El default es una pavada atómica
Ahora el Gobierno discute la palabra default. Según los funcionarios argentinos, no estamos ante un nuevo impago, sino que estamos ante un “error” de la Justicia estadounidense. La soberbia y la ignorancia de nuestros funcionarios, que provocan destrucción y pobreza, parecen no tener fin.
Por Federico Tessore - Inversor Global
El ministro Axel Kicillof dijo el jueves pasado muy enojado: “Decir que entramos en default es una pavada atómica”. Luego de fracasar en la resolución del problema, ahora el desafío del Gobierno parece ser convencer al mundo de que esto no es realmente un default, sino que se trata de un “error” de la Justicia de Estados Unidos.
El modus operandi ante un fracaso, ante un problema, siempre es el mismo en el Gobierno de Cristina: buscar culpables afuera. Y hablar -hablar mucho-, repetir mucho y atacar a enemigos imaginarios en forma constante.
No está claro a quién le habla el Ministro cuando da esas interminables conferencias de prensa, pero todo es tan ilógico y tonto que todos pensamos que debe haber algo atrás del discurso, que no pueden ser tan básicos y que alguna estrategia secreta deben tener debajo de la manga. Imaginamos movimientos astutos, jugadas de póker que se darían debajo de la mesa…
¡Pero luego, con mucha desilusión, descubrimos que no tienen nada! Que improvisan sobre la marcha, que un día van para un lado, pero al día siguiente van para otro lado, que un día viajan, que al otro día vuelven, que después viajan de nuevo pero no se reúnen. Estamos ante un equipo cuya estrategia parece ser la improvisación.
Pero el Ministro tiene sus argumentos. Vamos a tratar de entenderlos: la primera “verdad revelada” dice que la Argentina no está en default, que eso es un invento del mundo. Llevemos la situación a un ejemplo particular para que se entienda mejor.
Supongamos que usted tiene una hipoteca sobre su casa y que cuando va a pagar la cuota a través de su cuenta bancaria la AFIP le embarga sus fondos porque dice que usted debe impuestos. Entonces, usted no puede pagar la cuota porque la AFIP le embargó esos fondos y ante esa falta de pago, el gerente del banco lo llama para reunirse con usted.
Usted llega a la reunión muy enojado, molesto con lo que está pasando. El gerente, sorprendido, le pregunta qué le pasó y usted, de mala manera, con insultos y descalificaciones, le dice que en realidad la cuota ya está paga. Le explica que usted sí pago el crédito porque la plata estaba en la cuenta del banco, pero el problema vino porque la AFIP le embargó el dinero injustamente. Después le dice al gerente que eso no es culpa suya, sino que es un problema entre la AFIP y el banco, que se arreglen entre los dos, pero que él ya pagó…
Si usted usa ese argumento, es un autentico caradura, ¿no es cierto? Bueno, eso es lo que está haciendo el Ministro Kicillof. Se trata de un argumento infantil. La Argentina está en default le guste o no al funcionario y la Argentina también tiene altísima inflación, dólar paralelo y recesión económica, le guste o no a él. Puede decir lo que quiera, pero la realidad es otra.
Pero más allá de esta discusión, vayamos al tema de fondo acerca del fallo del juez Griesa, avalado indirectamente por la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. El argumento del Gobierno es que se trata de un fallo que es injusto o que está mal realizado.
Supongamos que eso es cierto, que el fallo es injusto como dice el Gobierno y afirman algunos expertos internacionales. Como sabe, mi opinión es la contraria, pero salgamos de ese tema que es complicado y denso, y supongamos que el Ministro tiene razón. El argumento sería algo como que “Griesa es un señor muy mayor que no entiende nada de bonos y que hace lo que sus ‘amigos’ buitres le ordenan”…
Ante este escenario, le pregunto, ¿es correcta, es seria, es profesional la posición del Gobierno argentino ante el fallo? Es decir, una vez dictado el fallo injusto, ¿el Gobierno argentino se comportó de una forma racional?
Para contestar esta pregunta tenga en cuenta que el juicio de los fondos buitres lleva más de diez años. Es decir que no nació hace treinta días, sino hace más de diez años. En el medio tuvimos innumerables audiencias entre las partes y sus abogados, embargos como el de la fragata Libertad, fallos de primera instancia, de segunda, apelaciones. Es decir, tuvimos tiempo de sobra para implementar una posición más profesional, más organizada, más sólida, más efectiva.
