miércoles, 5 de junio de 2013

Detrás de bambalinas del mercado laboral argentino

Datos ocultos del mercado laboral: la precariedad asoma tras los índices

Las mejoras poscrisis en la cantidad y la calidad de las ocupaciones se frenaron en 2007; 16% de los activos tienen problemas de inserción, mientras persisten los bajos ingresos y la alta informalidad

Más de 2,7 millones de argentinos, entre desocupados y subocupados, tienen problemas para su inserción en el mundo del trabajo, según estimaciones basadas en datos oficiales. Se trata de 15,9% de la fuerza laboral, un índice muy inferior al de una década atrás, de 38,1%, pero muy similar al 16,6% de hace cinco años. Desde ese entonces, la evolución de los índices del mercado de trabajo, de los que se nutre constantemente el relato oficial, entró en una etapa de estancamiento.
Entre las personas que cuentan con una ocupación, una de cada tres está en la informalidad; la mitad, en tanto, son asalariados en blanco, y de ellos, un tercio depende del Estado, una proporción que fue creciendo, ya que en los últimos años el empleo público avanzó a un ritmo que duplicó y aún más al del sector privado.
 
En materia de ingresos, uno de cada dos trabajadores gana menos de $ 3500 por mes. La contracara de ese cuadro -que hace que tener empleo no garantice no ser pobre- es que el costo laboral medido en dólares sube y afecta la competitividad y las posibilidades de generación de puestos, aun cuando el salario real, que logró crecer durante varios años, tiene para muchos una caída. Un laberinto vicioso al que se entra por la inflación.
Hay regiones del norte del país que muestran en la estadística oficial una muy baja tasa de desocupación, un indicador que a nivel nacional frenó su tendencia decreciente hace seis años y que subió en lo que va del actual. Pero en esos lugares, las "auspiciosas" tasas de desempleo van de la mano de un dato preocupante: la cantidad de puestos medida como porcentaje de la población es muy inferior al promedio nacional. De eso se desprende que la baja desocupación está ligada a la limitada oferta de puestos, y a la menor tasa de actividad en la población, en muchos casos inmersa en la pobreza.
Algunas pinceladas de la situación del mercado laboral en la Argentina dan cuenta de un escenario que mantiene varios signos de precariedad y dispara expectativas poco claras. Mientras que varios economistas señalan las luces de alerta, desde fuentes gubernamentales surgen datos contradictorios.
En la última década hubo mejoras, pero estuvieron concentradas en el período de 2003 a 2006 y fueron impulsadas, entre otros factores, por la fuerte caída del costo laboral tras la devaluación de 2002 -año en que el desempleo superó el 24%- y por la existencia, a la salida de la crisis, de una amplia capacidad ociosa en la estructura productiva, que permitió contrataciones sin necesidad de grandes inversiones.
Desde hace dos años, la presidenta Cristina Kirchner señala que a partir de 2003 se crearon cinco millones de puestos laborales. Pero estimaciones basadas en los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec arrojan una diferencia de 3,8 millones de ocupados desde aquel año. Ése no es el único dato puesto bajo la lupa por los analistas, que observan cuestiones que, a simple vista, la estadística oculta.

EL DESEMPLEO

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio cuenta de un aumento del índice de desempleo, de 7,1 a 7,9% entre los primeros trimestres de 2012 y de este año. En la comparación interanual no hubo una pérdida de empleos, pero los que se crearon no pudieron compensar el mayor número de personas activas. Esto último se da por el propio crecimiento de la población y porque hubo un leve incremento, de 45,5 a 45,8% en la tasa de personas activas (trabajan o buscan trabajo y son el universo sobre el que se calcula la tasa de desocupados).
Según cálculos del economista Claudio Lozano, en la población urbana del país se crearon 120.085 puestos -son en total unos 15,9 millones-, a la vez que se sumaron 275.353 trabajadores a la vida activa. La diferencia entre esas cifras son los 155.268 nuevos desocupados.
A los 1,37 millones de personas sin empleo se suman 1,38 millones de subocupados (trabajan menos de 35 horas semanales), para completar un panorama de 2,75 millones de trabajadores con problemas de inserción.
 
