domingo, 4 de agosto de 2013

Dos o tres veces cuesta "el modelo"

Índice Falabella: por los mismos productos, los argentinos pagan 3 veces más que "los vecinos"
19-06-2013 Desde una simple afeitadora a un juego de comedor. Desde una pequeña cámara de fotos a una tablet, un televisor o una heladera. Por todos estos artículos aquí deben pagarse precios muy superiores a los que exhibe la cadena en Chile, Perú o Colombia. El juego de las diferencias.  iProfesional










El El debate sobre el valor del dólar en la debate sobre el valor del dólar en la Argentina está más vigente que nunca.
Mientras se unifica el consenso de los expertos sobre el impacto del atraso del billete verde frente a la inflación en la performance de la industria nacional en los mercados internacionales, desde el Gobierno se siguen aferrando a la idea de que el tipo de cambio competitivo subsiste y que éste, incluso, sigue impulsando las exportaciones.
Días atrás, fue el director ejecutivo de la ANSES, Diego Bossio, el responsable de asegurar que "el tipo de cambio sigue siendo favorable. Se mida como se mida".
Anteriormente, fue la propia Presidenta la que afirmó que "los que pretendan ganar plata a costa de la devaluación y del pueblo, van a tener que esperar otro gobierno, no con nosotros".
La mandataria, incluso, señaló no sólo que la Argentina goza de una buena competitividad cambiaria, sino que son los principales socios comerciales los que tienen problemas con sus monedas. Y citó el caso de Uruguay, con un retraso del 215%, Chile (107%) o Perú (81%).
Sin embargo, los economistas críticos a la gestión K vienen señalando que poco y nada queda del dólar alto que se había generado tras la irrupción de la feroz devaluación que puso fin a la convertibilidad.
Así las cosas, desde entidades como el Banco Ciudad señalan que ya desde 2012, en términos reales -es decir, considerando el efecto inflacionario- se da una paridad dólar-peso.
Y este atraso está generando que diversos sectores tengan problemas para competir en el mundo. Un caso es el de la industria automotriz, que tiene cada vez más inconvenientes para exportar lo que la obliga a "refugiarse" más en Brasil, donde todavía el factor cambiario le juega a su favor.
Pero este fenómeno excede a la industria de los autos. Desde el sector frigorífico, por ejemplo, aseguran que se pierden mercados porque el atraso del tipo de cambio y la suba de costos lleva a que cada tonelada de carne argentina salga de los puertos locales a un valor u$s1.000superior que en el caso de otros competidores, como Uruguay.
El "termómetro" del atraso cambiario
A la hora de medir el valor de la moneda estadounidense en distintos países, han proliferado diversos indicadores. El más difundido es el que elabora la revista The Economist, en base al popular Big Mac, la hamburguesa que la cadena Mc Donald´s elabora con una "receta calcada" en Estados Unidos, Japón, Sudáfrica o Argentina.
Más allá de las polémicas que desata este relevamiento, dado que Moreno hace tiempo viene presionando a la cadena de fast food para que congele el precio de este único producto -que se alejó de manera sorprendente del resto-, el ejercicio de analizar el valor de una "commodity" en distintos mercados resulta eficaz.
En este contexto, otro termómetro que puede brindar una referencia es comparar un mismo bien comercializado en diferentes países de la región, comparativo que cobra mayor relevancia si dicho artículo es vendido en cada uno de esos mercados por una misma cadena.
Tal es el caso de Falabella, que posee su casa matriz en Chile y sucursales en la Argentina,Perú Colombia.
Al trazar una radiografía para un listado de productos que incluye electrodomésticos, artículos tecnológicos, muebles y hasta perfumes, las diferencias de precios que saltan a la vista sonnotables.
Al convertir los valores vigentes para el plano local al tipo de cambio oficial fijado por el BCRA, laArgentina es, por lejos, el país más caro para cada uno de los artículos que incluye este relevamiento.
En efecto: si se considera el caso de un televisor LED Full HD 3D marca LG de 42 pulgadas, en un local Falabella de Buenos Aires habrá que abonar unos $7.000 que, convertidos al cambio oficial, equivalen a u$s1.310, tal como se puede observar a continuación: 
Como contrapartida, un equipo de la misma marca y similares prestaciones, cruzando la cordillera puede adquirirse a unos 279.990 pesos chilenos que, traducido en dólares, equivale a u$s559.Esto implica que, si se considera el tipo de cambio oficial, el mismo producto en la Argentina cuesta un 134% más que en el país vecino. 
Grandes diferencias de precios también pueden encontrarse, por ejemplo, en las cámaras digitales. Esta cadena comercializa en el país una Nikon modelo S2600 a un valor de $1.199. De acuerdo al cambio fijado por el Banco Central, esto representa unos u$s224. 
Sin embargo, en Falabella de Chile, este mismo equipo puede obtenerse por el equivalente a u$s100. 
Esto implica que este equipo en la Argentina termina siendo cerca de un 124% más costoso que en el país trasandino. 
 
