La "fiesta financiera K" de fin de ciclo
En foco
En el centro del jubileo. Presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, y ministro de Economía, Axel Kicillof. /MECON
Alcadio Oña - Clarín
Todo es cuestión de intereses, finalmente. Como que el martes pasado el Banco Central suba al 30% la tasa de interés de las letras –Lebac– que coloca en el mercado y, simultáneamente, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, pontifique: “Néstor puso la Patria sobre el mercado. Puso a los intereses del pueblo sobre los intereses concentrados que hoy quieren volver al pasado”.
Tomada habló durante un acto con dirigentes sindicales de la carne y de los vigiladores privados y habló de Néstor, pero nada cambia de fondo. El mercado de su eslogan es el mismo mercado en que el Central paga semejantes rendimientos y quienes embolsan la ganancia son, fundamentalmente, grandes operadores, bancos y empresas, con independencia del calificativo que cada cual elija ponerles.
Para que se entienda mejor: solo por los intereses de las Lebac, en 2016 habrá que desembolsar $ 120.000 millones.
Así son las cosas del mundo real. En este vale todo cabe que Axel Kicillof haya quemado las páginas de su manual básico donde se decía que el alto costo del dinero desalienta la actividad económica y las inversiones productivas. Y no las quemó ahora: las quemó hace rato.
La gran fiesta financiera del fin de ciclo sigue con los seguros de cambio del tipo escandalosos que el BCRA le sirve en bandeja al bendito mercado.
Simplificado, el sistema consiste en garantizarles a los tomadores un precio futuro del dólar oficial –a enero, febrero o marzo– con el compromiso de que en caso de una devaluación les pagará la diferencia en pesos. Y como está descontado que habrá devaluación, los jugadores apuestan sobre seguro y el Central pierde seguro.
Según un informe de la Fundación Capital, hasta septiembre la operación ya ha representado un costo de $ 33.600 millones. A la velocidad de un rayo, la cuenta siguió engrosándose en octubre y así continuará a menos que algo la frene: ese algo, como adelantó Clarín, puede ser una denuncia que elaboró Alfonso Prat Gay y fue presentada por los diputados Federico Pinedo y Mario Negri.
La causa cayó en el juzgado de Claudio Bonadio, el mismo juez que investiga a Hotesur, la empresa de la familia Kirchner. Pegada a su decisión corre una maniobra extendida a operadores amigos del poder u operadores que compran por cuenta de amigos del poder.
Dice un ex funcionario del Central, abogado para más datos: “Se justifica que en su papel de regulador el banco pueda hacer algunos malos negocios, siempre que sean transitorios, transparentes y a precios del mercado. Acá existe un único oferente y está vendiendo dólares futuro a 10,80 cuando en Nueva York el mismo producto cotiza a 14 y hasta 15 pesos. Eso pasa por arriba de la Carta Orgánica y da sustento a la denuncia”.
El responsable final es Alejandro Vanoli, aunque hay lugar para un par de directores que reportan en vivo y en directo a Kicillof. Son quienes en los hechos manejan la mesa de dinero del banco y fijan posiciones: en el mercado todo el mundo lo sabe.
Puertas adentro del Central existe cualquier cosa menos una fiesta. Cuenta el ex funcionario: “El clima es un hervidero como nunca se había visto. Desde arriba llueven presiones fortísimas sobre los subgerentes, los maltratan y a veces llegan a insultarlos, porque se niegan a avalar decisiones que ni siquiera fueron tratadas por el directorio. Temen quedar pegados a un juego en el que no tienen ni arte ni parte”.
Varias cosas más, aunque diferentes, se cruzan en ese universo.
El balotaje o, mejor dicho, que Daniel Scioli no hubiese triunfado en la primera vuelta trabó una pieza clave en la cadena que había armado Kicillof. La idea era aprovechar el resultado y reducir drásticamente la venta de dólar ahorro a partir del lunes pasado: ¿quedó para más adelante?
Dentro del mismo apurón encajan las gestiones del ministro ante el Banco Mundial y el BID. Pretende que anticipen fondos de líneas de crédito que deberían empezar a desembolsarse desde el año próximo; esto es, apropiarse de recursos del nuevo gobierno.
No es mucha plata, aunque en la urgencia todo suma: son 50 o 90 millones de dólares según los casos. Pero Kicillof enfrenta dos problema: la resistencia de los responsables de ambos organismos y, acá, la de funcionarios que se niegan a poner su firma en algo que puede comprometerlos.
El ministro, en persona, llegó a bloquear divisas del Central destinadas a pagar equipos importados por organismos de su propio gobierno. Y como la operación ya había sido autorizada y estaba cerrada, durante un tiempo los equipos no pudieron ser desembarcados. Dólares escasos, capricho de mandamás o ambas cosas juntas.
Todo tiene que ver con todo, diría Cristina Kirchner.
A las Lebac del 30% y al escándalo con los dólares a futuro se le suman alrededor de $ 100.000 millones por un paquete de bonos del Estado de corto plazo que rinden 29% o van atados al tipo de cambio oficial.
Se trata de una movida carísima cuyo objetivo, bien de patria financiera, es sacar pesos del mercado y así desalentar la compra de dólares.
Casi ni hace falta decirlo, aunque mejor no omitirlo. En la timba oficial pierde el Estado, o sea, los ciudadanos. Y ganan los especuladores, generalmente gente de espaldas anchas.
El día de los intereses en versión Tomada, el Central apretó todavía más el torniquete sobre las importaciones. Bajó el tope de las divisas que las empresas pueden comprarles a los bancos sin necesidad de consulta previa, aunque el tope no es un tope sino un blanco móvil que depende de cuánto haya disponible en la caja.
Ese mismo día las aseguradoras fueron conminadas a vender los títulos dolarizados de sus carteras, para que un aumento de la oferta haga bajar el precio a los billetes color verde que circulan en el mercado. Hay amparos judiciales en puerta, pues las compañías cubren siniestros a largo plazo y necesitan una garantía de pago sólida.
Conviven en el fin de ciclo la fiesta financiera y una presión cambiaria que come reservas escasas o que directamente va sobre las reservas escasas.
La Fundación Capital ha hecho unos cálculos que le ponen telón de fondo a todo. Dice que si se computan pagos a corto plazo y se restan los yuanes de China, los depósitos privados, los bonos trabados por Griesa y otros recursos que están de prestado, a fin de año las reservas netas del Central quedarán debajo de cero. Negativas por US$ 2.253 millones.
Nunca hubo dudas en el Gobierno sobre dónde dejar caer la factura completa ni consideración por el costo de la factura, y la prueba está a la vista. Como también están a la vista los errores y la impericia del gobierno que encarna Cristina Kirchner, empezando por Kicillof, “mi mano derecha, mi mejor asesor y asistente”.
El final abierto y los planes cambiarios que manejan en los campamentos de Scioli y de Macri le agregan pimienta a las expectativas y hacen que 23 días no sean 23 días, sino un camino largo y sinuoso.
La dupla Kicillof-Vanoli deberá transitarlo con los tanques casi vacíos, al modo como hacen las cosas: pegando volantazos, desordenadamente e improvisando a cada rato. Eso ya se sabe y también se sabe que llegar, llegarán.
El interrogante es cuáles serían los próximos capítulos de esta película, aunque queda una frase que la Presidenta usó para cerrar sus elogios al ministro: “La economía la sigo manejando yo”.
El blog reúne material de noticias de teoría y aplicaciones de conceptos básicos de economía en la vida diaria. Desde lo micro a lo macro pasando por todas las vertientes de los coyuntural a lo más abstracto de la teoría. La ciencia económica es imperial.
miércoles, 4 de noviembre de 2015
martes, 3 de noviembre de 2015
En 10 hectáreas se pueden producir 45 toneladas de comida
En sólo 10 hectáreas se pueden producir 45 mil kg de comida
Con apoyo estatal, un emprendimiento en las sierras cordobesas genera frutales, hortalizas, pasturas, cabras y hasta peces. Por María Lorena Rodríguez.
Super Campo
LA MATILDE. Así se llama la unidad productiva que el INTA Villa Dolores impulsa en Traslasierra.
En el Valle de Traslasierra, el INTA Villa Dolores –Córdoba– diseñó y apoya un emprendimiento agroecológico que genera más de 45 mil kilos de alimento en diez hectáreas. Caracterizado por la diversidad, el sistema tiene plantaciones de frutales, olivos, nogales, hortalizas y pasturas, estanques para acuicultura y un tambo caprino.
La Matilde es un emprendimiento agroecológico ubicado en 60 hectáreas del Valle de Traslasierra –Córdoba–, donde hasta hace tres años había nogales abandonados, ganado disperso y ningún cultivo por la falta de agua. En diez de sus hectáreas, la finca –diseñada por el INTA Villa Dolores– genera más de 45 mil kilos de alimentos: produce vid, frutales, olivos, nogales, hortalizas y pasturas, tiene reservorios de agua para acuicultura y hasta incorpora un tambo caprino.
“La biodiversidad permite superar las variables económicas del mercado, ya que si cae el precio de un producto, los agricultores pueden sortear la crisis gracias a la gran canasta de alimentos que generan”, explicó César Gramaglia, del INTA Villa Dolores y asesor del proyecto.
De igual modo, señaló que los rendimientos son similares en sistemas agroecológicos y convencionales –de acuerdo con otras experiencias de la región–. “La ventaja de lo agroecológico es que, al evitar la compra de insumos, el costo total de producción disminuye entre un 15 y 20% y aumenta el margen de rentabilidad”, observó.
Gramaglia destacó el impacto del agregado de valor en origen en el esquema productivo que, en el caso de la leche caprina, aumenta la rentabilidad en más de un 300%. Según calculó, un kilo de queso se vende a $200 y requiere 8 litros de leche para su elaboración, lo que equivale a $64 de costo de producción.
Por su parte, las hortalizas se venden en fresco o en conserva, mientras que las aromáticas y medicinales se desecan con energía solar y se ofrecen al público de manera fraccionada. También se elaboran dulces de frutas y está previsto el desarrollo de una línea de aceite de oliva y vinos orgánicos, como iniciativas de agregado de valor.
“La producción que se genera no abastece los mercados tradicionales, sino que es transformada en productos secundarios y comercializada en forma directa, desde la misma finca para reducir la cadena de intermediarios”, señaló el técnico.
En las treinta hectáreas de bosque autóctono que rodean la finca, el emprendimiento lleva adelante un proyecto de turismo para el cual se instaló una posada de adobe y un restaurante, próximos a inaugurarse. Las veinte hectáreas restantes se venden como parcelas de 2.500 m2 para la construcción de viviendas ecológicas. Debido a la falta de agua para riego, algunos estudios verificaron la existencia del recurso en el subsuelo y eso permitió realizar una perforación que, mediante una bomba, llena una represa y abastece un sistema de riego por goteo. “Como el caudal era aún insuficiente, se hicieron excavaciones en los desniveles del terreno que, impermeabilizadas con mantas plásticas, recolectan el agua de lluvia”, agregó Gramaglia.
Estos reservorios regulan la temperatura y humedad del ambiente y refractan la luz solar. Asimismo, propician el desarrollo de la acuicultura para autoconsumo y son una fuente hídrica en situaciones de incendio.
Con apoyo estatal, un emprendimiento en las sierras cordobesas genera frutales, hortalizas, pasturas, cabras y hasta peces. Por María Lorena Rodríguez.
Super Campo
LA MATILDE. Así se llama la unidad productiva que el INTA Villa Dolores impulsa en Traslasierra.
En el Valle de Traslasierra, el INTA Villa Dolores –Córdoba– diseñó y apoya un emprendimiento agroecológico que genera más de 45 mil kilos de alimento en diez hectáreas. Caracterizado por la diversidad, el sistema tiene plantaciones de frutales, olivos, nogales, hortalizas y pasturas, estanques para acuicultura y un tambo caprino.
La Matilde es un emprendimiento agroecológico ubicado en 60 hectáreas del Valle de Traslasierra –Córdoba–, donde hasta hace tres años había nogales abandonados, ganado disperso y ningún cultivo por la falta de agua. En diez de sus hectáreas, la finca –diseñada por el INTA Villa Dolores– genera más de 45 mil kilos de alimentos: produce vid, frutales, olivos, nogales, hortalizas y pasturas, tiene reservorios de agua para acuicultura y hasta incorpora un tambo caprino.
“La biodiversidad permite superar las variables económicas del mercado, ya que si cae el precio de un producto, los agricultores pueden sortear la crisis gracias a la gran canasta de alimentos que generan”, explicó César Gramaglia, del INTA Villa Dolores y asesor del proyecto.
De igual modo, señaló que los rendimientos son similares en sistemas agroecológicos y convencionales –de acuerdo con otras experiencias de la región–. “La ventaja de lo agroecológico es que, al evitar la compra de insumos, el costo total de producción disminuye entre un 15 y 20% y aumenta el margen de rentabilidad”, observó.
Gramaglia destacó el impacto del agregado de valor en origen en el esquema productivo que, en el caso de la leche caprina, aumenta la rentabilidad en más de un 300%. Según calculó, un kilo de queso se vende a $200 y requiere 8 litros de leche para su elaboración, lo que equivale a $64 de costo de producción.
Por su parte, las hortalizas se venden en fresco o en conserva, mientras que las aromáticas y medicinales se desecan con energía solar y se ofrecen al público de manera fraccionada. También se elaboran dulces de frutas y está previsto el desarrollo de una línea de aceite de oliva y vinos orgánicos, como iniciativas de agregado de valor.
“La producción que se genera no abastece los mercados tradicionales, sino que es transformada en productos secundarios y comercializada en forma directa, desde la misma finca para reducir la cadena de intermediarios”, señaló el técnico.
En las treinta hectáreas de bosque autóctono que rodean la finca, el emprendimiento lleva adelante un proyecto de turismo para el cual se instaló una posada de adobe y un restaurante, próximos a inaugurarse. Las veinte hectáreas restantes se venden como parcelas de 2.500 m2 para la construcción de viviendas ecológicas. Debido a la falta de agua para riego, algunos estudios verificaron la existencia del recurso en el subsuelo y eso permitió realizar una perforación que, mediante una bomba, llena una represa y abastece un sistema de riego por goteo. “Como el caudal era aún insuficiente, se hicieron excavaciones en los desniveles del terreno que, impermeabilizadas con mantas plásticas, recolectan el agua de lluvia”, agregó Gramaglia.
Estos reservorios regulan la temperatura y humedad del ambiente y refractan la luz solar. Asimismo, propician el desarrollo de la acuicultura para autoconsumo y son una fuente hídrica en situaciones de incendio.
lunes, 2 de noviembre de 2015
En USA, muchos condados contratan city managers como intendentes
La mitad de los alcaldes en los Estados Unidos son gerentes contratados y no elegidos
Las ciudades se organizan con estructuras del sector privado; el Concejo Deliberante designa a un ejecutivo que gestiona como un CEO
Olivia Sohr - La Nación
Durham, una ciudad americana que prefirió el gerenciamiento.
