamente. Mientras el patrimonio se expandió en 17.014 millones y 35.427 millones respectivamente. Como el gobierno recibió fondeo por 23.166 millones y 125.772 millones, respectivamente, y otros rubros restaron 12.515 millones y añadieron 2.041 millones, respectivamente, las reservas debían decrecer en pesos, 7.818 millones y 5.840 millones, respectivamente, como ocurrió. La devaluación, de 4,43 pesos por dólar, vigente al 7/5/2012, a 4,91, a fin de diciembre 2012, y a 5,21 al 7/5/2013, se materializó en la baja de reservas de 3.929 millones de dólares y 8.226 millones, respectivamente.
Conclusión: las reservas surgen de movimientos en las cuentas del balance del BCRA y deben de ser compatibles con ellas. Mientras los recursos del ente se vuelquen a fondear al gobierno, las reservas se verán deprimidas. La devaluación eleva el patrimonio del BCRA y la demanda de base, pero también impacta en las cuentas públicas y las expectativas.
Si se desea ganar reservas, el gobierno debería financiarse por fuera del BCRA. Por otro lado, las reservas están para usarse en tiempos conflictivos. No hay que tener miedo a la disminución en tanto se vaya elaborando un programa para recuperarlas o contener el descenso. No obstante, la contracción de las mismas alimenta incertidumbres en el cuerpo social. Finalmente el dólar es ancla -unidad de cuenta- de los argentinos. Las bruscas devaluaciones engendran crisis. Y las mayores alumbraron violentas inflaciones, caídas de ingresos y descontentos sociales que tumbaron gobiernos.