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viernes, 29 de noviembre de 2013

El experimento de Asch en un ascensor

Elevator Groupthink: Un experimento de psicología de la conformidad, 1962

por 
Lo que una Candid Camera de vieja cosecha nos puede enseñar acerca del rol cultural del movimiento Occupy global.

La psicología de la conformidad es algo que hemos explorado previamente, pero este estudio nos retrotrae a los 1950s, cuando el académico de la Gestalt y pionero de la psicología social Solomon Asch, realizó lo que es conocido hoy como experimentos de conformidad de Asch. Entre tantos otros está este famoso experimento del ascensor, originalmente conducido como para de un episodio de 1962 del programa Candid Camera intitulado “Face the Rear.”


Pero, si bien divertida en su divulgación tragicómica de nuestra capacidad de pensamiento de grupo, este experimento dice sólo la mitad de la historia de la obra de Asch. Como James Surowiecki nos recuerda en la excelente The Wisdom of Crowds [La sabiduría de las multitudes], Asch llegó a revelar algo igualmente importante - que mientras las personas se deslizan en conformidad con el pulso de la facilidad, sino que también no se necesita mucho para conseguir que salir de ella. Asch demostró esto en una serie de experimentos, la plantación de un cómplice para desafiar a la gente mediante la participación en lo sensible, en lugar de sin sentido, el comportamiento. Eso, se vio después, era suficiente. Tener sólo una entre iguales contravenga el grupo hizo sujetos deseosos de expresar sus verdaderos pensamientos. Surowiecki concluye:
En última instancia, la diversidad no contribuye simplemente añadiendo diferentes perspectivas para el grupo, sino también por lo que es más fácil para las personas a decir lo que realmente piensan. [...] La independencia de la opinión es a la vez un ingrediente crucial en las decisiones colectivamente sabias y una de las cosas más difíciles de mantener intacta. Debido a la diversidad ayuda a preservar esa independencia, es difícil tener un grupo colectivamente sabio sin él.”
Tal vez el papel del movimiento global Occupy y otras expresiones de activismo cívico contemporáneo es el de un cómplice cultural, estimulando otros - los ciudadanos, políticos, directores generales - para hacer frente a la parte delantera del ascensor en el último.


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