"Se busca intendente. Debe tener maestría de especialización y mínimo cinco años de experiencia." Así podría ser un anuncio en una de las más de 3500 ciudades estadounidenses en las que el ejecutivo local está en manos de un gerente contratado y no de un representante electo. En el sistema de "city managers" el Concejo Deliberante es el que rinde cuentas periódicas a la ciudadanía a través del voto, y administra la ciudad mediante la contratación de un alcalde.
"Llevo 14 años como manager y sobreviví a varios cambios del concejo, con diferentes posturas políticas", explica Todd Selig, manager de Durham, una pequeña ciudad de 15.000 habitantes en New Hampshire, uno de los estados más ricos de la unión. La relación con el Concejo es similar a la que podría esperarse de un CEO con su directorio: el concejo traza las grandes líneas de la política de la ciudad, cuáles serán las prioridades y las líneas de acción, y luego es el manager quien debe llevarlas a cabo. Si hay cambio de concejo, las líneas cambian, pero el equipo que las gestiona se puede mantener.
El manager debe acudir a las reuniones del Concejo, al igual que los miembros de su equipo, para responder y explicar lo que se hizo y los planes a futuro, y es evaluado una vez por año. En la última revisión, Selig obtuvo un puntaje de 4,3 sobre 5, sobre la base de 23 categorías que incluyen capacidad de liderazgo, la responsabilidad fiscal y hasta el uso adecuado de su tiempo al poder delegar responsabilidades de manera apropiada. El Concejo le recomendó a Selig que para 2015 diseñara un plan de sucesión para su equipo: teme que varios miembros clave dejen la ciudad y no se haya buscado un reemplazo adecuado.
El caso de Durham no es para nada particular. En los Estados Unidos es la forma más común de gobierno municipal: alrededor de 49% de las ciudades de más de 2000 habitantes se organizan así, de acuerdo con un relevamiento del International City
County Management Association (ICMA). La forma de gobierno más conocida, con un alcalde electo y un Concejo que cumple funciones legislativas, fue adoptada por el 44% de las ciudades. El resto son urbanizaciones muy pequeñas que tienen asambleas vecinales u otras formas de gobierno. Existen también ciudades que mezclan los dos sistemas más comunes y tienen alcaldes electos que trabajan junto a un gerente profesional.
La definición del sistema de gobierno no es necesariamente una cuestión de tamaño. Aunque las cinco mayores ciudades tienen intendentes electos, a partir de Phoenix -la sexta ciudad en población del país, ubicada en Arizona-, ya se observa a administradores profesionales a la cabeza. Lo mismo ocurre en San Antonio y Dallas (Texas), y San José (California), todas ciudades con un millón o más de habitantes.
Los primeros experimentos con este tipo de gobierno fueron a principios del siglo XX y a partir de entonces se popularizó. Al inicio, jugaron varios factores. Uno fue que las grandes empresas estaban aumentando su productividad "y esa preocupación se trasladó al Estado, de que tenía que ser tan eficiente como una empresa", señala Oscar Oszlak, especialista en administración pública, investigador titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes). Y agrega: "Ya se estaba delineando en las grandes empresas la idea del managment y la necesidad de que hubiera una profesionalización de la gerencia". Otro factor que pesó, dice Oszlak, fue "un cierto cansancio con las llamadas «máquinas partidarias», que usufructuaban los cargos públicos al llegar al poder". ICMA, que lleva la cuenta de los tipos de gobierno y promueve la profesionalización de las administraciones locales, informa que este tipo de gobierno está hoy en crecimiento.
La lógica detrás de este tipo de organización es que la política se juega al establecer las prioridades y los planes de acción, pero la ejecución es una cuestión puramente técnica. Si un buen administrador no es necesariamente alguien que gana elecciones, por qué no separar ambas funciones y profesionalizar la carrera del intendente con una educación específica para la administración de una ciudad, con el objetivo de imitar el proceso que ocurrió en el sector privado.
"Un gran porcentaje de los ejecutivos designados en los municipios norteamericanos tiene masters en administración (MBA) o en administración pública (MPA)", explica Oszlak. Y aclara que aunque es una posibilidad para contar con un gobierno eficiente, no es la única: "No quiere decir que un alcalde electo sea menos eficiente que uno profesional, porque a veces el liderazgo compensa. Y por otro lado, la gestión no depende sólo de la figura del ejecutivo, sino también de quien lo secunda". Un alcalde electo con un buen equipo puede ser igual de eficiente y tener mayor legitimidad al tener el respaldo del voto.
La valoración de la gestión en los gobiernos locales también juega en la Argentina. En las elecciones de 2013, con varios intendentes en campaña para el Congreso Nacional, uno de los atributos que más destacaron en sus campañas fue la capacidad de "resolverle los problemas a la gente". Hoy, ante la elección presidencial, tienen un rol en el armado político. "No recuerdo que se haya visto de manera tan clara tanta disputa por los intendentes para una elección presidencial", observa Diego Reynoso, investigador del Conicet y profesor titular de la Universidad de San Andrés. Si bien la capacidad de acción de los intendentes en el conurbano aumentó en los últimos años gracias a los mayores presupuestos que recibieron, en este caso no es la gestión lo que pesa, sino, como señala Reynoso, "el gran control político que tienen del territorio".
Más allá del tipo de sistema, ya sea el alcalde que funciona como CEO y administra una ciudad como una empresa, con la falta de representatividad que puede implicar, o con el intendente electo y la menor eficiencia que puede tener, la capacidad con la que se gobiernan las ciudades es un factor determinante para la calidad de vida. Más de 90% de la población local vive en zonas urbanas, y casi 50% en los cinco mayores aglomerados. El transporte público y los servicios básicos son cuestiones que los intendentes tienen que resolver. Sean electos o contratados, la capacidad de gestión de los equipos locales va a ser crucial para definir cómo se vive.
Las ciudades se organizan con estructuras del sector privado; el Concejo Deliberante designa a un ejecutivo que gestiona como un CEO
Olivia Sohr - La Nación
Durham, una ciudad americana que prefirió el gerenciamiento.
"Se busca intendente. Debe tener maestría de especialización y mínimo cinco años de experiencia." Así podría ser un anuncio en una de las más de 3500 ciudades estadounidenses en las que el ejecutivo local está en manos de un gerente contratado y no de un representante electo. En el sistema de "city managers" el Concejo Deliberante es el que rinde cuentas periódicas a la ciudadanía a través del voto, y administra la ciudad mediante la contratación de un alcalde.
"Llevo 14 años como manager y sobreviví a varios cambios del concejo, con diferentes posturas políticas", explica Todd Selig, manager de Durham, una pequeña ciudad de 15.000 habitantes en New Hampshire, uno de los estados más ricos de la unión. La relación con el Concejo es similar a la que podría esperarse de un CEO con su directorio: el concejo traza las grandes líneas de la política de la ciudad, cuáles serán las prioridades y las líneas de acción, y luego es el manager quien debe llevarlas a cabo. Si hay cambio de concejo, las líneas cambian, pero el equipo que las gestiona se puede mantener.
El manager debe acudir a las reuniones del Concejo, al igual que los miembros de su equipo, para responder y explicar lo que se hizo y los planes a futuro, y es evaluado una vez por año. En la última revisión, Selig obtuvo un puntaje de 4,3 sobre 5, sobre la base de 23 categorías que incluyen capacidad de liderazgo, la responsabilidad fiscal y hasta el uso adecuado de su tiempo al poder delegar responsabilidades de manera apropiada. El Concejo le recomendó a Selig que para 2015 diseñara un plan de sucesión para su equipo: teme que varios miembros clave dejen la ciudad y no se haya buscado un reemplazo adecuado.
El caso de Durham no es para nada particular. En los Estados Unidos es la forma más común de gobierno municipal: alrededor de 49% de las ciudades de más de 2000 habitantes se organizan así, de acuerdo con un relevamiento del International City
County Management Association (ICMA). La forma de gobierno más conocida, con un alcalde electo y un Concejo que cumple funciones legislativas, fue adoptada por el 44% de las ciudades. El resto son urbanizaciones muy pequeñas que tienen asambleas vecinales u otras formas de gobierno. Existen también ciudades que mezclan los dos sistemas más comunes y tienen alcaldes electos que trabajan junto a un gerente profesional.
La definición del sistema de gobierno no es necesariamente una cuestión de tamaño. Aunque las cinco mayores ciudades tienen intendentes electos, a partir de Phoenix -la sexta ciudad en población del país, ubicada en Arizona-, ya se observa a administradores profesionales a la cabeza. Lo mismo ocurre en San Antonio y Dallas (Texas), y San José (California), todas ciudades con un millón o más de habitantes.
Los primeros experimentos con este tipo de gobierno fueron a principios del siglo XX y a partir de entonces se popularizó. Al inicio, jugaron varios factores. Uno fue que las grandes empresas estaban aumentando su productividad "y esa preocupación se trasladó al Estado, de que tenía que ser tan eficiente como una empresa", señala Oscar Oszlak, especialista en administración pública, investigador titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes). Y agrega: "Ya se estaba delineando en las grandes empresas la idea del managment y la necesidad de que hubiera una profesionalización de la gerencia". Otro factor que pesó, dice Oszlak, fue "un cierto cansancio con las llamadas «máquinas partidarias», que usufructuaban los cargos públicos al llegar al poder". ICMA, que lleva la cuenta de los tipos de gobierno y promueve la profesionalización de las administraciones locales, informa que este tipo de gobierno está hoy en crecimiento.
La lógica detrás de este tipo de organización es que la política se juega al establecer las prioridades y los planes de acción, pero la ejecución es una cuestión puramente técnica. Si un buen administrador no es necesariamente alguien que gana elecciones, por qué no separar ambas funciones y profesionalizar la carrera del intendente con una educación específica para la administración de una ciudad, con el objetivo de imitar el proceso que ocurrió en el sector privado.
"Un gran porcentaje de los ejecutivos designados en los municipios norteamericanos tiene masters en administración (MBA) o en administración pública (MPA)", explica Oszlak. Y aclara que aunque es una posibilidad para contar con un gobierno eficiente, no es la única: "No quiere decir que un alcalde electo sea menos eficiente que uno profesional, porque a veces el liderazgo compensa. Y por otro lado, la gestión no depende sólo de la figura del ejecutivo, sino también de quien lo secunda". Un alcalde electo con un buen equipo puede ser igual de eficiente y tener mayor legitimidad al tener el respaldo del voto.
La valoración de la gestión en los gobiernos locales también juega en la Argentina. En las elecciones de 2013, con varios intendentes en campaña para el Congreso Nacional, uno de los atributos que más destacaron en sus campañas fue la capacidad de "resolverle los problemas a la gente". Hoy, ante la elección presidencial, tienen un rol en el armado político. "No recuerdo que se haya visto de manera tan clara tanta disputa por los intendentes para una elección presidencial", observa Diego Reynoso, investigador del Conicet y profesor titular de la Universidad de San Andrés. Si bien la capacidad de acción de los intendentes en el conurbano aumentó en los últimos años gracias a los mayores presupuestos que recibieron, en este caso no es la gestión lo que pesa, sino, como señala Reynoso, "el gran control político que tienen del territorio".
Más allá del tipo de sistema, ya sea el alcalde que funciona como CEO y administra una ciudad como una empresa, con la falta de representatividad que puede implicar, o con el intendente electo y la menor eficiencia que puede tener, la capacidad con la que se gobiernan las ciudades es un factor determinante para la calidad de vida. Más de 90% de la población local vive en zonas urbanas, y casi 50% en los cinco mayores aglomerados. El transporte público y los servicios básicos son cuestiones que los intendentes tienen que resolver. Sean electos o contratados, la capacidad de gestión de los equipos locales va a ser crucial para definir cómo se vive.
Los sheriffs sí se eligen por voto
En lugar de copiar el estilo de gobierno federal, casi la mitad de las ciudades norteamericanas imitaron al sector privado y se organizaron como empresas, con un gerente que recibe instrucciones del Legislativo electo. Los jefes policiales de los condados -los sheriffs-, en cambio, son electos por votación popular en la mayoría de los estados, y en general se renuevan cada cuatro años, al igual que una parte importante de los jueces, aunque su duración varía según el estado.domingo, 1 de noviembre de 2015
El emprendedorismo reconstruye las bases del capitalismo
Reinventando la empresa
Los emprendedores están rediseñando el bloque básico de la construcción del capitalismo
The Economist
Ahora que Uber está musculando en su actividad, los taxistas de Londres se han vuelto aún más ácidos que lo habitual. Mientras tanto, los hoteleros del mundo están lidiando con Airbnb, y los fabricantes de hardware con la computación en nube. Al otro lado de las industrias, los disruptores están reinventando cómo funciona el negocio. Menos evidente, y tan importante, sino que también están reinventando lo que es ser una empresa.
Para muchos gerentes, la vida corporativa continúa involucrando tratar con propietarios en gran parte anónimos, la mayoría de ellos representados por los gestores de fondos que compran y venden acciones que cotizan en bolsa. En las empresas insurgentes, por el contrario, el acoplamiento entre la propiedad y la responsabilidad es escasa (ver artículo). Fundadores, personal y partidarios ejercen un control directo. Todavía es pronto, pero, si esta innovación se extiende, podría transformar el funcionamiento de las empresas.
El atractivo del modelo de los insurgentes es en parte resultado de la creciente insatisfacción con la empresa pública. Es cierto que las mejores empresas públicas son organizaciones notables. Ellos establecen un equilibrio entre los resultados trimestrales (que les mantenga sostenido) y las inversiones a largo plazo (que los mantienen en crecimiento). Producen una corriente de gerentes talentosos y productos innovadores. Ellos pueden movilizar el talento y el capital.
Pero, después de un siglo de dominación absoluta, la empresa pública está mostrando signos de desgaste. Una de las razones es que los directivos tienden a poner sus propios intereses. Se suponía que la revolución de los accionistas-valor de la década de 1980 para resolver este incentivando gerentes a pensar como propietarios, pero fracasó. Cargado con las opciones sobre acciones, los directivos actuaron como sicarios en cambio, masajear el precio de las acciones a fin de aumentar sus ingresos.
El auge de las grandes instituciones financieras (que mantienen alrededor del 70% del valor de los mercados de valores de Estados Unidos) se ha debilitado aún más el vínculo entre las personas que nominalmente propias empresas y las propias empresas. Los gestores de fondos tienen que lidiar con un grupo cada vez mayor de los intermediarios, de los reguladores a sus propios empleados, y cada capa tiene sus propios intereses para servir y rentas para extraer. No hay gestores de fondos de extrañar por lo general no logran controlar empresas en particular.