Una primera alerta para la lectura de los datos podría estar en quién los provee. Con los cuestionamientos que acumula el Indec desde su intervención política, en enero de 2007, hay quienes se permiten dudar de los informes más allá del referido a la inflación. Cinthia Pok, que fue desplazada en 2007 de la dirección de la Encuesta de Hogares, dice que una forma de manipulación se da por efecto de la "degradación institucional" del organismo y dice que la EPH entra en las generales de la ley.
A diferencia del índice de inflación, en los del mercado laboral es más difícil evaluar la calidad de los datos sobre la base de la comparación con otras fuentes o de constataciones fácticas. Así lo entienden especialistas como Javier Lindenboim, director del Centro de Estudios de Población, Empleo y Desarrollo (Ceped).
En 2007 se logró el objetivo de una desocupación por debajo de 10%, pero luego el índice no avanzó en una línea descendente y quedó por arriba de las tasas históricas que había tenido la Argentina antes de la década del 90.
Si se compara el último informe del Indec con el del cuarto trimestre de 2012, resulta una destrucción de 314.090 puestos. En sentido contrario, un informe del Ministerio de Trabajo difundido el jueves pasado por la agencia de noticias Télam indica que en el trimestre creció 0,4% el empleo formal privado. Ese mismo relevamiento había mostrado en el último trimestre de 2012 una caída interanual de 1,2 por ciento.

DIFERENCIAS REGIONALES

En el mapa del país, los números del Indec muestran una región central con mayores problemas que el Norte, Cuyo o la Patagonia. Varias ciudades tienen una desocupación que supera los dos dígitos, como Córdoba, Paraná y Ushuaia.
En el Norte, los números hablan de una situación que a simple vista podría definirse como de "pleno empleo". Formosa y Resistencia tienen, según el Indec, índices de desempleo de 1,5 y 1,2%, respectivamente. Pero sus tasas de actividad, de 34,5 y 34,9%, están muy por debajo del promedio general, y es escasa la proporción de personas ocupadas (33,9 y 34,5% de la población total). El promedio nacional es de 42,2%, con su máximo en la ciudad de Buenos Aires (49,1 por ciento).
"La escasa existencia de oportunidades laborales en estas jurisdicciones genera un efecto de desánimo a la hora de buscar empleo", concluye un análisis del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, que conduce Lozano. Lindenboim atribuye el fenómeno a un "escaso dinamismo económico", y recuerda que hace ya muchos años que ocurre.
Las mayores tasas de actividad se registran en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano (53 y 46,1%), donde la situación sufrió un deterioro frente a 2012, que en el caso de la ciudad respondió a una pérdida de empleos agravada por la incorporación de personas al mercado, mientras que en los partidos bonaerenses hubo creación de puestos, pero insuficiente.

COSTO Y PRODUCTIVIDAD

Tras la salida de la convertibilidad, el costo laboral unitario en dólares se derrumbó y eso permitió, en algunos sectores, un proceso de creación de cientos de miles de empleos. Diez años después, corregido por productividad, el costo laboral en dólares de la industria es un 47,9% más elevado que el de 1997, según un estudio de Ieral-Fundación Mediterránea. El índice muestra que, por cada 100 dólares de costo en aquel año, en 2002 llegaron a pagarse sólo 26, en tanto que el índice subió a 91,7 en 2008 y se eleva por estos días a 147,9. El estudio compara el salario industrial formal de la Argentina con el de Brasil, y el resultado es que el índice local supera en 33,6% al del país vecino.
En la suba del costo, claro, se incluye una mejora del salario de los trabajadores, incluso en términos reales (por arriba de la inflación). Sin embargo, cuando eso ocurre sin una correlación en un avance de la productividad (cuánto se produce por ocupado), el efecto es la pérdida de competitividad, considerada un factor clave "en el mediano y largo plazo", según el estudio de Ieral.