Las diferencias también son notables en el caso de los muebles y productos de decoración: un juego de living compuesto por una mesa y un silla modelo Isidora, en la Argentina cuesta casi u$s590: 
Considerando que en Perú, este mismo juego de living importado de China tiene un valor de 499 soles, que representan cerca de u$s180, en la Argentina se está pagando casi un 230% más. 
Pero la gran diferencia, sin lugar a dudas, se puede observar en los electrodomésticos: en el portal de ventas online que la compañía posee en el país, se ofrece una heladera LG side by side con capacidad de 511 litros a $29.900. Al tipo de cambio oficial, esta cifra equivale a unos u$s5.590.
¿Cuánto cuesta una heladera similar en Santiago de Chile? Unos u$s1.700. Es decir que los argentinos deben pagar un 230% más que los consumidores del país vecino. 
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Diferencias como las anteriores, pueden encontrarse en prácticamente cualquier producto que se venda en la Argentina, desde toallas, hasta afeitadoras, pasando por equipos de GPS tablets, tal como se puede observar en la siguiente infografía: 
Desde Ecolatina destacaron que este es el resultado de una elevada inflación, que entre 2008 y 2013 superó el 20% anual, frente a un ajuste del billete verde acotado, cercano al 10% anual promedio.
La consecuencia de esto es que los productos vendidos en el mercado local, ya sean de industria nacional como importados, se terminan volviendo cada vez más caros en términos de dólar.
Indice Falabella, en términos de dólar "blue"
Claro que si el comparativo se realizara con la conversión en términos del blue, el "índice Falabella" quedaría mucho más equilibrado y mejor repartido.
La Argentina, en ese caso, incluso pasaría a tener varios productos (como toallas, equipo de GPS y perfumes) entre los más económicos dentro de este grupo de cuatro naciones.
Esto es lo que explica el reciente furor de turistas uruguayoschilenos y hasta brasileños que viajan a la Argentina con dólares en la mano, en una suerte de "tour de compras", para convertirlos a valor blue y así sacarle jugo a la brecha cambiaria.
Atento a esto, incluso, la administración de José "Pepe" Mujica decidió emitir una normativapara impedir que uruguayos crucen la frontera y vuelvan en el día cargados de alimentos y artículos electrónicos.
En busca del equilibrio
Sin embargo, para los expertos críticos a la gestión K, el tipo de cambio "de equilibrio" no es ni el que marca día a día el BCRA, ni el del mercado marginal.
En diálogo con iProfesional, Marina Dal Poggetto, economista del Estudio Bein, destacó que "para equilibrar la cuenta corriente, el nivel cambiario debería ser de $6,50 por dólar, una cifra que -considerando la inflación local, la devaluación nominal y descontando la variación de precios de Estados Unidos-, equivale a la situación de competitividad que tenía nuestra economía en el año 2010".
El punto a destacar es que, aun considerando ese valor de "equilibrio" para el billete verde, la Argentina seguiría siendo el mercado más costoso.
Esto se debe a que muchos de los artículos del comparativo son importados y se encuentran sometidos a una compleja red de impuestos y aranceles que los van encareciendo en su trayecto desde que son embarcados en el puerto de origen hasta que cruzan la Aduana.
Esta situación se da especialmente en el caso de los productos tecnológicos, que actualmente son ensamblados en el sur del país bajo el paraguas protector del Gobierno, que los beneficia con un excención de impuestos, al tiempo que castiga el ingreso de aquellos bienes que llegan del exterior.
A esto se suma que las empresas de retail tienen que cumplir con el controvertido plan "1 a 1", que las obliga a tener una balanza comercial superavitaria.
Así las cosas, como gran parte de su oferta está basada en artículos fabricados fuera del país, para poder seguir operando estas compañías tienen que salir a tejer acuerdos con exportadores de granos, vinos, cueros y hasta de agua mineral para generar un cupo de importaciones validado por el Gobierno.
El punto es que ese "peaje" tiene un costo del 10%, lo que termina repercutiendo en el precio de venta que luego paga un cliente. 
El efecto nocivo del cierre aduanero a nivel inflación, de hecho, quedó reflejado en un discurso que pronunciara la propia Presidenta a fines de marzo, cuando amenazó con abrir la importación de determinados productos para hacer frente a la suba de precios, algo que se terminó viendo reflejado en las estadísticas de abril último. 
Si bien el Ejecutivo, a la hora de analizar el origen del "gen inflacionario", nunca hizo un mea culpa sobre el impacto generado por la fuerte emisión monetaria y la disparada del gasto público, sí cometió un acto de "sincericidio" al señalar al "cerrojo" de Guillermo Moreno como responsable, en parte, de fogonear la inflación.
El riesgoso camino de intentar volver a ser competitivo
Entre los economistas críticos al manejo de la política cambiaria oficial, crece el consenso de que el Gobierno prácticamente no tiene ya margen para devaluar más de un 20% de una vez sin que este impacto vaya directamente a precios.
Según Dal Poggetto, "en una economía como la nuestra, con el actual índice inflacionario, si se llevase el tipo de cambio a $6,50 por dólar para recuperar la competitividad perdida, el efecto de esa devaluación se terminaría diluyendo por el impulso que cobrarían los precios".
La analista marcó una diferencia muy clara con Brasil "que, por priorizar siempre la lucha contra los precios, hoy tiene margen de maniobra para soltarle un poco la mano a su moneda. Además cuenta con un Banco Central con credibilidad, un punto no menor en estos días".
El aspecto que más preocupa es, justamente, el futuro de la moneda brasileña, que viene deanotar la mayor devaluación de los últimos cuatro años.
Según Dal Poggetto, "al Gobierno kirchnerista no le gusta nada este movimiento del real. Y la realidad es que Brasil hoy le está metiendo presión al BCRA. El problema es que ya no tiene margen para acompañar cualquier variación cambiaria de nuestros vecinos".