Por último, un listado público se ha convertido onerosa. Reglamentos se han multiplicado desde que el escándalo de Enron de 2001-02 y la crisis financiera de 2007-08. Aunque los mercados a veces se ven a largo plazo, muchos administradores consideran que sus puestos de trabajo dependen de la producción de buenos resultados a corto plazo, trimestre tras trimestre.
Intereses en conflicto, el cortoplacismo y la regulación de todas las imponen costos. Ese es un problema en un momento en que las empresas públicas están luchando para exprimir ganancias de sus operaciones. En los últimos 30 años las ganancias en el índice S & P 500 de las grandes empresas estadounidenses han crecido un 8% al año. Ahora, por segundo trimestre consecutivo, se espera que caiga, en un 5% (ver artículo). El número de empresas que cotizan en las bolsas de valores de Estados Unidos ha caído a la mitad desde 1996, en parte debido a la consolidación, sino también porque los gerentes talentosos sería más pronto permanecer privado.
No es casualidad que otras organizaciones corporativas están en aumento. Las empresas familiares tienen una nueva oportunidad de vida. Los hombres de negocios están experimentando con "híbridos" que aprovechan los mercados públicos sin dejar de ser cerca llevada a cabo. Inversionistas astutos como Jorge Paulo Lemann, de 3G Capital, se especializan en la compra de empresas públicas y ejecutarlos como las privadas, con la dotación de personal magra y un enfoque en el largo plazo.
La diferencia central radica en la propiedad: mientras que nadie está seguro de quién es dueño de las empresas públicas, nuevas empresas hacen todo lo posible para definir quién es dueño de qué. Temprano en la vida de una empresa, los fundadores y primeros reclutas poseen una participación mayoritaria y que incentivan las personas con participaciones de propiedad o premios relacionados con el rendimiento. Eso siempre ha sido cierto para nuevas empresas, pero hoy en día los derechos y responsabilidades están meticulosamente definido en los contratos elaborados por abogados. Esto alinea los intereses y crea una cultura del esfuerzo y la camaradería. Debido a que son privadas y no públicas, miden cómo están los indicadores de desempeño utilizando (como la cantidad de productos que han producido) en lugar de las normas contables elaboradas.
Las nuevas empresas también aprovechan las nuevas tecnologías, lo que les permite ir a ser globales sin ser grandes en sí mismos. Los emprendimientos utilizan para enfrentar decisiones difíciles acerca de cuándo invertir en activos grandes y abultadas, como los sistemas de propiedad y de la computadora. Hoy en día se pueden expandir muy rápido mediante la compra de los servicios de como y cuando se los necesita. Pueden incorporar en línea para unos pocos cientos de dólares, recaudar dinero de sitios como Kickstarter crowdsourcing, contratando a programadores de Upwork, alquilan el equipo de procesamiento de Amazon, encuentran fabricantes en Alibaba, organizan los sistemas de pago en Square, y establecer de inmediato sobre la conquista del mundo. Vizio fue la marca más vendida de la televisión en Estados Unidos en 2010 con sólo 200 empleados. WhatsApp persuadió a Facebook para comprarlo por $ 19 mil millones a pesar de tener menos de 60 empleados y unos ingresos de $ 20m.
Tres objeciones se ciernen sobre la idea de que esto es una revolución en la fabricación. La primera es que se limita a una esquina de Silicon Valley. Sin embargo, la economía insurgente va la corriente principal. Startups son en todos los negocios de las gafas (Warby Parker) para financiar (Sinfonía). Airbnb puso casi 17 millones de personas durante el verano y Uber impulsa a millones de personas todos los días. WeWork, un equipo estadounidense que ofrece alojamiento para nuevas empresas, cuenta con 8.000 empresas con 30.000 trabajadores en 56 localidades en 17 ciudades.
La segunda es que la empresa pública tendrá la última palabra, porque la mayoría de nuevas empresas quieren finalmente a la lista o venderse a una empresa pública. De hecho, un número cada vez optan por quedarse privada y les resulta cada vez más fácil para recaudar fondos sin tener que recurrir a los mercados públicos. Las empresas de tecnología que enumeran en América ahora lo hacen después de 11 años en comparación con cuatro en 1999. Incluso cuando van pública, emprendedores tecnológicos mantener el control a través de las acciones clase "A".
La tercera objeción es que la propiedad de estas nuevas empresas se corta del resto de la economía. Las empresas públicas dan la gente común una participación en el capitalismo. La escena de inicio está dominado por una camarilla de capitalistas de riesgo con acceso privilegiado. Eso es cierto, pero la gente común puede invertir en startups directamente a través de plataformas como SeedInvest o indirectamente a través de los principales fondos de inversión como T. Rowe Price, que compra en ellos durante su infancia.
Nuevas empresas de hoy no van a tener todo a su manera. Las empresas públicas tienen su lugar, especialmente para las industrias de capital intensivo, como el petróleo y el gas. Muchas startups inevitablemente fallar, incluyendo algunos de los más famosos. Pero su acercamiento a la construcción de un negocio va a sobrevivir ellos y servir como una adición llamativa a la caja de herramientas capitalista. Airbnb y Uber y el resto son más adecuados a las redes virtuales y tecnologías que cambian rápidamente. Ellos son pioneros en un nuevo tipo de empresa que puede hacer un mejor trabajo de convertir los sueños en los negocios.
Los emprendedores están rediseñando el bloque básico de la construcción del capitalismo
The Economist
Ahora que Uber está musculando en su actividad, los taxistas de Londres se han vuelto aún más ácidos que lo habitual. Mientras tanto, los hoteleros del mundo están lidiando con Airbnb, y los fabricantes de hardware con la computación en nube. Al otro lado de las industrias, los disruptores están reinventando cómo funciona el negocio. Menos evidente, y tan importante, sino que también están reinventando lo que es ser una empresa.
Para muchos gerentes, la vida corporativa continúa involucrando tratar con propietarios en gran parte anónimos, la mayoría de ellos representados por los gestores de fondos que compran y venden acciones que cotizan en bolsa. En las empresas insurgentes, por el contrario, el acoplamiento entre la propiedad y la responsabilidad es escasa (ver artículo). Fundadores, personal y partidarios ejercen un control directo. Todavía es pronto, pero, si esta innovación se extiende, podría transformar el funcionamiento de las empresas.
El atractivo del modelo de los insurgentes es en parte resultado de la creciente insatisfacción con la empresa pública. Es cierto que las mejores empresas públicas son organizaciones notables. Ellos establecen un equilibrio entre los resultados trimestrales (que les mantenga sostenido) y las inversiones a largo plazo (que los mantienen en crecimiento). Producen una corriente de gerentes talentosos y productos innovadores. Ellos pueden movilizar el talento y el capital.
Pero, después de un siglo de dominación absoluta, la empresa pública está mostrando signos de desgaste. Una de las razones es que los directivos tienden a poner sus propios intereses. Se suponía que la revolución de los accionistas-valor de la década de 1980 para resolver este incentivando gerentes a pensar como propietarios, pero fracasó. Cargado con las opciones sobre acciones, los directivos actuaron como sicarios en cambio, masajear el precio de las acciones a fin de aumentar sus ingresos.
El auge de las grandes instituciones financieras (que mantienen alrededor del 70% del valor de los mercados de valores de Estados Unidos) se ha debilitado aún más el vínculo entre las personas que nominalmente propias empresas y las propias empresas. Los gestores de fondos tienen que lidiar con un grupo cada vez mayor de los intermediarios, de los reguladores a sus propios empleados, y cada capa tiene sus propios intereses para servir y rentas para extraer. No hay gestores de fondos de extrañar por lo general no logran controlar empresas en particular.
Por último, un listado público se ha convertido onerosa. Reglamentos se han multiplicado desde que el escándalo de Enron de 2001-02 y la crisis financiera de 2007-08. Aunque los mercados a veces se ven a largo plazo, muchos administradores consideran que sus puestos de trabajo dependen de la producción de buenos resultados a corto plazo, trimestre tras trimestre.
Intereses en conflicto, el cortoplacismo y la regulación de todas las imponen costos. Ese es un problema en un momento en que las empresas públicas están luchando para exprimir ganancias de sus operaciones. En los últimos 30 años las ganancias en el índice S & P 500 de las grandes empresas estadounidenses han crecido un 8% al año. Ahora, por segundo trimestre consecutivo, se espera que caiga, en un 5% (ver artículo). El número de empresas que cotizan en las bolsas de valores de Estados Unidos ha caído a la mitad desde 1996, en parte debido a la consolidación, sino también porque los gerentes talentosos sería más pronto permanecer privado.
No es casualidad que otras organizaciones corporativas están en aumento. Las empresas familiares tienen una nueva oportunidad de vida. Los hombres de negocios están experimentando con "híbridos" que aprovechan los mercados públicos sin dejar de ser cerca llevada a cabo. Inversionistas astutos como Jorge Paulo Lemann, de 3G Capital, se especializan en la compra de empresas públicas y ejecutarlos como las privadas, con la dotación de personal magra y un enfoque en el largo plazo.
La nueva colección de animales salvajes
Pero la alternativa más interesante para las empresas públicas es una nueva generación de nuevas empresas de alto potencial que van por los nombres exóticos como unicornios y gacelas. En las mismas ciudades donde Ford, Kraft y Heinz construyeron imperios hace un siglo, miles de jóvenes están creando nuevas empresas en espacios de oficinas temporales, alimentadas por el café y los sueños. Sus empresas son pioneros en una nueva forma de organización.La diferencia central radica en la propiedad: mientras que nadie está seguro de quién es dueño de las empresas públicas, nuevas empresas hacen todo lo posible para definir quién es dueño de qué. Temprano en la vida de una empresa, los fundadores y primeros reclutas poseen una participación mayoritaria y que incentivan las personas con participaciones de propiedad o premios relacionados con el rendimiento. Eso siempre ha sido cierto para nuevas empresas, pero hoy en día los derechos y responsabilidades están meticulosamente definido en los contratos elaborados por abogados. Esto alinea los intereses y crea una cultura del esfuerzo y la camaradería. Debido a que son privadas y no públicas, miden cómo están los indicadores de desempeño utilizando (como la cantidad de productos que han producido) en lugar de las normas contables elaboradas.
Las nuevas empresas también aprovechan las nuevas tecnologías, lo que les permite ir a ser globales sin ser grandes en sí mismos. Los emprendimientos utilizan para enfrentar decisiones difíciles acerca de cuándo invertir en activos grandes y abultadas, como los sistemas de propiedad y de la computadora. Hoy en día se pueden expandir muy rápido mediante la compra de los servicios de como y cuando se los necesita. Pueden incorporar en línea para unos pocos cientos de dólares, recaudar dinero de sitios como Kickstarter crowdsourcing, contratando a programadores de Upwork, alquilan el equipo de procesamiento de Amazon, encuentran fabricantes en Alibaba, organizan los sistemas de pago en Square, y establecer de inmediato sobre la conquista del mundo. Vizio fue la marca más vendida de la televisión en Estados Unidos en 2010 con sólo 200 empleados. WhatsApp persuadió a Facebook para comprarlo por $ 19 mil millones a pesar de tener menos de 60 empleados y unos ingresos de $ 20m.
Tres objeciones se ciernen sobre la idea de que esto es una revolución en la fabricación. La primera es que se limita a una esquina de Silicon Valley. Sin embargo, la economía insurgente va la corriente principal. Startups son en todos los negocios de las gafas (Warby Parker) para financiar (Sinfonía). Airbnb puso casi 17 millones de personas durante el verano y Uber impulsa a millones de personas todos los días. WeWork, un equipo estadounidense que ofrece alojamiento para nuevas empresas, cuenta con 8.000 empresas con 30.000 trabajadores en 56 localidades en 17 ciudades.
La segunda es que la empresa pública tendrá la última palabra, porque la mayoría de nuevas empresas quieren finalmente a la lista o venderse a una empresa pública. De hecho, un número cada vez optan por quedarse privada y les resulta cada vez más fácil para recaudar fondos sin tener que recurrir a los mercados públicos. Las empresas de tecnología que enumeran en América ahora lo hacen después de 11 años en comparación con cuatro en 1999. Incluso cuando van pública, emprendedores tecnológicos mantener el control a través de las acciones clase "A".
La tercera objeción es que la propiedad de estas nuevas empresas se corta del resto de la economía. Las empresas públicas dan la gente común una participación en el capitalismo. La escena de inicio está dominado por una camarilla de capitalistas de riesgo con acceso privilegiado. Eso es cierto, pero la gente común puede invertir en startups directamente a través de plataformas como SeedInvest o indirectamente a través de los principales fondos de inversión como T. Rowe Price, que compra en ellos durante su infancia.
Nuevas empresas de hoy no van a tener todo a su manera. Las empresas públicas tienen su lugar, especialmente para las industrias de capital intensivo, como el petróleo y el gas. Muchas startups inevitablemente fallar, incluyendo algunos de los más famosos. Pero su acercamiento a la construcción de un negocio va a sobrevivir ellos y servir como una adición llamativa a la caja de herramientas capitalista. Airbnb y Uber y el resto son más adecuados a las redes virtuales y tecnologías que cambian rápidamente. Ellos son pioneros en un nuevo tipo de empresa que puede hacer un mejor trabajo de convertir los sueños en los negocios.
sábado, 31 de octubre de 2015
Cazadores de precios porteños
Cazadores de precios: vecinos que viajan por los barrios para hacer las compras
En auto o en colectivo, hacen largos recorridos para conseguir carne en Mataderos, fiambres en Almagro y especias en Liniers
Josefina Marcuzzi
LA NACION
Alejandra espera con paciencia su turno en la carnicería, en la esquina de Lisandro de la Torre y Alberdi, en Mataderos. Tres veces por mes viaja desde Flores para comprar carne, pollo y cerdo; luego lo pone en el freezer y, cuenta, se ahorra cerca de un 30% del total.
Miles de porteños de todos los barrios viajan durante 40 o 50 minutos para hacer las comprar en los sitios donde encuentran calidad y precio, una combinación perfecta que sólo está en algunos barrios. Por ejemplo, la carne del mes se consigue en Mataderos; la mejor opción de legumbres, especias y condimentos está en Liniers. Si se trata de fiambres y embutidos, el lugar recomendado para ir es Corrientes 3876, en el corazón de Almagro, entre otras opciones. También, muchos se suben a un colectivo o a su propio auto en busca de las mejores frutas y verduras en el Mercado Central, en el conurbano bonaerense, que pronto abrirá una sucursal en Colegiales.