EL FACTOR PÚBLICO

El empleo privado posdevaluación en 2002 creció, según los datos recopilados por Ernesto Kritz, director del área de estudios laborales de Poliarquía, un 9,1% en 2003; 6,2% en 2004; 3,1% en 2005; 3,8% en 2006. A partir de aquí, baja notablemente la creación de empleo a un punto o dos máximo hasta llegar a 0,7% el año pasado. El año 2007 fue el de la intervención del Indec y el inicio de los problemas de cifras que se pueden ver incluso dentro de los organismos del Estado.
La desaceleración se compensó, según los especialistas, con la creación de empleo público. En 2012 este sector empleó a más de 3,3 millones de trabajadores. El número avanzó 46% en nueve años, superior a 26% de crecimiento que tuvo el empleo urbano total, según la Fundación de Investigaciones Económicas (FIEL). En este sentido, Juan Luis Bour, economista jefe de ese centro de estudios, explica que este año la proyección del empleo público llegará a 3,44 millones de puestos. "En 2012 creció en 133.000 empleos; en 2011, aumentó en 190.000, y el promedio 2007 a 2012 asciende a 118.000 por año." Kritz dice que "el desequilibrio fiscal marca que este modelo no es sostenible".

INFORMALIDAD Y SALARIOS

La informalidad entre los asalariados está en el centro de la problemática relacionada con el empleo. Según el dato oficial, en 2003 era de 45% y ahora es de 34%; bajó, pero sigue alta y en los últimos años casi no varió. "Es el mismo porcentaje que había a principios de los años 90", señala el especialista de Poliarquía. La fuertes regulaciones del mercado tampoco ayudan a que las empresas piensen en expandirse en tiempos de contracción económica.
El salario real tampoco trae buenas noticias. Es cierto que para quienes están dentro de convenio los aumentos en los últimos años superaron a la inflación en distintos porcentajes, de acuerdo con el sector. Esto activó el consumo, base del llamado "modelo".
 
Pero desde el año pasado y en lo que va del actual hay estancamiento en la creación de puestos. "El costo laboral supera al de 2001 -señala Pablo Guidotti, profesor plenario de la Universidad Di Tella-. Hay caída del salario real y pérdida de competitividad para las empresas; se ven ingresos erosionados por la inflación. El actual déficit fiscal y la emisión monetaria hacen que sea difícil la reactivación si no se cambia lo que se está haciendo a través de una política cambiaria razonable."
Por otro lado, María Laura Cali, directora ejecutiva de SEL Consultores, sobre la base de su Encuesta Continua sobre Gestión Competitiva de RR.HH., señala que el acumulado de ajustes salariales para personal fuera de convenio dentro de la era Kirchner es de 332% (entre 2003 y 2012). "Si tomamos el mismo período y analizamos la inflación real, utilizando como fuentes el Indec hasta 2006 y el IPC de las provincias y el que da el Congreso para 2007 hasta 2012, la inflación llega a 385%, con lo cual se genera una brecha negativa de 53 puntos", dice.
La última encuesta de Poliarquía indica que 50% de los trabajadores teme perder su trabajo. Dos tercios de los encuestados piensa que hay escasez de oportunidades de empleo. Otra encuesta, de la consultora AVC, junto a Capital Humano, da como resultado que 60% de los empleados percibe que el mercado está estancado. Se debilitan dos pilares del modelo K: la creación de empleo privado formal y el consumo.

2001-2013

Costos laborales
Tanto el Ieral como la UTDT coinciden en que los costos en dólares son más altos hoy que en 2001.

martes, 4 de junio de 2013

Venezuela llega obcecadamente al racionamiento

Venezuela instala un sistema de racionamiento ante la crisis

La iniciativa para limitar la compra de 20 productos comenzará a modo de prueba en el estado de Zulia; crearon una aplicación para celulares contra la escasez. La Nación






