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sábado, 24 de octubre de 2015

Huyendo de la inestabilidad telúrica de su tierra, a los argentinos les va bien en USA

Argentinos en EE.UU.: Ganan bien, tienen muy buena educación y son el doble que en los ’90
El “sueño americano” de miles de familias.La comunidad argentina en ese país está formada por 243.000 personas, según datos de un censo local. El 58% tiene casa propia y la mayoría vive en La Florida. Valoran la seguridad y la posibilidad de planear a largo plazo.



En su casa de Long Island. Vanesa Petit, su marido y sus hijos. Ella dice que aún extraña la “calidez humana de los argentinos”.

Paula Lugones - Clarín

Washington. Corresponsal
“Tengo lo mejor de las dos culturas”, dice Vanessa Petit, 42 años, y enseguida pasa a enumerar: dos idiomas, una adolescencia argentina con amigas entrañables, la calidez criolla y la capacidad de adaptación. Pero no duda en sumar las bondades de su otro mundo: orden, seguridad, previsibilidad, la posibilidad de planear a largo plazo.

Vanessa nació en Estados Unidos, hija de padres argentinos, y pasó su adolescencia en Buenos Aires. Ahora reside en Long Island, a menos de una hora de Manhattan, con su marido y dos hijos. Como ella, hay unas 243.000 personas de origen argentino que viven en los Estados Unidos, según un reciente relevamiento del prestigioso Pew Research Center, en base a datos del censo local. Son nacidos en Argentina que vinieron a este país por distintas razones o descendientes que se identifican como de origen argentino. La cifra se duplicó desde 1990. Figuran en el puesto 14 del ranking de hispanos en este país, liderado obviamente por los mexicanos, que son 34 millones.

El 60% de los encuestados nació en la Argentina (el relevamiento incluye también a los “sin papeles”), el 40% lleva aquí más de 20 años y casi la mitad ya obtuvo la ciudadanía estadounidense. La mayoría vive en Florida (concentrados en Miami), luego le sigue en popularidad la soleada California y más lejos el Este, sobre todo en centros urbanos de New Jersey y Nueva York.

Mark López, director de investigaciones hispanas del organismo que hizo el relevamiento, señaló a Clarín una de las particularidades de este grupo: “La comunidad argentina en Estados Unidos tiene mucha educación, incluso más que el promedio estadounidense, y una edad media más alta que el resto de los hispanos”. Un 40% de los argentinos mayores de 25 que vive aquí tiene un título universitario (comparado con el 14% del resto de los hispanos y el 30% de estadounidenses).

Según López, “los argentinos aquí en general tienen éxito con sus ingresos y sus compañías” y explicó que “esto es un reflejo del nivel de educación que tiene su país, pero también de que las oportunidades son mejores en los Estados Unidos que en la Argentina para quien tiene un título universitario”.

La encuesta reveló que el promedio anual de ingreso de los argentinos en Estados Unidos de más de 16 años es parecido a la media de los estadounidenses (31.000 dólares) y bastante más que el resto de los hispanos (21.000). Pero el promedio de ingreso por hogar de los argentinos es de 63.000 dólares por año, mucho más que los 52.000 de promedio de ingreso de los hogares estadounidenses. La mayoría (58%) tiene casa propia.

Los padres de Vanessa se radicaron en Estados Unidos en la década del 60 y tuvieron dos hijos. La empresa de logística en la que el papá trabajaba le ofreció en 1986 trasladarse a Buenos Aires y la familia volvió. Vanessa estudió Ciencias Política y se divertía en Buenos Aires, donde quedaron sus mejores amigas, pero volvía cada tanto a Nueva York, donde también cursó Periodismo. “Siempre estuve entre me quedo o me voy”, cuenta. Pero la decisión definitiva la tomó durante la crisis del 2001, cuando el país estaba en llamas y Vanessa trabajaba con el corresponsal de Los Angeles Times en Buenos Aires. Se radicó en Miami y luego en Nueva York, donde fue editora de una revista.

Junto con su marido también argentino, Fernando Ucciferri, que trabaja en cartelería, se compraron hace unos meses una casa de 400.000 dólares en Long Island, que pagan en cuotas a 30 años, y que disfrutan con Isabella (8) y Santiago (4). A pesar de que sus hijos aún no conocen el país de sus ancestros, la sangre de Vanessa, como la de miles de argentinos aquí, circula entre dos mundos: “Amo a la Argentina, extraño la forma de vida, hay una calidez humana que no se encuentra acá. Pero el hecho de vivir en un mundo previsible, con seguridad física y económica, y poder planificar cosas a futuro es algo fundamental. Si esto se pudiera replicar en la Argentina yo sería feliz”.

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