Los sábados por la mañana es el día para hacer las compras; muchos invierten algunas horas para movilizarse y conseguir buena carne, por ejemplo, a un precio saludable para el bolsillo. Sobre la avenida Lisandro de la Torre varias carnicerías compiten por captar clientes, y las opciones son realmente tentadoras: los precios son un 30% más económicos que en cualquier carnicería de la ciudad. Ofertas de asado a $ 55 el kilo, vacío a $ 65 el kilo y milanesas a $ 65 el kilo. Y los vecinos hacen cola para llevarse la mercadería.
"Nosotros venimos a comprar desde Palermo porque nos ahorramos, como mínimo $ 30 por kilo de carne. Normalmente venimos dos o tres veces por mes, en auto, y congelamos la comida. Realmente vale la pena hacer el viaje", cuentan Néstor y Damián, padre e hijo, que viven en la zona del Jardín Botánico, en Palermo.
En la esquina de Lisandro de la Torre y Alberdi la carnicería Chalin convoca a colas y colas de gente que espera para llevarse los mejores cortes, como "cuadrada" a $ 75 el kilo. "Ahorrás plata, incluso, comparando con los grandes supermercados: yo soy de la zona y en estas carnicerías podés gastar hasta el 50% menos que en cualquier otro barrio de la ciudad", asegura Alejandra, una vecina que vive hace 30 años en Mataderos.
Otros miles de porteños optan por la zona oeste para encontrar las mejores legumbres, especias y condimentos: en José León Suárez al 100, en Liniers, la comunidad boliviana y peruana ofrece muy buenos precios en estas provisiones básicas para las familias. Aquí, Edith Mejías recorre los locales junto a Andrea Romano; la primera viene de Flores, la segunda es de Liniers. El olor a especias flota en el aire y los locales se intercalan con comercios de zapatos, ropa y juguetes. "Acá conseguís una bolsita de azúcar impalpable a $ 24. Y en cualquier dietética de la Capital la encontrás a $ 36", cuenta la vecina de Flores. En Liniers hay que caminar y saber elegir, pero es posible hallar esencias a $ 15 el kilo, azafrán a $ 16 el kilo y porotos aduki a $ 22 el kilo.
"Recibimos gente de todos lados, sobre todo los sábados; vienen de Palermo, Belgrano, Recoleta, Villa Crespo. Tenemos mucha variedad a precios muy accesibles", explica Sebastián, un empleado, mientras pesa una bolsita de pimienta.
"Yo compro legumbres y especias; los productos son los mejores de Buenos Aires y los precios son muy buenos. Vale la pena el viaje", cuenta Adriana, que vive en Colegiales y se moviliza en tren hasta Liniers, dos veces por mes. Para elegir frutas y verduras, dice, no hay mucha opción más que las verdulerías de barrio. Al menos por ahora.
Los porteños que deciden ahorrar en la compra de hortalizas deben cruzar toda la ciudad para ir al Mercado Central, en Tapiales, o bien comprar a través de la página web que ofrece el servicio de envío a domicilio. Sin embargo, apenas se labren los oficios judiciales necesarios, abrirá una sucursal en Colegiales, en Crámer 475.
Los vecinos porteños pueden conseguir cebolla a $ 20 el kilo, un 25% menos que en cualquier verdulería de la ciudad; el tomate está disponible a $ 22 el kilo e incluso los lácteos cuestan un 30% menos que en los supermercados de barrio.
Para conseguir excelentes precios en fiambres y embutidos, además de calidad, el lugar es una pequeña boutique situada en Corrientes 3876, en Almagro. Allí, vecinos de Boedo, Parque Chacabuco y Caballito llevan pastrón ahumado por $ 28 los 100 gramos, y jamón crudo a las finas hierbas por $ 27 los 100 gramos, entre otros excelentes productos y muy buenos precios.
Para completar el recorrido y tener la mesa familiar lista, quedará darse una vuelta por el tradicional Barrio Chino, en pleno Belgrano. La zona se ha vuelto un polo por excelencia de variedad de pescados, a donde miles de porteños se acercan por la cantidad de opciones y los precios recomendados.
$ 55
el kilo de asado
Es lo que cuesta en las carnicerías de Mataderos. En cambio, en Núñez el mismo corte trepa al doble
$ 16
el kilo de azafrán
Es lo que vale en los locales de especias y legumbres en el barrio de Liniers
En auto o en colectivo, hacen largos recorridos para conseguir carne en Mataderos, fiambres en Almagro y especias en Liniers
Josefina Marcuzzi
LA NACION
Alejandra espera con paciencia su turno en la carnicería, en la esquina de Lisandro de la Torre y Alberdi, en Mataderos. Tres veces por mes viaja desde Flores para comprar carne, pollo y cerdo; luego lo pone en el freezer y, cuenta, se ahorra cerca de un 30% del total.
Miles de porteños de todos los barrios viajan durante 40 o 50 minutos para hacer las comprar en los sitios donde encuentran calidad y precio, una combinación perfecta que sólo está en algunos barrios. Por ejemplo, la carne del mes se consigue en Mataderos; la mejor opción de legumbres, especias y condimentos está en Liniers. Si se trata de fiambres y embutidos, el lugar recomendado para ir es Corrientes 3876, en el corazón de Almagro, entre otras opciones. También, muchos se suben a un colectivo o a su propio auto en busca de las mejores frutas y verduras en el Mercado Central, en el conurbano bonaerense, que pronto abrirá una sucursal en Colegiales.
Los sábados por la mañana es el día para hacer las compras; muchos invierten algunas horas para movilizarse y conseguir buena carne, por ejemplo, a un precio saludable para el bolsillo. Sobre la avenida Lisandro de la Torre varias carnicerías compiten por captar clientes, y las opciones son realmente tentadoras: los precios son un 30% más económicos que en cualquier carnicería de la ciudad. Ofertas de asado a $ 55 el kilo, vacío a $ 65 el kilo y milanesas a $ 65 el kilo. Y los vecinos hacen cola para llevarse la mercadería.
"Nosotros venimos a comprar desde Palermo porque nos ahorramos, como mínimo $ 30 por kilo de carne. Normalmente venimos dos o tres veces por mes, en auto, y congelamos la comida. Realmente vale la pena hacer el viaje", cuentan Néstor y Damián, padre e hijo, que viven en la zona del Jardín Botánico, en Palermo.
En la esquina de Lisandro de la Torre y Alberdi la carnicería Chalin convoca a colas y colas de gente que espera para llevarse los mejores cortes, como "cuadrada" a $ 75 el kilo. "Ahorrás plata, incluso, comparando con los grandes supermercados: yo soy de la zona y en estas carnicerías podés gastar hasta el 50% menos que en cualquier otro barrio de la ciudad", asegura Alejandra, una vecina que vive hace 30 años en Mataderos.
Otros miles de porteños optan por la zona oeste para encontrar las mejores legumbres, especias y condimentos: en José León Suárez al 100, en Liniers, la comunidad boliviana y peruana ofrece muy buenos precios en estas provisiones básicas para las familias. Aquí, Edith Mejías recorre los locales junto a Andrea Romano; la primera viene de Flores, la segunda es de Liniers. El olor a especias flota en el aire y los locales se intercalan con comercios de zapatos, ropa y juguetes. "Acá conseguís una bolsita de azúcar impalpable a $ 24. Y en cualquier dietética de la Capital la encontrás a $ 36", cuenta la vecina de Flores. En Liniers hay que caminar y saber elegir, pero es posible hallar esencias a $ 15 el kilo, azafrán a $ 16 el kilo y porotos aduki a $ 22 el kilo.
"Recibimos gente de todos lados, sobre todo los sábados; vienen de Palermo, Belgrano, Recoleta, Villa Crespo. Tenemos mucha variedad a precios muy accesibles", explica Sebastián, un empleado, mientras pesa una bolsita de pimienta.
"Yo compro legumbres y especias; los productos son los mejores de Buenos Aires y los precios son muy buenos. Vale la pena el viaje", cuenta Adriana, que vive en Colegiales y se moviliza en tren hasta Liniers, dos veces por mes. Para elegir frutas y verduras, dice, no hay mucha opción más que las verdulerías de barrio. Al menos por ahora.
Otras opciones
Los porteños que deciden ahorrar en la compra de hortalizas deben cruzar toda la ciudad para ir al Mercado Central, en Tapiales, o bien comprar a través de la página web que ofrece el servicio de envío a domicilio. Sin embargo, apenas se labren los oficios judiciales necesarios, abrirá una sucursal en Colegiales, en Crámer 475.
Los vecinos porteños pueden conseguir cebolla a $ 20 el kilo, un 25% menos que en cualquier verdulería de la ciudad; el tomate está disponible a $ 22 el kilo e incluso los lácteos cuestan un 30% menos que en los supermercados de barrio.
Para conseguir excelentes precios en fiambres y embutidos, además de calidad, el lugar es una pequeña boutique situada en Corrientes 3876, en Almagro. Allí, vecinos de Boedo, Parque Chacabuco y Caballito llevan pastrón ahumado por $ 28 los 100 gramos, y jamón crudo a las finas hierbas por $ 27 los 100 gramos, entre otros excelentes productos y muy buenos precios.
Para completar el recorrido y tener la mesa familiar lista, quedará darse una vuelta por el tradicional Barrio Chino, en pleno Belgrano. La zona se ha vuelto un polo por excelencia de variedad de pescados, a donde miles de porteños se acercan por la cantidad de opciones y los precios recomendados.
Ofertas tentadoras
$ 55
el kilo de asado
Es lo que cuesta en las carnicerías de Mataderos. En cambio, en Núñez el mismo corte trepa al doble
$ 16
el kilo de azafrán
Es lo que vale en los locales de especias y legumbres en el barrio de Liniers
jueves, 29 de octubre de 2015
Argentina se consumió 2 Plan Marshall para arar en el barro
El kirchnerismo consumió el equivalente a dos Plan Marshall
Por: Nicolás Cachanosky - Infobae
Ese es el resultado de comparar el total de divisas liquidadas por exportación de oleaginosas y cereales durante el kirchnerismo contra el monto en dólares del Plan Marshall en valores actuales. Los resultados que el kirchnerismo tiene para mostrar, sin embargo, dejan mucho que desear cuando se compara su gestión con el de los países que participaron del Plan Marshall.
Cuando termina la Segunda Guerra Mundial los países beligerantes se encontraban en una situación crítica: infraestructura diezmada, economías deprimidas, y sin reservas para comerciar con el resto del mundo. El Secretario de Estado americano George Marshall ideó un plan de asistencia financiera para la reconstrucción económica de los países beligerantes. En términos sencillos, el plan se valía de dos herramientas. Por un lado Estados Unidos daría dólares a países beligerantes, principalmente europeos, para que los mismos puedan reconstruir su infraestructura y economías y al mismo tiempo importar bienes de Estados Unidos. Por otro lado, los países participantes del plan debían desregular sus economías y abrirse al comercio internacional. La motivación no era sólo económica ni para beneficiar a los exportadores americanos; parte del plan consistía en contener el avance de la URSS, que explícitamente rechazó participar de él por considerarlo una política de imperialismo norteamericano. El plan duró cuatro años, de 1948 a 1951.
En términos generales, los fondos del Plan Marshall se distribuyeron per cápita entre los distintos países pero se priorizó a los aliados y a aquellas naciones considerados fundamentales para recuperación económica del resto de la región. El Plan Marshall implicó una ayuda financiera de unos 13 mil millones de dólares (13.000.000.000 USD). Esto equivale a entre 112 y 120 mil millones en valores actuales.
Pasemos a Argentina. Néstor Kirchner asume en mayo del 2003 con una economía saliendo de una crisis, reservas en recuperación pero con una infraestructura que no fue destruida como en el caso de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces hasta fines del 2014 entraron un total de 215 mil millones de dólares por exportación de oleaginosas y cereales. Casi el doble del total que el Plan Marshall distribuyó entre 18 países. Reino Unido fue la región que recibió más fondos del Plan Marshall, alrededor de 30 mil millones en valores actuales. Es decir, el gobierno K recibió en exportaciones agrícolas 7 veces el equivalente al país con mayor participación del Plan Marshall.
El kirchnerismo ha hecho todo, o casi todo, al revés. En lugar de desarrollar infraestructura, el kirchnerismo se la consumió. En lugar de abrirse al comercio, el kirchnerismo cerró la economía. En lugar de acumular reservas, el kirchnerismo las dilapidó pagando las deudas del Tesoro, por financiar el déficit energético, y por una política de dólar barato similar a la tablita de Martínez de Hoz. En lugar de liberar la economía, el kirchnerismo ha regulado e intervenido la economía al punto tal que Argentina rankea como la cuarta economía menos libre del mundo en el último reporte del Economic Freedom of the World del Fraser Institute. Durante el Plan Marshall, la pobreza y miseria heredadas de la guerra desaparecieron. Durante el kirchnerismo, la necesidad de asistencia social ha crecido consistentemente. Con un argumento carente de toda seriedad, el Indec sostiene que no publica estimaciones de pobreza alegando que les resulta “muy difícil.”
¿Cuáles fueron los resultados en términos de producto? El economista e historiador Barry Eichengreem sostiene que en 1951 todos los países que participaron del proyecto tenían un PBI por lo menos un 35% superior a los valores en 1938 (pre-Guerra). Esto equivale a un crecimiento anual promedio de 2.2%. Si comparamos estimaciones privadas del PBI argentino (ARKLEMS) del 2014 contra el pico de 1998 (pre recesión y crisis), entonces el crecimiento promedio anual es de 2.6%, prácticamente igual. Las economías europeas siguieron creciendo luego de 1951. El kirchnerismo deja una economía en estanflación.
El kirchnerismo no heredó una situación económica y social peor a la de los europeos luego de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, dispuso del equivalente a dos Plan Marshall o a siete veces los recursos que el país más beneficiado por este plan tuvo a su disposición. Oportunidad perdida sería más descriptivo que década ganada para referirse al kirchnerismo. Intente imaginar dónde estaría Argentina hoy si se hubiese hecho un uso racional de los recursos que estuvieron disponibles en lugar del populismo extremo que representa la administración K. Argentina no necesita actualizar el modelo K, lo que Argentina necesita un giro de 180 grados.
Por: Nicolás Cachanosky - Infobae
Ese es el resultado de comparar el total de divisas liquidadas por exportación de oleaginosas y cereales durante el kirchnerismo contra el monto en dólares del Plan Marshall en valores actuales. Los resultados que el kirchnerismo tiene para mostrar, sin embargo, dejan mucho que desear cuando se compara su gestión con el de los países que participaron del Plan Marshall.