El gobierno de Nicolás Maduro sigue delineando nuevas estrategias ante la escasez en los supermercados, que ya lo llevó a importar millones de rollos de papel higiénico. Ahora subió la apuesta y comenzará a aplicar, a forma de prueba, un sistema racionamiento para limitar las compras de los ciudadanos en un estado chavista.
Según reveló el diario regional de Zulia Panorama,el sistema incluirá a 20 productos y será controlado a través de una libreta digital, una idea similar a la cartilla de racionamiento que utiliza el régimen comunista en Cuba.
Una de las medidas, que comenzará a aplicarse el lunes próximo, es la prohibición a comprar el mismo producto, el mismo día, aun en supermercados diferentes. Algunos productos, incluso, no podrán comprarse en cantidad hasta con una semana de distancia. Los detalles se definirán esta semana, en reuniones del gobierno estatal con las cadenas de supermercados.
El procedimiento se instalará a modo de prueba en 65 supermercados de los municipios Maracaibo y San Francisco del estado de Zulia, según el secretario general de Gobierno, Blagdimir Labrador.
Entre los rubros que se van a monitorear se encuentran: arroz, aceite, carne, lenteja, harina de maíz, harina de trigo, pasta regulada, pollo, leche en polvo, azúcar, dentífrico, jabón de tocador, lavaplatos, pañales y papel higiénico.

UNA APP PARA LA OCASIÓN

El desabastecimiento que mantiene preocupada a la población venezolana llegó también a los celulares. La aplicación "Abastéceme" ya está disponible de forma gratuita para que los ciudadanos de una misma localidad compartan dónde encontraron los productos faltantes.
"¡Encuentra y comparte la ubicación de los más buscados productos de primera necesidad! Abastéceme es una plataforma social que nos permite a los Venezolanos compartir la ubicación de productos de primera necesidad como aceite, azúcar, harina, leche en polvo y papel higiénico", es la descripción del servicio, que va armando un mapa virtual con los supermercados en cuestión..

Dientes dolarizados

A falta de dólares, los argentinos invierten en su dentadura

La rehabilitación bucal, que está entre lo más pedido, puede costar $ 90.000




Gran parte del dinero de muchos argentinos termina en la boca. No es que haya un boom de consumo de alimentos, sino que, ante la imposibilidad de comprar dólares y la ausencia de alternativas viables para proteger sus ahorros de la inflación, algunos decidieron invertir en mejorar su dentadura con distintos tipos de tratamientos odontológicos.
Ezequiel Icasati, director del Centro Odontológico Icasati, comenta que desde hace un tiempo se observa la tendencia y la conciencia en muchos de los pacientes sobre la importancia de invertir en salud estética y función.
Desde el punto de vista de las finanzas conductuales, esta tendencia se explica por la aversión a la pérdida que tiene la gente en tiempos en los que ve que su moneda pierde valor en el bolsillo. El economista Miguel Ángel Boggiano, fundador de cartafinanciera.com, explica que lo que se busca con estos gastos es no tener que registrar mentalmente una pérdida. "Entonces, uno se ve envuelto en gastos, que incluso puede pagar en cuotas", comenta.
Para Boggiano, esta aversión a la pérdida se ve más clara en el caso del gasto en tratamientos odontológicos que en el de la compra de un auto. "Porque este último hoy puede verse como inversión, mientras que lo primero no", analiza el economista.
El tratamiento en el que más se invierte es el de rehabilitación de la boca, tanto en lo que respecta a su estética como a su función. "En estos casos se utilizan implantes, se eliminan prótesis removibles o puentes y se busca acercarse a la conformación original de una boca saludable", explica Icasati.
El segundo lugar entre los servicios más contratados es la estética, con la que se busca restablecer los parámetros de forma, color y naturalidad de las sonrisas juveniles. "En este caso, se aplican técnicas de restauración dentaria y tratamientos sobre los tejidos blandos, como labios, encías y surcos en la piel alrededor de la boca", detalla Icasati.
¿Cuánto se invierte en estos tratamientos? En algunos casos, el equivalente a un auto. O aún más. Una rehabilitación grande puede costar entre $ 80.000 y $ 90.000. Esta intervención implica rehacer una boca desde cero, por eso su duración aproximada es de unos cinco meses, según precisan los especialistas.
Algo que es muy solicitado actualmente y que a su vez tiene el atractivo de lo novedoso son las carillas de porcelana, que tienen un costo básico de $ 35.000. Un poco más modesto resulta un implante o una corona, que demandan entre $ 5000 y $ 8000. En tanto, para hacerse un blanqueamiento no invasivo de uso ambulatorio, otra de las estrellas del momento, hay que desembolsar un mínimo de $ 2000.
La mayoría de estos tratamientos pueden hacerse con financiamiento, con lo cual, tal como indica Boggiano, el impulso a gastar es aún más fuerte, puesto que la gente no sólo se desprende de pesos que se desvalorizan y que ya no quiere tener encima, sino que pasa a deber pesos a largo plazo. "Normalmente en un tratamiento mayor a tres meses, se diseña un plan de pagos hasta su finalización o incluso por un tiempo mayor", relata Icasati.
Muchos pacientes optan por financiar el pago inicial con tarjeta. La odontóloga Melina Wischñevsky afirma que los tratamientos de blanqueamiento, los implantes y las carillas se pueden pagar con la tarjeta de crédito, hasta en seis cuotas sin interés. "Son para todos los que quieran ser verdaderos protagonistas, aunque no aparezcan en el horario central de TV", opina la especialista.
En otros casos se solicita al paciente un adelanto y el resto se financia hasta en doce cuotas con tarjeta (con intereses), o con cheques.
En tiempos de inflación, el miedo al odontólogo y al torno pasó a ser cosa del pasado..