Es triste ver al ministro de Economía y al jefe de Gabinete de ministros de nuestro querido país insultando y faltándole el respeto a todo el mundo. Estos funcionarios lanzaron acusaciones contra la Justicia estadounidense, trataron de “gagá” al juez, insultaron al mediador, a los fondos demandantes, acusaron al Gobierno estadounidense de cómplices, de manejar la Justicia, acusaron a banqueros locales y extranjeros, a medios locales y extranjeros. Todo el mundo está en contra de la Argentina. Es triste ver cómo los funcionarios locales se comportan como adolescentes enojados y desilusionados con un mundo injusto y cruel…
¿Cómo puede ser que un país como la Argentina tenga esta clase de personas con tan poca experiencia y profesionalidad? Porque aún si el fallo en su opinión es injusto, la forma de proceder del Gobierno argentino es vergonzosa. La actual Administración focalizó su estrategia en patear para adelante el problema, nunca intentó darle una solución definitiva. El problema es que el final vino mucho antes de lo que pensaban.
¿Qué tendrían que haber hecho?
El país tendría que haber movilizado todos los recursos disponibles del Estado apenas se enteró de que un fondo de cobertura como el de Paul Elliott Singer había comprado deuda argentina impaga para hacer un juicio e intentar cobrar el 100% de esos bonos. ¿Sabe por qué?
Porque todo el mundo dentro del círculo de las finanzas globales sabe que estos fondos se dedican a eso y que son muy profesionales para hacerlo y tienen a los mejores abogados trabajando para cobrar esas deudas impagas. ¿O usted se cree que el fondo buitre de Elliott debutó peleando con la Argentina?
¡Todo lo contrario! Elliot hizo lo mismo con otros Gobiernos, como por ejemplo el de Perú en el año 1996 o el del Congo en el año 2002. Y otros fondos buitres hicieron muchas veces esto mismo con otros países en situaciones similares a la Argentina en 2002, como por ejemplo Brasil en 1994, Nicaragua en 2003, Zambia en 2006. Y cuidado que no le estoy contando ningún secreto, esta información está disponible en Internet de forma gratuita para cualquiera que la quiera buscar.
Entonces, le pregunto, ¿por qué el Gobierno argentino, cuando se enteró que los buitres habían comprado nuestra deuda, no implementó alguna estrategia seria e inteligente para disminuir la amenaza? ¿Una mezcla de soberbia e ignorancia? Puede ser…
¿Quiere un ejemplo similar pero que terminó con final feliz? Ecuador fue uno de los países que pudo salir de este mismo desafío con mayor profesionalidad. El presidente Rafael Correa habría utilizado en secreto US$ 800 millones en el año 2008 para comprar el equivalente a US$ 3.000 millones de deuda y de esta forma se liberó de los buitres y sus amenazas. Es decir, Ecuador se anticipó a los fallos negativos de la Justicia y resolvió la situación con astucia e inteligencia, con el menor costo posible para su país.
Por eso no lo dudemos: estamos ante el default más tonto de la historia argentina. Estamos ante un default provocado por la soberbia e ignorancia de nuestros funcionarios. El país tiene los recursos económicos y técnicos para resolver esta situación, pero un Gobierno encerrado en sí mismo y solo preocupado por mantener su discurso prefirió llevar al país al abismo.
¿Qué puede pasar ahora que estamos en default? Bueno, algo hablábamos la semana pasada en la nota “Todos somos buitres”. Se viene más inestabilidad económica: es decir, un dólar cada vez más alto, cada vez más inflación, cada vez más recesión.
Recordemos que el año que viene el país necesita pagar US$ 11.000 millones de deuda. Por supuesto que si el Gobierno sigue en esta senda nadie nos va a prestar ese dinero. Por lo tanto, se trata de un capital que tendrá que salir de las reservas. ¿Usted se imagina qué puede pasar en la Argentina si el año que viene las reservas internacionales bajan a la mitad de lo que están hoy?
La nueva Argentina en default que tenemos sobre este comienzo del mes de agosto de 2014 es una Argentina que está jugando con fuego. El castillo de naipes que construyó Cristina desde que asumió está pendiendo de un hilo. Todo es muy frágil y cualquier cambio inesperado nos puede hundir en el descontrol.
Por ejemplo, ¿qué puede pasar con la economía argentina si el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, decide renunciar? Recuerde que Fábrega fue el único que tuvo los conocimientos y la experiencia necesarios dentro del Gobierno para detener la corrida cambiaria de principios de este año. Y hoy todos los medios hablan de una constante pelea entre Fábrega y Kicillof.
Luego del default más tonto de nuestra historia, todo puede ocurrir. Lo importante es que sigamos blindando nuestra economía personal para tratar de sufrir lo menos posible a medida que las locuras de nuestros funcionarios se profundicen. Dicen que la realidad supera la ficción: este Gobierno es un fiel reflejo de este principio.
Le deseo un excelente fin de semana,
Federico Tessore
Para Inversor Global Argentina
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