Los salarios de hambre en la industria de la alimentación chatarra

Taco Bell Is The Worst-Paying Fast Food Company, In-N-Out Burger Is The Best


Fast food workers across the country are striking for better wages
The strikers are seeking to make $15 an hour—about twice the minimum wage in most states.
We reached out to Glassdoor to find out how much the top fast food companies pay workers. 
Only one of the companies pays crew members above $10 an hour on average. 
Taco Bell ($7.37 an hour) 


Wendy's ($7.39 an hour) 
Wendy's restaurant
Spencer Platt/Getty Images


Burger King ($7.72 an hour) 


Dunkin' Donuts ($7.82 an hour) 
McDonald's ($7.81 an hour) 
McDonald's Employee
Justin Sullivan/Getty Images


Dairy Queen ($7.92 an hour)
Chick-Fil-A ($7.96 an hour) 
Subway ($7.98 an hour) 
Jamba Juice ($8.18 an hour) 
Noodles & Company ($8.29 an hour)
Panera Bread ($8.36 an hour) 

Chipotle ($8.57 an hour)


In-N-Out Burger ($10.53 an hour)
Do you work at one of these companies? Tell us about it by emailing alutz@businessinsider.com


Business Insider

Fracking puede arruinar a Arabia Saudita, aparte de a quienes lo exploten...

PRINCE ALWALEED: Fracking Is Going To Crush The Saudi Economy If Nothing Is Done



Business Insider



Billionaire Saudi Prince Alwaleed bin Talal has warned shale oil and gas development poses a threat to the kingdom's economy, the Wall Street Journal's Summer Said reports.
In an open letter to Saudi oil minister Ali al Naimi [in Arabic], Alwaleed also warns the kingdom must diversify its revenue streams in the face of flagging oil demand.
A source translated the key portion of the note:
With all due respect to your Highness’ viewpoint about shale gas and that it poses no danger on Saudi economy at ‘the present time’, I was hoping that your Highness would also shed light and focus on the danger of this matter in the ‘not-so-distant future’, especially that America and some Asian countries made big discoveries in shale gas extraction which will affect the oil industry around the world in general and Saudi Arabia in particular...
He also sent us the following summary of the letter's salient parts:
The third page calls on the government to decrease its dependence on oil and start investing in alternative energy sources like solar.
The fourth page is to the deputy oil minister after he told BBC that Saudi is not concerned about shale gas at the present time. Alwaleed says shale gas may not be a concern in the present, but it should be worrying for the future of Saudi energy exports.
The fifth page is similar to the fourth. His handwritten comment asks if indeed 92% of Saudi revenue is from oil and that we should pay more attention and shale gas and other energy developments around the world.
Prince Alwaleed said demand for oil from Organisation of the Petroleum Exporting Countries (Opec) member states was "in continuous decline".
He said Saudi Arabia's heavy dependence on oil was "a truth that has really become a source of worry for many.
...
"Our country is facing a threat with the continuation of its near-complete reliance on oil, especially as 92% of the budget for this year depends on oil," he said.
"It is necessary to diversify sources of revenue, establish a clear vision for that and start implementing it immediately."
Naimi recently denied that shale posed a threat, but the prince challenges that view, Said says:
We disagree with your Excellency on what you said, and we see that raising North American shale gas production is an inevitable threat," Prince Alwaleed's letter said, in comments directed at Mr. Naimi.



Levy Yeyati: La ilusión de las nuevas clases medias

La ilusión de las nuevas clases medias
Por Eduardo Levy Yeyati


Hace unos días un distinguido colega bolivariano exiliado en Harvard me preguntaba qué opinaba de “las nuevas clases medias globales”, por llamar de algún modo al fenómeno de los millones de hogares del mundo en desarrollo que, fruto de las políticas sociales y del crecimiento de los 2000, subieron un escalón en la tabla de posiciones del ingreso. Tal vez en ningún lugar del mundo este fenómeno ha sido tan visible y tan estudiado como en América latina, incluyendo un exhaustivo y ampliamente citado trabajo del Banco Mundial.

Mi primera reacción es, naturalmente, positiva: la nueva clase media es el reflejo de la reducción de la pobreza, medidas ambas sobre la base de los niveles de ingreso, fundamentalmente laboral, o de transferencias como las asignaciones o la jubilación.