lunes, 3 de junio de 2013

Inflación: El peso como reserva de valor

El peso como reserva de valor

La credibilidad fue y seguirá siendo condición fundamental para el éxito de la lucha contra la inflación en nuestro país.

Por Oscar V. Biondini (*)
Contador Público Nacional

Deberán mantener las medidas cambiarias hasta que el peso se convierta en una moneda de reserva de valor” dijo Roberto Feletti, ex viceministro de Economía y actual diputado encargado del presupuesto, según reprodujo el diario el 26 de septiembre pasado el diario Infobae.
¿Cuáles son las condiciones para que la gente ahorre en pesos y que el dólar sea una unidad de cuenta para las operaciones de comercio exterior?
Claro está que no deberá darse ninguna de las situaciones que veremos a continuación:


Claro está que Argentina nunca alcanzo los estadíos inflacionarios descriptos más arriba pero ha tenido una inflación endémica durante 67 años con algunos periodos de inflación “civilizada” 1992-2001 3% anual promedio y 2003-2006 7,35% anual promedio, habiéndole quitado a nuestra moneda 13 ceros es decir un peso de hoy es igual a 10 billones de pesos moneda nacional de 1969.- Tal vez la circunstancia de no haber llegado a situaciones extremas hace que sigamos coqueteando con un “poquito” de inflación.
Se deben dar determinadas condiciones para atacar la inflación en forma persistente, y gradualmente ir disminuyendo la tasa inflacionaria, creando confianza en la población que esta vez sí hay decisión política de alcanzar una inflación civilizada, sin aplicar políticas de shock que al igual que las dietas que nos permite bajar 15 kg. en un mes después subimos 20 kg en 15 días, la lucha con la inflación al igual que la disminución de peso, para que sean efectivas deben ser persistentes y sostenibles en el tiempo.
No voy a entrar a describir las distintas medidas de política económica que se utilizaran para lograr el objetivo, pero si voy a decir que la credibilidad es condición fundamental para el éxito de la lucha.
Una vez comenzado el “ataque” a la inflación y en la medida que la población vea que los índices van disminuyendo y que se mantiene la política, la misma dejara de pensar en el dólar y comenzara a tener como reserva de valor al peso, esto ya ocurrió durante el periodo 2003-2006.