Cuando termina la Segunda Guerra Mundial los países beligerantes se encontraban en una situación crítica: infraestructura diezmada, economías deprimidas, y sin reservas para comerciar con el resto del mundo. El Secretario de Estado americano George Marshall ideó un plan de asistencia financiera para la reconstrucción económica de los países beligerantes. En términos sencillos, el plan se valía de dos herramientas. Por un lado Estados Unidos daría dólares a países beligerantes, principalmente europeos, para que los mismos puedan reconstruir su infraestructura y economías y al mismo tiempo importar bienes de Estados Unidos. Por otro lado, los países participantes del plan debían desregular sus economías y abrirse al comercio internacional. La motivación no era sólo económica ni para beneficiar a los exportadores americanos; parte del plan consistía en contener el avance de la URSS, que explícitamente rechazó participar de él por considerarlo una política de imperialismo norteamericano. El plan duró cuatro años, de 1948 a 1951.
En términos generales, los fondos del Plan Marshall se distribuyeron per cápita entre los distintos países pero se priorizó a los aliados y a aquellas naciones considerados fundamentales para recuperación económica del resto de la región. El Plan Marshall implicó una ayuda financiera de unos 13 mil millones de dólares (13.000.000.000 USD). Esto equivale a entre 112 y 120 mil millones en valores actuales.
Pasemos a Argentina. Néstor Kirchner asume en mayo del 2003 con una economía saliendo de una crisis, reservas en recuperación pero con una infraestructura que no fue destruida como en el caso de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces hasta fines del 2014 entraron un total de 215 mil millones de dólares por exportación de oleaginosas y cereales. Casi el doble del total que el Plan Marshall distribuyó entre 18 países. Reino Unido fue la región que recibió más fondos del Plan Marshall, alrededor de 30 mil millones en valores actuales. Es decir, el gobierno K recibió en exportaciones agrícolas 7 veces el equivalente al país con mayor participación del Plan Marshall.
El kirchnerismo ha hecho todo, o casi todo, al revés. En lugar de desarrollar infraestructura, el kirchnerismo se la consumió. En lugar de abrirse al comercio, el kirchnerismo cerró la economía. En lugar de acumular reservas, el kirchnerismo las dilapidó pagando las deudas del Tesoro, por financiar el déficit energético, y por una política de dólar barato similar a la tablita de Martínez de Hoz. En lugar de liberar la economía, el kirchnerismo ha regulado e intervenido la economía al punto tal que Argentina rankea como la cuarta economía menos libre del mundo en el último reporte del Economic Freedom of the World del Fraser Institute. Durante el Plan Marshall, la pobreza y miseria heredadas de la guerra desaparecieron. Durante el kirchnerismo, la necesidad de asistencia social ha crecido consistentemente. Con un argumento carente de toda seriedad, el Indec sostiene que no publica estimaciones de pobreza alegando que les resulta “muy difícil.”
¿Cuáles fueron los resultados en términos de producto? El economista e historiador Barry Eichengreem sostiene que en 1951 todos los países que participaron del proyecto tenían un PBI por lo menos un 35% superior a los valores en 1938 (pre-Guerra). Esto equivale a un crecimiento anual promedio de 2.2%. Si comparamos estimaciones privadas del PBI argentino (ARKLEMS) del 2014 contra el pico de 1998 (pre recesión y crisis), entonces el crecimiento promedio anual es de 2.6%, prácticamente igual. Las economías europeas siguieron creciendo luego de 1951. El kirchnerismo deja una economía en estanflación.
El kirchnerismo no heredó una situación económica y social peor a la de los europeos luego de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, dispuso del equivalente a dos Plan Marshall o a siete veces los recursos que el país más beneficiado por este plan tuvo a su disposición. Oportunidad perdida sería más descriptivo que década ganada para referirse al kirchnerismo. Intente imaginar dónde estaría Argentina hoy si se hubiese hecho un uso racional de los recursos que estuvieron disponibles en lugar del populismo extremo que representa la administración K. Argentina no necesita actualizar el modelo K, lo que Argentina necesita un giro de 180 grados.
De UDESA al MIT: Werning y la política económica
Iván Werning: “No me apuraría a subir las tasas en EE.UU.”
Profesor del MIT (Boston) y reconocido académico, este argentino cree que seguirá la era de crédito barato.
En la elite de la academia. Iván Werning, en un café en Núñez: “Nos vendría bien un sistema de flotación del tipo de cambio con metas de inflación”.
Ezequiel Burgo - iECO
Ivan Werning es un economista argentino de renombre en el mundo académico. Pero además es conocido en el ámbito de política monetaria de EE.UU. Su obra sobre el manejo de las tasas de interés en una depresión, y más específicamente en el caso que Keynes llamó ‘trampa de la liquidez’, resultó influyente en el sistema de la Reserva Federal.
The Wall Street Journal afirmó que el titular de la Reserva de Mineápolis, Narayana Kocherlakota, se convenció de mantener las tasas en cero luego de leer un trabajo del argentino. “La idea es, una vez alcanzado el límite de no poder bajar más la tasa, prometer que estará en cero durante un período extenso”, explicó Werning a iEco en una entrevista.
Corren tiempos de incertidumbre en la economía global y los países emergentes se ven afectados. Los commodities son más bajos que unos años atrás, los dólares huyen a los países desarrollados y no hay certeza de si Janet Yellen subirá la tasa de interés antes de fin de año. Werning, en un café cerca de la cancha de River donde se juntó con iEco, reveló un aspecto no tan conocido de cómo funciona la Reserva Federal en momentos de crisis. Algo así como el lado B de la política monetaria de EE.UU. y, por qué no, la contracara de cómo se hace política económica en la Argentina: los funcionarios dialogan y buscan en el ámbito de la academia respuestas prácticas a problemas concretos. “Algunos grupos de investigación económica de las reservas federales de EE.UU. equivalen a un departamento de Economía en una universidad top en EE.UU. Si uno escribe un trabajo sobre política monetaria y es relevante, será leído por los economistas de alguna reserva federal”.
–¿En qué otro tema trabaja usted hoy?
–Básicamente en dos cuestiones. Primero, un diseño óptimo de políticas económicas, muchas monetarias. Hay interés en evitar otra crisis y para ello se elaboran políticas macroprudenciales. Mi trabajo consiste en darle un sustento teórico a las propuestas. Segundo, trabajo en qué impuestos debería pagar el 0,01% de la población. Vivimos en una época donde una determinada persona puede capturar todo el mercado del mundo. Antes un buen escritor en Córdoba podría conquistar ese mercado: hoy puede leerlo todo el planeta.
Werning estudió Economía en la Universidad de San Andrés, institución que le otorgó el premio al Graduado Destacado 2015. Vive y trabaja en Boston: forma parte del cuerpo de docentes del MIT y es miembro de la Academia de Ciencias de EE.UU. Werning vino a Buenos Aires para asistir al homenaje de Udesa.
–¿Le gustaría trabajar en política?
– le preguntó iEco–.
Uno de los rastros que dejará la carrera electoral de este año es la performance política de un grupo de economistas jóvenes con formación académica: Martín Lousteau, Lucas Llach, Marcos Lavagna y Axel Kicillof.
–Me parece muy difícil y desafiante. Me gusta hablar con economistas que poseen esa experiencia y me llevo preguntas. Pero me gusta pensar las respuestas con tiempo y veo que en la función no hay tiempo para pensar en las respuestas. La esperanza de la academia es encontrar una respuesta para que, si en algún momento vuelven a aparecer esas preguntas, demos una respuesta.
En la conversación con iEco, Werning mostró esa misma impronta: pensó bien cada palabra antes de responder. No conforme con ello, al terminar cada frase, soltaba: “¿Esto lo editás, no?”. No consume novelas ni mira fútbol, salvo cuando juega la selección o Messi. Lee papers y los diarios de EE.UU. y de Argentina todos los días. Se mostró muy al tanto de los debates económicos del país y genuinamente interesado por escuchar ‘el otro lado’ de la campana. Unos meses atrás, el ministro de Economía, Axel Kicillof, había dicho que la economía de Harvard o MIT es “neoliberal”. Werning recoge el guante. “La idea de que en la economía compiten bandos ideológicos, derecha y izquierda, es errada. La economía es una herramienta utilizada por personas de ideologías diferentes que sirve para mirar datos de la realidad y que, al mismo tiempo, deja espacio abierto sobre qué hay que hacer”. Reconoce que la economía roza cuestiones ideológicas porque, en definitiva, una política siempre beneficia más a un sector que a otro. “El buen economista descarta pésimas opciones y muestra un buen menú. A la hora de elegir entre las distintas opciones, se imponen los juicios de valor. Pero eso es política. Dicho esto, es erróneo adjudicar un sesgo ideológico a la economía”.
–¿Cuáles son los temas que Argentina debe resolver una vez que dejemos lo urgente?
–Diseñar un mejor sistema impositivo y de seguridad social. Nos debemos un debate serio, con más racionalidad y sin agitar banderas. Pensar qué tipo de redistribución y asistencia queremos en vez de improvisar en momentos de crisis, o dejar que la inflación dicte la escala impositiva. Creo que hay mucho lugar para el consenso, ya que hay muchos objetivos en común.
Uno de los temas en los que parece haber coincidencias entre los economistas de los candidatos es que la economía debe ser capaz de impulsar más la inversión y no tanto el consumo. ¿Qué saben los economistas de ello? “Ninguno puede asegurar cómo se consigue más inversión. Pero sí sabemos que la incertidumbre que crea el sistema tributario, regulatorio y la macro actual no ayudan”.
–Por último, la pregunta del millón: ¿Yellen sube o no las tasas?
–Nadie sabe. Pero ciertamente una hipótesis que se maneja o especula es que entramos en una etapa de tasas bajas debido al menor crecimiento y baja demanda.
–¿Pero es tiempo de subirlas?
–Soy de los que creen que no hay que apurarse a subir las tasas en EEUU. No hay indicios de inflación que preocupen por ahora.
Profesor del MIT (Boston) y reconocido académico, este argentino cree que seguirá la era de crédito barato.
En la elite de la academia. Iván Werning, en un café en Núñez: “Nos vendría bien un sistema de flotación del tipo de cambio con metas de inflación”.
Ezequiel Burgo - iECO
Ivan Werning es un economista argentino de renombre en el mundo académico. Pero además es conocido en el ámbito de política monetaria de EE.UU. Su obra sobre el manejo de las tasas de interés en una depresión, y más específicamente en el caso que Keynes llamó ‘trampa de la liquidez’, resultó influyente en el sistema de la Reserva Federal.
The Wall Street Journal afirmó que el titular de la Reserva de Mineápolis, Narayana Kocherlakota, se convenció de mantener las tasas en cero luego de leer un trabajo del argentino. “La idea es, una vez alcanzado el límite de no poder bajar más la tasa, prometer que estará en cero durante un período extenso”, explicó Werning a iEco en una entrevista.
Corren tiempos de incertidumbre en la economía global y los países emergentes se ven afectados. Los commodities son más bajos que unos años atrás, los dólares huyen a los países desarrollados y no hay certeza de si Janet Yellen subirá la tasa de interés antes de fin de año. Werning, en un café cerca de la cancha de River donde se juntó con iEco, reveló un aspecto no tan conocido de cómo funciona la Reserva Federal en momentos de crisis. Algo así como el lado B de la política monetaria de EE.UU. y, por qué no, la contracara de cómo se hace política económica en la Argentina: los funcionarios dialogan y buscan en el ámbito de la academia respuestas prácticas a problemas concretos. “Algunos grupos de investigación económica de las reservas federales de EE.UU. equivalen a un departamento de Economía en una universidad top en EE.UU. Si uno escribe un trabajo sobre política monetaria y es relevante, será leído por los economistas de alguna reserva federal”.
–¿En qué otro tema trabaja usted hoy?
–Básicamente en dos cuestiones. Primero, un diseño óptimo de políticas económicas, muchas monetarias. Hay interés en evitar otra crisis y para ello se elaboran políticas macroprudenciales. Mi trabajo consiste en darle un sustento teórico a las propuestas. Segundo, trabajo en qué impuestos debería pagar el 0,01% de la población. Vivimos en una época donde una determinada persona puede capturar todo el mercado del mundo. Antes un buen escritor en Córdoba podría conquistar ese mercado: hoy puede leerlo todo el planeta.
Werning estudió Economía en la Universidad de San Andrés, institución que le otorgó el premio al Graduado Destacado 2015. Vive y trabaja en Boston: forma parte del cuerpo de docentes del MIT y es miembro de la Academia de Ciencias de EE.UU. Werning vino a Buenos Aires para asistir al homenaje de Udesa.
–¿Le gustaría trabajar en política?
– le preguntó iEco–.
Uno de los rastros que dejará la carrera electoral de este año es la performance política de un grupo de economistas jóvenes con formación académica: Martín Lousteau, Lucas Llach, Marcos Lavagna y Axel Kicillof.
–Me parece muy difícil y desafiante. Me gusta hablar con economistas que poseen esa experiencia y me llevo preguntas. Pero me gusta pensar las respuestas con tiempo y veo que en la función no hay tiempo para pensar en las respuestas. La esperanza de la academia es encontrar una respuesta para que, si en algún momento vuelven a aparecer esas preguntas, demos una respuesta.
En la conversación con iEco, Werning mostró esa misma impronta: pensó bien cada palabra antes de responder. No conforme con ello, al terminar cada frase, soltaba: “¿Esto lo editás, no?”. No consume novelas ni mira fútbol, salvo cuando juega la selección o Messi. Lee papers y los diarios de EE.UU. y de Argentina todos los días. Se mostró muy al tanto de los debates económicos del país y genuinamente interesado por escuchar ‘el otro lado’ de la campana. Unos meses atrás, el ministro de Economía, Axel Kicillof, había dicho que la economía de Harvard o MIT es “neoliberal”. Werning recoge el guante. “La idea de que en la economía compiten bandos ideológicos, derecha y izquierda, es errada. La economía es una herramienta utilizada por personas de ideologías diferentes que sirve para mirar datos de la realidad y que, al mismo tiempo, deja espacio abierto sobre qué hay que hacer”. Reconoce que la economía roza cuestiones ideológicas porque, en definitiva, una política siempre beneficia más a un sector que a otro. “El buen economista descarta pésimas opciones y muestra un buen menú. A la hora de elegir entre las distintas opciones, se imponen los juicios de valor. Pero eso es política. Dicho esto, es erróneo adjudicar un sesgo ideológico a la economía”.
–¿Cuáles son los temas que Argentina debe resolver una vez que dejemos lo urgente?
–Diseñar un mejor sistema impositivo y de seguridad social. Nos debemos un debate serio, con más racionalidad y sin agitar banderas. Pensar qué tipo de redistribución y asistencia queremos en vez de improvisar en momentos de crisis, o dejar que la inflación dicte la escala impositiva. Creo que hay mucho lugar para el consenso, ya que hay muchos objetivos en común.
Uno de los temas en los que parece haber coincidencias entre los economistas de los candidatos es que la economía debe ser capaz de impulsar más la inversión y no tanto el consumo. ¿Qué saben los economistas de ello? “Ninguno puede asegurar cómo se consigue más inversión. Pero sí sabemos que la incertidumbre que crea el sistema tributario, regulatorio y la macro actual no ayudan”.