Mi segunda reacción es de cautela: conocemos sólo los ingresos de las familias (no sus ahorros) y muchos de estos ingresos son la contracara del gasto público. Si hoy consumo el aumento de ingreso (es decir, si no ahorro) y mañana mi ingreso cae (porque el país y el empleo y el salario real crecen menos, o porque las transferencias suben menos que la inflación) vuelvo a la pobreza. Y si el aumento de ingreso me permite endeudarme con el banco o el vendedor que antes no me fiaba (es decir, si consumo más que mi ingreso) puedo acabar más pobre que al comienzo. Para salir de la pobreza hay que generar riqueza, y no tenemos datos de riqueza.

Por otro lado, el gasto público asociado con las transferencias no siempre es sostenible. Por ejemplo, casi todos los sistemas previsionales de la región (y del resto del mundo) son deficitarios: los aportes de los trabajadores registrados no cubren los beneficios, y pocos países ahorran fondos para cubrir este agujero. En algún momento, alguien pagará esta cuenta invisible. Así, las nuevas clases medias podrían ser tan vulnerables (es decir, efímeras) como los milagros económicos de sus países de origen. ¿Cuánto quedaría de la clase media brasileña si, con la reversión del ciclo económico, subiera el desempleo o el gobierno se quedara sin aliento y retrasara transferencias y jubilaciones?

Mi tercera reacción es de escepticismo, como ante cualquier festejo epidérmico y prematuro. La clase media se mide en dinero, pero el dinero no hace a la felicidad. El bienestar social (la cartera de consumos de los hogares) está en gran medida compuesto por bienes públicos. El trabajador que ahora tiene mayor poder de compra es el mismo que viaja todos los días dos horas como sardina exponiéndose a la inseguridad urbana y ferroviaria, el mismo que paga la cuota del colegio parroquial para eludir los paros o el deterioro edilicio, o la prepaga para evitar el racionamiento en el sistema de salud pública.

Cuando el problema básico de ingreso se soluciona, uno advierte el resto de los problemas (sólo cuando se accede a algo se aprecia su calidad). Y entonces nota que ahora consume más bienes privados pero menos (o peores) bienes públicos –y sale a la calle a protestar–. ¿Cuánto mejoró realmente la calidad de vida del trabajador urbano en Brasil?
Menos obvia es la conexión entre ambos lados de esta moneda. El déficit de bienes públicos es, en algún sentido, el reverso del boom de las clases medias: el gasto público que sostiene el ingreso privado con subsidios y transferencias limita la inversión pública en servicios.

¿Cómo se reconcilia este contraste entre ingreso y calidad de vida? Como decía mi colega bolivariano, una “sociedad de clase media” es aquella donde el estándar de vida es elevado por la calidad de los bienes públicos. Los bienes públicos sostienen e igualan. ¿Por qué si no en Europa, aun con salarios modestos, se vive mejor? ¿Por qué, aun con la crisis terminal del Mediterráneo, están tan lejos de nuestras penurias de 2002?

Dado que el incremento de salario mínimo o de la transferencia es del gobierno, que lo da, mientras que el deterioro de los bienes públicos es lento y difuso (no es de nadie en particular), es fácil entender que el político cortoplacista priorice lo primero a expensas de lo segundo. Ahora que las demandas están a flor de piel, ¿algún político tendrá el coraje de explicarle al votante que para tener mejor educación y transporte en el futuro es preciso ahorrar más en el presente?

*Economista y escritor.

sábado, 3 de agosto de 2013

Fijación de precios: ¿La hora facturable puede ser reemplazada?

¿Qué vale una idea?
It's the Economy - NYT



Como muchos de los contadores, Jason Blumer nunca quiso ser un contador, quería tocar la guitarra en una banda de hair-metal. Pero como la mayoría de chicos que quieren tocar la guitarra en una banda de hair-metal, Blumer finalmente se dio cuenta de que no había mucho dinero en la gira de bares y se paga en billetes de $ 20 húmedos de cerveza. Así que cambió de marcha y decidió seguir a su padre en lo que parecía ser uno de los negocios más estables alrededor. Después de la universidad, se compró unos trajes, se unió a una empresa de tamaño mediano en Carolina del Sur y procesó la nómina de sus clientes y de las declaraciones de impuestos. Él les factura por hora. Él odiaba cada segundo de cada hora.

Blumer, de 42 años, ha querido infundir un poco más de rock 'n' roll en su industria. Así que cuando finalmente se hizo cargo de pequeña empresa de su padre, hizo sus propias reglas: No habría hojas de tiempo, no hay códigos para la vestimenta y, lo más radical de todos, sin horas facturables. Estaba convencido, de hecho, que la hora facturable era parte de una serie de errores que saaron toda la diversión de su profesión. Para él, parecía una reliquia de una era económica muerta y que privaba a su industria de miles de millones en ganancias.