(*) Profesor de Matemática Financiera
Universidad Nacional de Río Negro y Universidad Nacional del Sur

Tiempo Industrial


Determimando el precio óptimo usando ecuaciones de demanda, ingreso y costo

Determining the Optimal Selling Price Using Demand, Revenue, and Cost Equations

Even though Joan is an economist, her knowledge of the market for jewelry boxes was based on experience and insight. She understands the market because she has bought and sold jewelry boxes and their raw materials and she has built them from scratch. Joan decided she should put some of her economics training to work and determine the ideal price and quantity to sell that would generate the most profit.
The typical demand curve has the price on the y-axis and the quantity demanded on the x-axis and is downward-sloping. [1] A demand curve can be represented as a linear mathematical formula with quantity as the dependent variable (q = −5p + 400) or with price as the dependent variable (= −5+ 80). A demand curve is a very useful diagram for describing the relationship between the price level and the quantity demanded at each price level. In general, as the price of a product increases, the demand for the good decreases. Similarly, as the price of a product decreases, the demand for the good increases. This section discusses how the demand curve can be used to identify the optimal price and quantity for selling just one version of a product.
Since Joan is a near-monopoly working in a market characterized by monopolistic competition, she can set her variable costs and fixed costs within certain limits related to the features she has established for her Jewelry boxes. Joan used algebra to come up with the optimal selling price for her standard jewelry box. This is the price that generates the greatest profit given the $15 variable costs and the $2,000 fixed costs.
Her first task was to develop a demand equation. The demand equation relates the quantity of the good demanded by consumers to the price of the good. Demand equations are in the form: Price = constant + slope*Quantity. This can be calculated by finding the slope of the curve using any two points (see Figure 3.9 "Two Points Are Used to Derive the Demand Curve"). We will use the points (q1, p1) or (100, $60) and (q2, p2) or (200, $40). The slope is the rise over the run or:
Slope = (60 − 40)/(100 − 200)Slope = 20/−100Slope = −0.2
The constant is calculated by determining where the demand line crosses the y-axis or, in this situation, the price or P-axis. This is accomplished by using the point slope form of the demand equation and any point such as (100, $60). The resulting constant is 80.
p − p1 = slope(q − q1)p − 60 = −0.2(q − 100)p = 60 + 0.2q + 20p = 80 − 0.2q
Figure 3.9 Two Points Are Used to Derive the Demand Curve
In many instances, the demand curve is expressed in terms of p because the price determines the amount demanded. You can just substitute a price into the following formula and find out how many units will be sold.
q = −5p + 400
So if Joan decides to price each box at $50, then she will be able to sell 150 units.
Now that the demand equation has been found (p = −0.2q + 80 or q = −5p + 400), Joan’s next step was to determine the quantity where profits are maximized. This is accomplished by identifying where marginal revenue equals marginal cost. This is completed in two steps. The first step is to substitute the demand curve equation into the total revenue equation in order to get the total revenue calculation in terms of the quantity sold or q.
p = 80 − 0.2qTotal revenue = × qTotal revenue = (80 − 0.2q) × qTotal revenue = 80q − 0.2q2
The above equation can be used to express the total revenue as a function of the quantity produced. We can check this answer by substituting 200 into the total revenue equation. For example, the total revenue when production is 200 units would be 80 × 200 − 0.2 × 2002 or $8,000. This is the same value for total revenue using the × q equation for total revenue ($40 × 200 = $8,000).
The second step is to find the quantity where marginal cost equals marginal revenue. This is accomplished by taking the first derivative of the total revenue equation with respect to q. This is then set to the marginal cost and then solved for q. The marginal cost is actually the variable cost in this example. The marginal cost to produce one additional jewelry box is $15.
Total revenue = 80q − 0.2q2Marginal revenue = dtr/dq = 80 − 0.4qMarginal revenue = Marginal cost80 − 0.4q = 15−0.4q = −65q = 162.5
The 162.5 quantity is rounded up to 163 and then substituted into the p = 80 − 0.2equation.
p = 80 − 0.2(163)p = 47.4
The 47.4 price was rounded down to $47. This is the short-term optimal revenue solution.
Profit = $47 × 163 − $15 × 163 − $2,000Profit = $3,216
Joan decided after her analysis to produce fewer jewelry boxes since she could make more money selling fewer boxes at a higher price. She could have done a similar analysis using spreadsheet software and come up with a similar solution. She would, however, still need the original demand function along with an understanding of her variable and fixed costs to produce the jewelry boxes.