–Por último, la pregunta del millón: ¿Yellen sube o no las tasas?
–Nadie sabe. Pero ciertamente una hipótesis que se maneja o especula es que entramos en una etapa de tasas bajas debido al menor crecimiento y baja demanda.
–¿Pero es tiempo de subirlas?
–Soy de los que creen que no hay que apurarse a subir las tasas en EEUU. No hay indicios de inflación que preocupen por ahora.
miércoles, 28 de octubre de 2015
Econ 101: Política fiscal
La política fiscal
La política fiscal es la alteración deliberada de gastos o impuestos gubernamentales para ayudar a alcanzar los objetivos macroeconómicos deseables cambiando el nivel y composición de la demanda agregada (DA).
El impacto de los ingresos cayendo es aumentar el desempleo, pero en lugar de experimentar un colapso total de los ingresos personales, los desempleados y los pobres, reciben beneficios, y gastar más de lo que tendrían sin esos beneficios. Por lo tanto, una desaceleración de la economía es también 'moderado'.
Sin estabilizadores
Con estabilizadores
El gobierno local es muy importante en términos de la administración del gasto. Por ejemplo, el gasto en el NHS y la educación son administrados a nivel local, aunque las autoridades locales.
En 2009, el endeudamiento del gobierno del Reino Unido ascendió a £ 175b, que era el equivalente del 25% del gasto total.
Si se combinan las necesidades de financiamiento tanto del gobierno central y local, el importe de los préstamos se llama el requisito de efectivo neto del sector público (PSNCR). Los déficit fiscales varían con el ciclo económico.
Durante los períodos de crecimiento económico, el impuesto sobre los rendimientos de subida, y el gasto en prestaciones sociales caer, empujando las finanzas públicas hacia un superávit. Durante los períodos de desaceleración económica, los ingresos fiscales caen y prestaciones sociales aumentan, empujando la economía hacia un déficit fiscal.
El gobierno de coalición, que llegó al poder en 2010, abandonó estas reglas fiscales cuando se hizo evidente que poseían poca credibilidad en un momento de aceleración de la deuda pública. En un intento por devolver un poco de orden a las finanzas públicas, el gobierno de coalición puso en marcha la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR).
Sin embargo, la crisis financiera de 2008 - 2010 y la recesión mundial subsiguiente, obligaron a muchos países a romper este pacto, ya que pidieron prestado cantidades sustanciales para ayudar a estimular sus economías nacionales. Tal vez el peor de los casos que surgió fue la de Grecia, cuya anual de déficit superó el 12% del PIB en 2009 (cuatro veces el límite pacto), y cuyo acumulado déficit se prevé llegar a 135% del PIB en 2011 (el doble del límite acordado). La situación de Grecia se hace especialmente peor dado el tamaño de su economía sumergida, estimada en más del 30% del PIB. (Fuentes: The Guardian y The Telegraph).
Economics Online
La política fiscal es la alteración deliberada de gastos o impuestos gubernamentales para ayudar a alcanzar los objetivos macroeconómicos deseables cambiando el nivel y composición de la demanda agregada (DA).
Tipos de política fiscal
Hay dos tipos de política fiscal, discrecional y automática.- La política discrecional se refiere a las políticas que se deciden, e implementados, por cambios en la política de una sola vez.
- La estabilización automática, donde la economía se estabiliza mediante procesos denominados arrastre fiscal y impulso fiscal. Si las tasas de impuestos directos son progresivos, lo que significa que el% de los ingresos, a continuación, un rápido aumento de la renta nacional se desaceleró de forma automática. Arrastre fiscal significa que, como los ingresos aumentan, el impacto del aumento de los ingresos para el mejor se reduce a medida que pagan impuestos proporcionalmente más altos, y el impacto del aumento de los ingresos de los pobres y desempleados se reduce a medida que salen de beneficios, y empezar a pagar impuestos. El efecto es que el aumento de la renta disponible es moderado.
Impulso fiscal
Del mismo modo, una disminución potencialmente rápida y profunda en el ingreso nacional se evitaría por impulso fiscal. Impulso fiscal significa que los ingresos caen en una recesión el impacto de la caída de los ingresos de los más acomodados se suaviza, ya que pagan impuestos proporcionalmente más bajos, y retienen más ingresos después de impuestos.El impacto de los ingresos cayendo es aumentar el desempleo, pero en lugar de experimentar un colapso total de los ingresos personales, los desempleados y los pobres, reciben beneficios, y gastar más de lo que tendrían sin esos beneficios. Por lo tanto, una desaceleración de la economía es también 'moderado'.
Sin estabilizadores
Con estabilizadores
Gasto gubernamental
Central y local de gobierno - el sector público - gasta el dinero para una variedad de razones, incluyendo:- Para el suministro de bienes y servicios que el sector privado podría dejar de hacer, como bienes públicos, incluidos los de defensa, carreteras y puentes; bienes de interés social, como hospitales y escuelas; y pagos de asistencia social y las prestaciones, incluido el desempleo y la prestación de invalidez.
- Para lograr mejoras de la oferta en la macroeconomía, como el gasto en educación y formación para mejorar la productividad del trabajo.
- Para inyectar el gasto extra en la macroeconomía, a fin de lograr incrementos en la demanda agregada y la actividad económica.
- Para reducir los efectos negativos de las externalidades, tales como el establecimiento de límites de contaminación.
- Para subsidiar industrias que pueden necesitar, por una razón u otra ayuda financiera que no estarían disponibles en el sector privado.
- Para ayudar a redistribuir el ingreso y lograr una mayor equidad.
El gobierno local es muy importante en términos de la administración del gasto. Por ejemplo, el gasto en el NHS y la educación son administrados a nivel local, aunque las autoridades locales.
Gasto
Las principales áreas de gasto del gobierno del Reino Unido en 2013, que ascendieron a 673.9bn £, fueron bienestar y las pensiones ("protección" social), la salud, la educación, el orden público y la seguridad, y la defensa.Gasto del gobierno central
Si los ingresos son insuficientes para pagar los gastos, habrá un déficit fiscal. En esta situación, el gobierno debe tomar prestado mediante la venta de bonos a largo plazo o cuentas a corto plazo. Los bonos son títulos a largo plazo que pagan una tasa fija de retorno durante un largo período hasta el vencimiento, tales como 10 años después de su emisión original, y son comprados por las instituciones financieras que buscan un retorno seguro. Gobierno también puede vender Letras del Tesoro, que se emitió en los mercados de dinero para ayudar a recaudar dinero en efectivo a corto plazo. Bills tienen una vida de 90 días solamente, después de lo cual se pagan.En 2009, el endeudamiento del gobierno del Reino Unido ascendió a £ 175b, que era el equivalente del 25% del gasto total.
El endeudamiento del gobierno local
Las autoridades locales también pueden pedir prestado si sus ingresos combinados del Impuesto Consejo y el apoyo del gobierno central es insuficiente para satisfacer el gasto local.Si se combinan las necesidades de financiamiento tanto del gobierno central y local, el importe de los préstamos se llama el requisito de efectivo neto del sector público (PSNCR). Los déficit fiscales varían con el ciclo económico.
Durante los períodos de crecimiento económico, el impuesto sobre los rendimientos de subida, y el gasto en prestaciones sociales caer, empujando las finanzas públicas hacia un superávit. Durante los períodos de desaceleración económica, los ingresos fiscales caen y prestaciones sociales aumentan, empujando la economía hacia un déficit fiscal.
Las reglas fiscales
La primera regla fiscal, la regla de oro para borrowing- establecida en 1997 por Gordon Brown - era que el gobierno debe equilibrar sus cuentas durante un ciclo económico, y sólo a pedir prestado para financiar proyectos de capital, tales como la construcción de carreteras. La segunda regla es la regla de inversión sostenible, que declaró que la proporción de la inversión neta y el PIB no debe superar el 40%. Estas reglas se relajaron en 2008 por el canciller Alistair Darling, para permitir que el gasto previsto adelantar en un intento de inyectar el gasto en la economía enferma Reino Unido.El gobierno de coalición, que llegó al poder en 2010, abandonó estas reglas fiscales cuando se hizo evidente que poseían poca credibilidad en un momento de aceleración de la deuda pública. En un intento por devolver un poco de orden a las finanzas públicas, el gobierno de coalición puso en marcha la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR).
El gasto del sector público
Utilizando el gasto público para estimular la actividad económica ha sido una opción clave para los sucesivos gobiernos desde Keynes. Keynes argumentaba que el gasto público se debe aumentar en épocas de recesión para compensar la caída del gasto privado. Hay dos tipos de gastos:- El gasto corriente, que es el gasto en salarios y materias primas. El gasto corriente es a corto plazo, y tiene que ser renovado cada año.
- El gasto de capital, que está gastando en activos físicos como carreteras, puentes, edificios del hospital y equipo. El gasto de capital es a largo plazo, ya que no tiene que ser renovado cada año - también se le llama el gasto en "capital social".
Evaluación del gasto público
Las ventajas
- El gasto público puede tener un impacto considerable en el nivel de DA, y compensar las deficiencias en otros componentes de la DA, como una caída en el gasto de los hogares en bienes de consumo y las empresas el gasto en bienes de capital.
- Si el gasto es en bienes de capital, entonces la infraestructura se puede mejorar, y esto puede ayudar a mejorar el crecimiento económico.
- El gasto en infraestructura también proporciona un beneficio externo al resto de la economía.
- El gasto público puede ser objetivo de lograr una amplia gama de objetivos económicos, tales como la reducción del desempleo, el logro de una mayor equidad, la construcción de carreteras, la acción contra la pobreza, y la re-construcción de centros de la ciudad.
Las desventajas
- Puede haber un considerable desfase entre los gastos y los beneficios del gasto. Por ejemplo, la decisión de aumentar el gasto en educación se llevará meses para implementar y años y décadas para ver todos los beneficios. De hecho, los beneficios pueden no ser 'vistos' debido a la falta de información.
- Al tratar de promover el crecimiento o reducir el gasto público de desempleo puede ser inflacionario, sobre todo si el gobierno tiene que pedir prestado a los mercados financieros o si el gasto es demasiado rápido, por ejemplo, con un aumento en el gasto corriente en los salarios.
- Hay un potencial "trade off" entre el desempleo y la inflación, primero analizado por AW Phillips. Si el objetivo de un aumento en el gasto público es la creación de puestos de trabajo no es la gran posibilidad de que se creará la inflación, y el crecimiento en puestos de trabajo sólo puede ser temporal mientras la economía se reajusta al nivel anterior del desempleo.
- Una limitación importante para el gasto público en la UE es de miembros del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de un país. Este pacto limita el endeudamiento público a no más del 3% de la renta nacional en un año, y no más de una deuda pública acumulada del 60% del valor de la renta nacional. El objetivo del Pacto de Estabilidad es dejar de países de la zona euro debilitamiento del valor del euro por "impresión de dinero", que ocurre cuando los gobiernos piden prestado a los mercados de dinero. El canciller del Reino Unido ha impuesto una limitación diferente - que el endeudamiento es aceptable si los fondos de capital, en lugar de, el gasto corriente del sector público.
Sin embargo, la crisis financiera de 2008 - 2010 y la recesión mundial subsiguiente, obligaron a muchos países a romper este pacto, ya que pidieron prestado cantidades sustanciales para ayudar a estimular sus economías nacionales. Tal vez el peor de los casos que surgió fue la de Grecia, cuya anual de déficit superó el 12% del PIB en 2009 (cuatro veces el límite pacto), y cuyo acumulado déficit se prevé llegar a 135% del PIB en 2011 (el doble del límite acordado). La situación de Grecia se hace especialmente peor dado el tamaño de su economía sumergida, estimada en más del 30% del PIB. (Fuentes: The Guardian y The Telegraph).
Los ingresos y la política fiscal
El gobierno central y local debe aumentar los ingresos con el fin de cumplir con sus compromisos de gasto. Los ingresos se levantó de una serie de fuentes, entre ellas:Tributación
Los impuestos directos, como el impuesto sobre la renta y el impuesto de sociedades y los impuestos indirectos, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), son las principales fuentes de ingresos para el Tesoro del Reino Unido.Seguro Nacional
Seguro nacional es una contribución obligatoria a partir tanto el empleador y el empleado para proporcionar a los trabajadores un salario mínimo de inserción durante los períodos de desempleo.Cargos
Tanto el gobierno central y local puede cobrar por el uso de los recursos bajo su control, tales como tasas de aparcamiento, cargos de prescripción, y las licencias de televisión.Privatización
La venta de activos estatales, tales como los servicios públicos como el gas, el agua y la electricidad, en el pasado ha proporcionado ingresos "golpe de suerte" para el gobierno británico. La venta de los derechos de propiedad es una fuente similar de ingresos, como la venta de licencias a las emisoras y empresas de telefonía móvil por el derecho a utilizar las "ondas" públicos.Endeudamiento
El préstamo se ha convertido en una fuente cada vez más importante de financiación para muchos gobiernos. Si un gobierno no tiene suficientes ingresos para financiar sus planes de gasto, puede pedir prestado a los bancos comerciales o el público por la venta de valores a corto plazo, denominados proyectos de ley, y los títulos a largo plazo, llamados bonos. Tanto el gobierno central y local puede tener que endeudarse fuertemente de vez en cuando para financiar los compromisos de gasto.Ingresos de gobiernos locales
Las autoridades locales en el Reino Unido tienen el poder de aumentar los ingresos a través de un impuesto local llamado Impuesto Consejo. Sin embargo, impuestos municipales no cubren todo el gasto local y las autoridades locales suelen ser subsidiados por el gobierno central a través de una subvención. Se ha propuesto la Reforma de las finanzas de las autoridades locales, con las siguientes opciones están considerando:- Un impuesto sobre la renta local
- Un impuesto de ventas o cargos locales específicas, tales como la tasa de congestión de Londres
Cambio de las tasas de impuestos
Los impuestos pueden subir o bajar para controlar o expandir el gasto de los hogares, y AD. Impuesto sobre la renta se puede ajustar en un número de maneras, como mediante el cambio:- La asignación libre de impuestos - todos los perceptores de ingresos se les permite ganar una cantidad de ingresos antes de que empiecen a pagar impuestos. Por ejemplo, el mínimo exento del impuesto personal en el Reino Unido para el 2014 fue de 10.000 £. Por lo tanto, para estimular la demanda, esto podría ser aumentada para dar los hogares más ingresos disponibles.
- La tasa de impuesto básico - que en 2014 fue del 20%. Tasa básica significa que la tasa que afecta a la mayoría de los perceptores de ingresos.