La idea de cobrar por las unidades de tiempo se popularizó en la década de 1950, cuando la American Bar Association estaba volviendo alarmada de que el ingreso de los abogados estaba cayendo precipitadamente detrás de la de los médicos (y, peor aún, de los dentistas). La A.B.A. publicó un folleto influyente "The 1958 Lawyer and His 1938 Dollar", lo que sugería que la industria debería evitar gastos de tasa fija y replicar los rendimientos rentables de fabricación de la producción en masa. Las fábricas venden widgets, la idea era esa, y así que los abogados debían vender sus servicios en, fáciles de manejar, unidades simples. La A.B.A. sugería una unidad de tiempo - la hora - lo que permitiría a una empresa bien administrada supervisar la productividad de su personal tal como mecánicamente una cinta transportadora lograba su rendimiento. Esto llevó a las generaciones de jóvenes asociados que trabajan por la noche con la esperanza de volverse socio y abusar de la próxima generación. Fue adoptado por un sinnúmero de otros profesionales de los servicios, incluidos los contadores.

Durante las últimas décadas, ya que la lógica económica de los Estados Unidos ha cambiado, el comercio mundial y la tecnología han hecho que sea casi imposible para cualquier industria que tiene mucho beneficio en la producción en masa de ningún tipo. (Empresas como GE, Nike y Apple aprendieron muy pronto que el dinero de verdad estaba en las ideas creativas que pueden transformar productos físicos sencillos más allá de su valor genérico o producto.) Fuerzas similares han arrancado a través de servicios profesionales, en particular la contabilidad, una profesión que, hasta hace poco, había cambiado poco desde sus raíces del siglo 16. El software como TurboTax ha hecho que el trabajo más básico valga poco. Contadores más baratos en la India, Irlanda, Europa del Este y América Latina han tenido constantemente en los tipos más habituales de la empresa, aunque no tan vorazmente como se predijo.

Al igual que Apple no quiere estar en el negocio de genéricos players MP3, Blumer no quería ser sólo un tipo más competencia para cargar unos pocos cientos de dólares a la hora de hacer su declaración de impuestos. Hace unos años, dijo, se dio cuenta de que la hora facturable socavaba su valor - que era materia de su profesión, lo que sugiere a los clientes que él y sus colegas fueron los contenedores intercambiables de unidades mensurables finitas que podrían ser canjeadas por dinero. Tal vez el mayor problema, sin embargo, fue que la facturación por horas incentivaba proyectos largos y aburridos en lugar de aquellos que requieren información valiosa y especializada que puede (y no debe) ser medida en el tiempo. Paradójicamente, la hora facturable animó Blumer y sus colegas a pasar más tiempo de lo necesario en el trabajo rutinario y no en los puestos de trabajo más matizadas.

Pero esos problemas complejos fueron los que Blumer quería resolver, y también sabía que sus ideas eran más valiosas que el tiempo que le llevó a evocar ellos. Así se identificó un nicho - profesionales creativos que lucharon para administrar sus finanzas, sus nuevas empresas se convirtieron en negocios maduros - y se esforzó por ayudar a sus clientes a tomar (y ahorrar) dinero suficiente que les gusto pagar una cuota significativa y sin preguntar por las horas que lo llevó a averiguar qué hacer. Blumer ha tenido tanto éxito en su enfoque que se ha convertido en una voz líder entre una banda nacional de los contadores que se llaman a sí mismos los Puentes del acantilado. Muchos Cliff Jumpers han abandonado el enfoque tradicional de facturar por hora para centrarse en soluciones de contabilidad no comunes para grupos específicos de clientes. Uno se centra en empresarios con la esperanza de vender sus nuevos negocios; varios trabajos con personas que se aterrorizan acerca de cómo iniciar un pequeño negocio.

Tal vez sin darse cuenta, los Jumpers Cliff están a la vanguardia de uno de los grandes retos de la economía moderna. Medir la productividad es fundamental para la política económica - es especialmente importante en las decisiones de la Reserva Federal - pero estamos cada vez más volando a ciegas. Es relativamente fácil de averiguar si las empresas siderúrgicas pueden hacer una tonelada de acero de manera más eficiente que en el pasado (que pueden, por mucho), pero no tenemos ni idea de cómo medir el valor económico de las ideas y la gente que viene con ellos. "En comparación con mediados de la década de 1900, la producción de bienes no es una parte tan importante de nuestra economía, pero seguimos a dedicar el 90 por ciento de nuestros recursos estadísticos para medir", dice Barry Bosworth, un economista de la Brookings Institution, que es un pensador líder en la productividad en el sector servicios.

Muchos economistas han tratado de descomponer a profesionales "trabajadores del conocimiento" en sus partes componentes. Está bastante lleno de abogados y contadores, Bosworth dice, pero es casi imposible con otras profesiones, como los médicos y los maestros. "Ni siquiera tratamos con la educación", dice. Mientras tanto, la Oficina de Estadísticas Laborales mide directamente la productividad de sólo el 60 por ciento de las industrias de EE.UU., lo que significa que casi la mitad de nuestra actividad económica es desconocida, incluyendo casi todos los sectores de más rápido crecimiento. Si la educación y el cuidado de la salud no son cada vez más productivas, lo que ya muchos economistas temen, será difícil saber si las políticas gubernamentales para mejorar los sectores están trabajando sin saber qué medir en el primer lugar.