Optimal Solution for Three Versions of Jewelry Box

The demand dashboard can also be used to determine the optimum solution when there are three jewelry boxes. The optimum solution is calculated using a mathematical programming algorithm that is usually referred to as a solver add-on in spreadsheet programs (see Figure 3.10 "Optimal Profit with Three Versions of Jewelry Boxes"). The solver essentially identifies the price for the Athena, the Stryker, and the Natural that would maximize profit with all the other variables such as the variable costs remaining the same.
As you can see from Figure 3.10 "Optimal Profit with Three Versions of Jewelry Boxes", the optimal Athena price would be $76.25 and about 19 units would be sold. The optimal price for the Stryker would be $57.50 and about 94 units would be sold. The Natural would be priced at $33.75 and would sell 119 units. The net profit for all three versions would be $5,672. This is in contrast to the non-optimized solution of $4,500. Joan just picked prices for each version using her intuition and insight into what consumers would be willing to pay.
Figure 3.10 Optimal Profit with Three Versions of Jewelry Boxes
You should note that the optimal solution for only having the Atlas product is $3,281. This is little different than the $3,216 solution obtained using the algebraic solution detailed in the last section because we rounded the price and quantity in the algebraic solution.
The optimal solution provides insight into the demand curve and the product mix, but it is not a magic potion for setting prices and developing versions. There are a number of factors that go into identifying the price and the characteristics for each version. There might be significant setup costs for constructing the Athena or, perhaps, it would be difficult to find artistically talented employees to work on the fake pearl inlays for just a couple of hours. Perhaps Joan does not want to focus on the Natural because she wants to eventually focus on upscale jewelry boxes and she is concerned that her product would not be considered a high-end offering because of the proliferation of inexpensive jewelry boxes. And, of course, it is very difficult to actually know if the demand curve is valid for all levels of prices.

Linear and Nonlinear Demand Curves

The demand curve for a good does not have to be linear or straight. As illustrated in Figure 3.11 "Nonlinear Demand Curve for Joan's Jewelry Boxes", the demand curve could be curvilinear. It appears that the price at which there is no demand is $80 and that there is essentially unlimited demand for jewelry boxes that cost $15. Let us examine how a different and, in particular, a nonlinear curve could influence the amount of revenues generated. UsingFigure 3.11 "Nonlinear Demand Curve for Joan's Jewelry Boxes", if Joan charges $60 for the Athena unit, she would sell 50 units. If she charged $40 for the Stryker model, she would sell 50 units (100 − 50). If she charged $20 for the Natural, she would sell 150 units (250 − 100). If Joan still had the same variable cost structure as before, she would generate the following revenues and profit:
Profit = ($60 − $30) × 50 + ($40 − $15) × 50 + ($20 − $10) × 150 − $2,000 ← {fixed costs}Profit = $1,500 + $1,500 + $1,500 − $2,000Profit = $4,500 − $2,000Profit = $2,500
Figure 3.11 Nonlinear Demand Curve for Joan's Jewelry Boxes
This amount is noticeably less than the $3,216 algebraic solution ($47 × 163 − $15 × 163 − $2,000) for the single version where it was assumed that demand was linear. This example illustrates that a slight miss in identifying the appropriate demand function can have a dramatic impact on profitability. Even though the demand and differentiation dashboards can only deal with linear relationships, we can estimate a linear function using only a portion of the demand curve. It appears that there is a linear relationship within the price range of $20–$80. The price where demand is zero (the Y intercept) and the slope of the demand curve were both estimated using the demand analysis dashboard as illustrated in Figure 3.12 "Demand Curve for Nonlinear Estimation"Figure 3.13 "Joan's Profit Using Estimates of Nonlinear Demand"shows the solution for the nonlinear demand curve using the differentiation dashboard. The key difference for this solution versus the solution that was presented earlier in the chapter is that the demand curve was estimated using points that were not linear with a linear regression algorithm. This leads to several interesting results.
Figure 3.12 Demand Curve for Nonlinear Estimation
Figure 3.13 Joan's Profit Using Estimates of Nonlinear Demand
The profit for one product using the optimal solution for the nonlinear curve is $1,415.69. Using Figure 3.13 "Joan's Profit Using Estimates of Nonlinear Demand", again you can see that when the original variable and fixed costs are entered in the differentiation dashboard, three versions produce a net profit of $2,458. This is in contrast to the $4,500 profit for the three versions using the original linear demand curve.
When the demand is nonlinear, economists use “tricks” to transform a nonlinear demand data into a linear formula. [2] For example, they take the natural log of the price and quantity data and then perform the regression analysis in order to develop an estimate of the function. The trick I used was to estimate the demand function by only using prices between $20 and $80.
If a new product is being introduced, then there may not be any data available for estimating a demand curve. Historical data are often scarce or nonexistent for new products and significantly revised versions of products. Sometimes, the entrepreneur has only two points for estimating demand. The first point is where the price crosses the Y-axis. This is essentially the maximum amount that most consumers would be willing-to-pay for a product. The second point is also a guestimate using a hypothetical question. What demand would result if we were to introduce a product at the prevailing market price using typical product features?
The key takeaway is that it is difficult to model consumer demand when products are new and untested, and even where there is a proliferation of historical data, it is still a difficult task. Another takeaway is that versioning will almost always generate more revenues and also greater profits in the long run. The crucial activity is to constantly experiment and continuously introduce product versions in order to understand the constantly changing nature of consumer behavior. Quantitative tools can provide insight, but they should be used to provide insight and not used as a sole solution for pricing and versioning products.
From an economist point of view, the primary goal of versioning is to capture consumer surplus. As one of my economist colleagues (Bill Hamlen) noted, it is very difficult to develop a reasonable mathematically grand optimal solution for capturing consumer surplus with even two versions. Economists have not attempted to tackle the problem of versioning because of the mathematical complexity. I have taken the liberty of using the same demand curve for all the versions. In reality, there is a separate demand curve for each version. Bill Hamlen suggested that since it is so difficult to find a grand optimal solution, that I should continue the approach used in the book because it still provides an insight into the important issue of capturing consumer surplus from a strategy perspective.
© 2013 by Flat World Knowledge, Inc. Terms of Use