- El número de bandas de impuestos - por ejemplo, antes de 2009 había tres bandas de: 0 - £ 2,320 de la renta imponible del ahorro se grava al 10%; 0 £ - 34.800 £ 34.800, tributará al 20% de impuestos, y más de £ se grava al 40%, que es la tasa de impuestos más alta. Mediante la adición de nuevas bandas inferiores o superiores al nivel de consumo y de la distribución del ingreso puede ser alterado. En 2014 se añadió un nuevo tramo impositivo más alto de 45% para las personas que ganan un ingreso gravable más de 150.000 £.
- El rango de los ingresos en cada banda - cada banda podría ser ampliado o se redujo al aumentar o reducir el rango de ingresos en cada banda.
Evaluación de la política fiscal
Las ventajas
- Los impuestos indirectos pueden ser dirigidos muy específicamente a la conducta alterando, como quien contamina, paga impuestos, y los impuestos sobre los bienes de demérito.
- Tributación puede estabilizar la macroeconomía de forma automática, a través de la fricción fiscal y de impulso.
- Cambios discrecionales en los impuestos directos pueden ayudar a regular la demanda agregada.
- Los impuestos y el gasto social también se puede utilizar para ayudar a reducir la brecha de ingresos entre ricos y pobres, reducir la pobreza y ayudar a promover la equidad.
Las desventajas
- Cambio de las tasas de impuestos, subsidios y bandas, es un negocio muy complejo, sobre todo en comparación con la evolución de las tasas de interés. Debido a esto los cambios son relativamente poco frecuentes, con ajustes solamente pequeños están realizando cada año en el presupuesto anual.
- Los hogares pueden aumentar o reducir sus ahorros siguientes cambios en los impuestos, por lo que el efecto sobre el gasto de los hogares de un aumento o disminución de los impuestos pueden ser débiles.
- Puede haber considerables desfases entre el cambio de los impuestos y los cambios en el gasto de los hogares.
- Impuestos más altos pueden tener un efecto disuasorio sobre el trabajo y la empresa, ya que algunas personas alteran su percepción de los costos y beneficios relativos de trabajo, en comparación con el ocio.
Economics Online
martes, 27 de octubre de 2015
Un tendero español es el hombre más rico del Mundo
Amancio Ortega, el hombre que juró que nunca volvería a pasar hambre
Hablamos con David Martínez, autor de la biografía no autorizada, en la que ahonda en la personalidad del artífice del imperio Inditex y su ambición por liderar la moda global.
NOELIA RAMÍREZ - El País
Con 76 años, Amancio Ortega ha amasado una fortuna que supera los 40.000 millones de euros.
Foto: Gtresonline
El 15 de mayo de 1975 Amancio Ortega (León, 1936) inauguraba la primera tienda Zara en A Coruña. Lo hacía a tan sólo 200 metros de la camisería Gala, el comercio en el que trabajó como 'chico de los recados' cuando apenas tenía 14 años. ¿Casualidad o golpe de efecto? La simbología que esconde el nacimiento del imperio Inditex no es una cuestión baladí. Ortega, hijo de un ferroviario vallisoletano afincado en León, dejó los estudios con apenas 12 años y se juró, a lo Scarlett O'Hara, que su familia nunca volvería a pasar hambre. Una promesa nacida de la impotencia que le provocó saber que a su madre ya no le fiaban en el ultramarinos.
Desde que entonó esa máxima, Ortega pasó de chico de los recados, a comercial de la empresa de confección La Maja, donde conoció a su ex mujer, Rosalía Mera, y empezó el germen de Zara. El éxito de las batas acolchadas de guata que la pareja cosía mano a mano por las noches, en sus ratos libres, permitió que junto a sus hermanos, una cuñada y el empresario fundador de Caramelo (José Antonio Caramelo) hiciesen despegar en 1972 a Goa Confecciones (las iniciales de Amancio Ortega Gaona al revés). Cuarenta años después, Ortega ha conseguido amasar una fortuna de 79.600 millones de dólares, unos 71.700 millones de euros, –sin contar un divorcio de coste estratosférico–, tener a más de 100.000 empleados en nómina y haber erigido más de 5.000 tiendas de sus marcas a lo ancho del planeta.
Con antecedentes dignos de un 'biopic' made in Hollywood, diseccionar qué esconde la personalidad del hombre más rico de España –y del mundo, según Forbes– es una aventura a la que pocos tienen acceso. El secretismo hermético que acompaña al ideólogo de Inditex es una constante desde que empezó su carrera. Jamás ha concedido una entrevista y es tan celoso de su intimidad que hasta el día de la boda de su hija Marta intentó por todos los medios no aparecer en la celebérrima foto del coche nupcial.
“Es un hombre de costumbres simples: le gusta la buena mesa, tomarse el café en el bar del pueblo y, a excepción de la hípica o una pequeña pasión por los coches, no tiene ninguna extravagancia especial”, cuenta el periodista David Martínez, que ha pasado el último año y medio investigando sobre “cómo un hombre desconfiado de la fama y de origen humilde consigue levantar una empresa de éxito de la misma nada”. Un trabajo que ha supuesto visitar y acercarse a los conocidos de todos los rincones en los que Ortega vivió (desde su infancia en León a su establecimiento en Galicia), entrevistar a miembros del consejo de Inditex, visitar las instalaciones de Arteixo y hasta tener dos conversaciones “informales” con el mismísimo “Don Ortega”. Un trabajo que se ha materializado en la biografía no autorizada “Zara, visión y estrategia de Amancio Ortega”, editada por Conecta.
Zara Getty
A finales de julio, había 1.671 tiendas de Zara repartidas por el mundo.
Foto: Getty Images
Martínez, al que le habían negado por activa y por pasiva la posibilidad de entrevistar directamente a Ortega, topó con él de casualidad en la zona de diseñadores de Arteixo. A pesar de que cedió el timón de Inditex a Pablo Isla en 2011, Ortega visita con regularidad el “corazón” de Zara en el polígono de Sabón. “Apareció con varios retales en la mano. Me acerqué a él, le dije que era periodista y que estaba escribiendo un libro sobre él y Zara, e inmediatamente me invitó a acompañarle a la cantina para que tomásemos un café”. De esta conversación informal y otro encuentro más, Martínez asegura que Ortega es un hombre “ambicioso y extremadamente observador. Esto no implica que tenga una visión fría, simplemente conoce cómo es empezar desde abajo y lucha por mantener su éxito; hasta se enorgullece de que sus propias marcas compitan entre ellas”. Un observador “obsesivo”, que “llegó a fabricar en serie una chaqueta motera de los 80 que había visto en un peatón mientras iba en su coche de camino al trabajo”.
El periodista defiende que la cabeza pensante de Inditex es un “idealista vanguardista”. “Cuando empezó, era capaz de conducir hasta París para ojear las tendencias de la Alta Costura y después trasladarlas en moda al mejor precio”. Un trabajo del que después se harían cargo los polémicos “ojeadores” que la empresa tiene repartidos por todos los desfiles, festivales de música o espacios dignos de recoger los 'musts' del momento. Una actitud que se ha ganado más de una crítica por sus competidores (hasta Isabel Marant hizo un guiño irónico a Zara en su último desfile), pero más que rentable para sus cifras de negocio. “En Inditex niegan la copia. La empresa asegura que se dedica a recoger las 'tendencias globales', ya sea en las pasarelas o en encuentros sociales”, explica.
La empresa, además, cuenta con un equipo de unos 90 diseñadores que trabajan diariamente en Arteixo. Un crisol cultural con creadores venidos de casi todos los puntos del planeta –hay incluso dos diseñadores de las dos costas estadounidenses para interpretar los diseños que funcionarán en Los Angeles o Nueva York–, y que se complementa con la sobredosis de información que reciben diariamente de las tiendas de todo el planeta. Consejos de clientes, prendas que funcionan (o no) y preferencias de los usuarios. Nada escapa al engranaje de Inditex. “En el fondo, su fuente de información es la propia tienda y el escaparate es su reclamo publicitario”. Tal es la obsesión por el detalle, que en Arteixo hay una planta específica con réplicas de las 40 tiendas más importantes para que nada falle a la hora de vestir sus locales.
Tras conseguir producir más de 900 millones de prendas al año, ¿le queda algún objetivo por cumplir a Amancio Ortega? “Quiere ser el protagonista de la moda global. Su sueño es que las clientas de Dior o Chanel también compren en Zara y que no se sientan avergonzadas por ello”.
Quizá le deje esa labor a su hija menor, Marta, a quien “ha ido educando en la sombra” para que tome el timón de la empresa. Licenciada en Ciencias Empresariales, trabajó como dependienta en una de las tiendas de Londres, después se trasladó a las oficinas del grupo en París y Asia. La última fase de su formación antes de su traslado a Arteixo la desarrolló en Tordera (Barcelona). Actualmente es vicepresidenta de las patrimoniales y trabaja mano a mano con su padre, encaminada, dicen, a tomar las riendas de un imperio de moda global.
(Este artículo se actualizó el 23 de octubre de 2015 con los datos económicos a propósito de la fortuna de Ortega publicados en la revista 'Forbes')
Hablamos con David Martínez, autor de la biografía no autorizada, en la que ahonda en la personalidad del artífice del imperio Inditex y su ambición por liderar la moda global.
NOELIA RAMÍREZ - El País
Con 76 años, Amancio Ortega ha amasado una fortuna que supera los 40.000 millones de euros.
Foto: Gtresonline
El 15 de mayo de 1975 Amancio Ortega (León, 1936) inauguraba la primera tienda Zara en A Coruña. Lo hacía a tan sólo 200 metros de la camisería Gala, el comercio en el que trabajó como 'chico de los recados' cuando apenas tenía 14 años. ¿Casualidad o golpe de efecto? La simbología que esconde el nacimiento del imperio Inditex no es una cuestión baladí. Ortega, hijo de un ferroviario vallisoletano afincado en León, dejó los estudios con apenas 12 años y se juró, a lo Scarlett O'Hara, que su familia nunca volvería a pasar hambre. Una promesa nacida de la impotencia que le provocó saber que a su madre ya no le fiaban en el ultramarinos.
Desde que entonó esa máxima, Ortega pasó de chico de los recados, a comercial de la empresa de confección La Maja, donde conoció a su ex mujer, Rosalía Mera, y empezó el germen de Zara. El éxito de las batas acolchadas de guata que la pareja cosía mano a mano por las noches, en sus ratos libres, permitió que junto a sus hermanos, una cuñada y el empresario fundador de Caramelo (José Antonio Caramelo) hiciesen despegar en 1972 a Goa Confecciones (las iniciales de Amancio Ortega Gaona al revés). Cuarenta años después, Ortega ha conseguido amasar una fortuna de 79.600 millones de dólares, unos 71.700 millones de euros, –sin contar un divorcio de coste estratosférico–, tener a más de 100.000 empleados en nómina y haber erigido más de 5.000 tiendas de sus marcas a lo ancho del planeta.
Con antecedentes dignos de un 'biopic' made in Hollywood, diseccionar qué esconde la personalidad del hombre más rico de España –y del mundo, según Forbes– es una aventura a la que pocos tienen acceso. El secretismo hermético que acompaña al ideólogo de Inditex es una constante desde que empezó su carrera. Jamás ha concedido una entrevista y es tan celoso de su intimidad que hasta el día de la boda de su hija Marta intentó por todos los medios no aparecer en la celebérrima foto del coche nupcial.
“Es un hombre de costumbres simples: le gusta la buena mesa, tomarse el café en el bar del pueblo y, a excepción de la hípica o una pequeña pasión por los coches, no tiene ninguna extravagancia especial”, cuenta el periodista David Martínez, que ha pasado el último año y medio investigando sobre “cómo un hombre desconfiado de la fama y de origen humilde consigue levantar una empresa de éxito de la misma nada”. Un trabajo que ha supuesto visitar y acercarse a los conocidos de todos los rincones en los que Ortega vivió (desde su infancia en León a su establecimiento en Galicia), entrevistar a miembros del consejo de Inditex, visitar las instalaciones de Arteixo y hasta tener dos conversaciones “informales” con el mismísimo “Don Ortega”. Un trabajo que se ha materializado en la biografía no autorizada “Zara, visión y estrategia de Amancio Ortega”, editada por Conecta.
Zara Getty
A finales de julio, había 1.671 tiendas de Zara repartidas por el mundo.
Foto: Getty Images
Martínez, al que le habían negado por activa y por pasiva la posibilidad de entrevistar directamente a Ortega, topó con él de casualidad en la zona de diseñadores de Arteixo. A pesar de que cedió el timón de Inditex a Pablo Isla en 2011, Ortega visita con regularidad el “corazón” de Zara en el polígono de Sabón. “Apareció con varios retales en la mano. Me acerqué a él, le dije que era periodista y que estaba escribiendo un libro sobre él y Zara, e inmediatamente me invitó a acompañarle a la cantina para que tomásemos un café”. De esta conversación informal y otro encuentro más, Martínez asegura que Ortega es un hombre “ambicioso y extremadamente observador. Esto no implica que tenga una visión fría, simplemente conoce cómo es empezar desde abajo y lucha por mantener su éxito; hasta se enorgullece de que sus propias marcas compitan entre ellas”. Un observador “obsesivo”, que “llegó a fabricar en serie una chaqueta motera de los 80 que había visto en un peatón mientras iba en su coche de camino al trabajo”.
El periodista defiende que la cabeza pensante de Inditex es un “idealista vanguardista”. “Cuando empezó, era capaz de conducir hasta París para ojear las tendencias de la Alta Costura y después trasladarlas en moda al mejor precio”. Un trabajo del que después se harían cargo los polémicos “ojeadores” que la empresa tiene repartidos por todos los desfiles, festivales de música o espacios dignos de recoger los 'musts' del momento. Una actitud que se ha ganado más de una crítica por sus competidores (hasta Isabel Marant hizo un guiño irónico a Zara en su último desfile), pero más que rentable para sus cifras de negocio. “En Inditex niegan la copia. La empresa asegura que se dedica a recoger las 'tendencias globales', ya sea en las pasarelas o en encuentros sociales”, explica.
La empresa, además, cuenta con un equipo de unos 90 diseñadores que trabajan diariamente en Arteixo. Un crisol cultural con creadores venidos de casi todos los puntos del planeta –hay incluso dos diseñadores de las dos costas estadounidenses para interpretar los diseños que funcionarán en Los Angeles o Nueva York–, y que se complementa con la sobredosis de información que reciben diariamente de las tiendas de todo el planeta. Consejos de clientes, prendas que funcionan (o no) y preferencias de los usuarios. Nada escapa al engranaje de Inditex. “En el fondo, su fuente de información es la propia tienda y el escaparate es su reclamo publicitario”. Tal es la obsesión por el detalle, que en Arteixo hay una planta específica con réplicas de las 40 tiendas más importantes para que nada falle a la hora de vestir sus locales.