Durante el siglo 20, la industria comenzó en pequeños talleres que crean productos artesanales únicos. Con el tiempo, se transformaron en plantas masivas que produjeron un incontable número de unidades idénticas. Ahora hay una síntesis. En la era de la especialización de masas, las empresas están utilizando las eficiencias de alta tecnología para hacer productos a medida que cada consumidor encuentre especialmente valioso. Esto tiene enormes ventajas para los consumidores y productores, pero el gran problema que crea es que no sabemos cómo hacer las matemáticas. Blumer, que, después de todo, es un contador, me dijo que establecer fórmulas y hojas de cálculo financieras simplemente no son compatibles con esta nueva forma de trabajo. Lo único que puede determinar cuánto cobrar a sus clientes surge después de pasar un montón de (no facturado) tiempo hablando con ellos acerca de sus necesidades. Pero ahora que está claro que la naturaleza fundamental del trabajo ha cambiado, es apropiado que un grupo de atípicos marginales de una de las profesiones más antiguas del mundo están ayudando a guiar el camino.

Adam Davidson es co-fundador de la NPR "Planet Money", un podcast y blog.

La organización y coordinación de factores productivos como avance tecnológico

Trabajo en equipo en el campo, una experiencia exitosa

Un grupo de productores funciona como una gran administración familiar. La Nación

Algunos productores ponen la tierra, otros los equipos y otros los insumos, luego se mensura económicamente todo ese capital y se prevé una rotación entre todos los campos. Al final de la campaña cada uno recibe la cantidad de granos según el aporte económico que haya hecho y lo comercializa libremente.


En este primer capítulo de Campo de Avanzada 2013, viajamos a Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires, para conocer el caso de doce productores asociados en base a la confianza. Liderado por Humberto Groenenberg, el grupo planifica cada año, a partir de lo que cada productor aporta (campo, maquinaria, insumos o trabajo), un presupuesto común que integra todo el capital en una sola administración.

La idea se basa en atomizar los riesgos, aumentar la escala y optimizar las compras. El grupo trabaja como una gran administración familiar, pero los une la amistad y la confianza.

Video: La experiencia de productores asociados en base a la confianzaCampo de Avanzada es un espacio que apunta a conocer más sobre negocios, tendencias y tecnologías para el sector agropecuario

viernes, 2 de agosto de 2013

¿Se viene un futuro de trabajos a tiempo parcial?

MAULDIN: And Now Obamacare Is Going To Destroy More Full-Time Jobs...



Business Insider 


A Lost Generation

It is pretty well established that a tax increase, especially an income tax increase, will have an immediate negative effect on the economy, with a multiplier of between 1 and 3 depending upon whose research you accept. As far as I am aware, no peer-reviewed study exists that concludes there will be no negative effects. The US economy is soft; employment growth is weak – and yet we are about to see a significant middle-class tax increase, albeit a stealth one, passed by the current administration. I will acknowledge that dealing a blow to the economy was not the actual plan, but that is what is happening in the real world where you and I live. This week we will briefly look at why weak consumer spending is going to become an even greater problem in the coming years, and we will continue to look at some disturbing trends in employment.
Last week, I noted at the beginning of the letter that an unintended consequence of Obamacare is a rather dramatic rise in the number of temporary versus full-time jobs. This trend results from employers having to pay for the health insurance of employees who work more than 29 hours a week.
I quoted Mort Zuckerman, who wrote in the Wall Street Journal:
The jobless nature of the recovery is particularly unsettling. In June, the government's Household Survey reported that since the start of the year, the number of people with jobs increased by 753,000 – but there are jobs and then there are "jobs." No fewer than 557,000 of these positions were only part-time. The June survey reported that in June full-time jobs declined by 240,000, while part-time jobs soared 360,000 and have now reached an all-time high of 28,059,000 – three million more part-time positions than when the recession began at the end of 2007.
That's just for starters. The survey includes part-time workers who want full-time work but can't get it, as well as those who want to work but have stopped looking. That puts the real unemployment rate for June at 14.3%, up from 13.8% in May.
As it turns out, the unintended consequences of Obamacare are not the only problem. Charles Gave wrote a withering indictment of quantitative easing this week (which we will look at in a few pages) and included the following chart, which caught my eye. Note that the relative increase in part-time jobs began prior to Obama's even assuming office. The redefinition of part-time as less than 29 hours a week and the new costs associated with full-time employment due to Obamacare simply accelerated a trend already set into motion.

An Ugly Secular Trend in Part-Time Work

Look closely at this graph. It turns out the trend toward part-time employment started in the recession of the early 2000s, paused only briefly, and then really took off in the recent Great Recession. This is clearly a secular trend that was in place well before 2008.