[1] See the following Web site for a good discussion of the Law of Demand:http://www.investopedia.com/terms/l/lawofdemand.asp
[2] Oz Shy (2008).


domingo, 2 de junio de 2013

Exportando desempleo en Malawi

Malawi se dedica a la exportación de los residentes locales

Los habitantes de Malawi
Foto: Mike Hutchings / Reuters

Malawi desea enviar a trabajar a Corea del Sur alrededor de cien mil habitantes. Así, según ha informado la BBC, en el país africano tiene previsto superar la alta tasa de desempleo entre los jóvenes.
Sin embargo, en Corea del Sur, como se ha señalado por Bloomberg, dijo que aún no se han recibido propuestas formales de Malawi. Al mismo tiempo en Corea añadió que funcionarios de África vinieron al país para discutir los problemas relacionados con el desempleo.
La intención de exportar a los jóvenes de edades comprendidas entre 18 y 25 años en Asia, BBC News ha confirmado el ministro de Trabajo y Malawi Makangala Eunice (Eunice Makangala). Hizo hincapié en que cree que este tipo de lucha contra el desempleo forma moderna de esclavitud. Añadió que egipcios, británicos, nigerianos e indios están trabajando en Malawi pero ninguno de ellos puede ser considerado como un esclavo.
Mientras tanto, el posible acuerdo Malawi y Corea del Sur ha provocado las críticas de la oposición en el país africano. Sus representantes han señalado que uno de los problemas de Malawi - la "fuga de cerebros" y los planes del gobierno conducirá al hecho de que este proceso se incrementará. En Corea del Sur, los migrantes potenciales recibirán educación y trabajarán en empleos mal pagados.
La tasa de desempleo en Malawi es difícil de evaluar debido a la falta de datos necesarios. Sin embargo, sabemos que después de graduarse de la escuela secundaria alrededor del 80 por ciento de los jóvenes no pueden encontrar trabajo. La población total en Malawi es de más de 16 millones de habitantes, de los cuales más de 20 por ciento entre las edades de 15 y 24 años. En este país una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo (77 por mil).

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