Tras conseguir producir más de 900 millones de prendas al año, ¿le queda algún objetivo por cumplir a Amancio Ortega? “Quiere ser el protagonista de la moda global. Su sueño es que las clientas de Dior o Chanel también compren en Zara y que no se sientan avergonzadas por ello”.
Quizá le deje esa labor a su hija menor, Marta, a quien “ha ido educando en la sombra” para que tome el timón de la empresa. Licenciada en Ciencias Empresariales, trabajó como dependienta en una de las tiendas de Londres, después se trasladó a las oficinas del grupo en París y Asia. La última fase de su formación antes de su traslado a Arteixo la desarrolló en Tordera (Barcelona). Actualmente es vicepresidenta de las patrimoniales y trabaja mano a mano con su padre, encaminada, dicen, a tomar las riendas de un imperio de moda global.
(Este artículo se actualizó el 23 de octubre de 2015 con los datos económicos a propósito de la fortuna de Ortega publicados en la revista 'Forbes')
lunes, 26 de octubre de 2015
Cambios en la educación... ¿nos hace más cultos?
¿Somos más cultos ahora?
La progresiva disminución de asignaturas de humanidades en la educación primaria y secundaria es un ataque frontal al conocimiento. No dejemos de lado el estudio de lo que es substancial para vivir de manera decente, no aburrirse y ser feliz
FRANCESC DE CARRERAS - El País
RAQUEL MARIN
¿Somos hoy más cultos que ayer? Esta pregunta me resulta inquietante. Me refiero a la concepción clásica de cultura, a la idea de cultura que engloba al mundo del pensamiento, a los conocimientos filosóficos, literarios y artísticos. Pues bien, la pregunta me inquieta porque no tengo clara la respuesta.
Hay indicios contradictorios. La universidad pasó, alrededor de los años 70, de ser un centro de aprendizaje de las clases altas y medias, a incluir entre su alumnado a hijos de las clases trabajadoras que nunca hasta entonces habían podido acceder a ella: en principio, por lo menos, la cultura se ha extendido Aunque uno tiene la sensación de que nadie dispone de tiempo para leer libros de literatura o de pensamiento, y ni siquiera tiene afición a leer, si entras en una librería de una cierta calidad compruebas enseguida que la oferta de libros es impresionante, sin comparación mejor que nunca: alguien los compra. El cine, a mi modo de ver, ha empeorado bastante, cada vez las películas se parecen más unas a otras, cortadas todas por el mismo patrón de telefilm televisivo, pero esta es una opinión muy subjetiva que no comparten la mayoría de mis amigos cinéfilos, no me atrevería a hacerla pública, menos a escribirla en El País, denla pues por no leída.
Ciertos indicios son, pues, aparentemente positivos. Pero otros no lo son tanto o, para decirlo claro, son francamente negativos. Una cierta pasión por el fútbol, aunque no la comparta, la puedo entender, así es la condición humana. Pero tantas y tan desaforadas discusiones sobre los detalles más nimios de cualquier partido, la intolerancia que el fútbol fomenta y que suele trasladarse a disputas en otros ámbitos, entre ellos el de la política; los desenfrenados gastos en fichajes y los fabulosos sueldos de los jugadores, sin que nadie se escandalice por ello cuando en otros casos se pone el grito en el cielo por remuneraciones infinitamente menores a ciertos profesionales - o cargos públicos – de mucha mayor responsabilidad y trascendencia social. ¿Cultura futbolística? ¡Por favor! Fanatismo y mercado.
Otro tanto sucede con la gastronomía. ¿Es la gastronomía una forma de cultura? Entendida la palabra cultura en sentido amplio muy probablemente lo es, hoy este término lo abarca casi todo. Pero la sobrestimación de la gastronomía entre ciertas capas intelectuales me parece una manera de sustituir su vacío en ideas y conocimientos, cuando no su coartada moral para una conciencia culpable. A veces pienso que una cierta izquierda entró en decadencia al empezar a pensar que eran compatibles sus posiciones políticas y una desmesurada afición a la gastronomía y al fútbol. Quizás entre la obsesión sartreana por el compromiso - el engagèment, ¿recuerdan? - y la frivolidad de instalarse en la “nada” creyendo que se trataba del “ser”, hubieran podido encontrar sensatas actitudes intermedias que no les indujeran a su cómodo y adormecedor engaño.
Así podría seguir divagando sin llegar a conclusión alguna, sólo apuntando dudas. Pero estas dudas decididamente me abandonan en algunos asuntos concretos sobre los que tengo certezas, quizás equivocadas, pero que me atrevería a defender con argumentos a mi parecer convincentes. Se trata de ciertas cuestiones concretas relacionadas con la enseñanza, la televisión y las llamadas redes sociales. De la televisión me preocupa no ya su calidad general, que por supuesto, sino, especialmente, sus repercusiones que en la cultura política tienen los programas de debate, cada vez más parecidos a un match de boxeo que a una argumentada deliberación. De las redes sociales, admitiendo por supuesto sus inmensas ventajas, me preocupan el anonimato y los tuits, ese mensaje asertivo sin espacio para razonamiento alguno. Pero dejaremos sólo apuntados estos problemas y nos centraremos sólo en un aspecto puntual de la enseñanza.
La progresiva disminución de asignaturas de humanidades –literatura, filosofía, historia, geografía – en la educación primaria y secundaria, pérdida que hoy ya contagia a la universidad, es un ataque frontal a la cultura. En la última reforma de la ley de Educación, la historia de la filosofía pasa a ser optativa y las horas de literatura disminuyen. Sólo con este mero hecho, a los estudiantes – y a la sociedad en general – se les trasmite la idea que estas materias no son importantes porque no sirven para abrirse paso en el mercado de trabajo.
Este giro no es nuevo. Desde los años ochenta ya había desaparecido la vieja asignatura sobre literatura universal, sólo permanecieron literatura española y, en su caso, de la comunidad autónoma con lengua distinta al castellano. En definitiva, la literatura considerada como simple lenguaje, no como hecho cultural substantivo del que el lenguaje es mero trasmisor. Goethe, Voltaire, Dostoyevsky, Tolstoi, Stendhal, Baudelaire, Mann, Kafka, Proust, Faulkner, Camus y tantos otros, son por lo visto prescindibles. Hoy los menores de cincuenta años no saben ni siquiera en qué época situarlos.
Los debates televisivos se parecen más a un match de boxeo que a una argumentada deliberación
Esto sucederá ahora con la filosofía, el núcleo del pensamiento, al pasar a optativa la asignatura sobre su historia. ¿Se puede comprender lo que hoy nos pasa sin estudiar a aquellos que reflexionaron sobre lo que pasaba en su tiempo? ¿Pueden entenderse cabalmente las cuestiones de método en cualquier ciencia, es más, pueden entenderse los fundamentos de la cultura occidental, sin estudiar el decisivo paso que dieron los filósofos presocráticos?
El formidable éxito de la excelente colección de libros sobre los grandes filósofos, dirigida por el profesor Manuel Cruz, que se reparte semanalmente con El País, es reconfortante e indica la sed de conocimiento de unos ciudadanos que, además de ser competentes en su trabajo, quieren saber más, están preocupados por las eternas cuestiones que el hombre se ha ido planteando a lo largo de la historia. ¿Podrán unos estudiantes que no tienen ni idea de estos hitos del pensamiento recurrir a ellos si no sabrán ni siquiera en qué siglo han vivido?
Están bien la informática, el inglés y otras asignaturas instrumentales, pero no dejemos de lado el estudio de aquello que quizás no sirve como medio para ganarse la vida pero que es substancial para vivirla de manera decente, incluso para no aburrirse y ser feliz. Quizás el mercado soluciona mejor que nadie la producción de bienes pero, como dijo Octavio Paz, “no es una respuesta a las necesidades más profundas del hombre. En nuestros espíritus y en nuestros corazones hay un hueco, una sed que no pueden satisfacer las democracias capitalistas ni la técnica”.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
La progresiva disminución de asignaturas de humanidades en la educación primaria y secundaria es un ataque frontal al conocimiento. No dejemos de lado el estudio de lo que es substancial para vivir de manera decente, no aburrirse y ser feliz
FRANCESC DE CARRERAS - El País
RAQUEL MARIN
¿Somos hoy más cultos que ayer? Esta pregunta me resulta inquietante. Me refiero a la concepción clásica de cultura, a la idea de cultura que engloba al mundo del pensamiento, a los conocimientos filosóficos, literarios y artísticos. Pues bien, la pregunta me inquieta porque no tengo clara la respuesta.
Hay indicios contradictorios. La universidad pasó, alrededor de los años 70, de ser un centro de aprendizaje de las clases altas y medias, a incluir entre su alumnado a hijos de las clases trabajadoras que nunca hasta entonces habían podido acceder a ella: en principio, por lo menos, la cultura se ha extendido Aunque uno tiene la sensación de que nadie dispone de tiempo para leer libros de literatura o de pensamiento, y ni siquiera tiene afición a leer, si entras en una librería de una cierta calidad compruebas enseguida que la oferta de libros es impresionante, sin comparación mejor que nunca: alguien los compra. El cine, a mi modo de ver, ha empeorado bastante, cada vez las películas se parecen más unas a otras, cortadas todas por el mismo patrón de telefilm televisivo, pero esta es una opinión muy subjetiva que no comparten la mayoría de mis amigos cinéfilos, no me atrevería a hacerla pública, menos a escribirla en El País, denla pues por no leída.
Ciertos indicios son, pues, aparentemente positivos. Pero otros no lo son tanto o, para decirlo claro, son francamente negativos. Una cierta pasión por el fútbol, aunque no la comparta, la puedo entender, así es la condición humana. Pero tantas y tan desaforadas discusiones sobre los detalles más nimios de cualquier partido, la intolerancia que el fútbol fomenta y que suele trasladarse a disputas en otros ámbitos, entre ellos el de la política; los desenfrenados gastos en fichajes y los fabulosos sueldos de los jugadores, sin que nadie se escandalice por ello cuando en otros casos se pone el grito en el cielo por remuneraciones infinitamente menores a ciertos profesionales - o cargos públicos – de mucha mayor responsabilidad y trascendencia social. ¿Cultura futbolística? ¡Por favor! Fanatismo y mercado.
Otro tanto sucede con la gastronomía. ¿Es la gastronomía una forma de cultura? Entendida la palabra cultura en sentido amplio muy probablemente lo es, hoy este término lo abarca casi todo. Pero la sobrestimación de la gastronomía entre ciertas capas intelectuales me parece una manera de sustituir su vacío en ideas y conocimientos, cuando no su coartada moral para una conciencia culpable. A veces pienso que una cierta izquierda entró en decadencia al empezar a pensar que eran compatibles sus posiciones políticas y una desmesurada afición a la gastronomía y al fútbol. Quizás entre la obsesión sartreana por el compromiso - el engagèment, ¿recuerdan? - y la frivolidad de instalarse en la “nada” creyendo que se trataba del “ser”, hubieran podido encontrar sensatas actitudes intermedias que no les indujeran a su cómodo y adormecedor engaño.
Así podría seguir divagando sin llegar a conclusión alguna, sólo apuntando dudas. Pero estas dudas decididamente me abandonan en algunos asuntos concretos sobre los que tengo certezas, quizás equivocadas, pero que me atrevería a defender con argumentos a mi parecer convincentes. Se trata de ciertas cuestiones concretas relacionadas con la enseñanza, la televisión y las llamadas redes sociales. De la televisión me preocupa no ya su calidad general, que por supuesto, sino, especialmente, sus repercusiones que en la cultura política tienen los programas de debate, cada vez más parecidos a un match de boxeo que a una argumentada deliberación. De las redes sociales, admitiendo por supuesto sus inmensas ventajas, me preocupan el anonimato y los tuits, ese mensaje asertivo sin espacio para razonamiento alguno. Pero dejaremos sólo apuntados estos problemas y nos centraremos sólo en un aspecto puntual de la enseñanza.
La sobrestimación de la gastronomía entre ciertas capas intelectuales expresa un vacío de ideas
La progresiva disminución de asignaturas de humanidades –literatura, filosofía, historia, geografía – en la educación primaria y secundaria, pérdida que hoy ya contagia a la universidad, es un ataque frontal a la cultura. En la última reforma de la ley de Educación, la historia de la filosofía pasa a ser optativa y las horas de literatura disminuyen. Sólo con este mero hecho, a los estudiantes – y a la sociedad en general – se les trasmite la idea que estas materias no son importantes porque no sirven para abrirse paso en el mercado de trabajo.
Este giro no es nuevo. Desde los años ochenta ya había desaparecido la vieja asignatura sobre literatura universal, sólo permanecieron literatura española y, en su caso, de la comunidad autónoma con lengua distinta al castellano. En definitiva, la literatura considerada como simple lenguaje, no como hecho cultural substantivo del que el lenguaje es mero trasmisor. Goethe, Voltaire, Dostoyevsky, Tolstoi, Stendhal, Baudelaire, Mann, Kafka, Proust, Faulkner, Camus y tantos otros, son por lo visto prescindibles. Hoy los menores de cincuenta años no saben ni siquiera en qué época situarlos.
Los debates televisivos se parecen más a un match de boxeo que a una argumentada deliberación
Esto sucederá ahora con la filosofía, el núcleo del pensamiento, al pasar a optativa la asignatura sobre su historia. ¿Se puede comprender lo que hoy nos pasa sin estudiar a aquellos que reflexionaron sobre lo que pasaba en su tiempo? ¿Pueden entenderse cabalmente las cuestiones de método en cualquier ciencia, es más, pueden entenderse los fundamentos de la cultura occidental, sin estudiar el decisivo paso que dieron los filósofos presocráticos?
El formidable éxito de la excelente colección de libros sobre los grandes filósofos, dirigida por el profesor Manuel Cruz, que se reparte semanalmente con El País, es reconfortante e indica la sed de conocimiento de unos ciudadanos que, además de ser competentes en su trabajo, quieren saber más, están preocupados por las eternas cuestiones que el hombre se ha ido planteando a lo largo de la historia. ¿Podrán unos estudiantes que no tienen ni idea de estos hitos del pensamiento recurrir a ellos si no sabrán ni siquiera en qué siglo han vivido?
Están bien la informática, el inglés y otras asignaturas instrumentales, pero no dejemos de lado el estudio de aquello que quizás no sirve como medio para ganarse la vida pero que es substancial para vivirla de manera decente, incluso para no aburrirse y ser feliz. Quizás el mercado soluciona mejor que nadie la producción de bienes pero, como dijo Octavio Paz, “no es una respuesta a las necesidades más profundas del hombre. En nuestros espíritus y en nuestros corazones hay un hueco, una sed que no pueden satisfacer las democracias capitalistas ni la técnica”.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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