This development is very troubling, especially because it primarily affects young people and those with fewer skills. As I documented in letters last year, workers 55 and older are actually taking "market share" from younger workers. I went back tonight to see if that trend is still in place. The first graph below (the next few graphs are from the St. Louis Fed's FRED database) is one we are familiar with: the actual employment level over the last ten years. We are still two million jobs down since the onset of the last recession, some six years later. The only reason the unemployment rate has fallen at all is that several million people have simply left the labor force for one reason or another.
The next graph is the number of employed 25-54-year-olds. What you will notice is that the above graph shows about 7 million new jobs since the very bottom of the employment cycle, yet employment in the 25-54 age cohort has barely risen. Who got all the jobs?
That mystery is solved courtesy of the next chart, which shows the number of employed in the 55+ age group. Even acknowledging that there is a growing Boomer population does not account for the rather spectacular increase in employment in the 55+ age group. Can you find the recession in this chart? If the St. Louis Fed hadn't shaded the recession in gray, you certainly couldn't find it in the data. Not only did Boomers see a rise in employment, they took jobs from younger groups. If you dig down deeper, you find that the younger you are, the higher the unemployment level of your age-mates. I will spare you that exercise, as this is already depressing enough, unless you are 55+.
Note that I am not arguing that those of us over 55 should be put out to pasture. Many can't afford to quit working (especially when their kids are living with them!). I am just reporting on the facts. The only way to solve this is to grow our way out of it, yet whatever we are doing is not working.

The Emergence of a US Underclass

Let's turn back to my good friend Charles Gave's analysis, picking up in the middle of his work. He has divined a rather interesting reason for our current employment malaise. I am going to quote at length because this is just so good and deserves a wide audience in the current debate over monetary policy.
This chart [below] shows a steady increase in part time employment since the early 2000s back toward levels that persisted through the 1976-2001 period. The big change is the precipitous decline in full time jobs which started in 2002 and accelerated after 2008. It can be seen that the number of part time jobs has risen by 3mn, while full time jobs have decreased by a similar amount. This compositional shift is unprecedented.
The next step is to measure the difference in job growth for part time and full time workers. This is done by comparing the rolling seven year series for each classification of jobs and noting the differential. As this gap widens in favor of part time employment, we would expect a greater share of the US labor force to be earning lower wages. To test this proposition we compare this seven year differential measure with the median income level for US households.
The results are quite striking. The correlation between our differential measure for the kinds of jobs being created and the real median income was 0.82 between 1974 and 2013; from 1997 to 2013 it moved up to 0.95. This matters because periods when individuals have stable full time jobs are associated with rising median income, while incomes tend to decline in an unstable job market.
Put simply, median income has slumped because a very large share of Americans can no longer find proper jobs.
Behind this economic, political and social disaster, stand many factors such as technological change which has undermined traditional low-skilled employment and the rise of China as a fierce industrial competitor.
What is less well understood is the pernicious impact that US monetary policy has had on the US labor market.
A collapse in the US median income level has historically coincided with the Fed running a policy of negative real interest rates. The reason why unemployment tends to be lower during periods when capital has a real cost attached was explained in some detail in a piece written in early 2011. This dour relationship has been maintained over the last two years and median income has, as I suspected, continued to fall. Make no mistake, if monetary policy is not substantially changed, then median incomes will continue to fall.
When poor people cannot earn a return on their savings or on their labor they remain trapped in poverty. The effect is to subsidize what are effectively overpaid financial jobs and undermine employment prospects within traditional sectors.
As a result, periods of negative real rates tend to be accompanied by the Gini coefficient rocketing higher. Today, this policy is effectively leading to the emergence of a poorly paid and chronically insecure "lumpen proletariat". At least half of the US population may be moving deeper into a poverty trap, which, over the long-run, must negatively impact consumption. Moreover, I never saw a structural bull market in equities take place against a backdrop of falling median income.
So why is Bernanke doing it? It would seem for the same reasons that the Japanese did 20 years ago. He is protecting not so much the banks as the bankers. To cut a long story short and to paraphrase a famous quote: What is good for the US Investment Banks is bad for America.
Bernanke's policies are aimed at guaranteeing the prosperity of this elite, and as such he has been wildly successful. Paul Volcker, arguably the best ever central banker, cared for the interests of ordinary people over those of investment bankers. By contrast, Bernanke has helped create his own "lumpen proletariat" and a parallel class of the "super-rich." This will have many consequences, not all of them pretty.
  • Marx is back! Class struggle will be the main political theme in the years to come. This is what happens when you entrust a common good such as money to an over educated technocrat who believes he is smarter than the markets.
     
  • In a democracy it is bad politics to follow a monetary policy which favors the rich and condemns the majority to an ever more difficult life (witness damages caused by the euro). This is the "Road to Serfdom" towards socialism or technocracy rather than a sustainable capitalist economy.
     
  • This system will become increasingly unstable: socially, financially, economically. Such unfairness breeds the conditions for political instability. Under similar circumstances, Theodore Roosevelt and the US Congress went after the "Robber Barons." Franklin Roosevelt acted 20 years later during the depression to separate commercial banks from investment banks. The obvious parallel in the crisis of our times is that President Obama is no Roosevelt.
     
  • I have no idea how this problem is going to be addressed, but addressed it will be. My hope is that a normal monetary policy will resume in the near future lest we end up dealing with a vengeful demagogue some way down the line.
For this reason, I saw the potential for so called tapering as the first step towards a return to economic sanity (see Volcker's Return). Alas, I seem to have been wrong. Bernanke has the fortitude of a cheese cake, and once again, I misjudged him. The implications for job creation, fair income distribution and indeed the future prosperity of the US may be far reaching. I am worried.

A Lost Generation

We are watching the Fed employ a trickle-down monetary policy. They hope that if they pump up the banks and stock market, increased wealth will lead to more investment and higher consumption, which will in turn translate into more jobs and higher incomes as the stimulus trickles down the economic ladder. The kindred policy of trickle-down economics was thoroughly trashed by the same people who now support a trickle-down monetary policy and quantitative easing. It is not working.
We have a younger generation that is having trouble finding full-time work and developing the skills needed for the transition to more stable, higher-paying employment. The longer the situation persists, the more difficult making up lost ground and lost time becomes for them. As Charles wrote, we may be seeing a new underclass develop, which has disastrous implications for the country. This week President Obama gave a speech on the economy that sounded like a campaign speech except that he should not be running any longer. He blamed the rise of technology for the loss of jobs, the decimation of the power of unions for flat incomes, and the policies of his predecessor for the current malaise. The speech was a wish list of new programs and promises, yet nothing is getting done. He fails to engage with the most pressing problems of our time and doubles down on a healthcare plan that is a train wreck even his most ardent supporters are walking away from. Did you see the r ecent letter from multiple union leaders asking for a course correction on healthcare?
The Congressional Budget Office now estimates that 7 million people will lose their employer-provided health insurance at the end of the year. One would assume that those are almost all full-time workers. So instead of getting health insurance in some form as a benefit, they will likely soon be paying $1400 a year (minimum) in mandated taxes (the level set by the Supreme Court), and those costs will rise dramatically over the next few years, according to the current schedule. That is a HUGE tax increase for those people.
Young people who have no insurance and are making more than $10 an hour will be paying about $1300 a year, or close to 10% of their after-tax income. That blows a monster hole in their disposable income at those levels. There is no other way to look at this: it's a huge lower-middle-class tax increase. Yes, they get a benefit (health insurance) that someone somewhere in society was already paying for, but they personally did not have these costs before.
The unintended consequences of the healthcare bill are going to be vicious. Not only is there a tax increase on the rich and on small employers, there is a tax increase on young people and the middle class. And it's a tax increase that comes in the middle of the slowest recovery on record. It is possible that we grew at less than 1% this last quarter. And the burden piles on top of a secular shift in employment practices that is making life more difficult for the younger generations.
We are getting close to the point where not only are there no good choices left, but the difficult choices are starting to look pretty bad indeed. And no one in DC is talking about the budgetary choices we are going to be forced to make. The recent drop in the deficit is temporary, fueled by people taking income in 2012 and paying taxes at a lower rate. That "tax dividend" is just about done. Deficits are going to be the number one topic in 2016, with jobs a close number two. Hide and watch.

Maine, Montana, and San Antonio

I have been in Newport, Rhode Island, at the Naval War College, where I attended a small Summer Study Group for the Office of Net Assessment for the Department of Defense. My mind is on overload trying to absorb all I heard and learned and to fit all that into my limited understanding of how the world works. It is a very complex world that the US military finds itself in. Shrinking budgets and an expanded menu of options and demands mean difficult choices. Factor in rapidly changing geopolitical and technology environments, and the challenges become even more complex. When I think of the limits our budget process is going to force on our set of choices, the situation does not make me comfortable.
The one thing that did make me feel good was the caliber of the people I met. They were most impressive. Admittedly, those in the room were among the best and brightest in the military; nevertheless, it was comforting to see the quality of thought and training going into the decision-making process. These are scholars with wide-ranging educational backgrounds as well as warriors proud of their service. I have to tell you, I do not get that same level of comfort when I am in a roomful of political leaders. There are some good ones but not enough of them.
I am in New York for a few meetings before I head on to Maine. My partners in Mauldin Economics, David Galland and Olivier Garret, will be here Wednesday; and as a special treat I get to have dinner with Jack Rivkin on Tuesday. I may even try to attend a meeting of the Friends of Fermentation if they allow teetotalers to show up. My youngest son, Trey, will fly up to meet me here, and we'll head north on Thursday morning. It will be good to be with friends and talk about the issues of the day at Leen's Lodge, amidst the beauty of Grand Lake Stream . Then I'll be home for a week before heading out to join Darrell Cain at his summer home in Montana. My fall schedule looks to be light on travel for some odd reason, and that's ok with me. I need some catch-up time.
And speaking of Mauldin Economics, I continue to be impressed by Grant Williams' ability to see through the smoke in the market today and pinpoint where it's headed. This skill lets him spot investment opportunities that others tend to overlook. You get his Things That Make You Go Hmmm… for free as a subscriber to my letters, but if you haven't yet subscribed to his excellent monthly advisory, Bull's Eye Investor, I recommend you do so. You can sign up now at a 50% discount by clicking this link: http://www.mauldineconomics.com/go/bwXwl/MEC
It is time to hit the send button. Have a good week and enjoy your summer. I intend to.
Your worried about the kids analyst,


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